20/01/2016, 01:21
(Última modificación: 20/01/2016, 09:16 por Inuzuka Nabi.)
El hombre manco de ambos brazos se apareció en su escondite por excelencia, donde sus dos secuaces esperaban su aparición. En cuanto se materializó, la mujer habló, sin saludar ni nada.
Ha aparecido un chakra más, otro inesperado.
Joder, Chi, ¡te dije que descansaras!
¿No esperarias que me quedara aqui descansando sin saber qué pasaba?
Sí, lo espero. ¡Porque soy tu maldito superior!
Mientras la pareja de Uchihas discutian, el tercero en discordia estaba sentado entre ellos, justo en el centro de la habitación, con un sello mantenido y totalmente inmerso en su jutsu. Abrió la boca un segundo para informar a su superior.
Está todo listo.
Pues ponlo en marcha. Es hora, de comenzar el juego.
Al pronunciar esas últimas palabras, sus ojos se abrieron de par en par y en la pequeña habitación se pudieron ver dos ojos rojos en la oscuridad, cuya forma interior giraba lentamente hasta volver a su posición original, se trataba de dos triangulos equilateros juntados por un vertice justo en el centro del ojo carmesí. Mientras, el hombre que seguia sentado en el suelo realizó una sucesión de sellos a una velocidad vertiginosa y apoyó las manos en el suelo.
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Nabi fue saliendo poco a poco de su estado de shock mezclado con asco hacia su propia sangre, todo el mal que habia visto sobre la Tierra llevaba su apellido. ¿Como podia estar orgulloso de lo que era? ¿Qué sentido tenia portar el simbolo de su clan? Si este era un clan lleno de maldad, envidia, deshonra y decadente, sin ningún tipo de principio ni dignidad. Una cosa tenia clara, en cuanto llegara a su hogar, cambiaria su ropa. Era hora de dejar de ser Uchiha, y convertirse en lo que de verdad importa, en un Gennin de Uzushiogakure. Si habia algo que debia ser, eso era sin duda, shinobi de su villa, simbolo de prosperidad y justicia.
Levantó la mirada para encontrarse con un escenario más que peculiar. Sobrepeculiar era la palabra. Habian unas diez personas a su alrededor, algunas cerca, otras lejos, algunas en las que no habia ni reparado todavia o que no veia en ese momento. Todos hablaban y Nabi no tenia ni la menor idea de qué hacian todos ahí, incluso Juro y Kazuma se habian presentado en aquel rincon del mundo. Buscó entre la enorme muchedumbre que se habia juntado en aquel lugar en un momento y encontró al otro Uchiha, tirado en el suelo, como lo habia dejado. Eri le estaba proporcionando algún tipo de tratamiento y una chica de ojos blancos tambien estaba ayudando al herido.
Por suerte, Nabi no era medico. Se deslizó por el desnivel que bajaba hasta donde estaba medio muerto el sospechoso. Se acercó y le agitó un poco la cabeza al dormilon ese.
Eh, ¿quien eres? ¿Tienes algo que ver con esos tipos?
Si este no contestaba esperaria a que Eri acabara de tratarle para zarandearle con mayor violencia hasta que despertara y volveria a repetirle exactamente lo mismo.
Aunque puede que ese momento no llegara a suceder. El suelo empezó a temblar, paso de un tembleque leve a un verdadero terremoto en cuestión de segundos. Tanto Datsue como Eri, Mitsuki y él, se encontraban en la bajada de un pequeño terraplen en el que no habia ninguna ruina que pudiera caerles encima. Pero tanto los que se estaban cubriendo como los que estaban subidos a algo apenas tuvieron un instante para asegurar su posición o salir por patas antes de que las pocas estructuras que quedaban se cayeran encima suyo.
La vibración bajo de intensidad a medida que del suelo, a unos cien metros a la redonda alrededor de Datsue, aparecian unas paredes enormes de piedra que se fueron curvando hasta formar una media esfera perfecta que en la parte más alta de la misma debia tener unos cincuenta metros de altura y dejaba un agujero de poco más de un metro para que no murieran ahogados, supusó Nabi. El rubio miro a sus alrededores, y parecia que sin duda Datsue parecia ser el centro de aquella estructura. El agujero del techo estaba justo encima suyo y todas las paredes parecian estar a la misma distancia de él.
Decidió levantarse y ponerse en guardia por lo que pudiera pasar a continuación, en esa noche donde las sorpresas parecian no tener fin. Donde la esfera seguia flotando apareció una pequeña columna que apenas se alzó un metro, y tenia un solo hueco esferico donde la gema se metió ella solita, emitiendo un sonido de clic, pero sin ningún otro efecto percibible. Nabi miro a sus alrededores, y esta vez se quedó con todas las caras y las bandanas visibles. En ningún momento habia desactivado el sharingan, no se habia encontrado con la calma necesaria para hacerlo.
Habia algo raro en el ambiente.
Ha aparecido un chakra más, otro inesperado.
Joder, Chi, ¡te dije que descansaras!
¿No esperarias que me quedara aqui descansando sin saber qué pasaba?
Sí, lo espero. ¡Porque soy tu maldito superior!
Mientras la pareja de Uchihas discutian, el tercero en discordia estaba sentado entre ellos, justo en el centro de la habitación, con un sello mantenido y totalmente inmerso en su jutsu. Abrió la boca un segundo para informar a su superior.
Está todo listo.
Pues ponlo en marcha. Es hora, de comenzar el juego.
Al pronunciar esas últimas palabras, sus ojos se abrieron de par en par y en la pequeña habitación se pudieron ver dos ojos rojos en la oscuridad, cuya forma interior giraba lentamente hasta volver a su posición original, se trataba de dos triangulos equilateros juntados por un vertice justo en el centro del ojo carmesí. Mientras, el hombre que seguia sentado en el suelo realizó una sucesión de sellos a una velocidad vertiginosa y apoyó las manos en el suelo.
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Nabi fue saliendo poco a poco de su estado de shock mezclado con asco hacia su propia sangre, todo el mal que habia visto sobre la Tierra llevaba su apellido. ¿Como podia estar orgulloso de lo que era? ¿Qué sentido tenia portar el simbolo de su clan? Si este era un clan lleno de maldad, envidia, deshonra y decadente, sin ningún tipo de principio ni dignidad. Una cosa tenia clara, en cuanto llegara a su hogar, cambiaria su ropa. Era hora de dejar de ser Uchiha, y convertirse en lo que de verdad importa, en un Gennin de Uzushiogakure. Si habia algo que debia ser, eso era sin duda, shinobi de su villa, simbolo de prosperidad y justicia.
Levantó la mirada para encontrarse con un escenario más que peculiar. Sobrepeculiar era la palabra. Habian unas diez personas a su alrededor, algunas cerca, otras lejos, algunas en las que no habia ni reparado todavia o que no veia en ese momento. Todos hablaban y Nabi no tenia ni la menor idea de qué hacian todos ahí, incluso Juro y Kazuma se habian presentado en aquel rincon del mundo. Buscó entre la enorme muchedumbre que se habia juntado en aquel lugar en un momento y encontró al otro Uchiha, tirado en el suelo, como lo habia dejado. Eri le estaba proporcionando algún tipo de tratamiento y una chica de ojos blancos tambien estaba ayudando al herido.
Por suerte, Nabi no era medico. Se deslizó por el desnivel que bajaba hasta donde estaba medio muerto el sospechoso. Se acercó y le agitó un poco la cabeza al dormilon ese.
Eh, ¿quien eres? ¿Tienes algo que ver con esos tipos?
Si este no contestaba esperaria a que Eri acabara de tratarle para zarandearle con mayor violencia hasta que despertara y volveria a repetirle exactamente lo mismo.
Aunque puede que ese momento no llegara a suceder. El suelo empezó a temblar, paso de un tembleque leve a un verdadero terremoto en cuestión de segundos. Tanto Datsue como Eri, Mitsuki y él, se encontraban en la bajada de un pequeño terraplen en el que no habia ninguna ruina que pudiera caerles encima. Pero tanto los que se estaban cubriendo como los que estaban subidos a algo apenas tuvieron un instante para asegurar su posición o salir por patas antes de que las pocas estructuras que quedaban se cayeran encima suyo.
La vibración bajo de intensidad a medida que del suelo, a unos cien metros a la redonda alrededor de Datsue, aparecian unas paredes enormes de piedra que se fueron curvando hasta formar una media esfera perfecta que en la parte más alta de la misma debia tener unos cincuenta metros de altura y dejaba un agujero de poco más de un metro para que no murieran ahogados, supusó Nabi. El rubio miro a sus alrededores, y parecia que sin duda Datsue parecia ser el centro de aquella estructura. El agujero del techo estaba justo encima suyo y todas las paredes parecian estar a la misma distancia de él.
Decidió levantarse y ponerse en guardia por lo que pudiera pasar a continuación, en esa noche donde las sorpresas parecian no tener fin. Donde la esfera seguia flotando apareció una pequeña columna que apenas se alzó un metro, y tenia un solo hueco esferico donde la gema se metió ella solita, emitiendo un sonido de clic, pero sin ningún otro efecto percibible. Nabi miro a sus alrededores, y esta vez se quedó con todas las caras y las bandanas visibles. En ningún momento habia desactivado el sharingan, no se habia encontrado con la calma necesaria para hacerlo.
Habia algo raro en el ambiente.
—Nabi—