13/02/2016, 00:02
(Última modificación: 13/02/2016, 22:33 por Eikyuu Juro.)
Si, sin lugar a dudas había un gran festival de bandanas. Estaba encerrado en una cupula, con su tesoro en forma de una preciosa gema, y con un grupo de ladrones listos para robarsela en cuanto se despistase.
-Por lo que veo todos somos ninjas, así pues... ¿Alguien tiene alguna técnica que pueda romper esa cúpula?-
Un chico de su propia aldea se alzó para preguntar en una nueva forma de escapar. En el fondo, Juro sabía que era algo necesario incluso. Sin embargo, la idea de defender su gema era demasiado importante. ¿Y si ese chico trata de robarla mientras le ayudaba? No, no, No. Que fuese otro.
¡Tened cuidado con lo que intentáis para romper la cúpula o nos quedaremos todos aquí enterrados!
Nabi volvió a gritar, consiguiendo durante unos momentos la deficiente atención de Juro. Momentos que durarían poco. Tres columnas entonces surgieron a partir de un leve temblor terrestre. Tres columnas, como en las que se había metido la gema roja misteriosa.
"Esto es tan extraño... Yo solo quiero salir de aquí, con mi gema. Y con su otra parte. Eso estaría bien."
Otros genins se pusieron igual de tensos que él, mientras que el resto no se esperaba lo que pasaría dentro de poco. Igualmente Juro no se dio cuenta de nada. Estaba demasiado absorto en su gema. Pronto, sintió una necesidad aún más imperiosa. Necesitaba tocarla, tenerla. Sentir el calor de su gema.
La sacó desesperadamente del bolsillo y la agarró. Suspiro de alivio en cuanto sintió su duro tacto. Menos mal. Seguía ahí y estaba con él. Mientras, vio de reojo como Nabi cogía a Eri y se alejaba junto a Kazuma, y en dirección a él. Parecía tratar de reunir a sus compañeros. Primero se acercó a Kazuma, mientras Eri entró en contacto en el campo de visión del genin, y le sonrió.
Ahí comenzó la verdadera locura.
Como si la gema protestase por la poca atención de Juro, esta hizo aún más su extraño efecto en él. Juro apretó todo lo fuerte que pudo aquel objeto con su mano izquierda, necesitaba la derecha. Al otro lado, había un brillo.
“No puede ser… La gema. Mi gema, mi gema. Es mía. Es mía. Me pertenece”
Un brillo blanco estaba delante de él… el brillo de la gema que le faltaba. Y justo ahí, había un tío raro, de piel grisácea y de dientes muy afilados. Le recordaba a algo… ¿Un animal? Si, algo así.
¿Qué importaba quién fuese? ¡Iba a por su gema!
Volvió a mirar hacia el lugar donde estaban sus tres compañeros por inercia, volviéndose a encontrar con la mirada de Eri, si es que aún seguía mirándole. Ahí estaban sus compañeros. Si fuese él mismo, desearía ir con ellos y protegerse mutuamente. Sí, eso habría estado bien. Si tan solo no sintiese este horrible deseo. Si tan solo no hubiese tenido aquella necesidad tan fuerte.
Pero la gema era más fuerte que su voluntad. Su mirada se perdió del todo y se olvidó completamente de sus compañeros.
Sintió un gran impulso por correr y librarse de aquel tío. Tenía que llegar antes que él, eso seguro. Metió su mano derecha en el portaobjetos y comenzó a avanzar.
Justo cuando iba a dar un paso, un horrible sonido se haría escuchar. No era otro más que uno de los chicos, uno rubio, que cayó al suelo inconsciente. Todos se habían distraído con él. Era el momento.
“Ahora. Ahora. MUEVETE”
Juro corrió con todas sus fuerzas y sacó algo de su portaobjetos. Con la mano izquierda, llevaba la gema agarrada. Con la derecha, ocultaba bajo la manga una bomba de sonido. Tras unos segundos, la lanzaría contra el suelo – cuando llevase ya mitad de camino probablemente – provocando otro chillido aun más desgarrador que el anterior. Con eso se libraría de su competidor.
Se taparía los oídos en el acto – apretando el dorso de la mano para no taparse el oído con la gema, claro - mientras avanzaba hasta llegar a la otra mitad. Con la confusión, se lanzaría a por ella con su mano derecha, esperando que, o bien no la hubiese cogido, o bien el susto le hubiese hecho soltarla. Si la tenía aun en la mano, trataría de usar la mano libre para arrebatársela aunque acabase en un forcejeo, a pesar de que su fuerza no era muy buena.
Si, la desesperación llegaba hasta ese punto.
-Por lo que veo todos somos ninjas, así pues... ¿Alguien tiene alguna técnica que pueda romper esa cúpula?-
Un chico de su propia aldea se alzó para preguntar en una nueva forma de escapar. En el fondo, Juro sabía que era algo necesario incluso. Sin embargo, la idea de defender su gema era demasiado importante. ¿Y si ese chico trata de robarla mientras le ayudaba? No, no, No. Que fuese otro.
¡Tened cuidado con lo que intentáis para romper la cúpula o nos quedaremos todos aquí enterrados!
Nabi volvió a gritar, consiguiendo durante unos momentos la deficiente atención de Juro. Momentos que durarían poco. Tres columnas entonces surgieron a partir de un leve temblor terrestre. Tres columnas, como en las que se había metido la gema roja misteriosa.
"Esto es tan extraño... Yo solo quiero salir de aquí, con mi gema. Y con su otra parte. Eso estaría bien."
Otros genins se pusieron igual de tensos que él, mientras que el resto no se esperaba lo que pasaría dentro de poco. Igualmente Juro no se dio cuenta de nada. Estaba demasiado absorto en su gema. Pronto, sintió una necesidad aún más imperiosa. Necesitaba tocarla, tenerla. Sentir el calor de su gema.
La sacó desesperadamente del bolsillo y la agarró. Suspiro de alivio en cuanto sintió su duro tacto. Menos mal. Seguía ahí y estaba con él. Mientras, vio de reojo como Nabi cogía a Eri y se alejaba junto a Kazuma, y en dirección a él. Parecía tratar de reunir a sus compañeros. Primero se acercó a Kazuma, mientras Eri entró en contacto en el campo de visión del genin, y le sonrió.
Ahí comenzó la verdadera locura.
Como si la gema protestase por la poca atención de Juro, esta hizo aún más su extraño efecto en él. Juro apretó todo lo fuerte que pudo aquel objeto con su mano izquierda, necesitaba la derecha. Al otro lado, había un brillo.
“No puede ser… La gema. Mi gema, mi gema. Es mía. Es mía. Me pertenece”
Un brillo blanco estaba delante de él… el brillo de la gema que le faltaba. Y justo ahí, había un tío raro, de piel grisácea y de dientes muy afilados. Le recordaba a algo… ¿Un animal? Si, algo así.
¿Qué importaba quién fuese? ¡Iba a por su gema!
Volvió a mirar hacia el lugar donde estaban sus tres compañeros por inercia, volviéndose a encontrar con la mirada de Eri, si es que aún seguía mirándole. Ahí estaban sus compañeros. Si fuese él mismo, desearía ir con ellos y protegerse mutuamente. Sí, eso habría estado bien. Si tan solo no sintiese este horrible deseo. Si tan solo no hubiese tenido aquella necesidad tan fuerte.
Pero la gema era más fuerte que su voluntad. Su mirada se perdió del todo y se olvidó completamente de sus compañeros.
Sintió un gran impulso por correr y librarse de aquel tío. Tenía que llegar antes que él, eso seguro. Metió su mano derecha en el portaobjetos y comenzó a avanzar.
Justo cuando iba a dar un paso, un horrible sonido se haría escuchar. No era otro más que uno de los chicos, uno rubio, que cayó al suelo inconsciente. Todos se habían distraído con él. Era el momento.
“Ahora. Ahora. MUEVETE”
Juro corrió con todas sus fuerzas y sacó algo de su portaobjetos. Con la mano izquierda, llevaba la gema agarrada. Con la derecha, ocultaba bajo la manga una bomba de sonido. Tras unos segundos, la lanzaría contra el suelo – cuando llevase ya mitad de camino probablemente – provocando otro chillido aun más desgarrador que el anterior. Con eso se libraría de su competidor.
Se taparía los oídos en el acto – apretando el dorso de la mano para no taparse el oído con la gema, claro - mientras avanzaba hasta llegar a la otra mitad. Con la confusión, se lanzaría a por ella con su mano derecha, esperando que, o bien no la hubiese cogido, o bien el susto le hubiese hecho soltarla. Si la tenía aun en la mano, trataría de usar la mano libre para arrebatársela aunque acabase en un forcejeo, a pesar de que su fuerza no era muy buena.
Si, la desesperación llegaba hasta ese punto.