5/10/2022, 18:21
Una pequeña esfera de energía negra y roja destelleante se había comenzado a formar en la palma de la mano de Kurama. Mas hubo interrupciones. Quién podría haberlo previsto. ¿Pero qué iban a hacer? Con su Kage tan lejos de allí.
«Pero ese hijo de puta puede haber preparado algo. Mejor tendré cautela. Al fin y al cabo, parece que hay más de una persona vigilándome. Lo sé. Lo siento. Gran regalo me diste, Padre...»
El Kyūbi cerró el puño y la esfera desapareció, demasiado prontía para poder volarle la cabeza a aquél pobre insolente. Se quitó la capucha y le sonrió, los ojos dos luceros rojos con sendas líneas verticales, la mueca de crueldad imponente, la postura elegante y confiada, y una voz que podría hacer temblar hasta al más valiente de los hombres:
—¿...o qué?
(Carisma 140)
2 AO
«Pero ese hijo de puta puede haber preparado algo. Mejor tendré cautela. Al fin y al cabo, parece que hay más de una persona vigilándome. Lo sé. Lo siento. Gran regalo me diste, Padre...»
El Kyūbi cerró el puño y la esfera desapareció, demasiado prontía para poder volarle la cabeza a aquél pobre insolente. Se quitó la capucha y le sonrió, los ojos dos luceros rojos con sendas líneas verticales, la mueca de crueldad imponente, la postura elegante y confiada, y una voz que podría hacer temblar hasta al más valiente de los hombres:
—¿...o qué?
(Carisma 140)
2 AO
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