11/10/2022, 00:35
Tras un largo y tendido rato de reposo, de un día que parecía ser uno cualquiera, el chico notó que algo no cuadraba del todo en el habitual ambiente. Una silueta de lo más imponente sobre el remolino —Aparte de Datsue.— , salió del edificio del Uzukage tomando una dirección bastante obvia: Las puertas de la Villa. El chico arqueó una ceja, no pudiendo pasar por alto algo tan singular. Poco más tarde, un chico de cabellera marrón chocolate saltaba de azotea en azotea, junto a un perro.
—Ésto no me huele que sea casualidad... —Se dijo a sí mismo.
Se levantó del banquillo, y metió sendas manos en los bolsillos del pantalón. Curioso, pero cauteloso, tomó también rumbo hacia las puertas de Uzushiogakure. No se metió tanta prisa como los otros a los que había visto, más bien buscaba recabar información, saber qué sucedía. Podía ser simplemente algún altercado con la guardia de la puerta, a lo mejor debía darle una reprimenda a algún guardia que se hubiese quedado dormido o algo similar. Habían muchas opciones, y si fuese realmente una situación de emergencia lo habrían avisado por altavoces o algo, ¿no?.
Quizás solo buscaba satisfacer su curiosidad, pues no esperaba encontrarse con gran cosa.
Quizás era un gran error pensar que todo podía ser de color de rosas.
Para cuando llegó, el chico de cabellos chocolate con su perro, y un par de guardias parecían estar mirando algo más allá de la puerta. Parecía que algún visitante les estaba dando el día. Quizás alguien se había perdido, o simplemente un borrachuzo les estaba alegrando el día... ¿Qué podía ser?. El chico intentó asomarse un poco, intentando averiguar porqué había tanto revuelo en la entrada.
—Ésto no me huele que sea casualidad... —Se dijo a sí mismo.
Se levantó del banquillo, y metió sendas manos en los bolsillos del pantalón. Curioso, pero cauteloso, tomó también rumbo hacia las puertas de Uzushiogakure. No se metió tanta prisa como los otros a los que había visto, más bien buscaba recabar información, saber qué sucedía. Podía ser simplemente algún altercado con la guardia de la puerta, a lo mejor debía darle una reprimenda a algún guardia que se hubiese quedado dormido o algo similar. Habían muchas opciones, y si fuese realmente una situación de emergencia lo habrían avisado por altavoces o algo, ¿no?.
Quizás solo buscaba satisfacer su curiosidad, pues no esperaba encontrarse con gran cosa.
Quizás era un gran error pensar que todo podía ser de color de rosas.
Para cuando llegó, el chico de cabellos chocolate con su perro, y un par de guardias parecían estar mirando algo más allá de la puerta. Parecía que algún visitante les estaba dando el día. Quizás alguien se había perdido, o simplemente un borrachuzo les estaba alegrando el día... ¿Qué podía ser?. El chico intentó asomarse un poco, intentando averiguar porqué había tanto revuelo en la entrada.