28/02/2016, 22:57
Era un espectáculo digno de ver, vaya que sí. La kunoichi de Uzushiogakure, después de romper el suelo en numerosas franjas y roturas por todos lados, se había acuclillado en el suelo mientras se tapaba los oídos, así no lograba escuchar los gritos y la palabrería de todos los shinobi allí presentes.
''Una kunoichi se balanceaba sobre la tela de una araña... Como veía que no se caía, fueron a llamar a otra kunoichi...''
Las voces, amortiguadas por sus pequeñas manos, alcanzaban sus oídos como suaves silbidos, y de entre esos silbidos, Nabi... Yota... Habían intentado decirle algo, además de otra voz, pero... ¿De verdad le hablaban a ella?
- ¡No vuelvas a hacer eso!
—¡Al contrario! ¡Vuelve a hacerlo!
Levantó los ojos llorosos aún con las manos en ambos oídos, y poco a poco se fue incorporando. ¿Lo volvía hacer? ¿No lo volvía a hacer? Pero estaban diciendo que volviese a utilizar su tan conocida técnica... ¿Para qué? ¿Romper la cúpula? ¿Morir todos sepultados y que eso sea una masacre, una fosa común de ninjas de todas las edades? No, ella tenía que curar, tenía que protegerlos, ese era su deber.
—¡Venid todos aqui! ¡Es el sitio más seguro! —gritó Nabi.
¡Nabi! ¡Si él decía que tenía que ir allí donde estaba, ella iría! Además, Yota había dicho que no lo volviese a hacer, y ella tenía que hacerles caso, ¡que para algo todos eran de Uzushiogakure! Por ello comenzó a correr apartando del todo sus extremidades superiores de sus orejas y comenzó a correr por entre las grietas que ella misma había creado, saltando y dejando atrás su anterior posición.
Entonces cayó en cuenta de que la habitación inferior, o la zona que se encontraba a sus pies emitía una luz cegadora para sus ojos, ¿quién había estado jugando a ser dragón abajo? ¡Ya había advertido sobre los katones descontrolados! Negó varias veces en su posición, a tres cuartos del camino que estaba recorriendo cuando, sin querer, tropezó y cayó al suelo de boca.
-Mierda... - Su pie derecho quedó atrancado con una grieta que se había abierto pero que no emitía tanta luz como las demás, obviamente con algo así era fácil tropezar, pero ella no contaba con hacerse daño en el tobillo por torcérselo. Intentó incorporarse torpemente, pero volvió a caer de cara contra el suelo. Genial, no podría andar bien. -¡Hey! ¡Nabi! ¡Ayúdame! - Gimió pidiendo auxilio, los nervios comenzaban a subir por su cuerpo y hacía que lanzase pequeños temblores incontrolados.
Ella solo quería salir viva de esto.
''Una kunoichi se balanceaba sobre la tela de una araña... Como veía que no se caía, fueron a llamar a otra kunoichi...''
Las voces, amortiguadas por sus pequeñas manos, alcanzaban sus oídos como suaves silbidos, y de entre esos silbidos, Nabi... Yota... Habían intentado decirle algo, además de otra voz, pero... ¿De verdad le hablaban a ella?
- ¡No vuelvas a hacer eso!
—¡Al contrario! ¡Vuelve a hacerlo!
Levantó los ojos llorosos aún con las manos en ambos oídos, y poco a poco se fue incorporando. ¿Lo volvía hacer? ¿No lo volvía a hacer? Pero estaban diciendo que volviese a utilizar su tan conocida técnica... ¿Para qué? ¿Romper la cúpula? ¿Morir todos sepultados y que eso sea una masacre, una fosa común de ninjas de todas las edades? No, ella tenía que curar, tenía que protegerlos, ese era su deber.
—¡Venid todos aqui! ¡Es el sitio más seguro! —gritó Nabi.
¡Nabi! ¡Si él decía que tenía que ir allí donde estaba, ella iría! Además, Yota había dicho que no lo volviese a hacer, y ella tenía que hacerles caso, ¡que para algo todos eran de Uzushiogakure! Por ello comenzó a correr apartando del todo sus extremidades superiores de sus orejas y comenzó a correr por entre las grietas que ella misma había creado, saltando y dejando atrás su anterior posición.
Entonces cayó en cuenta de que la habitación inferior, o la zona que se encontraba a sus pies emitía una luz cegadora para sus ojos, ¿quién había estado jugando a ser dragón abajo? ¡Ya había advertido sobre los katones descontrolados! Negó varias veces en su posición, a tres cuartos del camino que estaba recorriendo cuando, sin querer, tropezó y cayó al suelo de boca.
-Mierda... - Su pie derecho quedó atrancado con una grieta que se había abierto pero que no emitía tanta luz como las demás, obviamente con algo así era fácil tropezar, pero ella no contaba con hacerse daño en el tobillo por torcérselo. Intentó incorporarse torpemente, pero volvió a caer de cara contra el suelo. Genial, no podría andar bien. -¡Hey! ¡Nabi! ¡Ayúdame! - Gimió pidiendo auxilio, los nervios comenzaban a subir por su cuerpo y hacía que lanzase pequeños temblores incontrolados.
Ella solo quería salir viva de esto.