11/06/2020, 05:10
Si en algún momento había pensado que tendría tiempo para planear la mejor forma de ocuparse de aquella niebla, o siquiera decidir cuál sería su próximo paso, no pudo estar más equivocado. Daruu le acosaba como un mosquito en una habitación a oscuras. No podía hacer nada para impedir sus picaduras, y, lo peor todo, aquel mosquito podía convertirse en un felino con garras y dientes en cualquier momento.
«¡A la espalda!»
No fueron sus ojos quienes le avisaron, sino su piel. El Uchiha dio de manera instintiva un paso hacia adelante mientras torcía la cabeza hacia atrás, justo a tiempo para ver el acero precipitándose sobre su espalda. A tiempo para verlo, más no para evadirlo. El Uchiha curvó la espalda hacia adelante en un desesperado intento de que aquellas hojas tan solo lamiesen carne y no huesos. Aún así, aquello iba a doler.
A ambos.
Sí, a ambos, porque cuando las hojas del Hyūga penetraron su piel, se produjo la sorpresa. Una que había preparado en el camerino. Una técnica, sellada precisamente en su espalda. ¿La condición para activarse? Recibir cualquier tipo de daño en ella. ¿La técnica sellada? Oh, bueno…
Una llamarada de fuego incandescente que envolvió a Daruu y engulló todo lo que había tras él. Eso incluía el pobre chaleco Jōnin de Datsue, cuya parte posterior quedó totalmente calcinada.
Datsue saltó entonces a ras de suelo, hacia un lado, en perpendicular a su oponente y la niebla artificial. No se podía fiar. Debía mantener los ojos bien abiertos y la guardia alta.
«¡A la espalda!»
No fueron sus ojos quienes le avisaron, sino su piel. El Uchiha dio de manera instintiva un paso hacia adelante mientras torcía la cabeza hacia atrás, justo a tiempo para ver el acero precipitándose sobre su espalda. A tiempo para verlo, más no para evadirlo. El Uchiha curvó la espalda hacia adelante en un desesperado intento de que aquellas hojas tan solo lamiesen carne y no huesos. Aún así, aquello iba a doler.
A ambos.
Sí, a ambos, porque cuando las hojas del Hyūga penetraron su piel, se produjo la sorpresa. Una que había preparado en el camerino. Una técnica, sellada precisamente en su espalda. ¿La condición para activarse? Recibir cualquier tipo de daño en ella. ¿La técnica sellada? Oh, bueno…
Una llamarada de fuego incandescente que envolvió a Daruu y engulló todo lo que había tras él. Eso incluía el pobre chaleco Jōnin de Datsue, cuya parte posterior quedó totalmente calcinada.
Datsue saltó entonces a ras de suelo, hacia un lado, en perpendicular a su oponente y la niebla artificial. No se podía fiar. Debía mantener los ojos bien abiertos y la guardia alta.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado