13/06/2020, 11:55
(Última modificación: 13/06/2020, 11:58 por Amedama Daruu. Editado 1 vez en total.)
Ágil, Uchiha Datsue dio un paso hacia adelante y torció la cabeza, a tiempo para ver a Daruu lanzando sus hábiles y afilados cortes. Fue entonces, al lamer el acero su piel, cuando cuatro agujas más se clavaron, furtivas, cerca de su hombro izquierdo. Eran agujas de múltiples colores: había una carmesí, otra azul, otra verde y otra púrpura, por lo que no se trataba de acero normal. Era, de hecho, caramelo endurecido con chakra.
También fue entonces cuando supo que había sido engañado. Sí, una treta básica. Un Kage Bunshin. El clon recibió la danza inesperada del fuego con un rictus a medio camino entre la sorpresa y el dolor. Y luego, entre las llamas, se esfumó. Como su nunca hubiese estado allí.
Tal y como sospechaba Datsue, el verdadero Daruu salió de la niebla, que estaba ya disipándose lentamente. Unos ojos blancos impasibles que admiraban sus zapatos con una parsimonia ejemplar. El Hyūga tomó aire y lo dejó escapar lentamente, mientras movía brazos y piernas y formaba una pose de pelea aprendida de su abuela.
También fue entonces cuando supo que había sido engañado. Sí, una treta básica. Un Kage Bunshin. El clon recibió la danza inesperada del fuego con un rictus a medio camino entre la sorpresa y el dolor. Y luego, entre las llamas, se esfumó. Como su nunca hubiese estado allí.
Tal y como sospechaba Datsue, el verdadero Daruu salió de la niebla, que estaba ya disipándose lentamente. Unos ojos blancos impasibles que admiraban sus zapatos con una parsimonia ejemplar. El Hyūga tomó aire y lo dejó escapar lentamente, mientras movía brazos y piernas y formaba una pose de pelea aprendida de su abuela.