27/06/2020, 18:07
—¡¡DA…!
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¿¡A su espalda!? Apenas le dio tiempo a girar el cuello. Sus manos se quedaron a medio camino de extender el pergamino. Sus brazos: inmovilizados. Su torso: inmovilizado. Sus piernas: inmovilizadas. Su voz: ahogada. Fue en ese momento cuando lo supo: el Intrépido volvería a besar el polvo ante el Demonio de Ojos Blancos. Iba a perder. Iba a caer.
A su mente acudió un verso del más grande de los poetas:
Sus manos no podían entrelazar sellos. Sus brazos no podían moverse. Sus piernas eran incapaces de impulsarle. Ni siquiera podía doblar el torso. Cualquiera en esta situación habría asumido su derrota, mas un Uchiha jamás puede rendirse mientras conserva lo único que de verdad importa.
Sus ojos.
Solo tuvo que concentrar una ínfima cantidad de chakra. Un trébol de la suerte se dibujó en su ojo derecho. Abrió la puerta; recibió el golpe. Un golpe tan contundente que le quitó el aliento, al mismo tiempo que liberaba su último as bajo la manga. Una carta de amor que voló al eco. Un poder ancestral, llamado por muchos nombres a lo largo de la historia.
Muchos lo conocían como: Onda de Viento.
Otros como: Kazenami no Jutsu.
Algunos dirían que era el vendaval generado por la sábana de Fūjin.
Unos pocos, como un servidor, simplemente preferían llamarle…
Quiso amortiguar la caída, pero sus músculos no le respondieron. Fue un aterrizaje feo, sobre el gran cráter que se había generado por el sello explosivo. Su cuerpo quedó tendido boca arriba, con los brazos en perpendicular, incapaz de volver a levantarse. Incapaz de seguir luchando. «Qué patético», no pudo evitar pensar. Él, que había contado millares de chistes a costa de ellos. Él, que se había reído, burlado, y les había insultado incluso. Y resultaba que en la gran final de aquel majestuoso torneo del Valle de los Dojos, su última baza era depender…
… del poder de un kusareño.
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¿¡A su espalda!? Apenas le dio tiempo a girar el cuello. Sus manos se quedaron a medio camino de extender el pergamino. Sus brazos: inmovilizados. Su torso: inmovilizado. Sus piernas: inmovilizadas. Su voz: ahogada. Fue en ese momento cuando lo supo: el Intrépido volvería a besar el polvo ante el Demonio de Ojos Blancos. Iba a perder. Iba a caer.
A su mente acudió un verso del más grande de los poetas:
Mientras haya una pupila escondida
en un mar de granate;
mientras haya un alma que se desgarre
y sus lágrimas sean de sangre;
mientras siga el Sharingan heredando
el espíritu del Dios padre;
mientras exista un Uchiha vengativo…
¡habrá combate!
en un mar de granate;
mientras haya un alma que se desgarre
y sus lágrimas sean de sangre;
mientras siga el Sharingan heredando
el espíritu del Dios padre;
mientras exista un Uchiha vengativo…
¡habrá combate!
Sus manos no podían entrelazar sellos. Sus brazos no podían moverse. Sus piernas eran incapaces de impulsarle. Ni siquiera podía doblar el torso. Cualquiera en esta situación habría asumido su derrota, mas un Uchiha jamás puede rendirse mientras conserva lo único que de verdad importa.
Sus ojos.
Solo tuvo que concentrar una ínfima cantidad de chakra. Un trébol de la suerte se dibujó en su ojo derecho. Abrió la puerta; recibió el golpe. Un golpe tan contundente que le quitó el aliento, al mismo tiempo que liberaba su último as bajo la manga. Una carta de amor que voló al eco. Un poder ancestral, llamado por muchos nombres a lo largo de la historia.
Muchos lo conocían como: Onda de Viento.
Otros como: Kazenami no Jutsu.
Algunos dirían que era el vendaval generado por la sábana de Fūjin.
Unos pocos, como un servidor, simplemente preferían llamarle…
Carisma y Voluntad.
Quiso amortiguar la caída, pero sus músculos no le respondieron. Fue un aterrizaje feo, sobre el gran cráter que se había generado por el sello explosivo. Su cuerpo quedó tendido boca arriba, con los brazos en perpendicular, incapaz de volver a levantarse. Incapaz de seguir luchando. «Qué patético», no pudo evitar pensar. Él, que había contado millares de chistes a costa de ellos. Él, que se había reído, burlado, y les había insultado incluso. Y resultaba que en la gran final de aquel majestuoso torneo del Valle de los Dojos, su última baza era depender…
… del poder de un kusareño.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado