5/07/2020, 12:56
(Última modificación: 5/07/2020, 12:59 por Amedama Daruu. Editado 1 vez en total.
Razón: Puse dos tablas de combate xDDD
)
Le dio.
Le había dado.
Pero no significaba nada.
Yui cayó de rodillas, el humo echando girones en sus hombros y en su cabeza. Abatida, descubrió entonces cuál era el mayor de sus miedos. No era el rayo. Por supuesto que no. Se había enfrentado a él. «¿No has visto eso, Raijin? No te tengo miedo.» ¿Cómo podía ser el rayo? Ella era la jinchūriki de la Tormenta, la Arashikage. Bailaría bajo cualquier tormenta.
No, no era eso.
Yui valoraba a quien no se derrumbaba ante nada. A quien no tenía miedo, a quien superaba las adversidades. Y aquél día tuvo que admitirse a sí misma que aquella adversidad no la iban a superar. Que Sekiryū iba a pasar por encima de ellos como si no fuesen nada.
Yui temía, más que a nada más, la debilidad. SU DEBILIDAD.
El grito de Hanabi la alertó. Miró hacia un lado, levantándose de golpe. Hasta ese cabrón estaba pasándolo mal. Estaba a punto de...
Yui se mordió el labio hasta hacerse sangre. Aún podía hacer algo. La Tormenta nunca está sola. Y Amenokami NUNCA abandona el corazón de sus hijos. Y si lo había hecho...
...que Amenokami se la llevase.
Algo placó a Umikiba Kaido, rodando con él por el suelo de madera. La bala de agua del muchacho salió disparada hacia el cielo, desviada de la mejor manera que conocía Yui: la fuerza bruta. Ambos acabaron el viaje, uno encima del otro. Yui encima de Kaido. La Arashikage, desmejorada, con ojeras, de pronto más vieja de lo que Kaido la había visto jamás.
Le enseñó los dientes de sierra y clavó sus ojos azules, profundos, en los de Kaido.
—Kaido. —Una lágrima cayó sobre el rostro del amejin—. Kaido. Estoy aquí. Te prometí enseñarte. Te prometí hacerte más fuerte. Y tú me prometiste que acabarías con ellos.
»¡¡KAIDO!! ¡¡UMIKIBA KAIDO!! ¡¡BUSCASTE A TU VERDADERA FAMILIA TODA TU VIDA, Y JAMÁS LA ENCONTRASTE!! ¡¡PERO SIEMPRE ESTUVO AHÍ!!
»¡¡Kaido!! ¡¡Kaido!! ¡¡Kaido!! ¡¡Nosotros somos tu familia!! ¡¡Yo soy tu familia!! ¡¡Yo soy tu madre, madre de todos!! ¡¡Y TÚ ERES MI HIJO!! ¡¡UN HIJO DE LA TORMENTA!!
»¡¡KAIDO!! ¡¡KAIDO!! ¿¡VAS A SER TAN DÉBIL PARA DEJARTE MANIPULAR POR OTROS!? ¿¡ESE ERES TÚ!? ¿¡ESE ES EL HIJO DEL MAR ENFURECIDO QUE YO CONOZCO!? ¿¡EL QUE SE RÍE DE LA MUERTE, DE LAS DESGRACIAS, DE LAS DIFICULTADES!?
»¡Kaido, eres mi HIJO! ¡KAIDO, VUELVE A CASA!
»¡Kaido, Kaido, KAIDO, KAIDO!
Le había dado.
Pero no significaba nada.
Yui cayó de rodillas, el humo echando girones en sus hombros y en su cabeza. Abatida, descubrió entonces cuál era el mayor de sus miedos. No era el rayo. Por supuesto que no. Se había enfrentado a él. «¿No has visto eso, Raijin? No te tengo miedo.» ¿Cómo podía ser el rayo? Ella era la jinchūriki de la Tormenta, la Arashikage. Bailaría bajo cualquier tormenta.
No, no era eso.
Yui valoraba a quien no se derrumbaba ante nada. A quien no tenía miedo, a quien superaba las adversidades. Y aquél día tuvo que admitirse a sí misma que aquella adversidad no la iban a superar. Que Sekiryū iba a pasar por encima de ellos como si no fuesen nada.
Yui temía, más que a nada más, la debilidad. SU DEBILIDAD.
El grito de Hanabi la alertó. Miró hacia un lado, levantándose de golpe. Hasta ese cabrón estaba pasándolo mal. Estaba a punto de...
Yui se mordió el labio hasta hacerse sangre. Aún podía hacer algo. La Tormenta nunca está sola. Y Amenokami NUNCA abandona el corazón de sus hijos. Y si lo había hecho...
...que Amenokami se la llevase.
Algo placó a Umikiba Kaido, rodando con él por el suelo de madera. La bala de agua del muchacho salió disparada hacia el cielo, desviada de la mejor manera que conocía Yui: la fuerza bruta. Ambos acabaron el viaje, uno encima del otro. Yui encima de Kaido. La Arashikage, desmejorada, con ojeras, de pronto más vieja de lo que Kaido la había visto jamás.
Le enseñó los dientes de sierra y clavó sus ojos azules, profundos, en los de Kaido.
—Kaido. —Una lágrima cayó sobre el rostro del amejin—. Kaido. Estoy aquí. Te prometí enseñarte. Te prometí hacerte más fuerte. Y tú me prometiste que acabarías con ellos.
»¡¡KAIDO!! ¡¡UMIKIBA KAIDO!! ¡¡BUSCASTE A TU VERDADERA FAMILIA TODA TU VIDA, Y JAMÁS LA ENCONTRASTE!! ¡¡PERO SIEMPRE ESTUVO AHÍ!!
»¡¡Kaido!! ¡¡Kaido!! ¡¡Kaido!! ¡¡Nosotros somos tu familia!! ¡¡Yo soy tu familia!! ¡¡Yo soy tu madre, madre de todos!! ¡¡Y TÚ ERES MI HIJO!! ¡¡UN HIJO DE LA TORMENTA!!
»¡¡KAIDO!! ¡¡KAIDO!! ¿¡VAS A SER TAN DÉBIL PARA DEJARTE MANIPULAR POR OTROS!? ¿¡ESE ERES TÚ!? ¿¡ESE ES EL HIJO DEL MAR ENFURECIDO QUE YO CONOZCO!? ¿¡EL QUE SE RÍE DE LA MUERTE, DE LAS DESGRACIAS, DE LAS DIFICULTADES!?
»¡Kaido, eres mi HIJO! ¡KAIDO, VUELVE A CASA!
»¡Kaido, Kaido, KAIDO, KAIDO!
»¡¡UMIKIBA KAIDO,
RECUERDA QUIÉN
ERES,
HIJO MÍO!!
RECUERDA QUIÉN
ERES,
HIJO MÍO!!
»¡¡TE NECESITO!!