8/07/2020, 12:23
No hacía falta que Kintsugi me lo dijera. Por supuesto que mi prioridad era tapar la herida del brazo de Hanabi. Mientras, ella, levanto lo que parecía un muro de tierra. No era mala idea, pero nos dejaba sin ver al enemigo.
—Gracias. De verdad. Ten cuidado.
—No se preocupe por mi ¿Ha olvidado él bijuu que tengo dentro? —También tenía que preocuparme por Gyūki, le había expuesto, pero dentro de lo malo, era mejor que Kintsugi pensase que estaba encerrado en mí, y no libre por ahí, por que lo perseguiría para cazarlo. —Le saco nueve brazos de ventaja, así que preocúpese por usted.
»Gracias a ti también...
Eso iba para Kintsugi, que parecía haber reforzado el muro de piedra con unas hebras doradas. Mientras que Yui se había abalanzado y le gritaba al de piel azulada.
Y de golpe y porrazo, dos explosiones, una que vino de cada lado. Los muros del estadio se venían abajo a ambos lados. Hanabi trato de levantarse sin éxito y Yui salió corriendo.
Me agache para ayudar a Hanabi a ponerse en pie, pasando su brazo, con cuidado, sobre mi hombro.
—Kintsugi. Esto es una distracción. Han ido a por los Señores Feudales.
Kintsugi lo sabía. La única. Y yo. Y cuando quise informar a Hanabi, el ya se había lanzado al estadio a pelear y también la Arashikage.
»Hemos perdido. Hemos...
—No han ganado aún, Hanabi-sama. Aún no han salido con vida de aquí.
Aunque seguro que tenían un plan de escape, igual que lo habían tenido para saltar allí en el centro de todos los enemigos, y colarse, al mismo tiempo, para acabar con los señores feudales.
—Gracias. De verdad. Ten cuidado.
—No se preocupe por mi ¿Ha olvidado él bijuu que tengo dentro? —También tenía que preocuparme por Gyūki, le había expuesto, pero dentro de lo malo, era mejor que Kintsugi pensase que estaba encerrado en mí, y no libre por ahí, por que lo perseguiría para cazarlo. —Le saco nueve brazos de ventaja, así que preocúpese por usted.
»Gracias a ti también...
Eso iba para Kintsugi, que parecía haber reforzado el muro de piedra con unas hebras doradas. Mientras que Yui se había abalanzado y le gritaba al de piel azulada.
Y de golpe y porrazo, dos explosiones, una que vino de cada lado. Los muros del estadio se venían abajo a ambos lados. Hanabi trato de levantarse sin éxito y Yui salió corriendo.
Me agache para ayudar a Hanabi a ponerse en pie, pasando su brazo, con cuidado, sobre mi hombro.
—Kintsugi. Esto es una distracción. Han ido a por los Señores Feudales.
Kintsugi lo sabía. La única. Y yo. Y cuando quise informar a Hanabi, el ya se había lanzado al estadio a pelear y también la Arashikage.
»Hemos perdido. Hemos...
—No han ganado aún, Hanabi-sama. Aún no han salido con vida de aquí.
Aunque seguro que tenían un plan de escape, igual que lo habían tenido para saltar allí en el centro de todos los enemigos, y colarse, al mismo tiempo, para acabar con los señores feudales.