13/07/2020, 17:06
Le vio ejecutar un sello y acto seguido le perdió de vista. Mas no necesitaba sus ojos para ver. No con el Modo Sabio, que le volvía mucho más sensible al ambiente, a la energía de su alrededor. Levantó la mirada, confuso, pues había sentido un poder burbujeante por encima de la cabeza. Lo que vio le dejó todavía más perplejo.
Kaido.
Atacándole.
A él.
La gente solía pensar al verle que debía ser un patoso. Que con tanto músculo, no debía ser especialmente hábil. Se equivocaban, por supuesto. Sabía reconocer sus propias debilidades. No era muy rápido. Tampoco contaba con muy buena vista. Pero había entrenado desde que tenía uso de memoria con las manos. Los samuráis eran los mejores maestros en eso. Y si luego aplicabas esa destreza adquirida en sellos cuando dabas el salto a ninja, te volvías especialmente rápido ejecutándolos.
Su diestra soltó el bastón; su zurda formó el sello del Carnero.
Gracias al Kawarimi, Ryūnosuke se intercambió por la primera cosa que pilló a mano. En aquel caso, con la propia Morikage, quien recibiría el golpe de Kaido por él. Así era como tenían que ser las cosas. -Por tanto, el Heraldo del Dragón quedó sobre el ring, a pocos metros de distancia de un joven moreno que sujetaba el cuerpo del Uzukage.
El Uzukage...
—He oído hablar de ti —dijo, con la respiración agitada, mientras las escamas de su armadura dañadas por los escombros se regeneraban lentamente.
Kaido.
Atacándole.
A él.
La gente solía pensar al verle que debía ser un patoso. Que con tanto músculo, no debía ser especialmente hábil. Se equivocaban, por supuesto. Sabía reconocer sus propias debilidades. No era muy rápido. Tampoco contaba con muy buena vista. Pero había entrenado desde que tenía uso de memoria con las manos. Los samuráis eran los mejores maestros en eso. Y si luego aplicabas esa destreza adquirida en sellos cuando dabas el salto a ninja, te volvías especialmente rápido ejecutándolos.
Su diestra soltó el bastón; su zurda formó el sello del Carnero.
Gracias al Kawarimi, Ryūnosuke se intercambió por la primera cosa que pilló a mano. En aquel caso, con la propia Morikage, quien recibiría el golpe de Kaido por él. Así era como tenían que ser las cosas. -Por tanto, el Heraldo del Dragón quedó sobre el ring, a pocos metros de distancia de un joven moreno que sujetaba el cuerpo del Uzukage.
El Uzukage...
—He oído hablar de ti —dijo, con la respiración agitada, mientras las escamas de su armadura dañadas por los escombros se regeneraban lentamente.