22/07/2020, 09:20
(Última modificación: 22/07/2020, 12:55 por Sasaki Reiji. Editado 1 vez en total.)
El uzukage chocó contra mi hombro y pareció que me sacaba del shock en el que me encontraba, aunque en realidad ya estaba escuchando, atónito, las excusas de aquél asesino. ¿Yo había estado en Shock? Al principio, si, pero pronto fui consciente de lo que me rodeaba. Yo había perdido una espada, un objeto con un gran valor sentimental. Pero muchos allí habían perdido familia o sus propias vidas. Espadas podía forjar miles y mejores, ese era mi camino del herrero, pero las vidas perdidas eran irrecuperables. Quizás había parecido que estaba ahogandome en mis propios pensamientos, pero también estaba escuchando las excusas de aquel genocida.
Volví a interponerme entre el enemigo y Hanabi, apuntándo al dragón con lo que quedaba de espada. Si se cabreaba tras escuchar las verdades que decía Hanabi, y atacaba, seria mejor estar cerca del Uzukage para sacarlo de allí con vida o morir defendiendolo. Yo era un simple herrero, pero él era el pilar que sostenía y sostendría, por muchos años, el futuro de Uzushiogakure.
Quizás mi voz no se escuchase como la de los Kages. Pero yo también tenía cosas que decir al respecto.
—¿Os creéis mejor que los Daimyōs? Hablas de barbaries pero mira a tu alrededor. ¿Que crees que es lo que habéis hecho hoy aquí? ¿Justicia divina? No. Algo peor que las barbaries de las que hablas. Mira de nuevo a tu alrededor ¿De que le sirve a un pueblo de cadáveres que elimineis a los Daimyōs? ¿Que harán los mendigos de Notsuba cuando salgan de la pobreza gracias a vuestros actos?¿Gastar el dinero en enterrar a sus familias que vosotros habéis masacrado?
»¿Que los Damyōs se creen en el derecho de reclamar tierras sin razón? ¿Que su único logro ha sido nacer? ¿Y vosotros? Gente que se cree con derecho a decidir quien vive y quien muere porque...Bueno. ¿por que será exactamente? —dije imitando sus propias palabras. —Ah, si. Por que no sois genocidas, ni regicidas. Sois monstruos. Monstruos que asesinan indiscriminadamente.
»Puedes mentirte a ti mismo todo lo que quieras, pero mira como bajas aquí a decir que hoy te has ganado el pan haciendo bien tu trabajo, regodeandote de la masacre que habéis causado, llamándote genocida y sintiéndote orgulloso de matar a miles de personas que nada tenían que ver con el objetivo del que hablas.
»Llámate como quieras. Pero los huérfanos, las viudas y viudos, los mutilados y heridos de gravedad. Todo el que ha quedado vivo hoy aquí sabe la verdad. Que no sois mas que monstruos sedientos de sangre.
Volví a interponerme entre el enemigo y Hanabi, apuntándo al dragón con lo que quedaba de espada. Si se cabreaba tras escuchar las verdades que decía Hanabi, y atacaba, seria mejor estar cerca del Uzukage para sacarlo de allí con vida o morir defendiendolo. Yo era un simple herrero, pero él era el pilar que sostenía y sostendría, por muchos años, el futuro de Uzushiogakure.
Quizás mi voz no se escuchase como la de los Kages. Pero yo también tenía cosas que decir al respecto.
—¿Os creéis mejor que los Daimyōs? Hablas de barbaries pero mira a tu alrededor. ¿Que crees que es lo que habéis hecho hoy aquí? ¿Justicia divina? No. Algo peor que las barbaries de las que hablas. Mira de nuevo a tu alrededor ¿De que le sirve a un pueblo de cadáveres que elimineis a los Daimyōs? ¿Que harán los mendigos de Notsuba cuando salgan de la pobreza gracias a vuestros actos?¿Gastar el dinero en enterrar a sus familias que vosotros habéis masacrado?
»¿Que los Damyōs se creen en el derecho de reclamar tierras sin razón? ¿Que su único logro ha sido nacer? ¿Y vosotros? Gente que se cree con derecho a decidir quien vive y quien muere porque...Bueno. ¿por que será exactamente? —dije imitando sus propias palabras. —Ah, si. Por que no sois genocidas, ni regicidas. Sois monstruos. Monstruos que asesinan indiscriminadamente.
»Puedes mentirte a ti mismo todo lo que quieras, pero mira como bajas aquí a decir que hoy te has ganado el pan haciendo bien tu trabajo, regodeandote de la masacre que habéis causado, llamándote genocida y sintiéndote orgulloso de matar a miles de personas que nada tenían que ver con el objetivo del que hablas.
»Llámate como quieras. Pero los huérfanos, las viudas y viudos, los mutilados y heridos de gravedad. Todo el que ha quedado vivo hoy aquí sabe la verdad. Que no sois mas que monstruos sedientos de sangre.