23/07/2020, 23:59
(Última modificación: 24/07/2020, 00:00 por Amedama Daruu.)
El chakra de Hanabi brilló un instante más. Incluso Reiji, frente a él, sintió el calor casi abrasador en su espalda. Pero se detuvo. Se detuvo cuando todo acabó, y se hizo un extraño silencio.
«No a Oonindo. Al País de la Espiral. Sólo servimos a nuestro país. Las ínfulas de grandeza nunca traen nada bueno. Nunca...»
El Uzukage sintió un súbito mareo. Estuvo a punto de desfallecer.
—Argh... Reiji. Busca un ninja médico. En cuanto pueda moverme, nos largaremos de aquí. De vuelta a casa.
»¡Morikage-dono! ¡Tendrás tu reunión! Pero me temo que tendremos que hablarlo con Yui. ¿Dónde se ha metido esa mujer?
Giró la vista hacia Kaido.
»Umikiba. Las palabras de ese hombre... —Hanabi entrecerró peligrosamente los ojos.
«No a Oonindo. Al País de la Espiral. Sólo servimos a nuestro país. Las ínfulas de grandeza nunca traen nada bueno. Nunca...»
El Uzukage sintió un súbito mareo. Estuvo a punto de desfallecer.
—Argh... Reiji. Busca un ninja médico. En cuanto pueda moverme, nos largaremos de aquí. De vuelta a casa.
»¡Morikage-dono! ¡Tendrás tu reunión! Pero me temo que tendremos que hablarlo con Yui. ¿Dónde se ha metido esa mujer?
Giró la vista hacia Kaido.
»Umikiba. Las palabras de ese hombre... —Hanabi entrecerró peligrosamente los ojos.