26/07/2020, 00:49
Por suerte, Daruu no llegó solo. Poco después de él, apareció Datsue. Suspiré aliviado. Daruu lo había sacado de allí en muy mal estado tras su combate, y ahora parecía estar mejor.
—Reiji, espera. Será mejor que traigas a alguien. No puedo moverme mucho, y además... —Lo entendía, y la excusa de no dejarle solo ya no servía. ¿Pero como separaba a un médico de los civiles? ¿Priorizar la herida de Hanabi sobre las vidas de otros sería convertirme justo en lo que había dicho zaide? — ...necesito quedarme aquí un poco más.
Si. Lo sabía. Podía leer el ambiente, y tenia aue seguir las ordenes. Pero... El dilema de coger a un médico que atendía a otros para que tratase a Hanabi era... y dudaba mucho que, con todo aquel caos, hubiese algún médico libre.
—Hanabi, ahí afuera…
—Puedo imaginármelo, Datsue... puedo imaginármelo.
Justo por eso. Todos nos podíamos imaginar. Esas explosiones. Los gritos. Los muertos. Exactamente por eso dudaba que hubiese algún médico sin trabajo que hacer. Pero no me quedaba otra. Bueno si, podía sacarle a la fuerza, pero claro...
—Está bien, iré a buscar a alguien.
Por lo menos, ya no lo dejaba allí solo con el Ex dragón rojo y Kintsugi. Daruu parecía confiable lo poco que lo conocía y en Datsue podía confiar plenamente si se trataba de mantener con vida a Hanabi.
Pero antes de marcharme me acerqué a Datsue.
—Me alegra verte bien. Échale un ojo a Hanabi, esa herida tan fea del brazo se la ha hecho Akame. —Aunque no sabía muy bien como. —No te fies de la Morikage, hoy nos ha ayudado, pero aún podría clavarnos un puñal por la espalda. —Lo dije en voz alta, no me importaba en absoluto que me escuchara, no ahora que seguro que pedía mi cabeza. Además, ya había clavado ese puñal, cuando había usado mis palabras para comparar a dragón rojo con los Bijuus. —Se enfadado un montón cuando se ha enterado que también soy Jinchuriki, y temo que quiere pagarlo con Hanabi.
Me marche sin dejarle responderme. Datsue era lo suficientemente inteligente para captar que había usado esa palabra por que no quería que la Morikage supiese que Gyūki andaba libre. o eso esperaba. Bastantee iba a tener con Kurama persiguiéndolo.
Fuera era... Un caos. No muy distinto a lo que imaginaba encontrarme. Muertos por todas partes, heridos, gente que buscaba desesperadamente a los suyos, llantos, gritos de dolor. ¿Como podía la Morikage comparar aquella masacre con los bijuus? Ellos se defendían, no querían que los encerrasen y los utilizasen como armas, para hacerlos pelear entre ellos. Pero Dragón Rojo... Sus ideales eran muy bonitos contados de la boca de Zaide, pero a la hora de la verdad, mirando a mi alrededor, solo eran unas bestias sedientas de sangre. Solo buscaban el caos, la muerte, la sangre. Sus motivos solo eran una excusa para matar sin remordimientos.
Me acerqué a donde hubiese algunos medicos atendiendo a la gente.
—¡Necesito un médico por favor, aún quedan heridos dentro del estadio, uno de ellos de gravedad, no puede moverse!
En realidad, si, había varios heridos, pero solo me importaba Hanabi. La Morikage había recibido un golpe directo del chico azul, pero que se curase las heridas ella misma. Después de lo que había hecho, después de usar mis palabras contra los bijuus cuando nada tenían que ver con lo que había sucedido allí... No se lo perdonaría jamás. Ni aunque hubiese ayudado a mantener con vida a Hanabi.
—Reiji, espera. Será mejor que traigas a alguien. No puedo moverme mucho, y además... —Lo entendía, y la excusa de no dejarle solo ya no servía. ¿Pero como separaba a un médico de los civiles? ¿Priorizar la herida de Hanabi sobre las vidas de otros sería convertirme justo en lo que había dicho zaide? — ...necesito quedarme aquí un poco más.
Si. Lo sabía. Podía leer el ambiente, y tenia aue seguir las ordenes. Pero... El dilema de coger a un médico que atendía a otros para que tratase a Hanabi era... y dudaba mucho que, con todo aquel caos, hubiese algún médico libre.
—Hanabi, ahí afuera…
—Puedo imaginármelo, Datsue... puedo imaginármelo.
Justo por eso. Todos nos podíamos imaginar. Esas explosiones. Los gritos. Los muertos. Exactamente por eso dudaba que hubiese algún médico sin trabajo que hacer. Pero no me quedaba otra. Bueno si, podía sacarle a la fuerza, pero claro...
—Está bien, iré a buscar a alguien.
Por lo menos, ya no lo dejaba allí solo con el Ex dragón rojo y Kintsugi. Daruu parecía confiable lo poco que lo conocía y en Datsue podía confiar plenamente si se trataba de mantener con vida a Hanabi.
Pero antes de marcharme me acerqué a Datsue.
—Me alegra verte bien. Échale un ojo a Hanabi, esa herida tan fea del brazo se la ha hecho Akame. —Aunque no sabía muy bien como. —No te fies de la Morikage, hoy nos ha ayudado, pero aún podría clavarnos un puñal por la espalda. —Lo dije en voz alta, no me importaba en absoluto que me escuchara, no ahora que seguro que pedía mi cabeza. Además, ya había clavado ese puñal, cuando había usado mis palabras para comparar a dragón rojo con los Bijuus. —Se enfadado un montón cuando se ha enterado que también soy Jinchuriki, y temo que quiere pagarlo con Hanabi.
Me marche sin dejarle responderme. Datsue era lo suficientemente inteligente para captar que había usado esa palabra por que no quería que la Morikage supiese que Gyūki andaba libre. o eso esperaba. Bastantee iba a tener con Kurama persiguiéndolo.
. . .
Fuera era... Un caos. No muy distinto a lo que imaginaba encontrarme. Muertos por todas partes, heridos, gente que buscaba desesperadamente a los suyos, llantos, gritos de dolor. ¿Como podía la Morikage comparar aquella masacre con los bijuus? Ellos se defendían, no querían que los encerrasen y los utilizasen como armas, para hacerlos pelear entre ellos. Pero Dragón Rojo... Sus ideales eran muy bonitos contados de la boca de Zaide, pero a la hora de la verdad, mirando a mi alrededor, solo eran unas bestias sedientas de sangre. Solo buscaban el caos, la muerte, la sangre. Sus motivos solo eran una excusa para matar sin remordimientos.
Me acerqué a donde hubiese algunos medicos atendiendo a la gente.
—¡Necesito un médico por favor, aún quedan heridos dentro del estadio, uno de ellos de gravedad, no puede moverse!
En realidad, si, había varios heridos, pero solo me importaba Hanabi. La Morikage había recibido un golpe directo del chico azul, pero que se curase las heridas ella misma. Después de lo que había hecho, después de usar mis palabras contra los bijuus cuando nada tenían que ver con lo que había sucedido allí... No se lo perdonaría jamás. Ni aunque hubiese ayudado a mantener con vida a Hanabi.