30/07/2020, 17:29
—¡Kintsugi-dono! ¡Le pido disculpas! ¡A veces la juventud nos hace ser imprudentes y tener la lengua muy larga! Y no le quepa duda que agradezco su ayuda hoy aquí. Pese a las diferencias.
Kintsugi le había mostrado la palma de la mano al Uzukage, restándole importancia.
—No se preocupe —le había respondido, con toda la calma que fue capaz de reunir. Aunque estaba claro que la lengua de Sasaki Reiji era tan afilada como sus espadas y, si lo que estaba buscando era enfriar las relaciones con Kusagakure, desde luego lo único que estaba consiguiendo era retroceder como los cangrejos.
Después de aquello, Reiji fue a buscar un médico; y Daruu y Datsue por su parte se fueron con Kaido para quitarle el Sello del Dragón. Uzukage y Morikage volvieron a quedarse a solas. Aunque no fue por mucho más tiempo.
—¡Hanabi-sama! Encontré un médico —Reiji regresó al cabo de varios minutos acompañado por el médico—. Si puedo ayudarle de alguna forma, dígalo.
—Ya me has ayudado, Reiji. Sigue siendo mi Escudo, amigo mío —respondió Hanabi.
—Parece que todo está en orden por aquí. Debería marcharme a comandar a mis shinobi —le dijo Kintsugi a Hanabi—. Uzukage-dono, contactaré con Arashikage-dono y esperaré por esa reunión. Espero que no se demore mucho, no podemos esperar ni un momento —le recordó. Entonces inclinó la cabeza ante él—. Espero que se recupere de su herida.
Con todo dicho, la Morikage abandonó el estadio. Era hora de reunir a sus shinobi, hacer todo lo posible por rescatar al mayor número de víctimas posibles y, después, regresar sanos y salvos a casa.
Kintsugi le había mostrado la palma de la mano al Uzukage, restándole importancia.
—No se preocupe —le había respondido, con toda la calma que fue capaz de reunir. Aunque estaba claro que la lengua de Sasaki Reiji era tan afilada como sus espadas y, si lo que estaba buscando era enfriar las relaciones con Kusagakure, desde luego lo único que estaba consiguiendo era retroceder como los cangrejos.
Después de aquello, Reiji fue a buscar un médico; y Daruu y Datsue por su parte se fueron con Kaido para quitarle el Sello del Dragón. Uzukage y Morikage volvieron a quedarse a solas. Aunque no fue por mucho más tiempo.
—¡Hanabi-sama! Encontré un médico —Reiji regresó al cabo de varios minutos acompañado por el médico—. Si puedo ayudarle de alguna forma, dígalo.
—Ya me has ayudado, Reiji. Sigue siendo mi Escudo, amigo mío —respondió Hanabi.
—Parece que todo está en orden por aquí. Debería marcharme a comandar a mis shinobi —le dijo Kintsugi a Hanabi—. Uzukage-dono, contactaré con Arashikage-dono y esperaré por esa reunión. Espero que no se demore mucho, no podemos esperar ni un momento —le recordó. Entonces inclinó la cabeza ante él—. Espero que se recupere de su herida.
Con todo dicho, la Morikage abandonó el estadio. Era hora de reunir a sus shinobi, hacer todo lo posible por rescatar al mayor número de víctimas posibles y, después, regresar sanos y salvos a casa.