Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
—¡Auch! —exclamó Datsue, exageradamente, cuando Hanabi le golpeó el hombro. Luego se masajeó el hombro con una mano y esbozó una de esas sonrisas suyas. Simplemente, no podía evitarlo. Era como pedirle a un gato no perseguir un ratoncillo. Por muy domesticado que estuviese, simplemente estaba en su naturaleza.
El camino, pues, se hizo de tal modo que pasasen por la casa de Eri antes de llegar al puerto, donde Datsue ayudó a Reiji con las labores del barco. No pasó mucho tiempo hasta que oyeron la voz de Hanabi desde proa.
—Tú mandas —dijo, a Reiji, esperando su confirmación.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
En realidad estaba todo listo desde antes, pues me habia hecho a la idea de ir con el Barco desde... Desde que nos contó que teníamos que hacerlo. Ademas, todo los muebles estaban preparados para navegar incluso por las peores aguas, aunque habían costado bastante, merecía la pena.
—Pues arranca el barco y pongámonos en marcha. —respondi pasándole las llaves del motor a Datsue. —Voy a hacerles a Hanabi y Eri un Tour por el barco y enseguida subo.
Datsue ya había estado allí y lo conocía, pero Eri y Hanabi no. Así pues, me acerqué a donde estaba Hanabi.
—Acompañeme, se lo enseño por dentro y puede acomodarse, pero antes... —De Yuuna ya me había despedido por la mañana, pero había un mensaje más que dar antes de partir. —¡Gyūki, si me escuchas, cuida de Katsudon y de Yuuna en mi ausencia! —Hacía tiempo que no lo veía, pero sabia que estaba ahí. —Ahora si, vamos para dentro, tu también Eri.
Mientras Datsue sacaba el Barco del puerto, yo les enseñaría el barco por dentro a los otros dos. Cuando lo trajimos desde el Hierro, el barco tenia cinco camarotes individuales y uno doble. El grande, al fondo, se había convertido en una sala de estar, con un par de sofás, una mesa y un armario que tenia libros. Eran muebles pensados para viajar, por lo que estaban anclados al suelo, y las puertas de los armarios no se abrían con el traqueteo del barco.
Los camarotes individuales... Bueno, habían dejado de serlo. Dos de ellos, a la derecha de la sala de estar, se habían convertido, tirando la pared que los separaba, en una unica habitación con una cama para dos personas, un par de mesitas de noche y un armario. Otros dos de ellos, a la izquierda de la sala de estar, también habían sido convertidos en una sola habitación, con una litera en cada una de sus tres paredes, y unos baúles para dejar las cosas. La última habitación... Ahora era una cocina, con un takoyaki pintado en una de sus paredes.
—Menos mal que Gyūki no puede ver esto.... Lo pinté por que Katsudon insistía en llamar al barco "El Takoyaki".
Y no había mucho más. Les enseñe donde estaba el baño, equipado con una ducha, y la bodega, que había sido cargada para el viaje, aunque como no sabía cuánto iba a durar...
Reiji se acercó a él para, según dijo el chico, "enseñarles el barco por dentro" y para que Hanabi "pudiera acomodarse". Pero si el muchacho esperaba que Hanabi se pudiera sentir cómodo en todo aquél viaje, estaba muy equivocado. No, Hanabi tenía intención de prepararse mentalmente, y aunque no le viniera mal algo de calma, él deseaba estara allí fuera, con ellos, sintiendo el viento. Además, en todo lo malo hay algo bueno. ¿Cuando fue la última vez que viajó fuera de la aldea, cuando lo del Torneo? ¿Cuando lo del General?
Ahora que lo pensaba, solo salía para cosas malas. Ni siquiera la última reunión fue algo agradable.
—Está bien. —Hanabi siguió a Reiji y comprobó complacido cómo el muchacho se había hecho, así como quien no quería la cosa, un buen hogar. Poco convencional, eso era cierto, pero si no le importaba el oleaje, pues mira. Lo que más le llamó la atención fue la cocina.
—Menos mal que Gyūki no puede ver esto.... Lo pinté por que Katsudon insistía en llamar al barco "El Takoyaki".
Hanabi rió.
Una vez terminado el tour, Hanabi se giró hacia Eri.
—Vamos a hablar con Datsue, quiero discutir algunas cosas con vosotros, en preparación. —Hanabi subió a donde estaban Datsue y Reiji, y cuando los muchachos estuvieran libres, llamaría la atención del primero.
»Datsue, Eri —dijo—. Necesitamos un Sello de la Hermandad Intrépida para poder comunicarnos. Eso me parece una prioridad —Declaró, consciente de la habilidad de sus dos compañeros en Fūinjutsu—, pero si tenéis algún sellado más que pueda sernos útil, por favor, no dudéis en decirlo. Necesitamos tener la mayor seguridad posible. Dioses, quién sabe lo que podría pasar. —Se dio la vuelta hacia Reiji—. Reiji, mantén tus armas afiladas. Podríamos tener problemas.
Por la forma que tenía Hanabi de hablar, era evidente que no esperaba una visita formal sin más, ni tampoco una pizca de confianza de quien fue, al fin y al cabo, uno de los principales baluartes económicos de Uzumaki Zoku. El Señor Feudal en la sombra, el posible futuro asesino de Rasen.
¿Quién sabe si también posible futuro asesino de Hanabi?
5/12/2020, 18:14 (Última modificación: 5/12/2020, 18:14 por Uzumaki Eri.)
Reiji afirmó que todo estaba listo para que se adentrasen en el mar en dirección al lugar indicado, sin embargo; a pesar de que el barco se pusiera en marcha, el herrero decidió que era buena idea enseñarles a los recién llegados las instalaciones del lugar.
No sin antes dedicarle unas palabras al bijū que residía en las aguas del lugar. Eri tuvo un escalofrío, todavía no se acostumbraba a ello.
El tour dejó impresionada a Eri. ¡Cuántas cosas tenía para ser un barco! Habitaciones, sala de estar, ¡incluso una cocina! Que de normal, pues era bastante normal, claro... ¡Pero para ella era alucinante!
—Vamos a hablar con Datsue, quiero discutir algunas cosas con vosotros, en preparación.
Eri asintió y lo siguió. Y, cuando todos estuvieron libres, habló:
—Datsue, Eri, necesitamos un Sello de la Hermandad Intrépida para poder comunicarnos. Eso me parece una prioridad—Eri asintió, mirando a su compañero—, pero si tenéis algún sellado más que pueda sernos útil, por favor, no dudéis en decirlo. Necesitamos tener la mayor seguridad posible. Dioses, quién sabe lo que podría pasar.
Mientras se dirigía a Reiji, Eri sopesó unos segundos, recordando uno de sus sellos.
—Tengo un sello... No sé si podría resultar útil, Hanabi-sama, pero se llama sello del espía: puedo escuchar todo lo que hay alrededor de ese sello si lo activo y está bien colocado para que no sea visible del todo... No sé si valdrá de algo, pero es uno de los que tengo a mano... —explicó. Quería resultar lo más útil posible tanto a sus compañeros como a su Kage, así que quiso compartir su repertorio con ellos.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Maniobrar con aquel barco era relativamente sencillo. Después encender el motor, el Uchiha solo se tenía que preocupar de levantar el ancla y accionar la palanca de mando. En un barco como aquel, las velas, el viento y el oleaje —siempre y cuando no fuese muy bestia—, era secundario.
Una vez salieron del puerto, el Uchiha aumentó a aproximadamente ocho nudos la velocidad del navío, poniendo un rumbo fijo hacia Yamiria ayudándose del compás náutico.
Fue en ese momento cuando Hanabi llamó su atención.
—Muy bien. Sugiero ponernos el canal número ocho. Id pensando donde queréis que os lo coloquemos —dijo a Reiji y Hanabi. El Uchiha optaría por colocarlo tras una oreja, allí donde había tenido hasta hacía bien poco la hermandad número nueve. «Joder, se nos ha pasado. Tenemos que renovarlo la próxima vez que nos veamos…» Nunca se sabía cuando un ”Llueve nueve” podía ser útil—. Ese sello es la hostia, Eri —dijo, comentando el sello espía del que ya le había hablado en alguna ocasión—. Por mi parte no creo tener nada que pueda resultarnos útil en equipo. Ya conocéis todos mi sello de rastreo, pero aparte de eso…
Lo que le quedaban eran fūinjutsus más enfocados al combate o post-combate.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
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Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
—No se preocupe por mis armas, Hanabi-sama, siempre están preparadas y afiladas. —Nunca sabías cuando ibas a cruzarte con un samurái idiota que, incluso, te estropeaba los sueños. —Pero yo si me preocupo por las vuestras. Deberías dejarme todas vuestras armas antes de que lleguemos para que yo las ponga a punto.
Para mi, los sellos extraños del fūinjutsu no se me daban bien, y tampoco tenia ninguna técnica para apoyar al grupo de ninguna manera, pues me habia centrado en pulir mis técnicas de espada. Pero si había algo que podía hacer por ellos: Afilar sus armas. Al fin y al cabo, No había nadie en todo el pais del remolino que lo hiciera mejor que yo, excepto quizas, mi padre.
—A todo esto, Hanabi... Ya que le veo poco positivo con la reunión, suponiendo que la cosa se tuerce y acabamos como "Enemigos" del país del remolino por "oponernos" al señor feudal. ¿Que plan tiene? —Por que lo de vivir como piratas, surcando los miles de océanos de Oonindo estaba bien, pero si acabábamos en esa situación, estaba seguro del que señor feudal iba a poner precio a nuestras cabezas. —Si no tiene ninguno, yo tengo una sugerencia, aunque esperemos que no haga falta, pero no esta demas vivir preparados para lo peor.
Una sugerencia un poco...¿Como decirlo? ¿Arriesgada quizás? Si, tal vez. Pero mi abuela siempre decía que un hombre precavido vale por dos, así que siempre era mejor tener un plan B, sobretodo si cuando el propio Uzukage ya perecia tan seguro de que iba a pasar lo peor.
—Tengo un sello... No sé si podría resultar útil, Hanabi-sama, pero se llama sello del espía: puedo escuchar todo lo que hay alrededor de ese sello si lo activo y está bien colocado para que no sea visible del todo... No sé si valdrá de algo, pero es uno de los que tengo a mano...
Hanabi asintió.
—Se me antoja que podría ser útil durante la misión, depende de las circunstancias, aunque no para colocarlo en nosotros, para eso ya tenemos el de la Hermandad —indicó.
—Muy bien. Sugiero ponernos el canal número ocho. Id pensando donde queréis que os lo coloquemos —accedió Datsue. Hanabi se señaló tras la oreja derecha—.. Por mi parte no creo tener nada que pueda resultarnos útil en equipo. Ya conocéis todos mi sello de rastreo, pero aparte de eso…
—A mí se me ocurre uno —intervino Hanabi—, pero parece que Reiji quiere hablar. ¿Sí, Reiji?
Sasaki sugirió afilar las armas de todos. Hanabi asintió y le indicó que más tarde le dejaría todo preparado. El muchacho señaló que su Kage tenía una actitud poco positiva hacia la reunión, y habló de cómo podrían llegar a ser enemigos del País. Hanabi, inmediatamente, negó con la cabeza y le mostró la palma de la mano.
—De acuerdo, escucharé lo que tengas que decir, pero debéis saber que todos nosotros, incluído yo, nunca seremos enemigos del País de la Espiral. Nunca. Esa es nuestra verdadera autoridad. El País y su gente. No lo olvidéis. —La voz de Hanabi sonó poderosa, regia. Como solía sonar cuando apenas podía contener su poder y todo el mundo se sentía embriagado y paralizado a partes iguales. Pero esa vez no.
Y Hanabi sudó. ¿Quizás estaba esforzándose por no liberarse? ¿Ahorrando fuerzas?
»No obstante, déjame decirle algo a Datsue y luego me cuentas. Datsue, creo recordar que disponías de un sello... especial. Uno que podría... ¿traerme de vuelta del otro mundo? —El Uzukage sonrió, mortecino—. ¿Crees que podrías...?
Eri asintió sobre poner el sello en el canal número ocho, y, además; no pudo evitar sonrojarse ante la apreciación de Datsue sobre su sello del espía. No solía tener buenas ideas, así que, te reconocieran algo así siempre te sacaba los colores.
Luego fue la intervención de Reiji, quien preguntó directamente a Hanabi sobre el plan de actuación. Eri miró al Uzukage muy interesada, esperando escuchar algún tipo de desarrollo milimetrado acerca de como podían protegerle para que saliera con vida de allí. Reiji tenía una sugerencia, y también estaba conforme con escucharla pues comenzaba a ponerse nerviosa.
No obstante, el porte y el habla de Hanabi la tranquilizaron. «Por cosas así, seguro que fue elegido Kage.»
Hanabi se dirigió a Datsue.
—Datsue, creo recordar que disponías de un sello... especial. Uno que podría... ¿traerme de vuelta del otro mundo?
—¿Qué? —preguntó, mirando a Datsue, demandando saber qué sello era ese y por qué ella no lo conocía.
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Datsue escuchó, tenso, a Reiji. Si bien la respuesta de Hanabi no le sorprendió, sí que estaba algo preocupado por la sugerencia que podía dar su compañero ante un posible enfrentamiento con el Daimyō. A veces el espadachín tenía unas ideas un tanto exóticas. Que no malas. Pero sí excéntricas.
No obstante, Hanabi antes quería averiguar sobre cierto sello que había desarrollado el Uchiha.
—Así que tan mal estamos, ¿hmm? —dijo, con una sonrisa nerviosa. Esperaba que Eri no se molestase por no haberle hablado sobre su fūinjutsu estrella. Era uno que intentaba guardar en secreto. Podía contar con los dedos de una mano la gente que lo conocía y le sobrarían dedos. Daruu, Hanabi, Shukaku… Quizá Ayame, si Daruu se lo había contado—. Es un fūinjutsu que solo puedo usar un par de veces al año. Y… para su suerte, este año todavía no lo he utilizado.
Era una lección que había aprendido por las malas. Cuando se había enfrentado a un General por sorpresa, había echado de menos el poder utilizarlo. Si bien en los últimos meses se había visto tentado en ejecutarlo en un par de ocasiones, Datsue se había contenido sabiendo que podía llegar un momento en el que lo necesitase de verdad.
Parecía que ese momento había llegado.
—Dispone de una ventana de seis minutos en los que será totalmente invulnerable. O, más bien, cualquier daño que sufra será revertido. Eso incluye la propia muerte —explicó, a los tres—. El sello le robará chakra para hacer su magia, eso sí. Una cantidad importante… para la gente corriente.
Oh, y si algo no era Hanabi, eso era un ninja común. Estaba seguro de que el Uzukage apenas lo notaría.
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Un sello para espiar, uno para comunicarse y ahora uno para volver de la muerte... La verdad es que el Fuuinjutsu era como algo sobrenatural, algo oscuro e incomprensible pero a la vez poderoso. Cierto que, en Uzu, la gran mayoría de habitantes eran conocedores de ese arte, pero para mí...
De cualquier modo, si Hanabi estaba preguntando por ese sello, es por que la cosa iba a ser peligrosa. Muy peligrosa. Ya nos había advertido, claro, pero... Tanto como para necesitar volver de entre los muertos... Desde luego que era bastante pesimista, como yo mismo había señalado.
—No, esta claro que nosotros jamas seremos enemigos del país de la espiral, sin embargo, si nos oponemos al señor feudal y nos ponemos de tu parte, y salimos vivos, es probable que el señor feudal ponga carteles con nuestra cara. O incluso si nos enfrentamos a él y lo derrotamos, puede que a ojos de la gente, seamos vistos como los malos de la obra. Y entiendo que, si se da esa situación, aún teniendo a bordo al peor Pirata de Oonindo, ninguno querremos vivir una vida de bucaneros recorriendo los miles de mares de Oonindo.
Que no era mala vida, claro, sin ningún tipo de responsabilidades, navegando por todo el continente, explorando y viviendo la vida... No, desde luego que no era mala vida. Siempre y cuando no hubiera una recompensa alta por tu cabeza, que, si nos oponiamos al señor feudal, estaba seguro que esté pagaría una buena cantidad por nuestros cuellos.
—Todo esto claro, son suposiciones mías. Quizás, pese a lo negativo que le veo, no tengamos que llegar hasta ese punto. Pero, si se diera el caso, necesitaríamos un plan B para, en fin, poder volver a la "normalidad".
Y si, quizas mi plan B no era el mejor plan B del mundo, pero mas valía una de mis ideas locas, estúpidas y arriesgadas, que nada. Aunque claro, quizas Hanabi ya tenia un par de Planes B, C y D, y el mío acababa siendo un plan Z. Pero por contarlo tampoco perdíamos nada.
—Entonces, si llegamos a eso ¿Que podemos hacer? ¿Vamos a vivir escondidos hasta que se olviden de nosotros? No creo que otros países estén dispuestos a acogernos a riesgo de enemistarse con el señor feudal de la espiral, y desde luego hay uno de ellos en el que a Datsue y a mi no quieren vernos ni en pintura.
Sus motivos tenían, claro, un poco absurdos teniendo en cuenta que yo ni siquiera tenia un bijuu dentro, pero bueno, su pais, sus normas.
—Pero hay un sitio en el que, bueno, quizas sea un poco arriesgado, pero podemos conseguir aliados y... Bueno, ahora que lo pienso un poco y diciéndolo en voz alta, aún despues de todo lo que he dicho, creo que no es una buena idea, olvidadlo.
—El chakra no será un poblema, como sabes —dijo—. Luego hablamos sobre ponérmelo o no. No es que tenga que pasar nada malo. Quizás no tenga ni que usarlo. Pero siempre es mejor prevenir que curar, ¿eh? —Inconscientemente, quizás, colocó en el hombro de Datsue la mano del brazo artificial que le habían construido—. Esta vez prefiero dar las sorpresas yo...
»Bien, ahora, Reiji, dime.
Hanabi escuchó toda la argumentación de Reiji con el rostro muy serio. Cuando terminó, negó con la cabeza y se acercó a Reiji, tomándolo por ambos hombros y haciendo que le mirase a los ojos.
—Confía en mí —dijo—. No sobreplanifiquemos.
»Bien, ¿tenemos ya el rumbo bien fijado? ¡Muchachos, disfrutemos de la brisa marina mientras podamos! —Hanabi se dispuso a abandonar la sala de mandos y volver a la cubierta, pero se detuvo un momento—. Reiji, una última petición. Pensándolo bien, a Datsue también le vendría bien.
»Recuerdo cómo os dirigisteis a Kintsugi en el estadio. Todavía tenéis mucho que aprender respecto a la diplomacia. Por lo que a la versión oficial respecta, vosotros sois mis guardias acompañantes. No espero menos que alguna que otra barbaridad saliendo de la boca del Señor Feudal, y nada me gustaría menos que alguno de vosotros... tuviera la lengua suelta. Yo voy a tener el sello, chicos, pero si a alguno de vosotros os pasase algo, no me lo perdonaría. Así que, callados. Hasta...
Eri hizo un puchero a Datsue al oír hablar sobre su fūinjutsu secreto del cual nunca le había comentado. Sin embargo, no le reprochó nada. «Sus razones tendría para no contármelo, supongo, o quizá porque ya no confía tanto en mí...», se negó a sí misma tras ese pensamiento. «¡Serénate!»
El sello en sí era... Una pasada: te hacía invencible durante seis minutos. Sin duda, la Uzumaki estaba más que curiosa por conocer cómo iba aquella técnica, y utilizó toda su fuerza de voluntad por no preguntar en ese preciso instante en qué se basó para desarrollarla o con qué la empleó para ver si era útil o no.
Reiji, por su parte, sopesó lo que había mencionado Hanabi. ¿Ser desertores por desobedecer las palabras del Señor Feudal? No quería imaginárselo realmente, pero Reiji parecía tener una idea sobre un barco y una tripulación. Esperaba realmente no llegar a aquello...
Hanabi volvió a hablar, esta vez, dirigiéndose en especial a sus dos acompañantes. Eri escuchó sobre el tema sin intervenir, y el tema era la mismísima Morikage, con la cual habían tenido poco tacto durante el Torneo. Eri no opinó, sin embargo, asintió cuando les pidió que se mantuvieran callados hasta que llegase el tiempo apropiado.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Datsue asintió ante las palabras del Kage, muy de acuerdo con su comentario. El Uchiha, que siempre se había movido mejor con la improvisación, había descubierto hacía tiempo que, aunque planificar una misión estaba bien, sobreplanificar imaginándose cómo iba a ir todo no solía ser nada productivo. Básicamente, porque casi nunca las cosas ocurrían como uno pensaba. Además, ni Datsue ni Reiji tenían la más remota idea de lo que iba a suceder en el palacio. Ni siquiera Hanabi, aunque pudiese intuirlo mejor.
Luego, Hanabi creyó oportuno que tanto Reiji como Datsue necesitaban una clase de etiqueta y comportamiento. Datsue abrió la boca, en señal de protesta. Pero, ¡si últimamente se había portado muy bien! Aunque, si hacía memoria, quizá con Kintsugi se le había escapado alguna cosilla.
—No se preocupe, Hanabi-sama. Me comportaré. —«Hasta el momento apropiado, al menos».
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Si, Hanabi tenia un poco de razón, era mejor no sobreplanificar, pero también era necesario tener una plan B. Lo que pasaba es que probablemente Hanabi tenia un plan por cada uno de los mares que había en Oonindo, pero probablemente nos los contaría cuando fuese el momento adecuado.
Después... bueno, había esperando una bronca en su momento por lo que había dicho a Kintsugi, me la merecía, si, pero me daba igual, me había quedo muy a gusto diciéndole en voz alta lo que pensaba e incluso me contuve, por que en aquel momento había mas cosas que me hubiera gustado decirle.
Además, que Kintsugi era quien había empezado. Podía ser Kage, y se le debía respesto por ello ¿Pero eso le daba a ella el derecho de faltarle a los de Rango mas bajo? Quizás sí, pero usar su poder para eso decía mucho de ella. De todos modos, ya daba igual, aquello ya había pasado, y con suerte no volvía a cruzarme con ella nunca más, de hecho, incluso me habían prohibido el acceso a su país. Y ¿Por que? Por usar el chakra del Bijuu para ayudarles en la batalla contra dragón rojo.
—Si, tranquilos, me quedaré calladito hasta que se me de permiso para hablar.
Fue obvio que el comentario de Hanabi hizo daño a Reiji, pero no entendía su indignación. Por lo que a él respectaba, un shinobi tenía que hacer acopio de algo más de voluntad, incluso si estaba hablando con un completo botarate. Que iba a ser el caso con el imbécil de Shiden.
Y, sobretodo, si el botarate era muy, muy peligroso.
Datsue, por otro lado, recibió la orden de forma mucho más estoica, al menos exteriormente. Estaba más acostumbrado a mentir, y también a poner el perfil bueno cuando se le requería.
Sea como fuere, el viaje transcurrió. Los preparativos fueron ejecutados.
Y en un atardecer rojo de sangre, los uzujin llegaron a puerto.
Rolead las rondas que necesitéis hablando entre vosotros, si queréis. Y si no, haced una ronda y avisadme. Continuaremos la trama.