28/06/2020, 16:51
(Última modificación: 2/07/2020, 17:22 por Himura Hana. Editado 1 vez en total.
Razón: DARKORANGE
)
Como todas las buenas historias, era importante empezar por el principio. Hanabi estaba jodido, no un poco jodido, muy jodido. Uchiha Datsue acababa de perder contra Amedama Daruu. El Uzukage se retorció en su asiento como si le acabasen de meter un senbon por el culo.
Era imposible que viviese lo suficiente para dejar de oir a Yui jactandose de ello, imposible. Iba a tener aquel día hasta en el sake. Esa era su mayor preocupación mientras los dos shinobis participantes alzaban las manos en mitad de la arena. Una bonita e insignificante preocupación en comparación a lo que se le venía.
Y entonces todo se torció como se tuerce todo en este mundo. Empezando por el caos. Ruidos desde las gradas, murmullos, llantos agudos y desconcierto mientras una sombra se cernía sobre todo el estadio. Podría haber sido una lluvia torrencial, una granizada mal colocada o cualquier otra cosa, pero no.
En medio del ring empezó a aparecer gente como caida del cielo. Hanabi empezó a contarlos mientras se levantaba de su asiento, dispuesto a saltar de inmediato cuando su vista se paró en uno. El puto Uchiha Akame, más cerca de Datsue de lo que lo estaba Hanabi. Datsue tan hecho caldo que si podía contar hasta tres ya le parecía bastante.
Tenía que saltar ahí en medio ya pero primero...
— Hay que proteger al señor feudal, después a nuestros ninjas, id sacando de aquí a tanta gente como sea posible. Yo me ocupo de Dat... — hablaba para quien quisiera escuchar, ANBUs, Kuza, ni siquiera se había girado, con la mirada en su jinchuriki por si tenía que hacer alguna jugada desesperada para salvarle el culo.
Pero se le adelantaron. Amedama desapareció con él. No, Amedama seguía ahí. ¿Por qué coño seguía allí? Entonces se giró, a Yui, a su aliada y se encontró una mierda, bueno, ni eso había pero poco importaba si había una mierda o no, porque lo que era la Arashikage tampoco estaba. Ni se molestó en intentar hablar con Kintsugi, no le apetecía para nada, por lo que pudo ver de ella por el rabillo del ojo, había despachado a su gente y se había quedado tan ancha, mirando. Igual hasta se deleitaba viendo al pobre ninja de Amegakure solo ante esos putos locos.
Hizo un clon y bajó de inmediato, al parecer era el único de los kages que iba a plantarles cara a esos energumenos. Ambos Hanabis aterrizaron en las afueras del ring, cerca de Daruu, con mucho menos drama que las salamandras esas. El clon fue directo al ninja de Amegakure y el kage andó lentamente hacia el centro del ring paseando su mirada entre sus enemigos para detenerse a unos cinco metros. El clon seguiría acercandose hasta Daruu, esperando que este pillase la indirecta y se retirase, el clon le cubriría dicha retirada.
Por desgracia, Hanabi no era hombre de espectaculos, no le iban las tormentas, mucho ruido y pocas nueces es lo que eran las tormentas. Tanto trueno tanta fanfarronada.
Él era un puto tsunami de fuego.
También, de forma activa, un personaje de (Poder 140) es capaz de proyectar la fuerza de su chakra hacia el exterior, haciendo que personajes con (Poder 40) o menos queden blancos como la leche y rígidos, paralizados en el sitio sin mover ni un dedo. Cuando hace esto, el suelo y las paredes a su alrededor se resquebrajan, se queman o surgen chorros de agua, dependiendo de la naturaleza afín de su chakra.
Oh, aterrizando habían destrozado la maderita que hacia el ring. Las paredes de piedra se resquebrajaron ante el poder de Hanabi. Oh, ellos hacían mucho ruidito. El suelo ardió en llamas ante el poder de Hanabi. Oh, pero ellos habían conseguido que todo el valle les oyese llegar. Todo ser consciente del lugar sabría que Hanabi estaba ahí en medio de un mar de cenizas y el propio aire se estremecería ante su presencia.
— Podéis venir los tres a por mi a la vez o podéis huir de uno en uno, no os preocupéis, espero a que os decidáis.
Solo esperaba que Yui tuviese un plan o algo, porque como le dejase solo iba a pasarlas canutas. De momento, lo mejor que podía hacer era entretenerles tanto como fuese posible, hasta que todo estuviese despejado. Entonces solo tendría que preocuparse de reducirlos a cenizas.
Era imposible que viviese lo suficiente para dejar de oir a Yui jactandose de ello, imposible. Iba a tener aquel día hasta en el sake. Esa era su mayor preocupación mientras los dos shinobis participantes alzaban las manos en mitad de la arena. Una bonita e insignificante preocupación en comparación a lo que se le venía.
Y entonces todo se torció como se tuerce todo en este mundo. Empezando por el caos. Ruidos desde las gradas, murmullos, llantos agudos y desconcierto mientras una sombra se cernía sobre todo el estadio. Podría haber sido una lluvia torrencial, una granizada mal colocada o cualquier otra cosa, pero no.
En medio del ring empezó a aparecer gente como caida del cielo. Hanabi empezó a contarlos mientras se levantaba de su asiento, dispuesto a saltar de inmediato cuando su vista se paró en uno. El puto Uchiha Akame, más cerca de Datsue de lo que lo estaba Hanabi. Datsue tan hecho caldo que si podía contar hasta tres ya le parecía bastante.
Tenía que saltar ahí en medio ya pero primero...
— Hay que proteger al señor feudal, después a nuestros ninjas, id sacando de aquí a tanta gente como sea posible. Yo me ocupo de Dat... — hablaba para quien quisiera escuchar, ANBUs, Kuza, ni siquiera se había girado, con la mirada en su jinchuriki por si tenía que hacer alguna jugada desesperada para salvarle el culo.
Pero se le adelantaron. Amedama desapareció con él. No, Amedama seguía ahí. ¿Por qué coño seguía allí? Entonces se giró, a Yui, a su aliada y se encontró una mierda, bueno, ni eso había pero poco importaba si había una mierda o no, porque lo que era la Arashikage tampoco estaba. Ni se molestó en intentar hablar con Kintsugi, no le apetecía para nada, por lo que pudo ver de ella por el rabillo del ojo, había despachado a su gente y se había quedado tan ancha, mirando. Igual hasta se deleitaba viendo al pobre ninja de Amegakure solo ante esos putos locos.
Hizo un clon y bajó de inmediato, al parecer era el único de los kages que iba a plantarles cara a esos energumenos. Ambos Hanabis aterrizaron en las afueras del ring, cerca de Daruu, con mucho menos drama que las salamandras esas. El clon fue directo al ninja de Amegakure y el kage andó lentamente hacia el centro del ring paseando su mirada entre sus enemigos para detenerse a unos cinco metros. El clon seguiría acercandose hasta Daruu, esperando que este pillase la indirecta y se retirase, el clon le cubriría dicha retirada.
Por desgracia, Hanabi no era hombre de espectaculos, no le iban las tormentas, mucho ruido y pocas nueces es lo que eran las tormentas. Tanto trueno tanta fanfarronada.
Él era un puto tsunami de fuego.
Poder 140
También, de forma activa, un personaje de (Poder 140) es capaz de proyectar la fuerza de su chakra hacia el exterior, haciendo que personajes con (Poder 40) o menos queden blancos como la leche y rígidos, paralizados en el sitio sin mover ni un dedo. Cuando hace esto, el suelo y las paredes a su alrededor se resquebrajan, se queman o surgen chorros de agua, dependiendo de la naturaleza afín de su chakra.
Oh, aterrizando habían destrozado la maderita que hacia el ring. Las paredes de piedra se resquebrajaron ante el poder de Hanabi. Oh, ellos hacían mucho ruidito. El suelo ardió en llamas ante el poder de Hanabi. Oh, pero ellos habían conseguido que todo el valle les oyese llegar. Todo ser consciente del lugar sabría que Hanabi estaba ahí en medio de un mar de cenizas y el propio aire se estremecería ante su presencia.
— Podéis venir los tres a por mi a la vez o podéis huir de uno en uno, no os preocupéis, espero a que os decidáis.
Solo esperaba que Yui tuviese un plan o algo, porque como le dejase solo iba a pasarlas canutas. De momento, lo mejor que podía hacer era entretenerles tanto como fuese posible, hasta que todo estuviese despejado. Entonces solo tendría que preocuparse de reducirlos a cenizas.