Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Muchos gennin se congregaban cerca de ese pequeño halo de luz que entraba por el punto más alto de esa negra cúpula. El calvo no sabía cuantos era ni de donde ni tampoco que era gennin ni tampoco que estaban en ese lugar pero ninguno lo había ido a ayudar ni a preguntar siquiera si estaba bien. Karamaru seguía apoyado sobre sus rodillas y codos en el suelo de tierra, tosiendo y acumulando fuerzas para poder levantarse y poder abrir los ojos y ver su alrededor.
Se apoyo sobre sus rodillas, levantando su torso tras escuchar unos ruidos que venían del suelo seguidos de unos pasos, y se dio cuenta que lo único que podía verse era la oscuridad. Solo una pequeña fuente de luz que provenía de la Luna iluminaba cuatro pilares y nada más.
Buscó su farol que afortunadamente había caído junto a él y lo examinó. Estaba completamente roto pero la vela de su interior seguía de una pieza. Buscó ese fósforo que siempre tenía en su bolsillo derecho, que llevaba por si alguna vez debía acampar y prender una fogata, y lo usó. Lo raspó contra el farol roto y luego de prender la punta de la vela la apagó en un rápido movimiento de muñeca. Iluminaba un poco mejor la zona circundante, aunque sin enterarse se podría convertir en un centro de atención.
Con la fuente de luz que había generado pudo ver ciertos movimientos de lo que parecían humanos corriendo de allá para acá. Al prestar atención y tratar de ponerse en guardia, sin pararse todavía, comenzó a escuchar ciertas voces que provenían de lugares distintos. No reconocía ninguna, no entendía ninguna.
Sin que le den tiempo a recomponerse un estallido sonó cerca de su oído que hizo que su visión se hiciera borrosa y que perdiera su equilibrio y volviera a caer al suelo junto a la vela que yacía justo enfrente de su cara. Sin poder moverse siquiera por el shock que le había proporcionada esa explosión de sonido su cara comenzaba a calentarse.
Lo peor de todo, seguía sin poder ver ni a una persona de las que se encontraban a su alrededor.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
20/02/2016, 16:38 (Última modificación: 20/02/2016, 16:40 por Inuzuka Nabi.)
-Nabi... ¿Qué... Pasa? Parece que sabes más de lo que muchos aquí sabemos... -
Al completar mi gema hubo una especie de onda expansiva y despues esta cobró vida, lo siguiente que vi fue a este chico en el suelo y a los otros dos con el orbe.
Explicó a Eri y a Kazuma que estaban cerca. Tenian que buscar alguna solución, podian intentar salir, pero con todos esos shinobis extranjeros por los alrededores no se sentia muy seguro dandoles la espalda. Lo mejor seria esperar a que todos declararan sus intenciones, pero al mismo tiempo si habia otra onda expansiva dentro de esa cupula se podrian hacer mucho mucho daño.
¿Debia irse de ahi? ¿Acabar con el misterio? Aquellos Uchihas eran un peligro. Por otro lado, él solo era un genin. ¿Que demonios debia hacer? Lo primero era lo primero, debia sacar a sus compañeros de aquel agujero. Localizó a Juro, aunque algo no iba bien.
Antes de poder siquiera llamarle, el moreno se lanzó hacia el misterioso hombre azul de Amegakure que tenia un brillo extraño al lado del pie.
¿Qué? ¿Juro esta lanzando un ataque así de buenas? Esto desde luego es algo que no se ve cada dia. ¿Qué está pasando aqui?
¡Juro, no!
Pero ya era tarde, a medio camino lanzó una bola al suelo que rapidamente estalló con un berrido atronador que afecto a todos dentro de la cupula. El rubio se llevó las manos a los oidos e hizo una mueca de dolor orejil. A su lado ahora solo se encontraba la peliazul. ¿Kazuma? ¿Donde habia ido?
El shinobi azulado se habia lanzado a embestir a Juro al ver que se acercaba a él. ¿Como sabia que iba hacia él? ¿Era el único que no lo estaba entendiendo? El choque resultó de forma distinta a la que el rubio hubiera esperado, el Amegakuriano parecia duro y daba la sensación de haber entrenado su cuerpo más que su mente, y Juro, bueno, era Juro. Sin embargo, aguantó bien el choque y ambos quedaron separados por la fuerza del impacto, pero cada uno sobre su propio pie. Veia una luz salir de la mano del Amegakuriano, parecida a la que habia visto anteriormente en el suelo, eran... ¿las esferas?
La cabeza del Uchiha daba vueltas así como sus ojos que iban de un shinobi al otro. Entonces apareció una cabellera blanca en la ecuación, colocandole la katana en el cuello al extranjero, justo cuando este acababa de guardarse los orbes en el cinturon.
Del resto de ninjas que no estaban metidos en el embrollo, tres habian caido inconscientes, tal vez por la presión de la situación o por el puro miedo de estar en tales circunstancias. Una kunoichi de Uzushiogakure y ojos blancos cayó al suelo y un brillo salió despedido de ella. Rebotó un par de veces hasta que acabó rodando hacia la zona más baja del lugar, el centro de la cupula. Entre las cuatro columnas.
El rubio no dudó, corrió hacia el centro y agarró aquella media esfera. Sabia que algo pasaba con ellas, aún así cuando la tuvo en su mano, la miro y observó tan profundamente como pudo pero lo único raro era aquel brillo que brotaba de su interior, por lo demas, era una gema blanca de lo más normal.
¿¡Qué demonios estais haciendo!? ¡Tenemos que salir de aqui!
Juro habia empezado el ataque, y Kazuma le habia seguido, ¿qué debia hacer ahora? No sabia ni qué estaba pasando, realmente estaba sintiendo el instinto asesino que hacia tiempo que no sentia y que nunca hubiera esperado sentir de sus dos compañeros de equipo. Las imagenes de su oscuro pasado se agolpaban mientras sujetaba el mango de su kodachi con fuerza.
Guardó la esfera en el portaobjetos y se preparó para lo que pudiera pasar.
La cosa sigue igual, os hago copy paste del post anterior así no teneis que leer la otra pagina.
Kaido, Ritsuko, Kazuma y Juro. Sentis una necesidad de contacto con vuestra media esfera. A menos que soltarla tenga la intención de conseguir otra media esfera, teneis que tener algún tipo de contacto con la vuestra, si no es así os pondreis nerviosos y ansiosos. Pero, oh, hay un brillo extraño en el suelo. ¿Es de algún color? ¡No lo sabes! Es un brillo normal, como el de un faro. ¿Eso que quiere decir? ¡QUE ES TU OTRA MITAD, OBVIAMENTE!
En este caso esa media esfera es la que ha soltado Mitsuki. Me habeis visto cogerla igual que sabeis que Kaido ha cogido la otra. Lo resto os lo dejo a vosotros
Turnos: Datsue, Eri, Juro, Kaido, Kazuma, Ritsuko, Yota y Karamaru.
Kunie esta fuera por cambio de pj
Mitsuki esta fuera por ausencia, pero cuando vuelva puede reengancharse si quiere.
Haruto fuera sin opción de reenganche.
—¡Haruto! —exclamó al ver a su compañero, que tras un chillido de terror se había desplomado en el suelo. Lo cierto es que Datsue todavía no había asimilado muy bien todo lo que estaba pasando. Aquella bóveda que le cubría, pilares nacidos de la tierra, shinobis corriendo de aquí para allá. Ver a Haruto así casi era un alivio para su sobrepasada mente. Le daba un objetivo: tenía que ayudarle.
Con una leve sensación de vacío en el estómago, pero mucho mejor que hacía unos minutos, recortó la distancia que los separaba tras un mini sprint.
—¡Haruto, amigo mío, pero qué te han hecho? —desesperado, se arrodilló a su lado y colocó dos dedos sobre el cuello de su compañero, tomándole el pulso—. ¡NOOOOOOOOOOO!
Fue un grito desgarrador, que rebotó sobre las paredes de la bóveda en forma de eco.
—¿Por qué, amigo mío? ¿¡POR QUÉ!? —Datsue parecía al borde del llanto, con las manos temblando sobre el pecho de su amigo. De hecho, más bien parecía estar moviéndolas. Palpando las ropas de Haruto, como si buscase algo…
¿Dónde demonios habrá guardado la cartera? El Uchiha había comprobado los bolsillos interiores de la túnica de Haruto, los exteriores y hasta los del pantalón. Pero por el momento no había encontrado nada. ¿Habré sobreactuado un poco? se preguntó. Creo que me pasé con ese último grito. En fin… con la poca luz que hay no creo que nadie se entere de lo que estoy haciendo.
Lo que estaba haciendo… Lo que estaba haciendo no era robar. Ni mucho menos se aprovecharía de un compañero de semejante forma, como un buitre haría con la carroña. Para nada, para nada. Él solo estaba… ayudándole. Eso, ayudándole. Entre tanto shinobi desconocido, ¿quién podía asegurar que no había entre ellos algún ladrón desalmado? Es más, todos parecían estar bastante histéricos. Él sólo quería coger su cartera para protegerla. Exacto, protegerla. En cuanto su amigo despertase y el peligro hubiese pasado se la devolvería.
Datsue asintió, como reforzando su idea.
Eso es. Pero tampoco hay prisa, ¿no? Ya si eso se la devuelvo mañana. Sí, ya si eso…
El problema estaba en que seguía sin encontrarla. ¿Habría venido sin ella, por culpa de las prisas que le había provocado su misteriosa nota?
No pudo terminar de comprobarlo: alguien se le estaba acercando. Tratando de disimular, se llevó las manos a las rodillas, levantándose con esfuerzo. Con un esfuerzo sobreactuado. Realmente ya no se encontraba tan mal.
-Oye, muchacho, ¿Qué diantres ha pasado aquí? ¿Por qué estabas tumbado echo trizas en el suelo antes?
No me conoces. No te importa. Vete a la mierda y déjame tranquilo.
—Es largo de explicar —optó por responder. En una situación como aquella no estaba como para hacerse enemigos.
-Mira, creo que vamos a tener que cooperar si queremos salir ilesos de esta. Mi nombre es Yota.
—Ajá…
¡BOOM!
Aquello era un desmadre continuo. Ahora algunos se habían puesto a pelear, al parecer. Creyó distinguir a Kaido, a lo lejos, rodeado por dos desconocidos. Vio que Yota le decía algo. Lo supo por como se movían sus labios, pero el pitido que tenía en los oídos le impidió oír nada.
Abrió y cerró la boca, molesto por el zumbido, hasta que se le atenuó un poco.
—¿Por qué cojones se ponen a pelear en un momento como este? —preguntó chillando. La cabeza le iba a estallar. Nada tenía sentido—. Por cierto, yo soy Datsue.
Sorry por el tochopost, se me fue un poco de la mano xD
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
-Al completar mi gema hubo una especie de onda expansiva y despues esta cobró vida, lo siguiente que vi fue a este chico en el suelo y a los otros dos con el orbe.
Vale, sí, comprendía... No, espera. ¿Al completar una gema se creaba una onda expansiva? ¿Y después cobraba vida? ¿Y luego aparecía alguien medio muerto en el suelo sin un ápice de chakra por su cuerpo? ¡Ay Kami! ¡Ella no tenía tanto chakra para dar a todo el bullicio de gente que se encontraba allí! Y si... ¡¿Y si le pasaba a ella?! No estaba preparada... El miedo inundó su cuerpo cual tsunami arrasando ciudades enteras, ni si quiera se enteró de cuando Juro, el tranquilo e imperturbable Juro, se echaba a correr contra el chico de piel azulada, Samek- Kaido, Kaido y el brillo que tenía a sus pies.
Un dolor punzante se apoderó de su cabeza cuando un chillido desgarrador resonó por todo el interior de la cúpula, haciendo que se llevase ambas manos a los oídos por la dichosa bomba de sonido que había lanzado su compañero de villa al suelo, culpa suya, por no haberse dado cuenta. Sus ojos permanecieron cerrados debido a la intensidad del dolor de su cabeza, intentando atenuarlo, pero le era imposible. Lágrimas se formaban en sus ojos amenazando con salir si no hacía nada por evitarlo.
Cuando el dolor comenzó a desaparecer, todo se escuchaba amortiguado: ninjas cayendo conmocionados, tres de los que todavía seguían conscientes peleándose, otro chillando nombres que la huérfana desconocía, y un montón de sonidos más que no pudo distinguir por tal cantidad de información que no lograba procesar con claridad. Lo peor fue cuando notó que Nabi salió corriendo hacia el centro de la cúpula, alejándose de ella. No, no, no, no, no.
''Nabi... Nabi... No te vayas, no quiero quedarme sola, no, no, tengo miedo, no...''
Se apartó las manos de los oídos y las miró con los ojos entrecerrados, abriéndolas y cerrándolas lentamente. Estaba allí, estaba entera... Y entonces fue como una idea descabellada le invadió la cabeza. Con lentitud amoldó su propio chakra en su interior y luego lo dejó fluir hasta su mano izquierda... ''Uno, dos, tres... ¡Ya!''
Trozos de tierra mojada y tierra seca volaron al notar el impacto de la famosa técnica de la joven kunoichi de Uzushiogakure, tal como los pétalos que caían del los árboles tan característicos del Jardín de los Cerezos de su villa. Allí si que estaría tranquila... La tierra a su al rededor siguió temblando, y ella, metida en un pequeño trance, se acuclilló y llevó las manos de nuevo a sus oídos, las lágrimas caían ahora por sus sonrosadas mejillas. ¡Estaba sola en medio de un cúmulo de gente que se ponía a discutir sin sentido alguno!
Pues que se matasen, que ella necesitaba primero tranquilizarse. Y al que se acercase a la huérfana, pobre de él o ella.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
21/02/2016, 20:40 (Última modificación: 21/02/2016, 21:17 por Eikyuu Juro.)
—Te sugiero que des vuelta y vuelvas a donde están tus amiguitos —dijo, victorioso—. la piedra es mía.
La cosa no había salido demasiado bien después de todo. El tipo en cuestión era mucho más fuerte de lo que él había imaginado - no había contado con que tuviese una fuerza física media para su edad - así que Juro hizo un esfuerzo por no quedar mal, y mantenerse estable.
En ese momento, barajó las opciones que tenía. Se había guardado la gema en el bolsillo. Tenía que arrebatársela. Aun mantenía la suya en su mano izquierda, aferrándose a ella. No se la podían quitar. Tenía que quitársela antes de que él se la quitase, estaba claro que iba a hacerlo. Se veía en su mirada.
—Yo te sugiero que te quedes quieto y me entregues la gema —dijo, siniestro—, si quieres conservar la cabeza claro está.
Como un angel salvador, Kazuma había aprovechado el momento en que él había peleado contra aquel tipejo para acercarse a él con sigilo y le había puesto la espada en su cuello. ¡Era perfecto! Y sin embargo...
"Me entregues... Me entregues.... Me entregues..."
Kazuma quería la gema para él.
Se puso aun más nervioso. ¿Qué diablos iba a hacer? Kazuma era su maldito compañero. Quizás pudiesen hablarlo, quizás la podían compartir... No, el la quería entera. Toda para él. Si, seguro que Kazuma lo entendía. En ese momento, no le quedaba otra más que seguirle el rollo. Era su mejor opción de supervivencia.
- Esa gema es mía - le informó Juro, al que se la había robado. Bueno, vale, no era suya. Pero ya si - Así que por favor, dámela. Dánosla. No tiene que pasar nada peor...
Juro contuvo el nerviosismo. ¿Lo había conseguido? No, seguramente no. Estaba ansioso. De verdad necesitaba esa gema... Pero no podía hacer nada. Kazuma le tenía, Juro no. Si hacía algún movimiento en falso, podría provocar una masacre. Y aunque estuviese desesperado, algo dentro de él aun le decía que matar estaba mal.
Quiso saltar en ese mismo momento hacia el tipo y quitarsela, darle de latigazos hasta que se la diese... Pero no se movió, convencido de que le iba a dar la gema si o si. Después de todo, a no ser que tuviese un as bajo la manga, era su única posibilidad... ¿No?
"Kazuma maneja la situación, yo no puedo hacer nada. Esperare el mejor momento y se la quitaré a quién sea... Un latigazo tampoco es una herida muy grave..." - se recordó así mismo, esperando una respuesta.
La situación estaba bajo control durante esos momentos... hasta que repentinamente. Pum. Todo se fue a la mierda.
Juro no supo que pasó en ese momento, ya que tenía su mirada fija en el "ladrón". Pero detrás suyo, a alguién le había dado por remodelar el suelo, provocando un gran temblor por la zona. Juro trastabilleó y terminó por caer al suelo de culo, ante la sorpresa del golpe. Le tomó unos segundos darse cuenta de la situación en la que estaba.
Este post es en calidad de master, no sé quien es Nabi ni como se come.
El shinobi de forma apescada ni se inmutó a pesar de tener una katana en el cuello, es más, la soberbia hizo acto de presencia en los orbes que tenia por ojos y estaban clavados en el joven shinobi de Uzushiogakure que estaba frente a él a escasos metros, ya que al peliblanco que tenia inmediatamente detras, no podia mirarle. Sus labios se extendieron dando lugar a una sonrisa más que ancha, como si la katana que tenia al cuello fuera una hermosa joven y el lugar siniestro y lobrego en el que se encontraba, un hermoso y apacible cuarto del mejor de los hoteles del mundo.
Siento informaros que vuestras armas son del todo inutiles ante mi. Es obvio que no teneis lo que hay que tener para poseer mis esferas.
Con una voz tan serena como la primera brisa de la mañana, como el amanecer en la cima de una montaña, tanto, que dejaba estupefacto a quien le escuchara. Todo un hito en la historia de los shinobis que presenciaban la escena, con una katana a punto de cortarle la cabeza y el muy merluzo tan calmado que podria hacer una operación a corazon abierto sin inmutarse.
Algo con lo que no contaba nadie estaba a punto de hacer que la situación se volviera aún más extraña y peligrosa. La kunoichi peliazul del grupo sin pensarselo demasiado ni poco, vamos, sin pensarselo directamente, amasó una cantidad ingente de chakra en el brazo izquierdo y le dió un buen puñetazo al suelo. La tierra, el planeta, se estremeció. La superficie alrededor de la chica se hundió y varias brechas aparecieron de ese hueco que habia creado, recortando la distancia en un suspiro se expandieron hasta doce metros alrededor del lugar de origen. Y el suelo, que tan duro parecia, empezó a desmoronarse.
Tras el golpe, un temblor dejó claro que algo se habia despertado, las brechas abiertas se separaron hasta llegar a casi medio metro de distancia causando todo tipo de desastres a los shinobis. La mayoria de ellos cayeron de culo intentando que esa caida fuera en un sitio donde hubiera suelo firme y no acabar precipitandose a Sama-sama sabe donde.
A Karamaru se le cayó su pequeño fuego y pudo ver como a sus lados las brechas se abrian pero no más de diez centimetros, si se asomaba no veria más que su antigua fuente de luz precipitarse hasta golpearse contra un suelo subterraneo.
Juro simplemente se cayó de culo viendo como una brecha de medio metro se abria entre él y su objetivo y su compañero, quien se desequilibraria ante lo inesperado del temblor y caeria hacia atras, llevandose por delante la cabeza del shinobi de Amegakure. Cuyo cuerpo inerte cayó al lado de Kazuma.
Ritsuko sentiria como sus pies se separaban, pues una de las fisuras estaba expandiendose entre sus piernas, con tan mala suerte que del susto se tragó lo que tenia en la boca, que paso por su gargante en un instante y pudo sentir como llegaba hasta su estomago. Definitivamente, no habia mejor sitio para esconderla.
Yota y Datsue eran los que estaban libre de pecado, estaban charlando tranquilamente así que podrian ver venir con claridad lo que iba a pasar si se fijaban, sino, no. Cada uno tenia un compañero inconsciente al lado.
El lugar donde estaba Eri parecia ser el que tenia el suelo más solido, viva la ironia, y contra más alejadas eran las brechas más anchas se volvian. Con una excepción, el espacio comprendido entre las columnas parecia tan firme como siempre, inmune a las roturas que tenia a sus alrededores, cuando una de las fisuras fue a atravesar dicha circumferencia paró, dejando el terreno intacto y apareciendo de nuevo al otro lado de este como si fuera lo más normal del mundo. Sin embargo, tras un pequeño instante de duda, los alrededores se vinieron abajo, como si de repente, nada sostuviera el suelo, o como si este fuera el techo de uno de los antiguos templos. Quedando casi un metro de distancia entre la circumferencia en la que se encontraban las columnas y el resto de superficie.
Obviamente, ante tal destrozo terreste, la cupula empezaba a resentirse. Cuando pareció que las fisuras se tranquilizaban, las enormes paredes que les cubrian tenian numerosas grietas debidas al movimiento de la base donde estaba apoyada. Pequeños hilillos de polvo y piedrecitas del tamaño de una uña, pero cada vez la consistencia de la cupula estaba más en entredicho así como la del mismo suelo que pisaban.
A ver, esto supuestamente iba a ser un pequeño post diciendo que Kaido no hacia nada porque él me lo ha pedido. Y... se me ha ido de las manos. :D
Este post es OFICIALMENTE el de Kaido, lo demas son todo argucias y mentiras (Kaidochan, si quieres postear aunque no sea tu turno dimelo, que lo entenderé xD)
Os he hecho un dibujito con unas cuantas posiciones para que os ubiqueis un poquito, las superficies marrones son las """""""solidas""""""" y lo gris son el vacio, las brechas vamos, no es 100% fiable, es una mera representación artistica. http://sketchtoy.com/66658085
A quejarse al foro de quejas. Se dibuja lo que se puede.
Respecto al tema orbes/muerte por derrumbamiento, esa delgada linea entre querer salvar tu culo y querer salvar tu culo llevandote una o dos esferas contigo. Yo ahi ya no me meto, es decision vuestra y de la psicologia de cada uno. Quieres las esferas igual que antes, no quieres perder la tuya y tampoco quieres morirte. Balancea esos tres terminos lo mejor que puedas.
Turnos: Datsue, Eri, Juro, Kaido, Kazuma, Ritsuko, Yota y Karamaru.
Todo se resumía a aquello; terror y locura en la oscuridad casi total de aquella cúpula abandonada por los dioses. Algunos se vieron tan mentalmente sobrecargados que cayeron inconscientes en una especie de falsa muerte. Otro estaban siendo movidos por emociones y pensamientos antinaturales que les obligaban a revelar su faceta más oscura… Porque su comportamiento no era una ilusión, sino más bien la parte más cruel y egoísta de ellos mismos.
—Esa gema es mía —su hablar transmitía todo una gama de emociones negativa; Ira, miedo, duda… Pero por sobre todas una se hacía notar. El deseo de obtener algo “valioso” sin importar los medios—. Así que por favor, dámela. Dánosla. No tiene que pasar nada peor...
Durante un corto periodo de tiempo, un instante cargado de adrenalina fría, se pudo percibir cierta calma y algunos que otros ruidos que parecían provenir de ninguna parte. Las pisadas de alguien corriendo, una chica sollozando y una par de personas hablando. Kazuma podía percibir con claridad el cuerpo del desconocido que tenía enfrente y la contrastante figura de su compañero a unos metros de él.
Por momentos no era una persona pensante, sino más bien un animal impulsado por los instintos posesivos y materialistas que afloraban en su ser. Podía sentir el suelo duro y húmedo, podía escuchar la leve lluvia que caía hacia dentro, podía oler las telas y cabellos mojados, podía ver ligeramente en las siluetas oscuras en la penumbra, podía saborear las heladas y saladas gotas de sudor que caían hacia su labios… Y casi… Casi podía percibir el filo de su espada fundiéndose con el cuello de alguien a quien no conocía y a quien estaba dispuesto a degollar.
—Siento informaros que vuestras armas son del todo inútiles ante mí. Es obvio que no tenéis lo que hay que tener para poseer mis esferas.
Sus palabras fueron acompañadas por un silencio casi absoluto. Lo primero en romperlo fue el sonido de las manos de Kazuma aferrando con fuerza el mango de Bohimei y lo que lo destruyó por completo fue el crujir y rechinar de un suelo que comenzaba a resquebrajarse. El temblor fue violento y por un segundo parecía que todo fuese a colapsar. El terreno comenzó a abrirse en distintos lugares, haciendo que la gente tropezara por doquier.
Puede que en algún lugar de Ōnindo hubiera un tirano enloquecido cuya fe rezara que la mejor solución ante la duda era decapitar a quien pareciera sospechoso. Dicho ser y el de ojos grises tendrían mucho en común, al menos durante aquel instante de caos. Temiendo que el shinobi con olor a pescado fresco fuera el causante de aquella conmoción, decidió cortar las dudas o mejor dicho cortar el cuello de quien le causaba dudas. Utilizo todo el chakra que pudo para mantener su pies firme en el suelo y no caer, pero su oponente no tuvo tanta suerte cuando su cabeza cercenada golpeó el suelo, provocando un ligero sonido de chapoteo.
—Tsk, tsk… —Las cosas no habían salido como quería, pero poco importaba aquello.
Poco importaba aquella repentina cantidad de líquido que salpicó encima de él y que seguramente era sangre, poco importaba que encontrarán un cuerpo finamente decapitado cuando todo acabara, poco importaba que la cabeza de aquel chico se hubiera ido por una grieta y jamás fuera vista de nuevo… Nada importaba más que obtener la gema que tanto ansiaba.
—¡Vamos, debe estar por aquí! —El pánico se apodero de el cuándo de un momento a otro perdió el cuerpo de quien acababa de perder la cabeza— ¡Vamos, no pudo haber desaparecido! —Pero parecía que si fue así, pues no encontraba el supuesto cadáver que acababa de crear.
Se arrodillo en el suelo y comenzó a tantear en busca de su preciada y mortal joya de la discordia… Solo los dioses sabrían si podría dar con ella en aquel charco sobre el que se había quedado.
Desde una distancia considerable la kunoichi de Taki tenía una hermosa vista de todo lo que aquellos desconocidos shinobis hicieran pero estando acuclillada frente a una estructura de madera y piedra el resto posiblemente no tendrían tan buena vista de ella, además que ninguno parecía demasiado preocupado y no sorprendería que fuese por lo mismo por lo que Ritsuko se empezaba a sentir más ansiosa que de costumbre. ~ Llegará el momento… ~ Pensaba la chica que no parecía estar dispuesta a levantar el culo de allí mientras pudiese ver a tantos genin de pie.
Una bomba explotó en un chillido que apenas si afectó a la pelirroja y luego un par de siluetas vagamente distinguibles se encontraron alrededor de una tercera silueta. Los detalles no le eran visibles, la chica no tenía tan buena vista como para saber que una de esas personas era el mismo chico al que le había 'aplastado' la nariz en un accidente y con quién había compartido esa visita al museo, tampoco llegaba a distinguir el peculiar tono de la piel del agredido y siquiera se molestó en observar ese lugar donde una chica de cabellos celestes tendría una… 'Brillante' idea.
- ¿Crees que tardarán mucho? - Consultó la fémina que acompañaba a la genin de Taki que si bien estaba dispuesta a responder con suma tranquilidad, se pegó un susto de los más grandes al sentir la tierra temblar así de la nada y porque se le antojaba, pero eso no fue todo, así como estaba acuclillada sus pies comenzaron a separarse y no por su propio accionar, casi como si algo pretendiese salir de ahí abajo para atraparla y eso si que fue lo suficientemente terrorífico para que la kunoichi se tragase la gema que traía en la boca.
Obviamente la gema no pasó como si nada a través del esófago de la chica, esta fue bajando muy lentamente asfixiandola por un breve momento que para ella resultó ser una eternidad. La desesperación se le notaba, se había echado a un lado de donde la grieta se ensanchaba más y más para intentar regurgitar la gema a base de golpes al vientre, toser y retorcerse un poco también pero todo intento fue en vano. - Mierda… - Soltó algo agitada en el momento en que dejó de sentir todo tipo de molestia en su interior.
Lo único en la cabeza de la pelirroja era la necesidad de sacarse la gema del estómago, a estas alturas ya la única idea atractiva era hacer un acto digno de alguien bulímico pero cuando estuvo a un milímetro de lograrlo fue cuando la cúpula comenzó a su… Rigidez. En poco tiempo algo de polvo comenzó a caerle en la cabeza y no sería ninguna sorpresa que comenzase a desmoronarse pero antes de ello. - Tengo que sacarme esta mierda… - Susurró más que decidida para luego intentar vomitar la piedra como un buen bulímico haría.
26/02/2016, 12:53 (Última modificación: 26/02/2016, 13:14 por Sasagani Yota.)
—Es largo de explicar
*Pues parece que me ha tocado el borde... al menos no le ha dado por ponerse violento*
Fue entonces cuando aquella bomba resonó por el lugar provocando que ambos nos tapásemos los oídos por puro instinto antes que retorcernos de dolor.
—¿Por qué cojones se ponen a pelear en un momento como este? —preguntó chillando. La cabeza le iba a estallar. Nada tenía sentido—. Por cierto, yo soy Datsue.
No, definitivamente no quedaba nadie con dos putos dedos de frente. ¿Qué diantres pasaba en el interior de aquella cúpula?
-Un gust..-
¡¡KABOOM!!
Otra hostia contra el puto suelo. Tal fue la hostia que todo bajo nuestros pies empezó a temblar. Pero en esta ocasión pudimos ver el foco del temblor. Una chica de cabellos azules no muy lejana a nosotroshabía dado un puñetazo al suelo.
Me froté los ojos.
*Jooooooooooodeeeeeeeeeeeerrrrr ¿Estaré flipando? ¿Alguien me ha drogado?*
Pero no había tiempo para cavilaciones ni siquiera para dudas. La cosa se ponía todavía más fea y el suelo empezaba a resquebrajarse, de hecho una de aquellas cosas avanzaba hasta nosotros a gran velocidad. Acabaría atrapando a nuestros compañeros inconscientes.
-Mierda, será mejor que ayudes a tu camarada-
Levanté a Mitsuki por debajo del brazo, tratando de sujetarla firmemente y me desplacé hasta un lugar seguro hasta que algo cayó sobre mi cabeza. Piedrecillas, cachitos de la cúpula que gracias al terremoto de Eri se estaba empezando a romper.
*Pues ahora si que la hemos jodido del todo*
-Ya te lo he dicho, Datsue, vamos a tener que colaborar-afirmé para después mirar hacia la kunoichi de Uzushio-¡No vuelvas a hacer eso!-
Hay algo que no me queda claro. Se supone que estamos de noche y que la única luz que entra a la cúpula es de la Luna y solamente pasa por el agujero arriba de los cuatro pilones. ¿Qué tanto podemos ver?
La nariz del calvo comenzaba a calentarse más de la cuenta y con la vista borrosa y el pitido en sus oídos trató de alejarse como pudo para no terminar con la cara quemada por una simple vela. Se sentó con las piernas cruzadas frente a su pequeña fuente de luz que no lograba iluminar lo suficiente en un espacio abierto como lo estaba.
Un grito que no sabía de donde provenía, pero que seguramente era de un hombre, lo sacó de su shock causado por el estallido de hace unos segundos y trató de prestar más atención al ambiente que lo rodeaba. Comenzó a girar su cabeza para ver solamente unos pequeños pilones de piedra a unos pocos metros de él. Más allá de ese lugar mínimamente iluminado por la poca luz que entraba en una noche como esa poco era lo que podía diferenciar. Podía escuchar susurros, podía escuchar pisada pero no podía identificar a nadie que estuviera bajo esa cúpula en la que él estaba.
De pronto, el primer ser humano hizo acto de presencia justo en el medio del halo de luz que entraba por el punto máximo de la cúpula. Karamaru no lo podía describir, apenas veía una silueta que simplemente se agachó y volvió a su postura común. Tal vez le podría decir que estaba pasando, tal vez podría atacarlo al verlo, tal vez podría salir corriendo, tal vez muchas cosas pero al monje poco le servía quedarse quieto con una vela a su lado.
«Supongo que debería de ir a hablarle, solamente no tengo que bajar la guardia...»
Cuando Karamaru hizo el ademán para despegar su culo del piso un pequeño terremoto surgió bajo sus pies que hizo que volviese a pegar su trasero al piso. La vela cayó, su luz se apagó al golpear la tierra y comenzó a rodar para su derecha. Cuando se quiso dar cuenta una línea cortaba la superficie, como si se hubiesen separado dos pedazos del suelo, y su única fuente de luz se fue hasta el fondo, un fondo tan oscuro que el pelado nunca podría ver en que momento había llegado hasta el punto más bajo posible de esa falla.
El miedo comenzó a apoderarse de él y necesitaba correr hacía algún lugar seguro, pero la pregunta era para dónde. Si el suelo seguía desmoronándose iría a parar al mismo lugar que su vela y obviamente él no quería eso. Se levantó lo más rápido que pudo y sin mirar al suelo comenzó a correr derecho a la posición de esa persona que había visto antes. Lo veía parado y sin perder el equilibrio, ¿Quién no se cae con un temblor como ese?
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
28/02/2016, 16:50 (Última modificación: 28/02/2016, 16:54 por Inuzuka Nabi.)
En cuanto se guardó la esfera en el portaobjetos, pudo ver brevemente el chakra de la peliazul cargandose en su brazo.
Ahora si que se va a liar.
Eri golpeó el suelo con su enorme y bestial fuerza, lo cual hizo que toda la superficie se estremeciera a excepción del circulo central y donde estaba la peliazul, al parecer esos dos sitios debajo tenian solidos pilares, aunque el de Eri estaba empezando a resquebrajarse del Okasho que habia recibido, pero aún parecia aguantar. El golpe hizo que el suelo en si mismo empezara a venirse abajo, las partes más debiles cayeron al momento, mientras la fuerza del golpe se abria paso dejando el suelo lleno de roturas.
Las brechas dejaron ver que el suelo que pisaban no era demasiado grueso, apenas a unos metros de profundidad desaparecia la tierra y parecia haber algún tipo de estancia antigua. Pero la cosa no acabó allí, la única luz artificial de la estancia, la lampara de Karamaru, habia caido a aquella extraña habitación, siendo él el unico que pudo ver con claridad lo descrito sobre la misma. El fuego pareció apagarse al impactar contra la dura superficie inferior, pero apenas un instante despues renació con mucha más fuerza, cubriendo todo el suelo de la estancia oculta bajo sus pies.
Al parecer, durante los años que habia pasado bajo tierra, algún tipo de sustancia de facil inflamación fue filtrandose en el lugar, llegando a cubrir las partes más bajas del mismo. De las brechas aparecia una fuerte luz que dejaba la oscuridad en un segundo plano. Lo más llamativo que verian todos seria el cuerpo del shinobi de Ame descabezado con Kazuma al lado, con la katana fuera. No hacia falta ser adivino para saber qué habia pasado.
Tengo que confiar en él. En ellos, por algo habran iniciado este enfrentamiento.
Hizo una respiracion profunda para asimilar lo que acababa de pasar. Eri se habia cargado el suelo, de alguna forma, se habia encendido un fuego bajo sus pies, así que quedarte sin suelo bajo los pies aseguraba heridas graves, sino la muerte. A eso habia que añadirle que estaban rodeados de todo tipo de shinobis, esperaba que los de Uzu se lo pensaran dos veces antes de lanzarse a por Kazuma aunque conocieran al gennin azulado, pero habia que prevenirse de los de Ame y los de Taki. Si lo que habia pasado llegaba a los oidos de algún kage... La guerra era el menor de sus problemas, que los matara Shiona era el principal problema.
Levantó la mirada aprovechando la nueva luz, vivos y andantes habia pocos, eso le relajó. Y habia mucha más gente de Uzu que de ninguna otra villa, tenian la sarten por el mango.
Dos de Taki y uno de Ame conscientes. Y somos cinco de Uzushiogakure.
El techo se desmoronaba y cada trozo de piedra que caia se llevaba un cacho de suelo al fuego. Su posición era la mejor de todas, el suelo era solido y resistente y no habia cupula que pudiera caerle encima.
¡Venid todos aqui! ¡Es el sitio más seguro!
Lejos de ser un acto altruista, lo mejor era tener a sus enemigos cerca, si veia a alguno intentar escaquearse no le quedaria otra que asegurarse que no saliera de aquella cupula. La única kage que tenia que saber lo que habia pasado alli, era Shiona.
Esperaba que sus compañeros reaccionaran a su llamada, y si los extranjeros desconfiaban de él y no venian, la cupula y el infierno se ocuparian de ellos.
Resumidamente, el suelo se cae, el techo se cae, debajo del suelo hay fuego. Suerte.
Este es ese momento en que las cosas se van de madre, así que rolead como os apetezca las esferas y vuestra supervivencia.
Turnos: Datsue, Eri, Juro, Kaido, Kazuma, Ritsuko, Yota y Karamaru.
Datsue casi ni le oyó. Estaba demasiado estupefacto viendo como el suelo se abría bajo sus pies, invitándole a caer en sus entrañas. ¿Ayudar a su camarada? Maldita sea, tenía cosas más importantes de las que preocuparse.
—Está muerto —mintió Datsue, mientras corría junto a él hacia un lugar seguro. Si es que existía un lugar seguro en un lugar como aquel—. A los muertos no se les ayuda, como mucho se les llora. Aunque no creo que les importe mucho, a decir verdad. Así que me guardaré las lágrimas para más tarde.
Un buen chico, Haruto. Tenía que reconocerlo. Leal y con un gran sentido de camaradería. Pero Datsue no tenía ni lo uno ni lo otro, y además no lo consideraba un amigo. En una situación como aquella, en donde su vida estaba en peligro, sus prioridades eran más que claras.
-Ya te lo he dicho, Datsue, vamos a tener que colaborar-afirmó para después mirar hacia la kunoichi de Uzushio-¡No vuelvas a hacer eso!
Datsue dirigió la mirada hacia la kunoichi. ¿En serio era ella la responsable del derrumbe? El Uchiha no concebía como un cuerpo tan pequeño podía albergar tanta fuerza, pero entonces lo tuvo claro.
—¡Al contrario! ¡Vuelve a hacerlo! —gritó. Luego miró a Yota—. Es la única manera de derrumbar la cúpula —señaló, pues también había sufrido las consecuencias del terremoto, dejando pasar retazos de luz por las grietas recién hechas.
Pero las tenues franjas de luz pronto quedaron eclipsadas por una luz mayor, una que convertía la profunda oscuridad en simples sombras temblorosas. Provenía del suelo. Del fondo de las grietas formadas en el suelo, más bien.
Aquello le permitió ver mejor el panorama. Había muchos shinobis. Distinguió varias placas. Juraría que, de Takigakure, sólo estaban él y Ritsuko. Mientras que de Uzu eran por lo menos cinco. Eso quería decir que Datsue contaba con la ventaja numérica. Por el momento, no tendría que preocuparse de eso.
—¡Venid todos aqui! ¡Es el sitio más seguro! —gritó Nabi.
Su primer impulso fue no hacerle caso. Al fin y al cabo todavía estaba en deuda con aquel rubio. Una deuda que quería saldar más temprano que tarde. Pero después se fijó en el suelo, que permanecía intacto en aquella zona. Solo en aquella zona.
No era momento para orgullos.
Tras varios saltitos cortos, con cuidado de no caer entre las grietas, que cada vez se ensanchaban más y más, llegó hasta allí. Entonces localizó a Ritsuko con la mirada. Por mucho que Yota se empeñase en decirle que tenían que colaborar, necesitaba a alguien de confianza a su lado. No es que confiase demasiado en aquella kunoichi, pero al menos compartían Aldea.
—¡Ritsuko! —rugió—. ¡Aquí!
Era una petición sencilla y clara. Esperaba que su compañera le hiciese caso. Después de todo, sin ella perdería la ventaja numérica sobre los de Uzugakure.
Teniendo en cuenta que un shinobi de Taki vale por tres de Uzu, si pierdo a Ritsuko sería un tres contra cinco. O cuatro contra cinco, dependiendo de si Karamaru se posiciona a mi favor o no... En cualquier caso, ahora debería preocuparme de cómo salir de aquí. Vivo y sano, a poder ser.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Era un espectáculo digno de ver, vaya que sí. La kunoichi de Uzushiogakure, después de romper el suelo en numerosas franjas y roturas por todos lados, se había acuclillado en el suelo mientras se tapaba los oídos, así no lograba escuchar los gritos y la palabrería de todos los shinobi allí presentes.
''Una kunoichi se balanceaba sobre la tela de una araña... Como veía que no se caía, fueron a llamar a otra kunoichi...''
Las voces, amortiguadas por sus pequeñas manos, alcanzaban sus oídos como suaves silbidos, y de entre esos silbidos, Nabi... Yota... Habían intentado decirle algo, además de otra voz, pero... ¿De verdad le hablaban a ella?
- ¡No vuelvas a hacer eso!
—¡Al contrario! ¡Vuelve a hacerlo!
Levantó los ojos llorosos aún con las manos en ambos oídos, y poco a poco se fue incorporando. ¿Lo volvía hacer? ¿No lo volvía a hacer? Pero estaban diciendo que volviese a utilizar su tan conocida técnica... ¿Para qué? ¿Romper la cúpula? ¿Morir todos sepultados y que eso sea una masacre, una fosa común de ninjas de todas las edades? No, ella tenía que curar, tenía que protegerlos, ese era su deber.
—¡Venid todos aqui! ¡Es el sitio más seguro! —gritó Nabi.
¡Nabi! ¡Si él decía que tenía que ir allí donde estaba, ella iría! Además, Yota había dicho que no lo volviese a hacer, y ella tenía que hacerles caso, ¡que para algo todos eran de Uzushiogakure! Por ello comenzó a correr apartando del todo sus extremidades superiores de sus orejas y comenzó a correr por entre las grietas que ella misma había creado, saltando y dejando atrás su anterior posición.
Entonces cayó en cuenta de que la habitación inferior, o la zona que se encontraba a sus pies emitía una luz cegadora para sus ojos, ¿quién había estado jugando a ser dragón abajo? ¡Ya había advertido sobre los katones descontrolados! Negó varias veces en su posición, a tres cuartos del camino que estaba recorriendo cuando, sin querer, tropezó y cayó al suelo de boca.
-Mierda... - Su pie derecho quedó atrancado con una grieta que se había abierto pero que no emitía tanta luz como las demás, obviamente con algo así era fácil tropezar, pero ella no contaba con hacerse daño en el tobillo por torcérselo. Intentó incorporarse torpemente, pero volvió a caer de cara contra el suelo. Genial, no podría andar bien. -¡Hey! ¡Nabi! ¡Ayúdame! - Gimió pidiendo auxilio, los nervios comenzaban a subir por su cuerpo y hacía que lanzase pequeños temblores incontrolados.
Ella solo quería salir viva de esto.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Sus palabras resonaron en la mente de Juro mientras caía.
Siento informaros de que vuestras armas son del todo inútiles ante mí. Es obvio que no tenéis lo que hay que tener para poseer mis esferas
Ante el inesperado temblor, Juro encontró refugio en el suelo. De lejos pudo ver como el ladrón de su gema se chuleaba a pesar de su situación, y como alguien externo a la situación, vio como perdía la cabeza mientras Kazuma caia al suelo debido al temblor. Una brecha se abrió entre ellos.
" La gema..."
Una parte de el se asustó. El tío había perdido la cabeza y él sólo pensaba en la gema. ¿Que le pasaba? Esa parte estaba siendo vencida por otra. La que repetiría una y otra vez el mismo nombre dueño de sus pensamientos...
Los desniveles y el suelo comenzó a empeorar. Las grietas se hicieron más grandes... Y Juro dudó. Vio como Kazuma buscaba y rebuscaba gema, y como sus posibilidades de desvanecían. Pronto, de dio cuenta de algo más. Asomado a la grieta, vio que había lava. Si, lava al fondo. Y poco a poco, se hizo más grande...
"Si morimos aquí no podré conseguir la gema..."
Un nuevo pensamiento inundó su mente y superó la atracción por la gema. La necesidad de vivir.
¡Venid todos aquí! ¡Es el sitio más seguro!
Juro miró a Nabi, y se acordó de que tenis compañeros. Él y Eri tenían que estar por ahí. Con ella podría sobrevivir... Pero la gema... Miró a Kazuma.
-¡Kazuma, cogela ya! - exclamó, nervioso. Luego se dio cuenta de que lo que dijo - No, no, no... ¡Ven! ¡Ya! ¡Acabaremos muertos sino vamos con Nabi!
Juro retrocedió, evitando caer en las grietas. Se quedaban sin tiempo. En cuanto Kazuma llegase, echarían a correr hacia la posición de Nabi, probablemente con la gema. Si, en el fondo deseaba que Kazuma cogiese la maldita gema y se la diese. Después de todo, él la había visto primero...
"Siento informaros de que vuestras armas son del todo inútiles ante mí. Es obvio que no tenéis lo que hay que tener para poseer mis esferas "
Tan pronto como dijo aquello, tuvo que enarcar una ceja y hacerse mofa a sí mismo.
«¿De verdad he dicho eso?... Por Ame no Kami, estas esferas me están haciendo perder la cabeza»
En efecto, su frase no había sido lo genial que hubiese querido. Probablemente habría un millón de cosas que decir respecto a su condición y a la capacidad de sentir cero preocupación por cualquier arma filosa cercana a su cuerpo, pero lamentablemente no había aprovechado la oportunidad.
Y no tendría otra, desde luego; puesto que la muchacha de cabellos azules espabiló repentinamente y dejó caer la furia de sus puños sobre el suelo. Kaido percibió aquello de reojo, aunque no indagó demasiado en el por qué de la reacción de quien conoció una vez en la ciudad de Yachi. Quizás no le preocupaba que pudiera pasar algo extraordinario, aunque su sorpresa fue grande cuando tras el gesto de Eri la tierra se quebró como el papel más frágil.
Aunque lo hubiese previsto, el filo de la espada estaba demasiado cerca como para evitar que le cercenara el cuello. Él se tambaleó, y también el infractor que le amenazaba a su espalda, haciendo de su decapitación un hecho inminente. Pudo sentir como el frío filo del arma se hundía de la manera más simple y sin esfuerzo en sus húmedas carnes, aunque en el calor del momento aquello era lo menos vistoso de la situación.
Kaido cayó al suelo y se desparramó como la mismísima lluvia sobre el suelo.
...
La cúpula que les envolvía sintió las fuerzas en sus cimientos y comenzó a desmoronarse a cuenta gotas. Rocas caían aquí y allá y el suelo desvelaba de a poco los secretos de su propio submundo, donde yacía lo que parecía ser una estancia secreta altamente volátil a la chispa más frágil.
El tiburón estuvo consciente todo el tiempo, divirtiéndose con el cómo pudieran reaccionar todos ante su "muerte". De cualquier forma, al muchacho de la espada no pareció importarle en lo absoluto el haber quitado una vida y se esforzó por encontrar las gemas que Kaido guardó anteriormente con tanto recelo. Pero no encontró nada, porque en el jaleo de toda aquella situación, el agua se fue escurriendo por las rendijas de tierra y de forma oportuna el Hozuki se había alejado de allí.
Sus opciones eran pocas. Mientras recomponía su cuerpo a la distancia —oculto tras la seguridad que le ofrecía un par de formaciones rocosas en su norte más inmediato—, podía sentir el esfuerzo de las llamas por consumir todo a su alrededor y el único lugar seguro era donde se encontraba el chico de los cabellos amarillos, quien además, parecía ser muy amigo de los dos que unieron fuerzas para intentar arrebatar su esfera ahora completa. Si tenía que ir hasta allí para salvarse el culo, lo haría.
Ya luego se encargaría de ellos como mejor fuera posible.
Como buenamente pudo, y dejando rastros de agua a lo largo de su trayecto; el tiburón acortó distancia entre él y la zona sólida y estable donde Nabi se encontraba, percibiendo además el fallido intento de Eri por alcanzar el mismo destino.
Dos metros le separaban de la zona segura. Dos metros le separaban de donde Eri quedó atrapada por las fauces el herido suelo bajo sus pies. ¿Qué debería hacer?
«Hoy tienes suerte, Eri-chan. Me siento generoso»
Kaido salió de su escondite y saltó dos grietas. Tras Eri el fuego se hacía más intenso y el rompecabezas de líneas bajo sus pies se iluminaba consecutivamente, deseoso de alcanzarlos cuanto antes. Pero él llegaría primero a donde ella estaba, tomándola del cogote y ofreciéndole su brazo para avanzar. Pero no sería cuidadoso ni mucho menos, si tenía que dolerse el pie luego, que lo hiciera; pero al menos estaría viva.
Pero más allá de una acción heroica, se trataba de una estrategia. Eri se convirtió en ese momento en su salvoconducto, porque si de algo se había dado cuenta era que el lugar estaba minado de los pomposos shinobi del remolino. Y nadie de sus tierras, lamentablemente.