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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#61
Amekoro Yui se abalanzó sobre Kaido, sin embargo, desviando la bala. Y Sasaki Reiji apareció frente a él. También Kintsugi estaba allí. Lo hizo tan de golpe que cuando se agachó para hacerle un torniquete, su primer instinto fue tratar de apartarse. Yui se abalanzó sobre su ex-pupilo y la Morikage levantó una barrera de Doton.

¡Dioses, Sasaki-kun, qué...!

Hanabi-sama. Lucharé a su lado, seré su brazo.

Hanabi, serio, observó la espalda de Reiji. El muchacho no tenía ninguna oportunidad, pero...

Gracias. De verdad. Ten cuidado. —Entonces, Hanabi observó con curiosidad: Kintsugi aplicó una técnica extraña que hizo crecer hebras de oro a través de las alas de la mariposa tallada en la piedra de la barrera.

»Gracias a ti también... —Hanabi cerró los ojos e inclinó la cabeza. Pero la ladeó instantes después y observó a Yui con preocupación. ¿Qué pretendía? ¿Romper la voluntad del Dragón Rojo como casi había conseguido Ayame?

De pronto, un estruendo. Más bien, dos estruendos. Hanabi miró a un lado, miró a otro. El caos. Trató de levantarse, pero sólo se hizo más daño y tuvo que arrodillarse, impotente. Luego, vino el trueno. Yui salió corriendo, gritando. Llorando.

Hanabi tragó saliva.

Kintsugi. Esto es una distracción. Han ido a por los Señores Feudales.

»Hemos perdido. Hemos...

«Rasen, por favor, dime que tú has resistido. Eres fuerte, viejo zorro. ¡Rasen...!»
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#62
No hacía falta que Kintsugi me lo dijera. Por supuesto que mi prioridad era tapar la herida del brazo de Hanabi. Mientras, ella, levanto lo que parecía un muro de tierra. No era mala idea, pero nos dejaba sin ver al enemigo.

Gracias. De verdad. Ten cuidado.

No se preocupe por mi ¿Ha olvidado él bijuu que tengo dentro? —También tenía que preocuparme por Gyūki, le había expuesto, pero dentro de lo malo, era mejor que Kintsugi pensase que estaba encerrado en mí, y no libre por ahí, por que lo perseguiría para cazarlo. —Le saco nueve brazos de ventaja, así que preocúpese por usted.

»Gracias a ti también...

Eso iba para Kintsugi, que parecía haber reforzado el muro de piedra con unas hebras doradas. Mientras que Yui se había abalanzado y le gritaba al de piel azulada.

Y de golpe y porrazo, dos explosiones, una que vino de cada lado. Los muros del estadio se venían abajo a ambos lados. Hanabi trato de levantarse sin éxito y Yui salió corriendo.

Me agache para ayudar a Hanabi a ponerse en pie, pasando su brazo, con cuidado, sobre mi hombro.

Kintsugi. Esto es una distracción. Han ido a por los Señores Feudales.

Kintsugi lo sabía. La única. Y yo. Y cuando quise informar a Hanabi, el ya se había lanzado al estadio a pelear y también la Arashikage.

»Hemos perdido. Hemos...

No han ganado aún, Hanabi-sama. Aún no han salido con vida de aquí.

Aunque seguro que tenían un plan de escape, igual que lo habían tenido para saltar allí en el centro de todos los enemigos, y colarse, al mismo tiempo, para acabar con los señores feudales.
[Imagen: ksQJqx9.png]
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#63
¡Puuff!


¡¡¡FFFFSSSSCHIUUUUUUSSSSHH!!!


Una nube de humo estalló justo junto a Daruu, en el mismo lugar donde había pagado con sangre el precio del tributo, y en el preciso momento en el que un láser de energía destructora atravesaba una de las paredes más altas del estadio y terminaba perdiéndose en algún punto del cielo.

Sólo que, quizás, no recibió lo que él esperaba. Una extraña criatura humanoide fue lo que apareció frente a él. Parecía tener la misma silueta que Ayame, pero sus rasgos se habían vuelto irreconocibles, ferales como los de una bestia desatada. Además, presentaba cinco colas tras el final de su espalda y cuatro afilados cuernos sobre su frente. Y estaba cubierta de los pies a la cabeza por un extraño chakra burbujeante de color blanco como la nieve. Era la misma figura que Daruu había visto tantas otras veces, cuando Ayame perdía el control sobre su bijū.

Pero en aquella ocasión, el chakra se encogió y retrocedió rápidamente, hasta terminar desapareciendo en algún punto entre sus omóplatos. Ayame no tardó ni cinco segundos en regresar a la normalidad, respirando entrecortadamente. Y suspiró aliviada al sentir la hierba bajo su cuerpo, el calor del verano, y el aire acariciando su piel. Dos últimas lágrimas resbalaron por sus mejillas.

Daa...

Aquello fue lo único que fue capaz de formular, antes de que el aire se llenara de una extraña electricidad estática que le puso los pelos de punta.


¡¡¡Zzzzzzssssssssssssssssssttttt!!!


El rayo más monstruoso que jamás había visto cegó sus pupilas momentáneamente, el trueno más terrorífico que jamás había escuchado taladró sus tímpanos hasta ensordecerla. Y, entonces, llegó el silencio y la lluvia. Pero Ayame se había quedado petrificada, hiperventilando. Incapaz de mover siquiera la cabeza para comprobar qué había pasado, de dónde había venido aquel trueno o dónde había caído, no podía evitar preguntarse si Kurama había ido detrás de ella. No pudo evitar preguntarse si aún seguía viva.






PV:

118/260


CK:

117/330

-80 CK


Sincronización motora alterada. 1 turno restante


Fuerza 30 Resistencia 40 Aguante40 Agilidad 100 Destreza 60
Poder 60 Inteligencia 70 Carisma 50 Voluntad 40 Percepción 100


·Hitai-ate [Hombro derecha, manga]
·Carcaj con 15 flechas restantes [Espalda]
·Portaobjetos básico [Pierna derecha]
·Portaobjetos Avanzado [Parte baja de la espalda]






[Imagen: kQqd7V9.png]
Sprite por Karvistico.


—Habitación de Ayame: Link

No respondo dudas por MP.
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#64
Gracias a ti también... —escuchó decir a Hanabi tras su espalda.

Y ella inclinó la cabeza en un mudo asentimiento. Ya tendrían tiempo para las palabras. Ahora mismo, se encontraban demasiado ocupados en el ojo del huracán.

Cerca de allí, Yui se enzarzó con el Dragón de escamas azules. Desconocía cuáles eran las intenciones de la Arashikage con aquel movimiento, pero lo dejó estar. No parecía que necesitara ninguna ayuda por el momento, mientras que el Uzukage...

Pero nada de eso importó cuando dos violentas explosiones se sucedieron en ambos extremos del estadio. Fuego y viento, infierno y huracán. Y, segundos después, la matraca final en forma de trueno, más allá del estadio. Y entonces la Arashikage echó a correr con todas sus fuerzas, lanzando alaridos llenos de maldiciones y de dolor rotos.

Kintsugi —la llamó Hanabi, y ella ladeó la cabeza hacia él—. Esto es una distracción. Han ido a por los Señores Feudales. Hemos perdido. Hemos...

La Morikage siseó entre dientes y retiró las manos. Pero no retiró el muro. Mientras Reiji hablaba con su Kage, se llevó una mano al oído y murmuró un par de preguntas. Terminó asintiendo, y entonces lanzó un suspiro cargado de alivio.

El Señor Feudal del Bosque está a salvo. Mis shinobi se han encargado de ello —informó, volviéndose hacia ellos, analítica. Al otro lado del muro aún quedaba algún Dragón suelto, pero sólo había que ver el deplorable estado en el que se encontraba el Uzukage, la inminente inestabilidad emocional de la Arashikage, la debilidad del chico de la espada y sus propias escasas reservas de chakra como para darse cuenta de su situación—. Tu Kage tiene razón. Hemos perdido esta batalla. Pero no la guerra.

»Hanabi-dono, solicito una nueva reunión a tres.

«Hay muchas cosas de las que hablar.»





- PV:

300/300


- CK:

49/158

(chakra recalculado con respecto al clon restante)

- Daños: -
- Técnicas: -


- Fuerza: 70
- Resistencia: 60
- Aguante: 70
- Agilidad: 90
- Destreza: 100
- Poder: 90
- Inteligencia: 80
- Carisma: 40
- Voluntad: 100
- Percepción: 70


Portaobjetos avanzado:
- D-ranku no Kibakudama x2
-C-ranku no Kibakudama x2
-B-ranku no Kibakudama x2
-A-ranku no Kibakudama x2
-Esposas supresoras de chakra
-Hilo shinobi x2
-Hikaridama x2
-Kemuridama x2
-Ōkina Chirōgan
-Ōkina Hyōrōgan
-Otodama
-Paquete de 5 cascabeles
-Paquete de 5 senbon

Mecanismo oculto de kunai: (x2)
-Kunai (x2)

Lado izquierdo de la cadera:
-Uchigatana

Responder
#65
Pase lo que pase, tú, Umikiba Kaido, no hiciste nada. Nada. Te obligaron a hacerlo. Te doblegaron. Que no vuelvan a hacerlo, Kaido.

»Ya tienes mi perdón. Ahora, Kaido. Vuelve a unir tus lazos con tus compañeros. Ellos te...


¡¡¡BOOOOOOOOAAAAAAAMMMM!!!


Sendas explosiones envolvieron dos sectores alejados del Estadio, allí donde sabía el escualo que estaban los clones de Ryūnosuke. Kaido había cerrado los ojos por un instante, como si así fuera capaz de evitar todo lo que estaba a punto de pasar. Como si así, no fuese a sentir culpa. Culpa por las vidas que serían cremadas con las fauces ardientes de aquella destructiva llamarada. Culpa por las vidas que serían cercenadas por el inclemente torbellino de viento que no distinguía entre concreto, sangre o carne, succionándolo todo por igual. Culpa, de la más pura, por no haber tenido la fortaleza suficiente para haber dicho que no a aquella masacre y haber podido, quizás, cambiar el destino de muchas vidas.

Pero aquellos estruendos sólo habían sido la antesala de una muerte anunciada. El acto principal, comandado por un general de Raijin, estaba a punto de empezar.

¡Kaido, lucha a mi lado! ¡Cumple tu mi...!

¡¡¡Zzzzzzssssssssssssssssssttttt !!!

La ira de los cielos cayó, finalmente, sobre su víctima. Elegida a dedo por el mismísimo Zaide. El Señor Feudal de la Tormenta. El hermano de Amekoro Yui. Kaido lo sabía con certeza, que ya no había nada que hacer. Yui aún esperanzada, abandonó su misión de exculpar a Umikiba Kaido y corrió con todas sus fuerzas en dirección al punto exacto de donde había descendido aquél rayo.

Kaido la vio alejarse. Se levantó del suelo y quiso seguirla, pues temía que Zaide no se diera aún por satisfecho con el fatídico resultado del ataque. Quería seguirla y luchar a su lado tal y como se lo había pedido hacía un momento. Reivindicarse, si es que existía la posibilidad. Pero entonces lo entendió, que el plan de los Ryūto seguía su marcha.

El ataque no había terminado.

El gyojin volteó hacia el muro de tierra. Pidió a los Dioses que Akame no pensara en buscarle. Esperaba que siguiera las instrucciones y que velara por su propia huida, porque no quería tener que enfrentarlo. Luego giró para afrontar otra realidad.

«Ni una vida más» —se dijo. La lluvia lo empapaba, pero lejos de ser un mal presagio, fue algo que lo revitalizó y extrañamente le hizo sentir como en casa. En su verdadero hogar. Así que allí estaba, El Tiburón de Amegakure, dispuesto a resarcirse así fuera mínimamente con los suyos—. «Ni una vida más»

Oteó en dirección a un punto en concreto. Sabía con certeza que, tarde o temprano, el Heraldo llegaría. Y ahora era su deber hacerle frente.

Por Amegakure.



Umikiba Kaido, Tiburón de Amegakure

· PV:

240/240


· CK:

239/330

+20
(turno anterior)
+20


Enfriamiento Kawarimi: 6/8 turnos

Nota: Los efectos del Bautizo Draconiano se han roto. No de forma permanente —al menos hasta que el sello maldito sea totalmente disuelto—. pero la influencia de Amekoro Yui, con su gran Carisma, le ha permitido a Kaido encontrar realmente a quién pertenece su lealtad. Esto, evidentemente, teniendo que asumir todas y cada una de sus decisiones durante su travesía junto a Dragón Rojo, a las cuales accedió voluntariamente, aunque sugestionado a creer que todo era en pro del bienestar de Sekiryū.



¿?¿?¿?

2
1
1
1
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#66
Acercó el cuerno de guerra a los labios y sopló con fuerza. Trabajo hecho. Plan ejecutado. Se permitió saborear la victoria por unos breves segundos, antes de ver a Amekoro Yui, allá abajo, corriendo hacia su hermano. Demasiado tarde. Demasiado lenta. Eso le hizo verse a sí mismo en ella. Cuando hacía no tanto, él mismo tenía a su hermana muerta entre sus brazos. Inevitablemente sintió un pinchazo en el pecho. Negó con la cabeza; apartó aquellos pensamientos.

No se arrepentía. No iba a pedir perdón. Había hecho lo que tenía que hacer.

Vámonos —pidió a Viento Blanco. No le apetecía escuchar aquellos gritos rotos por el dolor ni un segundo más.

A medio camino de vuelta, algo le heló la sangre. Un inmenso rayo de energía salió disparado de algún punto del estadio y se llevó por delante a cientos de vidas.

¿Qué cojones…?

No podían haber sido ellos. Aquello no entraba en los planes. ¿Un Kage desquiciado, quizá?

¡El chico de la espada! —rugió Viento Blanco. ¡Me lanzó el mismo tipo de ataque antes!

Oh, claro. Tenía que haber sido él. Viento Blanco retomó el vuelo y sobrevolaron el cementerio de los Señores menores. Su corazón, muy lejos de allí, se contrajo de pronto, como si acabase de recibir una puñalada por sorpresa. No, aquel no era el cementerio de aquellos hijos de puta. ¡Aquel era el cementerio de decenas! ¡De cientos, incluso! Hombres, mujeres, ¡niños!

Quiso decir algo, pero balbuceó algo incomprensible. Fue tal el batacazo que sintió todo el cuerpo anestesiado, como cuando recibes un golpe tan tremendo que antes de sufrir el dolor, sientes la carne adormilada. No quería creerlo. No quería seguir mirando.

No puede ser… No puede… ¡No, bastardo, NO! ¡NOOOO!

¿Qué habían hecho?

¿Qué habían hecho?

¡¿Qué habían hecho?!

¿¡Qué había hecho él!?

Sintió el peso de cientos de muertes sobre sus hombros. Huérfanos. Madres y padres que no volverían a ver a sus hijos. Viudos. Viudas. Tantas familias destrozadas. Se le encorvó la espalda; se miró las manos, que le temblaban. ¿Qué había hecho? ¿Qué había hecho? ¿¡Qué había hecho!?

¡Zaide!

Viento Blanco llamaba su atención. Su ojo lo vio. Allí estaba. Brillando como un fuego incandescente entre el polvo y la ruina. Con un gesto, hizo que Viento Blanco bajase en picado y tendió una mano al aire...
[Imagen: Uchiha-Zaide-eyes2.png]
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#67
Cuando Ryūnosuke salió por las puertas —o más bien la entrada, pues las puertas se habían venido abajo por el lanzamiento de una gran roca—, apenas pudo enfocar la mirada en el ring de combate. Había apoyado la espalda contra la esquina de la entrada y usaba el mandoble a modo de bastón. Tal era el cansancio, que le machacaba hacia abajo con todo el peso de una cascada.

Aún así, pudo verlos. La Morikage. El Uzukage. Un shinobi desconocido y alguien que no debería estar allí.

Kaido —dijo, confuso. ¿Qué hacía allí todavía? ¿Acaso habían matado a Akame? ¿O es que el Uchiha se encontraba tras aquel enorme muro de tierra?



- PV:

30/30


- PV Ryū no Yoroi:

25/50

-25
por escombros
- CK:

118/234

+10

- [CK Sennin Mōdo]:

96/156




Fuerza 112 · Resistencia 92 · Aguante 50* · Agilidad 50 · Destreza 82
Poder 112 · Inteligencia 60 · Carisma 60 · Voluntad 80 · Percepción 50
*Aguante tiene una penalización del 30% debido al defecto de tener un solo pulmón.

Agotamiento: 1 turno de 2 a la Agilidad. 1 turno de 6 al Aguante

Sennin Mōdo:
6/8


—Técnicas:
—Daños:


¤ Kioku
- Tipo: Arma de filo
- Tamaño: Grande
- Requisitos (dos manos, una sobre el ricasso): Destreza 80, Fuerza 80
- Requisitos (dos manos): Destreza 80, Fuerza 100
- Requisitos (una mano): Destreza 100, Fuerza 140
- Precio: --
- Daños: 30 PV/golpe con mango, 55 PV/corte superficial, 75 PV/corte, 90 PV/penetración
- Efectos adicionales: (ver descripción)
Kioku es el poderoso mandoble de Ryūnosuke, en cuya hoja tiene sellada el alma de Jujunna, una misteriosa mujer de la que poco o nada se sabe. Poco se sabe también de la creación de esta arma, más allá de que Ryūnosuke la encontró en el Palacio del Hielo y que otorga un gran poder a quien puede y sabe manejarla. En total, el arma mide 2’5 metros de longitud, y además de la empuñadura, la hoja —ondulante— cuenta con un ricasso al principio de esta, que el espadachín puede utilizar para facilitar su manejo.

Además de su enorme poder destructivo físico la hoja puede imbuirse del elemento fuego (12 CK, +20 PV), e incluso transformar el elemento Katon libremente, canalizando cualquier ninjutsu de este elemento que el espadachín conozca (tendrá una Carga equivalente a los Sellos). Si el que la empuña tiene la fuerza necesaria como para dejar el ricasso libre, también será capaz de potenciar los Katones con el elemento Fūton (0’6*X CK, donde X es el PV que se le añadirá al daño, sumando aparte el bono del 50% al daño base por la unión de elementos).


  • Portaobjetos básico (¿?/10) [costado izquierdo]
    • Bomba de humo
    • Kunai
    • Sello explosivo de clase C
    • ¿?
    • ¿?
    • ¿?
    • ¿?
    • ¿?
    • ¿?
[Imagen: S0pafJH.png]
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#68
Y entonces, ocurrió. Akame sintió un escalofrío recorrerle la espalda cuando escuchó el atronador rugido del rayo que partió en dos al Daimyō de la Tormenta. Sintió un mareo repentino cuando el estruendo de un auténtico huracán se revolvió desde las entrañas mismas del Estadio, abriéndose paso a mordiscos como si de una bestia furiosa se tratase, aniquilando por completo a los señores feudales de los países menores. Y notó cómo le temblaban las manos cuando una riada de fuego y llamas acompañó a los llantos de cientos de inocentes mientras abrasaba al Daimyō de la Espiral. Entonces lo supo, supo de dónde venían aquellas sensaciones. No era miedo, ni arrepentimiento, ni rabia.

Era vértigo: el vértigo que sólo podía sentirse cuando uno estaba en la cima de la montaña. Cuando se estaba presenciando, en cuerpo vivo, la Historia. Lo que habían logrado perduraría en la memoria colectiva de los habitantes de Ōnindo durante décadas —quizá siglos—, las ramificaciones de sus actos desencadenarían consecuencias que nadie podría imaginar, y el mundo sería cambiado para siempre.

En algún lugar oscuro y solitario, una mujer habría levantado una copa de vino, brindando al aire.

Entonces le asaltó una certeza: Sekiryū había sido, al final, la palanca de cambio de Ōnindo. Lo habían conseguido, habían cambiado el mundo. No tenía duda de ello. Habían demostrado a todos lo equivocados que estaban, habían hecho posible lo imposible. Akame supo que todos ellos —feudales y ninjas— hacía tiempo que se habían convertido en dinosaurios; y los Dragones habían sido el meteorito.

La realidad le golpeó como un martillo cuando los gritos desgarradores de Yui le sacaron de su trance. Aquel muro enorme de tierra todavía le separaba de Kaido, había perdido de vista a Zaide y a Ryu. Ignoraba donde estaban el resto de sus compañeros, pero lo que sí sabía era que cada uno tenía sus propias formas de escapar; todos menos el Tiburón. El Uchiha negó para sus adentros: demasiado tarde, se dijo.

El Sharingan izquierdo de Akame se fundió en una espiral carmesí cuando chispas de chakra saltaron a su alredor y...

Zzzzup.

... desapareció.



Akame out.
Diálogo - «Pensamiento» - Narración

Mangekyō utilizado por última vez: Flama, Verano de 220

¿Eres nuevo en el rol? ¡Echa un vistazo a mi Compendio de Buenas Prácticas!
Responder
#69
El panorama que envolvía a Umikiba Kaido era deprimente e inhumano. Estando allí en el centro el ring era como si estuviera dentro del ojo del huracán. Una tensa y exasperante calma le envolvía, a pesar de que todo a alrededor era caos y destrucción. El calor de las llamas. El azote del viento. Los gritos de lamentos y desesperación de las víctimas. Las órdenes y demandas de los ninjas que aún luchaban por salvar a alguien. Lo sentía, la voluntad de vivir de algunos, y el último suspiro de otros, no tan afortunados, que sucumbieron al ataque.

Miró a Hanabi y a Kintsugi por un instante. Suspiró. No, no se había olvidado de ellos. Ahora debía protegerlos como si fueran su propio kage y respetar la Alianza que les unía, por muy fracturada que estuviese.

Un nuevo estruendo llamó su atención en dirección a una de las puertas. O lo que quedaban de ellas, después de que una inmensa roca las destrozara. De la polvoreada emergió la portentosa figura del hombre al que estaba esperando. Era él. Ryūnosuke. El guerrero de Ébano. La persona que, durante casi año y medio, había sido su mentor en los caminos de la perdición. Allí donde lo vio, cansado y endeble; Umikiba Kaido no dudó ni por un segundo. Dio un paso, luego otro.

Kaido.

—Ryūnosuke —dijo, con una curiosa monotonía. Kaido recordó lo último que le prometió el Dragón en su viaje al Palacio del Hielo antes de quedar en coma durante un par de meses: que le enseñaría, a su imagen y semejanza, a abandonar su más grande debilidad—. Akame se ha ido, me dejó a la deriv...

«Si no eres lo suficientemente fuerte, deshazte de las cosas que te vuelven débil» ¡Fiusj! «Si tu cuerpo no es lo suficientemente duro, corta las partes blandas»

Un parpadeo. El cuerpo de Umikiba Kaido desapareció en lo que pareció ser un movimiento ultrarápido. Se apoyó allá en un escombro, y utilizó el efecto sorpresa del shunshin para aparecer arriba de su antiguo maestro Dragón. Nokomizuchi en mano, su fiel amiga, ayudándole a recobrar su honor. Blandiendo su último esfuerzo para volver, definitivamente, a casa.

Mizu Ryū...

¡¡¡¡¡ UMI-KIRI !!!!!


Umikiba Kaido, Tiburón de Amegakure

· PV:

240/240


· CK:

165/330

-14
-60


Enfriamiento Kawarimi: 5/8 turnos
Enfriamiento Kawarimi: 5/5 turnos
Daños propuestos: 100 PV



¿?¿?¿?

¤ Mizu-Ryuu:Umi-kiri (Quinta Evolutiva)
¤ Shunshin no Jutsu
3
1
1
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#70
Todo pasó muy rápido. Un blanco fantasma del pasado que apareció ante él, para acosarlo, a pesar de que ahora el terrible monstruo no era sino una compañera más. Al mismo tiempo, el láser terrible que anunciaba a pleno pulmón el destino de Ayame de no haber sido invocada. Al mismo tiempo, dos explosiones en el estadio, que empezó a desmoronarse. Posiblemente con su familia dentro.

Daruu respiró agitadamente y se abrazó los costados, agachándose. Con sibilancias, se acercó a Ayame y la agarró por los hombros.

General de Kurama. Y Dragón Rojo. Yui y Hanabi luchan contra ellos. Kaido. Akame. Gente poderosa y extra...

Entonces, el trueno. La sentencia del tambor de Raijin. Daruu no tenía ni idea de a quién. Pero en ese momento daba igual. Reconsideró un momento. Cogió a Ayame por los hombros.

»Escúchame, Ayame. No sé lo que quieren, pero si Kurama está allí, quizás eres su objetivo. Sois sus objetivos. Si vas hacia allí, nuestra familia correrá más peligro. Debes irte. Usa el Chishio. Vete. Vete lejos.

Pero Ayame no funcionaba así. De modo que Daruu se adelantó ofreciendo una alternativa.

»Atacaron cuando acabó el combate. Llevé a Datsue al Lago Partido. Está débil. Debo ayudarle. Debo salvaros. Si no quieres irte, al menos quédate con nosotros. Por favor. Confía en Zetsuo, Kōri y Kiroe. De hecho, mi madre podría habérselos llevado a todos. Y todos son duros de pelar. Por favor.

Daruu se levantó y comenzó a caminar, agotado. La entrada del bosque estaba casi encima.


- PV:

83/250


- CK:

55/380

(+50/50) (+20)

Fuerza 40 · Resistencia 50 · Aguante 80 · Agilidad 60 · Destreza 100
Poder 80 · Inteligencia 60 · Carisma 40 · Voluntad 60 · Percepción 80


- Placa de Amegakure en la parte frontal del cinturón

Portaobjetos básico en el muslo derecho: (9/10 objs)
- x20 metros hilo (2pqs. de 10 metros)
- x0 kemuridama (6 metros de humo gris)
- x1 antídoto
- x1 respirador
- x1 esposa supresora del chakra
- x0 píldora estimuladora de sangre superior
- x0 píldora de soldado superior

Portaobjetos avanzado en el cinturón, en la espalda: (4/10 obs)
- x1 Bakūmi Fuda

¤ Suiton: Amedama no Buki: (1/20 obs)
- x4 senbon (1 paquete) (4 PV/impacto, 8 PV con Byakugan activo)

Ocultas en ambos mitones, izquierdo y derecho:
- Futatsu Mukei (12 PV/golpe con mango o vaina, 18 PV/corte superficial, 22 PV/corte, 30 PV/penetración)

En el dobladillo de los calzoncillos:
- Juego de ganzúas

[Imagen: K02XwLh.png]

No hay marcas de sangre registradas.
Responder
#71
Pero seguía viva. Tenía que estarlo, pensó, al ver a Daruu inclinarse sobre ella y tomarla por los hombros. Tenía que estarlo, porque la alternativa era que ambos estarían muertos, si no.

General de Kurama. Y Dragón Rojo —murmuró Daruu, igual de afectado que Ayame ante lo que estaba sucediendo—. Yui y Hanabi luchan contra ellos. Kaido. Akame. Gente poderosa y extra...

«Kaido y Akame... ¿También están aquí?» Resolló Ayame, con los ojos abiertos como platos.

Escúchame, Ayame —continuó—. No sé lo que quieren, pero si Kurama está allí, quizás eres su objetivo. Sois sus objetivos. Si vas hacia allí, nuestra familia correrá más peligro. Debes irte. Usa el Chishio. Vete. Vete lejos.

Pero Ayame hiperventilaba, incapaz de articular palabra. Parte por la impresión, parte porque la coordinación de sus músculos seguía alterada por aquella condenada técnica. Daruu le pedía que no interviniera, pese a que su Kage y su propia familia estaba enfrentando a las dos mayores amenazas de Ōnindo. ¡Era algo imposible de concebir para ella! Pero si de verdad era ella su objetivo, tal y como parecía ser por los ataques que había recibido, y sólo les ponía en un mayor peligro...

«¿Qué... Qué debo hacer...?» Sollozó, terriblemente abrumada.

«Sé que es difícil para la Señorita... Pero creo que Daruu tiene razón.» Intervino Kokuō.

Atacaron cuando acabó el combate —explicó Daruu—. Llevé a Datsue al Lago Partido. Está débil. Debo ayudarle. Debo salvaros. Si no quieres irte, al menos quédate con nosotros. Por favor. Confía en Zetsuo, Kōri y Kiroe. De hecho, mi madre podría habérselos llevado a todos. Y todos son duros de pelar. Por favor.

Daruu se levantó. Y cuando hizo el amago de echar a andar, el pánico la invadió. No supo cómo lo hizo, pero lo consiguió: lanzó su mano hacia delante y se aferró con fuerza a su tobillo.

A... yu... da...

Tres simples sílabas le había costado una concentración inconmensurable, y tres sacudidas de dedos. Sentía que la técnica estaba perdiendo su efecto, pero aún perduraría durante algunos segundos más.

Ni aunque hubiese querido, podría haberse marchado con el Chisio.






PV:

118/260


CK:

137/330

+20 CK


Sincronización motora alterada. 0 turnos restantes


Fuerza 30 Resistencia 40 Aguante40 Agilidad 100 Destreza 60
Poder 60 Inteligencia 70 Carisma 50 Voluntad 40 Percepción 100


·Hitai-ate [Hombro derecha, manga]
·Carcaj con 15 flechas restantes [Espalda]
·Portaobjetos básico [Pierna derecha]
·Portaobjetos Avanzado [Parte baja de la espalda]






[Imagen: kQqd7V9.png]
Sprite por Karvistico.


—Habitación de Ayame: Link

No respondo dudas por MP.
Responder
#72
Amekoro Yui escuchó el sonido del cuerno de guerra que lo había comenzado todo. La Tormenta levantó una mirada cargada de rencor, odio y dolor, y clavó sus ojos muertos, apagados, anegados en lágrimas, en aquél hijo de la gran puta, allá en su maldito pájaro. ¡Maldito él, maldito su pájaro, maldita toda su familia y todos los que le acompañaban! Yui levantó un brazo tembloroso, apuntándole con los dedos tal y como había hecho en el estadio. Y entonces... Y entonces...

...bajó el brazo, lentamente, junto a con una mirada que se perdió en la hierba del valle. ¿Qué conseguiría con eso? ¿Qué había conseguido ella ese día? Nada.

Dos de sus shinobi enmascarados acudieron a ella corriendo. Uno de ellos se arrodilló al lado del cadáver de Amekoro Jinzaemon.

¡Arashikage-sama! ¡Arashikage-sama! ¿¡Está usted bien!? ¿¡Qué ha sucedido!?

A la mujer le costó un momento reponerse. No quería que su voz sonara rota, y aún así, lo hizo. Tomó el semicalcinado sombrero de Daimyo de su hermano. Con la otra mano, se quitó el suyo propio, el de Arashikage. Y vistió el de Jinza, mientras sus rodillas la alzaban casi sin que ella quisiera.

Yo ya no soy tu Arashikage, Koro-kun —Yui echó a caminar hacia un punto determinado a la izquierda del estadio—. Soy Amekoro Yui, única heredera viva en la línea de sucesión. Soy Amekoro Yui, Señora Feudal del País de la Tormenta.

»Volved al estadio y salvad todas las vidas que yo no he sido capaz de salvar por estar cegada en matar a estos cabrones, hacedme el favor. Evacuad a todos los civiles y ninjas heridos que podáis y hablad por mi ante los que puedan moverse todavía. Cuando todo haya pasado, volved a Amegakure lo más pronto posible.

Mientras Yui se alejaba, al ANBU le costó algo de tiempo contestar. Echó la mirada atrás a su compañero, que inspeccionaba a Jinzaemon. Éste se encogió de hombros.

¿Y usted?

No te preocupes por mí. Estaré en las mejores manos, si es que las encuentro.
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#73
Hanabi soltó una risilla nerviosa, y se llevó una mano al pecho. Una punzada de dolor. Por primera vez en mucho tiempo, necesitaba esas pastillas. ¿Dónde diantre estaban? Sin recordar que se había deshecho de ellas hacía mucho tiempo, rebuscó inconscientemente en el bolsillo de su haori.

Ya hablaremos de lo de la reunión por teléfono cuando pongamos a salvo a la gente, Kintsugi. Creo que este no es el momen... ¡agh! —El líder del Remolino se llevó la mano al pecho de nuevo. Otra punzada—. No lo entiendes, Reiji. El hijo de Rasen...

¡Bom! No se crean que iban a dejar de darle sustos al bueno de Sarutobi. Otro de esos dragones apareció entonces rompiendo las puertas del estadio con una roca. Seguidamente el Hijo Descarriado de la Tormenta comenzó a acercarse. Hanabi trató de levantarse, pero estaba muy débil. ¿Venía a atacarles?

»Esperad.

No. No venía atacarles. Se le notaba en el andar. En la mirada. Había una intención oculta. Había una intención oculta, y no era contra ellos. Era contra...

¡Flash! En tan sólo un instante, Kaido apareció sobre el Dragón. Hanabi no sabía si Yui había hecho algo más a Kaido que gritarle, que inspirarle. Pero al parecer, tal y como Aotsuki Ayame hiciese un día y ella les contase en la última reunión, había conseguido abrirse paso a través del influjo del sello que le oprimía la mente. Ahora caía sobre uno de sus esclavistas blandiendo aquella extraña y serrada espada.

Pero Hanabi dudó: ¿aquél cambio era permanente, o sería temporal, como la última vez?
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#74
Hanabi respondió con una risilla nerviosa y se llevó la mano al pecho con un ligero gesto de dolor. A Kintsugi no le pasó desapercibido que su mano libre rebuscaba en uno de los bolsillos de su haori.

Ya hablaremos de lo de la reunión por teléfono cuando pongamos a salvo a la gente, Kintsugi. Creo que este no es el momen... ¡agh! —Otro gesto de dolor, su mano presionando su pecho. Y Kintsugi entrecerró los ojos ligeramente. El Uzukage no parecía haber sufrido ningún daño en esa zona durante su combate, ¿acaso se trataba de una crisis nerviosa?—. No lo entiendes, Reiji. El hijo de Rasen...

Pero antes de que Hanabi pudiera terminar su frase o que nadie pudiera añadir nada al respecto, un nuevo estruendo los sobresaltó. Una enorme roca de hormigón atravesó una de las puertas del estadio como si no fueran más que papel, y entre la polvareda levantada surgió la figura del Enorme Dragón. Y Kintsugi palideció. ¿Acaso su clon no había conseguido...?

¡Puff!

No. Los recuerdos de su última réplica en pie regresaron a ella como un lejano eco y suspiró, aliviada. Daigo estaba bien, en las manos de uno de los Uzujines. Ahora sólo le quedaba confiar en que le hicieran caso y salieran del estadio cuanto antes y no se pusieran a rebuscar entre los escombros a su amigo perdido.

Mientras tanto, el Dragón había apoyado la espalda contra la esquina de la entrada y utilizaba su enorme mandoble a modo de bastón. De alguna manera, parecía debilitado. Pero ahora todos conocían la verdad sobre aquel homb... no, sobre aquel monstruo. Débil no era un adjetivo que se le pudiera adjudicar.

Kaido —pronunció, volviéndose hacia el Dragón Azul.

Ryūnosuke —respondió el nombrado—. Akame se ha ido, me dejó a la deriv...

Kaido desapareció súbitamente en un parpadeo y apareció más allá, apoyado en un escombro. Sobre Ryūnosuke, Kaido enarboló una curiosa espada serrada y se abalanzó sobre el que antes había sido su aliado.

«¿Pero qué está haciendo?» —se preguntó la Morikage, incrédula.

Pero entonces recordó una conversación lejana en el tiempo. Allí mismo, en los Valles de los Dojos, en una reunión donde se había declarado rota la Alianza. En un reunión que Kintsugi ya había abandonado, pero no una de sus mariposas espía (AO de aquella trama).


«¿Sabes, Hanabi? El otro día Ayame se presentó en mi aldea con un Kage Bunshin de Umikiba Kaido.»

«¿Umikiba Kaido? ¿El que ahora era miembro de Dragón Rojo, no? ¿Y qué pasó?»

«Pasó que averiguamos que Dragón Rojo le está comiendo la cabeza con un Fūinjutsu. Es el tatuaje del dragón que lleva tatuado. Ayame dijo que su voluntad se quebró durante unos minutos mientras luchaba contra él. Envié a Kaido a infiltrarse para eliminar a la banda, y esos hijos de puta lo han esclavizado.»


«Si ese es el tatuaje del que hablaban, sigue teniéndolo...» Meditó Kintsugi, insegura. «Pero que ataque de esa manera a los suyos ahora sólo podría significar una cosa. Lo que no sabemos es si el efecto será permanente, o de tan sólo unos minutos, como pasó con la Jinchūriki.»





- PV:

300/300


- CK:

97/312

(último clon restante desaparecido)
+20 CK


- Daños: -
- Técnicas: -


- Fuerza: 70
- Resistencia: 60
- Aguante: 70
- Agilidad: 90
- Destreza: 100
- Poder: 90
- Inteligencia: 80
- Carisma: 40
- Voluntad: 100
- Percepción: 70


Portaobjetos avanzado:
- D-ranku no Kibakudama x2
-C-ranku no Kibakudama x2
-B-ranku no Kibakudama x2
-A-ranku no Kibakudama x2
-Esposas supresoras de chakra
-Hilo shinobi x2
-Hikaridama x2
-Kemuridama x2
-Ōkina Chirōgan
-Ōkina Hyōrōgan
-Otodama
-Paquete de 5 cascabeles
-Paquete de 5 senbon

Mecanismo oculto de kunai: (x2)
-Kunai (x2)

Lado izquierdo de la cadera:
-Uchigatana

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#75
Ya hablaremos de lo de la reunión por teléfono cuando pongamos a salvo a la gente, Kintsugi. Creo que este no es el momen... ¡agh! —La verdad es que la Morikage habia elegido el peor momento para pedir explicaciones. Explicaciones que, aunque hubiera ayudado ahora, no tenían por que darle a alguien de fuera de la alianza.—. No lo entiendes, Reiji. El hijo de Rasen...

No lo entiendo, pero si entiendo que usted está malherido y se esta sobresforzando. Déjese ayudar.

Hanabi Trato de levantarse cuando otro enemigo apareció de forma bastante llamativa por una de las puertas del estadio. No pudo. Pero intenté ayudarlo y esperaba que se dejase ayudar. Pase su brazo con delicadeza por encima de mi hombro y le pasaba mi brazo por detrás de la espalda para ayudarle. Así, por lo menos, podría estar en pie.

Pero de pronto, otro de los enemigos, o él que había sido un enemigo hasta hacia un momento, el chico de piel azulada, se abalanzó sobre el que debía ser su compañero. La verdad, no entienda muy bien que estaba pasando.

Aún así, por el momento, lo mejor era que me quedara al lado de Hanabi malherido por si había que huir o defenderlo. Por si el dragón azulado se volvía contra nosotros de nuevo tras acabar su nuevo objetivo.
[Imagen: ksQJqx9.png]
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