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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
"Eres débil. Te voy a enseñar lo débil que eres si es que tienes huevos, que con lo flojo que eres dudaría mucho que los tuvieras. Te espero en el Estadio de Uzushiogakure mañana a primera hora, ven solo o no vengas. Cobarde."

Con esa hermosa dedicatoria se había topado el joven rubio Uchiha al volver a casa tras hacer unos recados. Claramente, no le había sentado nada bien, de hecho, se había cabreado tanto que ni había dormido. En su rostro de seriedad habitual asomaba un leve gesto de enfado cuando con su ropa habitual salia de su casa a primerísima hora de la mañana. Tenia la suerte que desde la puerta de su queridisimo hogar disfrutaba de una buena vista del estadio en cuestión, así la probabilidad de perderse era nula.

Ese maldito desgraciado... ¿A quien se cree que llama cobarde, cuando es él el que va dejando notitas? Si ÉL tuviera los huevos que dice, se hubiera dignado a decirme este montón de basura en persona. Le hubiera partido los dientes y ahora todos seriamos felices.

Una de las pocas formas de quitarle el silencio que rodeaba habitualmente al rubio era enfadandolo, y aquel misterioso agresor verbal lo había conseguido, así que cuando se encontraran tendrían algo más que palabras. Llegó al lugar designado en nada y menos. Como buen shinobi recién graduado que era prefirió evitar entrar por la puerta principal, por lo que pudiera pasar y concentrando chakra en la suela de la sandalia escalaría una de las paredes del estadio tan rápido como podía.

Unos segundos más tarde, Nabi se encontraba en las gradas de aquel desierto lugar. No había ni un alma. Llegar tarde a un enfrentamiento que tú mismo habías provocado, en la escala de la descortesía eso debía ocupar entre los tres primeros puestos. Se sentó con la vista en la entrada principal, sin desoír todos los sonidos que le llegaban de los alrededores. El cielo empezaba a teñirse del color rojizo tan característico de los amaneceres en Uzushiogakure.

Sin embargo, el rubio había dejado de lado el paisaje, centraba toda su atención en ser el primero en enterarse de la presencia del otro. Eso era vital en un encuentro ninja, el factor sorpresa.
Nabi
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#2
-¡Mis cojones débil! ¡¿Pero de que coño va el gilipollas este?! Ya lo creo que iré. A ver si es tan gallito cuando le haya atravesado el corazón con el cúbito. Maldito gilipollas...-

Traté de ver por la ventana por la que se había colado aquella nota amenazante. Traté de solucionar aquello en un instante. Mis ojos se salían de sus orbitas y mostraban la rabia que almacenaba en mi interior, pero fue sin éxito. Tendría que acudir a aquella cita y poner fin a aquellas amenazas sin importar quién fuese el creído que las había articulado. Mis nudillos, blancos como el papel y las uñas clavadas en las palmas de mis manos provocaron que descendiese un pequeño hilo de sangre.

No, aquella noche no cené. Estaba demasiado furioso como para tener siquiera un poco de apetito. Simplemente me tumbé en mi cama, mirando al techo pero fue en vano.

Con suerte llegué a dormir 1 o 2 horas pensando en multitud de variables de cosas que podría hacerle a ese hijo de la gran puta. En cuanto el astro rey me dio los buenos días y empezó a perforar el cristal de mi ventana me destapé de las sabanas y tomé mi ropa y mis utensilios rumbo al estadio. Aquel lugar destinado a grandes celebraciones. hoy tocaba un correctivo, solo faltaría un poco de público.

Con tal de ganar velocidad y llegar en el menor tiempo posible, fui saltando de tejado en tejado a toda velocidad para llegar en un santiamén. Y así fue, apenas 10 minutos tras salir de casa crucé las grandes puertas que daban acceso a él y una vez dentro rápidamente empecé a buscar mi presa.


-¡¡EH TÚ, HIJO DE PUTA!!- no veía a nadie pero trataba de llamarle la atención y que se mostrase él mismo hasta que en las grades vi al Uchiha. Uchiha Nabi estaba esperando paciente.

*No me jodas que.. ¡Joder!*


-¡Eh, gilipollas!- chillé señalándole con la mano escalando entre las gradas -¿Acaso has sido tu el gracioso de la notita? Me muero de ganas de ver lo débil que soy ¡Vamos, muéstramelo de una puta vez, desgraciado!-

De mi bolsita del cinturón cogí uno de mis caramelos y lo metí en la boca. Si la cosa iba de ostias debía relajarme un poco y ese Uchiha tenía un nivel similar al mío. No había que tomarlo a la ligera.
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#3
Eres débil. Te voy a enseñar lo débil que eres si es que tienes huevos, que con lo flojo que eres dudaría mucho que los tuvieras. Te espero en el Estadio de Uzushiogakure mañana a primera hora, ven solo o no vengas. Cobarde.

''¿Cómo que si tienes huevos? Creo que se han olvidado de que soy mujer''

Eri había hecho una bola la nota que había llegado volando por su ventana y la había tirado a la papelera, furiosa. No importaba que dijese que era floja o que si era débil, lo que le importaba más es que esa carta iba dirigido para el público masculino, y eso le cabreaba. ¿Generalizar? ¡Los cojines del sofá generalizar! ¡Esa carta era machista y se iba a encargar de partirle la cara de la persona que había escrito esa carta a Okasho limpio!

Se pasó toda la tarde de ese día dándole vueltas a la notita, mirando la caligrafía, observando si había algo en el papel que delatase al culpable, pero no encontró nada. Por la noche quedó dormida en la ventana, esperando por si aparecía otra nota de disculpa o al menos correcta para una mujer, pero el día amaneció y los rayos del sol la despertaron sin nada nuevo en su apartamento, así que se puso sus botas ninja, se colocó en la cintura su porta-objetos y con bandana en la frente, salió en dirección al estadio de su villa.

No tardó ni cinco minutos en llegar, y una vez allí lo que se encontró fue algo que la dejó desconcertada.

''Nabi-kun y Yota-nii, uno frente al otro, en posición amenazante, como si fueran a...''

Eri no terminó su pensamiento y rápidamente subió las gradas donde ambos se encontraban, pero tuvo tan mala suerte, o quizá estaba tan nerviosa porque dos personas importantes para ella estuviesen a punto de reventarse la cara a hostias, que cuando apoyó el pie derecho después de saltar, tropezó y se comió el suelo, pero pudo mitigar un poco de daño cayendo sobre sus brazos cubiertos con sus ropas.

-Auch...- Dijo sobándose los codos, y poniéndose de nuevo en pie, se acercó a ambos chicos, con una expresión de cabreo en el rostro.

-¿Qué narices estáis haciendo? - Preguntó una vez estuvo lo suficientemente cerca de ambos shinobis.
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—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
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#4
"Eres débil. Te voy a enseñar lo débil que eres si es que tienes huevos, que con lo flojo que eres dudaría mucho que los tuvieras. Te espero en el Estadio de Uzushiogakure mañana a primera hora, ven solo o no vengas. Cobarde."

"¿Quién narices me habrá enviado esto?" — pensó, inquieto.

¿Habrá sido por alguna razón? ¿Debería ir?

Un montón de dudas se arremolinaron en su mente. Decidió guardar la nota como prueba, solo por si las moscas. Pensó en que hacer durante el resto de la tarde. Al final, decidió que hacer. Iría cuidadosamente, para saber quién había sido el responsable. Según lo que viese, actuaría.

Pasó una noche intranquila, a pesar de tratar de dormir para estar mejor. Hizo lo que pudo, y lo que su cuerpo quiso.

Al día siguiente, con todo su equipamiento ninja, salió de su casa, decidido a ver de una vez por todas quién era el responsable. Supuso que la mejor manera de ver quién era y asegurarse una via de escape era ir por la parte de arriba. Así podría localizar a la persona de abajo y ver quien es. Agradeció silenciosamente la tarde de planificación.

Subió justamente cuando empezó a escuchar ruidos en medio del estadio. Era una voz muy estreidente, que le era familiar, muy familiar.

— ¿Yota? — murmuró, extrañado

Terminó de subir, solo para ver algo que no esperaba. Había tres personas más aparte de él, y para colmo, las conocía a todos. Y ninguna tenía pinta de ser un agresor. Uno era Yota, como había supuesto. Tenía pinta de estar bastante enfadado. Otro era Uchiha Nabi. Lo recordaba perfectamente. Era su compañero de equipo.

La tercera figura estaba cerca de ellos, o más bien, acercándose. También la conocía. Era Eri. Ella tampoco tenía pinta de haber escrito la nota. También parecía enfadada.

Durante unos momentos, no supo que hacer. Al final, decidió acercarse. La mayoría eran amigos suyos. No tenía por que pasar nada. Entonces se dio cuenta de que el ambiente estaba mucho más tensó de lo que pensaba. Yota y Nabi parecían estar a punto de pegarse, mientras que Eri trataba de separarlos.

¡Tranquilizaos! — exclamó, apoyando a Eri, mientras se acercaba al grupo a una velocidad similar a la de ella. Sostenía la nota que le habían mandado en la mano derecha, sin saber que hacer con ella — Supongo que ninguno es el autor de esta nota anónima, ¿No?
Hablo / Pienso

Avatar hecho por la increible Eri-sama.

...

Sellos implantados: Hermandad intrepida
  • Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60
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#5
Alguien había dejado un trozo de papel sobre el marco de mi ventana la noche anterior. Se que tenia algunas palabras, como los libros, pero eso no se come, aunque aquello no parecía un libro así que desde luego lo intente. La verdad es que no tenia muy buen sabor, era casi peor que la verdura. Mas tarde me di cuenta de que no había leído lo que ponía allí. Pero bueno, si era importante ya volverían a avisarme.

A la mañana siguiente me levante con el alba, bastante temprano. Es cuando había menos gente por las calles, y tenia que hacer mis ejercicios de caza matutinos junto a Byakko para conseguir un nutritivo desayuno. Normalmente algún ratón o con mucha suerte algún pajarillo.

Esa mañana teníamos suerte, el sol había empezado a asomarse mientras Byakko y yo perseguíamos sigilosamente a un pequeño pájaro que sobrevolaba la villa. Corríamos por los tejados a la espera de que se detuviera sobre algún lugar para abalanzarnos sobre él. Pobrecillo, pero en esta vida o cazas o eres cazado, y yo no soy de los que se deja cazar.

Lo perseguimos hasta el gran estadio de la villa, en donde el ave se adentro. Subí a Byakko a mi espalda y trepamos las paredes del estadio. Y allí lo vimos, pero no estaba solo, había unas cuantas aves mas en aquel lugar, que ajenas, igual que yo, a lo que sucedía unos escalones mas abajo, rebuscaban comida bajo los asientos que los espectadores habían dejado caer.

Al principio no le dí mucha importancia a que, a esas horas, hubiera tanta gente en aquel lugar, solo pensaba en lo delicioso que iba a ser mi desayuno. Baje del muro con todo el sigilo posible y deje al pequeño tigre en el suelo. A cuatro patas nos acercamos poco a poco hacia nuestra presa, y como había tantos, no tendríamos que compartir el desayuno. Y cuando las aves estuvieron a tiro, nos abalanzamos cada uno sobre un pájaro distinto, provocando que el resto de aves emprendieran el vuelo.

Desayuno en mano, levante la vista hacia la gente que había por allí. No era difícil para alguien como yo, reconocer que, al menos uno de los dos que estaban cara a cara, quería abalanzarse sobre el otro. Luego parecía haber otros dos que intentaban frenar el asunto. Entonces me fije mejor en ellos, eran gennin que se habían graduado el mismo año que yo. Entonces recordé el papel que me había comido la noche anterior.

"Oh, mierda, y si era un aviso para un examen? se estarán peleando por las notas? entonces.... Habre llegado tarde?!

Pensé para mis adentros en aquel momento. Entonces descendí rápidamente sin soltar al ya fallecido pajarito de mis manos seguido por mi pequeño compañero que llevaba el suyo en la boca. Me coloque justo entre los dos que parecían querer pelearse para así llamar un poco mas la atención.

UN MOMENTO NYA! —me pronuncie al fin —Que nyaceis todos nyaqui? nyabia un examen verdad? o estáis peleando por el primer turno? entonces llego a tiempo? pero nya estudiado nyada

El pequeño tigre, que parecía haber estado ajeno a la conversación y que había depositado al pájaro en el suelo para comer mientras yo dialogaba, levanto la cabeza cuando me escucho decir lo de que no había estudiado nada, me miro, y gruño en su idioma algo así como que yo no estudiaba nunca.

Pero es que nya... esos libros nya son comestibles, entiéndeme....

El tigrecito me dijo algo así como que para que me quejaba entonces de no haber estudiado si no pretendía hacerlo igualmente, y se llevo una de las patas a la cara mientras negaba con su cabecita.

Ese nya es el tema —Intente desviar la conversación hacia otro lado, y hacia los otras personas que había allí —A lo que íbamos, nyai examen o nya nyai examen? o llego tarde? — Dije mirando a uno y a otro consecutivamente, mientras de vez en cuando le daba un bocado a mi desayuno.
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#6
"Eres débil. Te voy a enseñar lo débil que eres si es que tienes huevos, que con lo flojo que eres dudaría mucho que los tuvieras. Te espero en el Estadio de Uzushiogakure mañana a primera hora, ven solo o no vengas. Cobarde."

«Esto no puede ser bueno» —Pensó él, mientras examinaba el papel que yacía en sus manos.

—Le noto inquieto Kazuma-sama ¿Ha sucedido algo? —Pregunto la joven mujer que le hacía compañía mientras bebía el té de la tarde—. No estará metido en problemas nuevamente ¿Verdad?

—En absoluto Naomi, solo es un asunto concerniente al equipo —Mintió el peliblanco, todo con el fin de mantener a raya la aguda intuición de la joven.

La señorita decidió no indagar más en el asunto, lo cual fue un alivio para Kazuma, pues aquella carta podía significar problemas. Llegada la noche y estando en su habitación con la única compañía de una cuantas velas encendidas, el joven pudo tomarse su tiempo para meditar sobre aquel escrito que le fue enviado.

—Esto es muy extraño… No es la primera vez que recibo una invitación de alguien que me quiere dar una golpiza, pero por lo general estas cosas vienen firmadas. Al menos creo que ese es el modus operandi de los bravucones con quienes me he topado.

—Vamos trata de recordar… —Se decía así mismo el ojos grises, mientras trataba de recordar que altercados pudieron desembocar en aquella situación.

El joven recordó los días posteriores a la graduación y anteriores a su entrada en un equipo. En aquel lapso de tiempo no mayor a setentaidos horas, se encargo de saldar a puño limpio la deuda que tenía con los bravucones de la academia. Pendencieros que se encontraban protegidos por la leyes que rigen a los estudiantes, leyes que se distienden una vez que se gradúan.

—¡Eso debe ser! —Exclamo en voz baja—, alguno de esos patanes que golpeé debe querer venganza. La pregunta es ¿cuál de ellos?

—¿Sera Kido? No, luego de que pegarle con ese ladrillo quizás ni recuerde que le paso.

—¿Podría ser Momoshiro? Que va, aun debe estar curándose de las piernas.

—Tiene que ser el cobarde de Shibō, ese grandullón se me escapo a media faena mientras terminaba con sus lacayos. Seguro que es el.

—Genial, me ahorro el trabajo de buscarlo, esta vez no se retirara con solo una nariz rota —se dijo así mismo mientras se estrujaba los dedos—. Pero eso implica otro problema, ese sujeto nunca está solo, además que tiene dinero como para pagar unos cuantos matones de mi liga.

—Estoy ansioso, pero debo hacer esto con cuidado, no quiero ni imaginar si el viejo o el equipo se enteran, además de que tampoco me gustaría ser apaleado. —Se advirtió a si mismo mientras trataba de conciliar el sueño.

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La mañana llego rápido y el joven Ishimura se encontraba descansado.

Haciendo la menos cantidad de ruido posible, tomo un desayuno ligero y salió camino al estadio de celebraciones. A pesar de haber salido con prisa no olvido prepararse adecuadamente.

Se vistió de manera deportiva; un pantalón gris, una camiseta blanca sin mangas y un suéter azul con capucha. Esta ultima prenda se la coloco de manera que cubriera perfectamente su característica melena blanca, de modo que no lo reconocieran si lo veían huyendo de donde hubo una pelea. Aunque quizás su habitual espada en la espalda fuera contraproducente a este propósito.

Llegar al sitio acordado no le tomo demasiado, aun así se había levantado tarde y ya se había atrasado media hora. Sin preocuparse mucho por aquello decidió entrar al edificio por la puerta principal.

Mientras subía las escaleras, una serie de voces y sonidos se hacían cada vez más fuertes.

«Cielos… Hay mucho ruido, y suena a gente encabronada. Espero que no sean demasiados, es malo cuando se involucra muchas personas»

—Espera… ¿Qué es esto? —Es lo que se preguntaría Kazuma así mismo, mientras en que su nuevo estado de confusión absoluta, podía apreciar como discutiendo y armando alboroto en las solitarias gradas, estaban tres personas que conocía ligeramente y otras dos que conocía muy bien.

Se acerco al tumulto dando rápidos y precisos saltos entre las filas, para luego detenerse a un metro de aquella gente.

—¡¿ALGUIEN PODRIA DECIRME QUE SUCEDE AQUÍ?! —Pregunto en voz alta, luego de tomar un kunai y rallar la superficie metálica de un pasamanos cercano, produciendo un fuerte y agudo sonido que rechino por todo el estadio. La dentera por poco le hace retorcerse, pero aquella era la mejor forma de llamar la atención de los presentes.
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#7
El rubio seguia concentrado en localizar al autor de la carta, y no paso mucho tiempo hasta que apareció un muchacho que reconoció enseguida. Yota el de los huesos, no se acordaba de su apellido y poco importaba eso. Lejos de admitir su error, el rubio huesudo entró en escena despotricando y sin cortarse un pelo. La rabia del Uchiha se extendió a sus ojos, que se volvieron tan carmesíes como los colores de su villa. Su plan principal era apalizarle, pero al ver que se trataba de un genin de tal talla como Yota era mejor ir paso a paso.

Tuvo que centrarse mucho y calmarse para no saltarle desde las gradas y reventarle los dientes contra la arena del estadio. Se levantó tan pronto como lo vio entrar, mano en el portaobjetos. Y cuando abrió la boca para despotricarle, moviendose por impulsos más que por pensamientos, su mano derecha agarró un shuriken que salió directo a por el rostro del agresor.

Lavate la boca antes de hablar de mi madre, imbecil.

Empezó a recortar la distancia que les separaba dispuesto a desatar esa pelea que la amenazante carta le habia prometido. Sin embargo, antes de que pudiera atizarle una buena al muchacho, una figura femenina entró en escena. Ese pelo azul era imposible de olvidar, nadie más en toda su generación se acercaba siquiera a aquel tono. Así pues, Mizumi Eri entró en escena para intentar detener el enfrentamiento, pero acabo dandose de morros contra el suelo. Paró la caida con los brazos y al levantarse preguntó qué estaba pasando.

Este intento de anuncio de leche me ha enviado una carta citandome aqui para que le diera una paliza.

Estaba realmente cabreado, seguro que Yota habia metido a Eri en todo esto para aprovecharse de ella para ganarle. Sucio y malevolo Yota. Pero la cosa no acababa ahí, otro más de los genins que se graduaron hace poco apareció por la parte de atras, se trataba de Eikyu Juro.

¿Qué cojones esta pasando aqui?

Con su sharingan no perdia de vista al rubio, sabia del temperamento de este y sabia que probablemente no dejaria pasar el hecho de que le habia atacado. Pero tambien queria resolver el enigma de quien se habia dedicado a mandar esa nota, que al parecer, él no era el único que la habia recibido, pues Juro la acababa de mencionar. Justo cuando iba a abrir la boca para aclarar el asunto, y por si no eran suficientes aún, un gato y su fiel compañero Byakko se colaron entre Yoya y yo. Repito, POR SI NO HABIA SUFICIENTE GENTE YA.

Reiji entró soltando que si se estaban peleando por algún tipo de examen. Para rematar el asunto ya del todo, de repente, sonó un estruendo estridente que resultó ser Kazuma que habia cogido un kunai y se estaba dedicando a rallar una de las barandillas de hierro del estadio. El resultado fue que nos giraramos todos a mirarle, pero no sabria decir si eso era un buen resultado, pues entre el ambiente tenso y la confusión general, se podia llevar un buen par de hostias, y se las merecia.

Nabi por su parte, no se movió un apice, de ese montón de gente, se podia fiar de Eri y como mucho de Juro. Eri porque no era capaz de escribir una carta así, y de Juro porque tampoco era capaz, pero en un mal sentido. Eri era demasiado buena y Juro, demasiado Juro. Así pues, le quedaban tres sospechosos, el de la artritis, el gato y el espadachin estridente. Todo estaba pasando demasiado rapido, y sus ojos se negaban a olvidarse de la amenaza potencial que habia en aquel estadio. Sasagani Yota.

Cualquier movimiento podia desatar una batalla campal entre los gennins, así que el Uchiha se quedó quieto, esperando la reacción de los demás ante aquel pintoresco escenario.
Nabi
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#8
Todo acabaría avanzando muy rápido, demasiado quizás. El rubio no tardó en mostrar hostilidad y ante mis insultos sus ojos se cubrieron de sangre y dibujaron dos aspas al rededor de su iris, ambas negras como el carbón, llevó su mano hacia su portaobjetos, con lo que le imité. El Uchiha lanzó un shuriken hacia mi cabeza. Gilipollas. No necesité siquiera sacar mi kunai para interceptarlo, un simple movimiento de cabeza hacia mi izquierda me sirvió para que el arma pasase por mi lado derecho y siguiese volando.

Antes de poder articular palabra alguna, una voz femenina nos interrumpió. Bueno, esa voz y el golpe de su caída. Era Mizumi Eri, la chica de cabellos azules con la que pocos días antes había formado equipo.

*Mierda.. ¿Qué hace Eri-chan aquí?

Me acerqué hasta ella rápidamente y la ayudé a reincorporarse.


-¿Estás bien?- antes que nada me interesé por el estado de la joven -El gilipollas del Uchiha me ha citado aquí para demostrarme lo hombre que es y lo débil que soy. Eso es lo que estoy haciendo-

Mientras contestaba a la pregunta de Eri apareció Juro, alarmado como la muchacha, buscando respuestas. Pero entonces recapitulé. Nabi estaba allí por el mismo motivo. Agité la cabeza.

*No puede ser..*

El Uchiha no era el emisor de aquella nota burlesca. O eso actuaba de forma magistral. Debía sacar conclusiones, rápidamente y además debía estar en lo cierto y mi facilidad para cabrearme iba a pasarme factura. Pero aún quedaba lo mejor. Pronto apareció un muchacho más. Me resultó familiar, sabía que lo había conocido en la academia, pero apenas unas pocas palabras, era un tipo epculiar y podía dar cierta grima. Precisamente por lo que acababa de hacer. De su mano yacía su victima, repleta de plumas y agonizando después de que le hincase el diente y le diese un buen bocado. Nekozuka Reiji, el niño tigre.

Por un momento pensé que estaba delirando o quizás que aquello era una pesadilla de mal gustó. Pero no, todo era demasiado real. ¿Un Genjutsu entonces? No era descartable.

Me encaré al Uchiha de nuevo.


-¿De qué puta carta hablas? ¡Aquí el que me ha citado aquí eres tu! Así que si tanto deseas demostrarme lo débil que soy, ven y bailemos-

*¡Cojones!*

Se me pusieron como escarpias. todos y cada uno de los pequeños pelos que cubrían mi piel se enrramparon ante el crujir del kunai del chico de pelo blanco con la valla metálica del anfiteatro. Hice caso omiso ante el papanatas ese. Simplemente me separé un poco de Eri y esperé la respuesta de Nabi, ya fuese de forma verbal o en forma de hostias. No podría conmigo, iba a superarle con lo que tenía, es decir, mi katana, mis kunais y mis huesos, por supuesto.
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Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa
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#9
''¿Qué voy a hacer con esta panda de tontos?''

Agradeció con la mirada a Yota por su gesto de ayudarla a incorporarse después de su estúpida caída de culo, sin embargo los miró, con enfado dibujado en su rostro. Justo cuando iba a comenzar con uno de sus discursos apareció en escena Juro, el chico del látigo, y al parecer él también había recibido la dichosa nota que había recibido ella, como Yota, ya que lo había citado como si Nabi hubiese sido quién lo hubiera mandado, sin embargo el Uchiha también había citado la carta haciendo justamente lo contrario al de tez morena, acusándose entre sí, aún sin saber que ninguno de los dos había redactado la cartita de las narices, ya que si no no se acusarían entre ellos, o sí, o simplemente son un puñado de idiotas.

-Hola Juro -Antes de que pudiese saludar bien al gennin del látigo, otra persona entró en escena. Bueno, persona, no sabría muy bien cómo describir al sujeto que apareció, solo pudo apreciar un pequeño tigre entre el Uchiha y su compañero de equipo, degustando lo que venía a ser un pájaro recién cazado. Eri, como un acto reflejo, se alejó un par de pasos del chico con apariencia felina, sabía que lo había visto antes, cuando se graduaron en la escuela, pero no recordaba su nombre con exactitud...

''¿Riji? ¿Raji? ¿Nyaji?''

Sus pensamientos se nublaron cuando el chico con apariencia felina comenzó a hablar de un examen o algo así, pero en la mayoría de palabras dichas hablaba de un modo raro, así que no pudo alcanzar a entender más allá de que había un examen y él no había estudiado. La chica de cabellos azules intentó contestarle a que esto no se trataba de ningún examen, si no de una nota machista y opresora, pero antes de abrir la boca de nuevo, un sonido o más bien, chirrido, se coló por sus oídos, haciendo a la única chica presente llevarse sus dos manos a ambos lados de la cabeza, intentando en vano disminuir el dolor que le producía aquel sonido agudo.

Cuando dejó de resonar por todo el estadio, abrió los ojos, observando a todos los presentes y sus reacciones ante el sonido, luego buscó con la mirada al causante del atroz sonido que aún resonaba en su cabeza, y lo encontró en un chico de cabellos blanquecinos, con kunai en mano, rallando una superficie metálica. Eri lo conocía, sabía que su nombre era Ishimura Kazuma, ya que se había graduado con ella ese año, no le caía mal, y quería ser su amiga, pero, ahora mismo, algo más grande que sus deseos de hacer amigos nublaron su mente, algo que simplemente hizo reaccionar de la peor manera a la kunoichi.

-¡CÓMO TE ATREVES!- La chica saltó de donde se encontraba, cayendo hacia donde el chico de cabellos blancos permanecía quieto, estampando su puño izquierdo en el Ishimura. Cegada por la rabia y el dolor que el sonido había producido en su cabeza, ya se arrepentiría después.
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#10
La cosa empezaba a volverse muy extraña. Lo primero, pudo escuchar que tanto Nabi como Yota creían que el otro había sido el causante de la maldita nota, que parecía haber sido mandada aposta para que se mataran.

Eri le saludó. Al menos había una persona decentemente educada. Le devolvió el saludo con un gesto, pero no tuvo tiempo a mas.

Repentinamente, otro chico apareció. El chico tigre, cuyo nombre no recordaba. Otro genin graduado junto con ellos, ya eran cuatro. Estaba claro que algo pasaba, y Juro sospecho que quien fuese, los había reunido ahi. Seguía sin creer que alguno de ellos fuese el culpable de aquella nota.

El chico tigre decia algo de un examen. Como si ya no tuvieran suficiente con la nota, otro tema mas que aclarar. Cuantas mas personas había, mas dificil era explicar nada.

Yota seguía en sus trece, y Nabi lo único que hacia era mirar a su supuesto agresor. Eri tampoco decia mucho y el chico tigre estaba dudoso. El tigre pequeño que le acompañaba estaba degustando tranquilamente un pajaro muerto. Juro sintio envidia, al menos él no tenía problemas.

— Yota, calmate, estoy seguro de que Nabi no es el que lo ha hecho — intento calmarle, y ya de paso, le dio un voto de confianza a su compañero. Después, se volvió hacía el chico tigre — No, no es...

Un chirrido metalico le sobresalto despues del sermon enfadado de yota y provoco que detuviese su frase, y se tapase desesperadamente los oídos. Era Kazuma, quien tampoco entendía nada.

Antes de hacer nada, Eri hizo lo que todo el mundo sintio ganas de hacer, salto a por Kazuma y trató de pegarle.

— ¡Eri, no! —alcanzó a gritar, pero ya era tarde, había saltado.
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...

Sellos implantados: Hermandad intrepida
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#11
La costa se estaba volviendo muy turbulenta, pese a que me había metido entre ambos y había preguntado que narices pasaba en aquel lugar y si es que había un examen o algo así, la rabia y el instinto asesino no habían disminuido en lo mas mínimo, ambos parecían seguir queriendo matarse entre ellos, y claro esta, yo no pensaba ponerme en medio, aunque estaba claro que si yo quería, podía cazarlos a ambos. Sin embargo, Byakko parecía demasiado atento a su comida y estaba pasando un poco de todos resguardado bajo un asiento.

Pero ni siquiera me dio tiempo a quitarme de en medio cuando tuve que llevarme las manos a mis orejas. Algún idiota que acababa de llegar se había dedicado a pasear su arma por la barandilla del estadio causando un estridente sonido que había resonado por todo el lugar, y que no solo había servido para molestarnos, llamar nuestra atención y que pensáramos que era un gilipollas, sino que ademas, si quedaba algún pájaro comiendo en las otras gradas, se había esfumado, y los ratones y demás animales pequeños habrían huido a sus madrigueras. Y si me quedaba con hambre? o si quería almorzar mas tarde? quien se había creído que era?

Al parecer no solo no fui el único que lo pensó, sino que ademas alguien lo hizo mas rápido y se abalanzo sobre él para soltarle una tremenda galleta. La única chica del lugar, cuyo nombre no alcanzaba a recordar o lo que es mas probable, nunca me había parado a aprendérmelo. Ahora se habían abierto dos campos de batalla, el primero el de los entre los cuales me encontraba, y el segundo el de unos escalones mas abajo, donde la chica había golpeado al peliblanco, el único que se libraba era un chico moreno de cuyo nombre tampoco me acordaba y que parecía querer detener ambas peleas.

Yo por mi parte también quería matar al peliblanco, que no a mi mismo, así que me quite de en medio y baje hasta donde estaba la barandilla dejando que aquellos dos se mataran si querían. Salte para subirme a la barandilla, camine hasta donde estaban la chica y el peliblanco y me acuclille sujetado la barandilla con las manos entre los pies.

Buen golpe, gatita —Dije dirigiéndome a ella primero, pero como no me sabia su nombre... —Y tu, nyas visto lo que nyas hecho? por tu culpa me he quedado sin Nyalmuerzo y nyademas nyas molestado a mi pequeño compañero, tengo ganas de rajarte la garganta de un bocado, nyasi que sera mejor que nos pidas disculpas, nyaunque no se que le nyas hecho a la señorita, pero comprendo que quiera golpearte
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#12
En tan solo unos instantes la situación había pasado de confusa a demencial.

Lo único que había quedado claro para el Ishimura es que a todos les había molestado bastante el ruido que había hecho. Cosa que hizo para tratar de interrumpir y que alguien le pudiera dar una explicación medianamente sensata de lo que estaba pasando.

Cosa que no ocurrió.

Nabi parecía bastante enojado, por lo que solo se limito a lanzarle una mirada reprobatoria al peliblanco, para luego volver a fijarse en la persona que tenía enfrente. Por otro lado, el sujeto que estaba discutiendo con su compañero parecía bastante enojado. Aun así, Juro se estaba esforzando para aminorar la intensidad de la discusión.

Lo más inesperado fue la reacción de la única señorita presente. Fue inesperado por el hecho de que Kazuma ya la había visto en la academia muchas veces, y en siempre dio la impresión de ser una persona calmada y reflexiva. Pero esa impresión cambio bastante, cuando de la nada aquella chica se lanzo en la dirección del joven de piel morena, con total y plena de intención de darle un puñetazo.

Los reflejos no le ayudaron mucho, puesto que para el momento en que reacciono aquella femenina mano ya estaba empotrada en su cara. Y tal vez fuera por su falta de resistencia, pero el golpe le afecto bastante, pues alcanzo como para hacer que callera sentado en el asiento que estaba atrás.

Justo después de un instante de silencio, Juro salto tras la chica. Probablemente para evitar que esta siguiera proyectando su ira. En otro momento el ojos grises quizás hubiera considerado la situación graciosa, pero el sentir como su mejilla se empezaba a inflamar le quitaba las ganas de reír.

Como si no fuera ya bastante extraña la situación, un chico de aspecto felino se acerco hacia él. En un principio no lo reconoció, pero al escucharlo hablar supo de quien se trataba.

Era aquel chico gato de la academia, el que la señora de la reacción decía que hablaba muy tiernamente. Cosa que nuestro joven genin no entendía puesto que cuando menos le parecía confuso y perturbador.

Ese mismo chico parecía estar enojado, al igual que aquel pequeño tigre que siempre le acompañaba. A esas alturas era lo normal, ya que lo acontecido habría sido raro que alguien en aquel sitio no estuviera molesto.

—Eso —dijo un poco confuso, pues su forma de hablar le era difícil de entender—, lamento lo de tu almuerzo o desayuno o lo que fuese —aseguro, mientras se acomodaba en el asiento.

Aunque difícilmente, alcanzo a entender la parte donde el chico gato mencionaba algo de rajar una garganta. Pero rápidamente le resto importancia, pues no creía que alguien fuera capaz de hacer algo así por un poco de ruido.

Aunque con lo caldeados que estaban los ánimos, en aquel lugar podría pasar cualquier cosa. Por lo que nuestro joven shinobi decidió que lo mejor sería estar en guardia.
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#13
Justo como Nabi habia esperado de Yota se habia obsesionado con que la carta la habia mandado él. Pero eso parecia haber pasado a segundo plano, pues tras el sonido estridente causado por Kazuma, nada más y nada menos que Eri habia saltado hasta donde estaba y le habia estampado el puño en la cara. El peliblanco habia caido de culo al instante con la marca del puñetazo en la mejilla.

La cosa se estaba saliendo de madre, lo que habia empezado como un encontronazo confuso habia resultado en una reunión de gennines de la villa. El rubio cerró los ojos y relajó los brazos, al volver a abrirlos habrian vuelto a su color carbon normal. De un salto se plantaria entre Eri y Kazuma. Basicamente, en medio del gentio.

Vamos a calmarnos todos y a guardar los kunais y las barandillas para otra ocasión. Yota, si quieres que nos peguemos cuando sepamos quien mando las cartas volvemos aqui y "bailamos". Pero primero, ¿quien ha recibido la carta?

Al acabar de hablar sacaria su carta del bolsillo cogiendola entra el indice y el corazón de su mano derecha.
Nabi
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#14
Mientras la constante mirada de odio del Uchiha permanecía clavada en mis globos oculares, aquel estridente sonido del kunai rajando el metal produjo un pequeño paréntesis, creando dentera y que prácticamente todo el mundo se tapase los oídos o simplemente desviase la mirada hacia Kazuma. Todos menos Eri. Ella se lo había tomado realmente mal y sin dudarlo un par de segundos se lanzó con el puño cerrado a por el peliblando y le asestó un puñetazo en la sien, el cual hizo retroceder al muchacho. Pero no todo había acabado para el Ishimura, Reiji que vio como Eri tomaba la iniciativa no tardaría en juntarse con la muchacha, colocándose cerca y amenazando al chico en vistas de que sus presas empezaron a revolotear producto de la entrada estelar de atrevido gennin. No eran simples pajaritos, era su almuerzo y aquello le había cabreado de verdad.

Juro trató de evitar aquello, pero la chica de cabellos azulados no atendió a razones. Qué estampa más bonita. Un chico golpeado, otra con el puño cerrado observando lo que había hecho, el tigre amenazando al del chichón en la cabeza, el Uchiha mirándome mal y luego estaba Juro, que había tratado de poner orden, incluso tratando de calmarme antes de lo del puñetazo pero sin éxito.

*Pues se ha quedado una bonita mañana* pensé, sarcásticamente para mis adentros.

Ahora era el Uchiha rubio el que trató de buscar la iniciativa. Desvelando lo que me temía. Él no había sido el que mandó la carta y ahora intentaba buscar una paz que hasta el momento había sido del todo inexistente y sostenía aquella nota. La misma que tenía en el bolsillo y rápidamente saqué, también sosteniéndola en lo alto.


-¿Y por qué cojones no lo decías antes?- pregunté algo más calmado -Yo, yo la recibí-

Pero había llegado la hora de pensar. Nabi no era el chulito de barrio. Me costaba pensar que Juro o Eri fuesen, no encajaban en el perfil. Kazuma tampoco encajaba pero viendo su entrada y el amor que le dedicaban los demás, no era descartable y Reiji... el niño tigre era el que me tenía más desconcertado. Era compañero de promoción pero sabíamos más bien poco de él.

¿Y si era alguien ajeno a nosotros que simplemente se estaba divirtiendo a nuestra costa? Por momentos parecía lo más coherente.

Me limité a llevarme a la boca uno de mis caramelos de limón y sentarme en las gradas, no muy alejado de la multitud guardando de nuevo aquella carta en mi bolsillo.
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Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa
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#15
Eri se fijó entonces en lo que había desencadenado su repentina acción, y rápidamente bajó el puño e intentó ayudar a Kazuma a incorporarse de nuevo tendiéndole la mano, un poco abochornada por lo que acababa de hacer. No estaba bien eso de pegar a los demás por haber hecho cosas que te molestan o... Vale sí, se lo merecía, por desconsiderado. Se sonrojó al escuchar las palabras del chico tigre, y buscó con la mirada a Juro para intentar disculparse por la acción imprudente que acababa de hacer, pero estaba segura de que no se iba a arrepentir, solo sentir un poquito mal, después de todo, como ninja médico ella tenía que curarlo después.

Pero no lo iba a hacer, que se joda.

Entonces Nabi sacó del bolsillo la nota que al parecer tanto Juro como Yota habían recibido junto a él, y ella también, claro, así que sacó de uno de sus bolsillos el trozo de papel hecho una bola.

- Yo también recibí la nota machista esta. - Dijo con cierto asco en su voz, sujetando la nota con únicamente el dedo índice y el corazón, como si tuviese alguna enfermedad o algo. Una vez incorporado el Ishimura, se alejó un poco de la escena y cruzó sus brazos, intentando contener su repentino odio hacia el joven de tez morena y su estado de nervios y mala hostia. Aunque se había calmado un poco, la kunoichi estaba que echa chispas y no era buen momento para seguir repartiendo puñetazos.

Entonces se paró a pensar en quién podría ser el autor de la estúpida nota esa, y descartando tres personas que la habían recibido, clavó sus ojos en su nuevo enemigo y el chico random con aspecto de tigre y en su tigre. El segundo parecía demasiado inocente en esto de la nota, ya que había llegado alegando que había un examen, así que estaba entre dos: el pequeño tigre o el albino.

''¿Cómo puede un tigre escribir?''

Por descarte, quedaba Kazuma, pero antes de actuar sin pensar de nuevo, la chica lo miró fijamente, y preguntó.

- ¿No habrás sido tú?
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—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
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