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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#46
Akame observó cómo Daruu se daba la media vuelta y echaba a correr, protegido por Hanabi y su nuevo Kage Bunshin. Luego se pasó la lengua por los labios en un fútil intento de humedecérselos: tenía la boca seca. Puede que el poder bruto del chakra de su antiguo Kage no fuera suficiente para dejarle inmovilizado, pero aquel hombre seguía siendo el shinobi más poderoso de Uzushiogakure. Y su mera presencia, la constatación de lo que podía llegar a hacer, de la furia que era capaz de convocar, a veces podían ser suficientes para encoger el corazón de sus enemigos. O, en el caso que nos ocupa, evitar que le subestimaran. Y eso era algo que el joven Uchiha no pensaba hacer: sabía que era un camino rápido hacia la tumba.

Lo que no se esperaba de ninguna de las maneras era que del dobladillo de su chaqueta saliera una mariposa dorada; ¿cómo demonios había llegado ahí? Akame notó un adormecimiento en el rostro. Intentó moverse: no pudo. A medida que el pánico amenazaba con extenderse como una virulenta plaga por cada rincón de su ser, el exjōnin luchaba por contenerlo. No podía perder de vista a su más inmediato enemigo —Hanabi— quien ya empezaba a mover sus fichas; el clon se alejaba de ellos mientras él les provocaba.

«Mierda. Mierda, joder, ¡no me puedo mover! ¿¡Qué cojones me ha hecho!?»

Akame fallaba en encontrar una explicación a lo sucedido, si bien era verdad que él nunca había conocido a fondo a su Uzukage —y cualquier ninja que se precie siempre se guarda un as bajo la manga—.

«No tengo alternativa», comprendió en aquella fracción de segundo. «Si no lo uso, perderemos. Perderemos y todo habrá sido para nada...»

Habría querido apretar los dientes, o los puños, de haber podido. Incluso quizá dedicarle algún improperio al Uzukage que amenazaba con hundir su plan, con derribarlo como un castillo de naipes mal construído. Pero no podía: así que en lugar de eso, concentró toda aquella determinación y rabia en su ojo derecho, que miraba fijamente al verdadero Hanabi. Los tres tomoe de su Sharingan se fusionaron en una espiral de tres brazos al tiempo que el Kage Bunshin del Uzukage juntaba las manos para realizar tres sellos a gran velocidad. El propio aire alrededor del verdadero Hanabi empezó a vibrar.

«Ōyamatsumi»

El espacio se contorsionó violentamente, como un remolino —qué irónico—, para colapsar sobre sí mismo y converger en un singular punto. Un punto localizado medio palmo por encima del codo del verdadero Uzukage, que ya se disponía a realizar su propio jutsu. Si la técnica de Akame surtía efecto, Hanabi nunca llegaría a completar aquella brevísima cadena de sellos: su brazo derecho sería retorcido, como por una trituradora invisible, hasta desgajarse y ser desmembrado.

Un par de segundos después, Akame recibió el impacto de aquel dragón de fuego que le golpeó directamente en el pecho y le derribó momentáneamente. Aturdido, el Uchiha luchó por recomponerse y se levantó de un salto, colocándose a un lateral del ring de forma que tanto Amekoro Yui, como Hanabi, como el graderío de Kusa —donde se ubicaba Kintsugi— estuvieran dentro de su campo visual, a unos cinco metros del centro de la arena y ocho de Hanabi.


  • PV:

    190/250

    -60

  • CK:

    242/350

    -96

  • CC: 3 +1

-Daños propuestos: 160 PV + hemorragia por desmembramiento del brazo derecho a Hanabi
-Explicación: uso el Mangekyo sobre el brazo derecho del auténtico Hanabi, teniendo en cuenta que son 160pv de una tacada (más del 50% de su PV total) sobre un punto localizado y que Hanabi tiene Resistencia 40, veo factible que pueda amputarle el brazo. Entiendo que al ser una técnica que no implica movimiento alguno, la puedo realizar aun siendo víctima de la parálisis.


Fuerza 40
Resistencia 40
Aguante 60
Agilidad 80
Destreza 80
Poder 60
Inteligencia 100
Carisma 40
Voluntad 60
Percepción 80

  • Ninjatō [a la espalda]
  • Portaobjetos [en la cintura]
  • Portaobjetos [en el muslo derecho]

¤ Ōyamatsumi
¤ Dios de la Montaña, el Mar y la Guerra
- Tipo: Ofensivo, Apoyo
- Rango: S
- Requisitos: Uchiha 80, Migi no Mangekyō
- Gastos: 96 CK
- Daños: 160 PV
- Efectos adicionales: -
- Sellos: -
- Velocidad: Rápida
- Alcance y dimensiones: Visual, 10 metros
Ōyamatsumi es la habilidad del Mangekyō derecho de Akame, un poder sumamente opresivo cuya naturaleza surge del deseo de destruir. Esta técnica otorga al usuario capacidades de control telequinético, pudiendo utilizar una suerte de fuerza invisible para atacar a un enemigo de dos formas; bien golpeándole para derribarlo o bien desgarrando y triturando su cuerpo.

Para utilizar este poder, el usuario fija la mirada de su ojo derecho en el adversario y canaliza su chakra en ese punto. Entonces, el propio espacio alrededor del objetivo comienza a quebrarse y retorcerse como si de una tela arrugada se tratara. Tras unos breves instantes, el poder de Ooyamatsumi es liberado, y el objetivo sentirá como si le hubieran golpeado con un martillo pilón o le hubieran triturado con una prensa hidráulica.

La ejecución de la técnica no es instantánea, y un enemigo que ya la conozca podrá preveer dónde va a ser ejecutada observando las ondulaciones y fragmentaciones del espacio en un punto.
Diálogo - «Pensamiento» - Narración

Mangekyō utilizado por última vez: Flama, Verano de 220

¿Eres nuevo en el rol? ¡Echa un vistazo a mi Compendio de Buenas Prácticas!
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#47
Incluso para un bandido desalmado como Kaido, resultaba abrumador el tener que debatirse entre tantos acontecimientos significativos que por desgracia se suscitaban a su alrededor, a toda marcha. Fue bastante evidente —al menos para él—. que algo en su interior se revolvía, incómodo, por ser incapaz de torcer su mirada hacia aquél punto lejano en donde Zaide se batía a duelo con su antigua Líder, Yui; y por tanto, no poder discernir el desenlace de semejante choque de titanes. Pero en las circunstancias actuales, el Bautizo del Dragón no iba a permitir fisuras ni flaquezas como sucedió con Ayame: no cuando un monstruo como Sarutobi Hanabi seguía de pie, frente a ellos, y luciendo indiferente ante el hecho de que su Mizudeppō le había atravesado el hombro. Daruu, no obstante, sí que había esquivado el proyectil, probablemente por conocer la técnica con anterioridad, y poco después decidió abandonar el combate.

Fue entonces cuando Kaido entendió que quizás ya no le conocía tan bien como antes. Que tal vez, aquél Daruu de antaño, impulsivo, no existía más. Ahora era un hombre —jōnin, además—. de prioridades. Su primera prioridad fue poner a Datsue a resguardo de los Ryūto. ¿Y ahora, cuál era? ¿qué le urgía más, por sobre tomar venganza hacia la rata y el traidor?

Si el escualo hubiese tenido la intención de averiguarlo —siguiéndole, probablemente—. no iba a ser capaz de hacerlo. ¿El por qué? pues por un cúmulo de situaciones. La primera, que por un ínfimo instante tuvo que centrar su mirada en Hanabi, y en esas pistolas que emulaba con las manos. La segunda, que una súbita explosión a veinte metros de altura llamó su atención, y a la que habría querido husmear de no ser porque cuando pretendió alzar la cabeza, pues no pudo. También estaba ese nuevo clon que parecía alejarse apenas un par de metros al lado de Hanabi y que, evidentemente, no fue creado sólo para observar el combate. Y por sobre todas las cosas, el hecho de que, por más que se esforzaba por mover así fuera un músculo, su cuerpo no respondía a sus demandas.

Sólo entonces sintió el verdadero pánico, ese que te invade cuando el Yomi te susurraba muy de cerca al oído «¿Pero qué mierda?... ¿acaso...» su mente viajó al desenlace de su misión en la Prisión del Yermo. Recordaba que Zaide había logrado paralizar su cuerpo incluso sin haberle visto a los ojos. ¿Podría haber sido algo similar lo que le estaba afectando ahora? ¿Acaso valía la pena pensar en ello?

No. No había tiempo. No cuando un puñado de proyectiles de fuego fulguraban hacia él, bailoteando en una mortal danza de dragones. Los ojos de Umikiba Kaido, azul mar, se fueron iluminando. Y entre el infierno que se le venía encima, ese pánico que le invadía el cuerpo, de pronto, mutó.

Del pánico al Temor. Del temor a la rabia. De la rabia a la euforia. De la euforia al Instinto. El más puro y terrenal sentido de supervivencia apoderándose de todo. Rompiendo los esquemas. Haciendo lo físicamente imposible, posible.

Cláusula de técnicas incapacitantes (en este caso, parálisis):

Al ser el daño propuesto (180 PV) mayor al 50% del PV máximo de Kaido (240 PV), le permite reaccionar a tiempo.

Un mecánico movimiento de mano, para realizar un sello. Un intercambio súbito, que se suscitó en el momento —ajeno al conocimiento de Kaido—. en el que a Hanabi le estaban por desgarrar el brazo. El reemplazo de ubicación entre un tablón roto del tatami, al costado contrario de donde se ubicaba el clon del Uzukage, a unos 5 metros de separación. Y, finalmente, una técnica, tan rápida como concisa, para acabar de una vez por todas con el Primer Pilar de la Alianza.

«¡ Suiton: Teppōdama!»


Umikiba Kaido, Ryūto de Dragón Rojo

· PV:

240/240


· CK:

199/330

-11
-36


Daños propuestos: 60 PV

Enfriamiento Kawarimi: 8/8 turnos


¿?¿?¿?

¤ Kawarimi no Jutsu
¤ Técnica del Reemplazo de Cuerpos
- Tipo: Apoyo
- Rango: E
- Requisitos: Ninjutsu 25
- Gastos:
  • 11 CK
  • 30 CK (reemplazo por un clon o adversario)
- Daños: -
- Efectos adicionales:
  • Esta técnica no podrá volver a ser utilizada en 8 turnos
  • (Aguante 80) Esta técnica no podrá volver a ser utilizada en 5 turnos
  • (Ninjutsu 60) El usuario puede añadir un sólo sello adhesivo al reemplazo, o dejar clavada un arma con un sólo objeto atado con un hilo (una vez por combate)
  • (Ninjutsu 80), (Destreza 60), (Fuerza 60) El usuario es capaz de reemplazarse por uno de sus clones (una vez por combate)
  • (Ninjutsu 100), (Destreza 60), (Fuerza 60) Si el usuario tiene más de 40 puntos en Fuerza que el oponente, puede utilizarlo (o a un clon de éste) como reemplazo (una vez por combate)
- Sellos:
  • Carnero → Jabalí → Buey → Perro → Serpiente
  • (Ninjutsu 60) Carnero
  • (Ninjutsu 80) Carnero (una mano)
- Velocidad: Instantánea
Con esta técnica, el usuario reemplaza su propio cuerpo con cualquier otro objeto del área, generalmente con un bloque de madera o una roca, en el momento en el que un ataque da en el objetivo. Esto crea una conveniente ilusión óptica, pues hace pensar al enemigo que el ataque ha sido todo un éxito. Entonces, el usuario puede utilizar la pérdida de atención del enemigo para atacarle desde otro punto (no es posible aparecer a sus espaldas, pues te reemplazas por un objeto del campo de batalla que puede estar en cualquier sitio) o huir del campo de batalla. Es un Ninjutsu básico que se enseña en la mayoría de las academias ninja, pero muy pocos novatos salen de la academia sabiendo usarlo perfectamente. Pocos ninjas llegan a dominarla todavía mejor, pero los que lo hacen son capaces de utilizar esta técnica como una ofensiva inesperada.

¤ Suiton: Teppōdama
¤ Elemento Agua: Esfera Bala
- Tipo: Ofensivo (contundente)
- Rango: C
- Requisitos: Suiton 30
- Gastos: 36 CK
- Daños: 60 PV
- Efectos adicionales: (Suiton 80) El usuario puede reducir un nivel la velocidad de la bala para lanzarla en una parábola
- Sellos: Tigre
- Velocidad: Muy rápida
- Alcance y dimensiones: La bola de agua mide 1 metro de diámetro, y alcanza los 15 metros antes de estallar si no impacta contra algo
El usuario acumula chakra y lo convierte en agua, escupiéndolo en forma de bolas de agua muy condensada. Se dice que la velocidad de esta técnica hace que el impacto de la esfera acuática sea similar al de una bala de cañón. Es posible disparar varias seguidas, si el usuario decide gastar más chakra, aunque tiene que esperar unos segundos entre un lanzamiento y otro.
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#48
Viento Blanco surcaba los cielos atento a dos cosas. Dos concretamente. Para alguien como él, que había atisbado conejos a tres kilómetros de distancia desde que era poco más que un polluelo, no era tarea difícil. Su vista era privilegiada incluso entre los suyos, y no había hormiga que escapase a sus ojos. El problema de las hormigas es que uno dejaba de prestarles atención con la edad.

Craso error.

De haberse fijado mejor en el crío que subía a lo alto del estadio; de haber prestado atención a aquel ser aparentemente insignificante; quizá, hubiese podido salir ileso.

¡Uiiii!

Cuando una enorme bola de energía se le echó encima, apenas tuvo tiempo a batir las alas. Con fuerza. Cargadas de chakra. El viento se arremolinó tras ellas y escapó con fuerza contra la esfera mortal. Y luego…


¡¡¡BAAAAMMMM!!!



La enorme explosión le dio de lleno y perdió el vuelo. Las plumas le caían, chamuscadas. Su cuerpo era empujado, primero hacia arriba, siguiendo la dirección de la explosión, y luego hacia abajo….

…hacia abajo…

¡Yaaaaggghhh!

… hasta que cuando ya iba a salir por el otro lado del estadio logró retomar el vuelo. Pero en lugar de retomar el centro del estadio, se dejó caer tras la grada de Amegakure, por el otro lado del estadio, escondiéndose. Un cazador sabe cuando ha de esconderse de la presa para cogerla por sorpresa. Y además, él todavía tenía una misión que cumplir.


60/100

*
-40

64/100

-36

*Al llegar a 20PV o menos, se rompe el contrato.

Viento Blanco usa su habilidad de generar una ráfaga de viento (60PV), para mitigar el daño por la bijūdama. He tomado como que el águila tiene Poder 40 para el choque.

¤ Kuchiyose: Sentō no Dōbutsu
¤ Invocación: Animal de Combate
- Tipo: Criatura
- Requisitos: Nivel 20
- Gastos: 100 CK
- Daños: 25 PV por golpe de Taijutsu animal
- Resistencia: 80 PV (rompe el contrato), 100 PV (vitalidad total)
- Chakra disponible: 100 CK
- Duración del contrato: 15 turnos del usuario (incluyendo el inicial)
- Máximo número de usos: 1 por día (dormir unas horas on-rol se considera como descanso válido)
- Dimensiones: Mínimo, 2 metros, máximo, 3 metros. Mayor, si un animal común de la especie es mayor
«Viento Blanco es un águila harpía de 3 metros de largo y 6 de envergadura, con la cabeza y una doble cresta de un color gris oscuro, así como la parte superior del cuerpo y las alas. Las facciones, al contrario, están llenas de plumas claras. La parte inferior de su cuerpo, así como la parte interna de sus alas, llegan a ser totalmente blancas. De ahí su nombre: Viento Blanco. Porque lo último que sienten y ven sus presas es un viento de color blanco cayéndole desde arriba.

Puede recubrir sus garras y pico de una fina capa de cuchillas invisibles de viento que aumente el daño de sus golpes de Taijutsu (6 o 12 CK para aumentar en 10 o 20 PV, teniendo que volver a pagar el coste por cada golpe y con divide regeneración de chakra). También es capaz de batir las alas para generar una ráfaga de viento de 5 metros de ancho y 3 de largo, con un gasto multipicable x3 de 12 CK para 20PV»


Turnos restantes de la invocación:
8/15


Reiji, cuidado con ciertas asunciones que estás haciendo. Entiendo que ataques al águila por verla venir con los enemigos, pero de ahí a deducir por un chillido que el águila está avisando de todo lo que ve a Kaido, Akame y compañía es un poco pillado con pinzas, teniendo en cuenta todo el caos que está habiendo.
[Imagen: MsR3sea.png]

Esta cuenta representa a la totalidad de los administradores de NinjaWorld.es

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#49
«Oh, mierda».

Dos palabras que había pronunciado demasiadas veces en su vida. Cuando se produjo el disparo, el petardazo resonó en su cabeza despertando recuerdos lejanos. La traición a Dragón Rojo y a la confianza de su propia banda al mismo tiempo. Su huida a la Tierra. Su posterior encarcelación en la prisión del Yermo. Su intento de asesinar a Ryū. El Kaji Saiban frustrado. Tantas y tantas decisiones. Tantos y tantos fracasos desde que había perdido a sus verdaderos camaradas. A Kuma. A Aiza. Al hijo de puta de Katame, incluso. Lo había comprendido demasiado tarde.

Uchiha Zaide no era nadie solo.

La tela del chaleco se humedeció de carmesí en la zona del pecho. Un polvo extraño subió por el cuello de su camisa. Echó la vista abajo. A su herida. A una mariposa amarilla que se escapaba entre sus ropajes. Volvió a levantar la vista. Fue la última vez que lo hizo. Que movió nada en su cuerpo, de hecho.

Huh…

Su único ojo se quedó clavado en Yui. En la que podía convertirse en su verdugo. Aquella hija de puta seguía viva. Entera. De una jodida pieza. Quiso esbozar una sonrisa sardónica, pero ni siquiera los músculos de las mejillas le respondían. «Un veneno», comprendió.

Qué rápido se podía ir todo a la mierda. Uno creía construir el castillo de naipes perfecto, y luego una ligera brisa lo echaba todo al traste. Se oyó un petardazo tremendo en el cielo. Oyó a Viento Blanco chillando de dolor. Tres plumas negras y grises cayendo frente a su rostro. Aquello le partió más el corazón que la bala en el pecho.

Estaba perdido...

Estaba perdido...

Estaba...

No. No, se estaba equivocado en algo. No, no estaba solo. No en aquella ocasión. Quizá sus actuales compañeros no eran los amigos que uno pudiese desear. Quizá todavía desease matar a alguno de ellos, incluso. Pero habían compartido cámara, la de una jodida cueva perdida en el culo del mundo. Eso tenía que convertirles en camaradas suyos.

Tenía a Kaido. Tenía a Akame. La tenía a ella. Y también a él. Al jodido Heraldo del Dragón. Al bastardo más grande de Ōnindo, que seguramente se hubiese esnifado aquel polvo dorado y se hubiese quedado más a gusto que él con un gramo de omoide en las encías.

Oh, Dioses. Qué gracioso. La consigna que les había dado a los muchachos era clara: hacer historia o morir.

Pero, ¿y por qué no ambas cosas?



- PV:

165/270

-105

- CK:

243/440

+10

*MS activado*
2 AOs


Fuerza 60 · Resistencia 40 · Aguante 60 · Agilidad 60 · Destreza 100* Poder 100 · Inteligencia 70 · Carisma 100 · Voluntad 80 · Percepción 80*

Kawarimi:
1/8


—Técnicas:
—Daños:
—Explicaciones:


  • Nage Ono x2 (sujeto por el cinturón, ambos laterales)
  • Portaobjetos básico (¿?/10) [costado izquierdo]
[Imagen: Uchiha-Zaide-eyes2.png]
1
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#50
Quizás Kaido tenía razón. Quizás Daruu no era ese shinobi impulsivo, que no habría dudado ni un instante en ayudar a Hanabi a enfrentarlos. A Yui a matar a ese cabrón. A traer al tiburón de vuelta a la normalidad y dar caza a la alimaña de Uzushiogakure como el matarratas que un día quiso. Tal vez no lo fuera. Y eso le molestaba. Porque al final, a la hora de la verdad, Daruu se olvidó de su Kage, de su aldea, de su país. Todas esas cosas se habían difuminado. Sólo de preocupaba por los suyos. Y eso, quizás, era otorgarle algo de razón al Dragón Rojo.

El muchacho se disolvió entre el gentío. Y desactivó su Ojo Blanco, en pos de recuperar energías. Quizás habría sido buena idea mantenerlo activo aunque fuera un poco más, porque el estallido de aquella bomba de energía le cogió por sorpresa, y le hizo agacharse asustado como a todos los demás. Dirigió una breve mirada al palco de dónde había venido, pero desde allí era imposible discernir lo que pasó. De modo que trató de mezclarse mientras subía a la parte exterior del estadio, pasando por al lado de uno de los palcos, resguardándose entre el caos. Se apoyó en el murete y lo pasó por encima.

El Hyūga se deslizó por la pared del estadio de forma segura, vislumbrando el prado más allá. El ataque de Sekiryū y de los Generales parecía concentrarse en el lugar del evento. A Daruu, de hecho, le hacía falta dicha paz. Quizás pareciera que estaba huyendo.

Bueno, de hecho, estaba huyendo. Como una rata, ironía del destino. Pero también con una buena razón.

Echó a correr, con los ojos puestos en el bosque del Lago Partido. Y rezó, tan sólo rezó por que el destino le concediese un poco más de tiempo. Por que no llegase tarde.


- PV:

83/250


- CK:

95/380

(+10) (+30/50)

Fuerza 40 · Resistencia 50 · Aguante 80 · Agilidad 60 · Destreza 110*
Poder 80 · Inteligencia 60 · Carisma 40 · Voluntad 60 · Percepción 110
(+30 a Percepción y +10 a Destreza *en tai y armas por Byakugan


- Placa de Amegakure en la parte frontal del cinturón

Portaobjetos básico en el muslo derecho: (9/10 objs)
- x20 metros hilo (2pqs. de 10 metros)
- x0 kemuridama (6 metros de humo gris)
- x1 antídoto
- x1 respirador
- x1 esposa supresora del chakra
- x0 píldora estimuladora de sangre superior
- x0 píldora de soldado superior

Portaobjetos avanzado en el cinturón, en la espalda: (4/10 obs)
- x1 Bakūmi Fuda

¤ Suiton: Amedama no Buki: (1/20 obs)
- x4 senbon (1 paquete) (4 PV/impacto, 8 PV con Byakugan activo)

Ocultas en ambos mitones, izquierdo y derecho:
- Futatsu Mukei (12 PV/golpe con mango o vaina, 18 PV/corte superficial, 22 PV/corte, 30 PV/penetración)

En el dobladillo de los calzoncillos:
- Juego de ganzúas

[Imagen: K02XwLh.png]

No hay marcas de sangre registradas.
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#51
Lo supo. Hanabi lo supo. Como cuando luchó con Uchiha Datsue y fue con todo, su emoción por la batalla, por romper las cadenas del monstruo que llevaba dentro, podía costarle caro. En aquella ocasión, fueron los Generales de Kurama los que amenazaron con arrebatarle la vida. Y en esta...

...fue uno de sus antiguos subordinados. Uno en quien confiaba más que en ningún otro, más incluso que en su declarado nuevo sucesor. Hasta que fue traicionado.

«Algo no va bien.»

Muchos habían constatado esta funesta afirmación aquél día, pero aquella vez el peligro era más inmediato. Hanabi no supo exactamente qué, pero el aire a su alrededor vibraba de una forma peligrosa. ¿Fue por instinto por lo que decidió apartarse? ¿O fue aquella extraña ondulación?

Sea como fuere, tan sólo consiguió evitar males mayores. Como quien estruja un trapo para quitarle todo el agua, el aire alrededor de la parte externa de su brazo se retorció y desgarró piel y carne, arrancando y triturando de cuajo un trozo considerable del pobre Uzukage, quien gimió, apartándose y cayendo al suelo de mala manera, herido, con un grito desgarrador de dolor.

Sangraba. Sangraba mucho. Se sintió muy débil, muy pequeño. Y entonces recordó el destino de sus antecesores. Y supo que el suyo estaba a punto de alinearse con ellos.

Pero...

«Larga vida a Uzushiogakure no Sato.»

Hanabi sonrió, porque su legado estaba a salvo y en las mejores manos. Una bala de cañón de agua se dirigió hacia él, buscando poner fin a una parte de la historia de la aldea. Una vez más.


- PV:

40/270

(-160) (Hemorragia)
- CK:

242/500



Fuerza 40 · Resistencia 40 · Aguante 80 · Agilidad 80 · Destreza 100
Poder 140 · Inteligencia 60 · Carisma 60 · Voluntad 90 · Percepción 80


Cintura, a la espalda:
- Keiko Bo

Muñeca derecha:
- Rasenhō (arma entregada por Reiji) (x10 discos)
12 PV/disco, v. Rápida, 10 metros (sin gasto)
24 PV/disco, v. Rápida, 15 metros (10 CK)
32 PV/disco, v. Muy rápida, 20 metros (20 CK)

Portaobjetos avanzado (lado derecho cinturón):
- Kunai x4
- Antídoto x2
- D-ranku no Kibaku Fuda x1
- Hilo shinobi x3

Portaobjetos avanzado (lado izquierdo cinturón):
- Chisana Makimono x2
- Shuriken x8

Atados al cinturón (parte trasera):
- Chisana Makimono, con un Dai Shuriken sellado x3, a la derecha
- Chisana Makimono, con un Keiko Bō sellado x2, a la izquierda

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#52
Le dio.

Le había dado.

Pero no significaba nada.

Yui cayó de rodillas, el humo echando girones en sus hombros y en su cabeza. Abatida, descubrió entonces cuál era el mayor de sus miedos. No era el rayo. Por supuesto que no. Se había enfrentado a él. «¿No has visto eso, Raijin? No te tengo miedo.» ¿Cómo podía ser el rayo? Ella era la jinchūriki de la Tormenta, la Arashikage. Bailaría bajo cualquier tormenta.

No, no era eso.

Yui valoraba a quien no se derrumbaba ante nada. A quien no tenía miedo, a quien superaba las adversidades. Y aquél día tuvo que admitirse a sí misma que aquella adversidad no la iban a superar. Que Sekiryū iba a pasar por encima de ellos como si no fuesen nada.

Yui temía, más que a nada más, la debilidad. SU DEBILIDAD.

El grito de Hanabi la alertó. Miró hacia un lado, levantándose de golpe. Hasta ese cabrón estaba pasándolo mal. Estaba a punto de...

Yui se mordió el labio hasta hacerse sangre. Aún podía hacer algo. La Tormenta nunca está sola. Y Amenokami NUNCA abandona el corazón de sus hijos. Y si lo había hecho...

...que Amenokami se la llevase.

Algo placó a Umikiba Kaido, rodando con él por el suelo de madera. La bala de agua del muchacho salió disparada hacia el cielo, desviada de la mejor manera que conocía Yui: la fuerza bruta. Ambos acabaron el viaje, uno encima del otro. Yui encima de Kaido. La Arashikage, desmejorada, con ojeras, de pronto más vieja de lo que Kaido la había visto jamás.

Le enseñó los dientes de sierra y clavó sus ojos azules, profundos, en los de Kaido.

Kaido. —Una lágrima cayó sobre el rostro del amejin—. Kaido. Estoy aquí. Te prometí enseñarte. Te prometí hacerte más fuerte. Y tú me prometiste que acabarías con ellos.

»¡¡KAIDO!! ¡¡UMIKIBA KAIDO!! ¡¡BUSCASTE A TU VERDADERA FAMILIA TODA TU VIDA, Y JAMÁS LA ENCONTRASTE!! ¡¡PERO SIEMPRE ESTUVO AHÍ!!

»¡¡Kaido!! ¡¡Kaido!! ¡¡Kaido!! ¡¡Nosotros somos tu familia!! ¡¡Yo soy tu familia!! ¡¡Yo soy tu madre, madre de todos!! ¡¡Y TÚ ERES MI HIJO!! ¡¡UN HIJO DE LA TORMENTA!!

»¡¡KAIDO!! ¡¡KAIDO!! ¿¡VAS A SER TAN DÉBIL PARA DEJARTE MANIPULAR POR OTROS!? ¿¡ESE ERES TÚ!? ¿¡ESE ES EL HIJO DEL MAR ENFURECIDO QUE YO CONOZCO!? ¿¡EL QUE SE RÍE DE LA MUERTE, DE LAS DESGRACIAS, DE LAS DIFICULTADES!?

»¡Kaido, eres mi HIJO! ¡KAIDO, VUELVE A CASA!

»¡Kaido, Kaido, KAIDO, KAIDO!



»¡¡UMIKIBA KAIDO,


RECUERDA QUIÉN


ERES,


HIJO MÍO!!





»¡¡TE NECESITO!!




- PV:

260/500


- CK:

166/270

(-14)

- Técnicas utilizadas: Shunshin no Jutsu (link)


- Fuerza: 80
- Resistencia: 100
- Aguante: 80
- Agilidad: 80
- Destreza: 100
- Poder: 40
- Inteligencia: 40
- Carisma: 100
- Voluntad: 80
- Percepción: 70


Portaobjetos avanzado:
- 10 shuriken
- 2 kunai
- 5 paquetes de hilo
- 1 bomba de humo
- 1 bomba de luz
- 1 bomba sonora

En la cintura, en un cinturón:
- 2 Wakizashi, una a cada lado

Sellado en la lengua:
- Gas venenoso de color verde brillante, 20 PV/turno durante 3 turnos por inhalación

3
2
2
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1
1
Responder
#53
Booom. Ignore el grito de la morikage. Al parecer, el águila había sido golpeada, aunque no había muerto. Pero huyo, para mí, suficiente. Miré al estadio, donde los enemigos parecían paralizados por algo.

Hanabi aprovecho el momento para intentar golpear a los dos enemigos a los que se enfrentaba él con sus jutsus de fuego. Pero entonces sucedió algo. Por algún motivo, el aire se retorció cerca de uno de sus brazos y el brazo fue...

Tenia que actuar. O Hanabi moriría allí. Deje que el chakra de Gyūki volviera a esconderse, pero lo usaría de nuevo si era necesario. Por algún motivo, cuando su chakra me rodeaba, no podía usar mis técnicas, y ahora, las necesitaba.

¡Se que me odia por lo que soy, pero voy a salvar a Hanabi, Cúbralo, se lo suplico!

Si, le estaba suplicando a la última persona en el mundo a la que jamas pensé que le suplicaría, pero antes siquiera de que me contestase, yo ya había desaparecido con un solo sello.

Del palco al muro, del muro al suelo y del suelo al lado de Hanabi. Me arranque rápidamente el Uwagi y lo use para hacerle un torniquete de mala manera al Uzukage, yo no era médico. Por suerte, la Arashikage había desviado la bala de agua que se dirigía hacia él.

Hanabi-sama. —Dije mientras desenvainaba a Tsubame, quedándome justo en el lado donde ya no tenia brazo. —Lucharé a su lado, seré su brazo.

Y cuando volviéramos a la villa, le forjaria uno nuevo. Por que ibamos a volver a la villa, por lo menos, Hanabi, por que si lo veía en peligro, lo sacaría de allí, aunque fuese a la fuerza. Aunque me costase la vida.


- PV:

45/190

-0

- CK:

137/190

-42

- CK(Gyūki):

148/250




- Posible Daño provocado:
- Acciones ocultas: -
- Aclaraciones:
- Bonus de Tsubame : +0 PV a daños por corte. (Se quedo a 0 en el combate contra Ranko)
- Bonus de Aichō: +10PV a daños por corte. (Esta a tope por que no la usé)


- Fuerza: 40
- Resistencia: 30
- Aguante: 30
- Agilidad: 40
- Destreza: 60
- Poder: 40
- Inteligencia: 50
- Carisma: 30
- Voluntad: 30
- Percepción: 30


Equipo shinobi:
  • Hitai-ate [Brazo izquierdo]

Armas de filo:
  • Tsubame (Uchigatana) [Atada al obi, lado izquierdo]
  • Aichō (Uchigatana) [Atada al obi, lado izquierdo]


¤ Shunshin no Jutsu x3
Camino del Herrero: Afilado perfecto (Tercera Evolutiva, link)
[Imagen: ksQJqx9.png]
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#54
La estratagema de la Morikage había dado resultado. Los tres Dragones Rojos habían quedado completamente paralizados, a la merced de los Kage de la Alianza. Era su oportunidad de hacer las cosas. De hacerlas bien.

Pero no todo iba a ser tan sencillo como podía parecer.

Amekoro Yui estaba demasiado ocupada con el Dragón más veterano. Demasiado ocupada y demasiado debilitada después de haber recibido aquella lanza cargada de electricidad. Y fue Sarutobi Hanabi se lanzó a la carga con el arrojo y la energía de un incendio forestal. Su clon lanzó hasta cuatro dragones de puro fuego que se dirigieron hacia los Dragones más jóvenes, dispuestos a engullirlos y reducirlos a cenizas, mientras él entrelazaba las manos. Pero entonces algo muy extraño ocurrió. Desde la distancia a la que se encontraba Kintsugi era difícil discernirlo con absoluta claridad, pero parecía que el espacio alrededor del Uzukage se estaba... ¿distorsionando en una especie de remolino? Alarmado, Hanabi se hizo a un lado interrumpiendo su secuencia de sellos, pero eso no evitó que su brazo se retorciera de forma antinatural, desgarrando piel y carne. El hombre cayó al suelo con un desgarrador alarido de dolor y la sangre brotando a borbotones desde la herida.

Y entonces Kintsugi lo supo. Había que actuar. Y había que hacerlo ya.

Puede que los Dragones no fueran de su incumbencia. Puede que no hubiese ningún shinobi suyo entre sus filas, pero tampoco iba a permitir que desataran el caos de aquella manera, amenazando incluso la vida de dos de los pilares de Ōnindo.

Ni siquiera necesitó escuchar la réplica del joven shinobi de Uzushiogakure. Ella también abadonó al fin su puesto, desapareció de su grada en un sinfín de mariposas y apareció súbitamente en el estadio frente al Uzukage casi al mismo tiempo que Reiji, con las manos extendidas.

¡No le muevas de su sitio o empeorarás la hemorragia! —le comandó. Pese a que no era un shinobi de su aldea, suponía que agradecería algún consejo para salvar la vida de su verdadero líder. Tigre, Liebre, Jabalí, Perro—. ¡Aplícale un torniquete! ¡Resistirá!

La Morikage estampó sendas manos en el suelo y tras un breve temblor una enorme barrera de roca y tierra de unos diez metros de ancho y quince de alto con el emblema de una gigantesca mariposa con las alas desplegadas se alzó frente a ellos, actuando a modo de pantalla protectora frente a los Dragones.

«No puedes morirte. Me debes una buena charla. Pase lo que pase, no los dejaré pasar por aquí.»

Kintsugi se levantó entonces, volvió a entrelazar las manos en tres sellos y apoyó sendas manos en la pared recién creada. Y su propio nombre cobró forma de técnica: Los tatuajes de sus brazos brillaron como el oro, se extendieron sobre sus manos y pasaron a la misma pared, desplegándose sobre la roca y la tierra, siguiendo las alas de la mariposa grabada y creando un hermoso patrón dorado sobre ellas.

¡Doton: Kintsugi no Jutsu!



- PV:

300/300


- CK:

59/158

- 114 CK
(chakra recalculado con respecto a los otros dos clones)

- Daños: -
- Técnicas: ¤ Shunshin no Jutsu (Ninjutsu), Doton: Doryūheki (Ninjutsu Elemental), Doton: Kintsugi no Jutsu (Evolutiva) → Barrera de 10x15 metros con una defensa de 200+50 = 250 PV


- Fuerza: 70
- Resistencia: 60
- Aguante: 70
- Agilidad: 90
- Destreza: 100
- Poder: 90
- Inteligencia: 80
- Carisma: 40
- Voluntad: 100
- Percepción: 70


Portaobjetos avanzado:
- D-ranku no Kibakudama x2
-C-ranku no Kibakudama x2
-B-ranku no Kibakudama x2
-A-ranku no Kibakudama x2
-Esposas supresoras de chakra
-Hilo shinobi x2
-Hikaridama x2
-Kemuridama x2
-Ōkina Chirōgan
-Ōkina Hyōrōgan
-Otodama
-Paquete de 5 cascabeles
-Paquete de 5 senbon

Mecanismo oculto de kunai: (x2)
-Kunai (x2)

Lado izquierdo de la cadera:
-Uchigatana

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#55


Pero, repentinamente, la tormenta llegó hasta él sin previo aviso, embistiéndolo con la fuerza unísona de cientos de huracanes. La bala de agua salió despedida hacia el cielo y, en plena revuelta; madre e hijo se batieron en una riña que acabó finalmente con la Arashikage sometiendo a ese retoño travieso que, joven e ingenuo, era incapaz de controlar el porvenir de sus propios actos.

Así pues, Umikiba Kaido y Amekoro Yui cruzarían miradas por primera vez en casi dos años.

Resultó extraño, muy extraño. Fue como si dos océanos chocasen en algún punto de ōnindo, pero no acabasen juntándose. Eran mares de distinta densidad y profundidad. Uno más cálido que el otro, quizás, pero mares al fin y al cabo. Agua. De la más pura. Fluyendo de un lado a otro. De mirada en mirada. Sólo entonces, lo entendió. Lo entendió verdaderamente. Su manos luchaban por librarse de la presa. Sus piernas pataleaban como un niño malcriado. Era un movimiento con apenas esfuerzo que se sentía mecánico, porque no era él sino su instinto el que trataba de sobrevivir. Entendible. Cualquiera temería por su vida si Amekoro Yui, esa mujer indomable y decidida, te tenía reducido en el suelo. Los traidores, para ella, pagaban caro, ¿verdad? ¡Era Yui, después de todo! ¡esa Kage que era capaz de eliminar a cientos de vidas sin pestañear! ¡de cortar la cabeza de sus súbditos cuando se atrevían a mofarse de ella! ¡la que, por enseñar obediencia, ahogaba a su hija una y otra vez en los lagos de Amegakure! ¡ella... ella... Ella. Ella no le veía así. Al contrario, Kaido encontró, contra todo pronóstico, un rostro cansado, pero a su vez compasivo. Débil, pero también asertivo. El rostro de una madre que se desvive por los suyos y que quizás no siempre toma las mejores decisiones, pero que al fin y al cabo lo hace todo por ellos. Por ellos y por nadie más.

La voz de Amekoro Yui rompió entonces todos los esquemas. Cuando la escuchó, por alguna razón, Kaido dejó de moverse. En cambio, navegó la mirada cristalina de Yui y no impidió que cada una de sus palabras se adentraran más y más hasta lo más profundo de su ser, donde la débil proyección de su yo más antaño vivía encerrada, voluntarioso a las demandas del Kaido que ahora habitaba en la superficie. Allá arriba, donde existía luz. Es que no había querido ver en tanto tiempo.

. . .

Kaido. Kaido. Estoy aquí. Te prometí enseñarte. Te prometí hacerte más fuerte. Y tú me prometiste que acabarías con ellos.

«Lo intenté. Eso quería. Dejé Amegakure pensando que lo podría lograr, pero luego... luego todo cambió. Recuerdo un sueño. Muy profundo. Tú me traicionabas... tú... acababas conmigo cuando ya no era útil. Después de todo, así somos las herramientas. Desechables»

»¡¡KAIDO!! ¡¡UMIKIBA KAIDO!! ¡¡BUSCASTE A TU VERDADERA FAMILIA TODA TU VIDA, Y JAMÁS LA ENCONTRASTE!! ¡¡PERO SIEMPRE ESTUVO AHÍ!!

«La busqué, la busqué tanto que me perdí. Quedé a la deriva, como una botella perdida en la legua mil de un océano lejano, frío y oscuro. ¿Está ahí? ¿en dónde? no, estoy solo. Siempre lo he estado»

»¡¡Kaido!! ¡¡Kaido!! ¡¡Kaido!! ¡¡Nosotros somos tu familia!! ¡¡Yo soy tu familia!! ¡¡Yo soy tu madre, madre de todos!! ¡¡Y TÚ ERES MI HIJO!! ¡¡UN HIJO DE LA TORMENTA!!

«¿Recibirías a un hijo con los brazos abiertos, después de todo lo que he hecho? he matado gente inocente. Decenas. He pecado y sin ninguna justificación para ello ¿Recibirías a un hijo con los brazos abiertos... si...?»

»¡¡KAIDO!! ¡¡KAIDO!! ¿¡VAS A SER TAN DÉBIL PARA DEJARTE MANIPULAR POR OTROS!? ¿¡ESE ERES TÚ!? ¿¡ESE ES EL HIJO DEL MAR ENFURECIDO QUE YO CONOZCO!? ¿¡EL QUE SE RÍE DE LA MUERTE, DE LAS DESGRACIAS, DE LAS DIFICULTADES!?

«No. ¡No! ¡ese no soy yo!»

»¡Kaido, eres mi HIJO! ¡KAIDO, VUELVE A CASA!

»¡Kaido, Kaido, KAIDO, KAIDO!


Recuerda quién eres. Te necesitan.

. . .

Lágrimas. Lágrimas contenidas. Un millar de sentimientos que emergieron a la superficie. Era él. Era Kaido, el Tiburón de Amegakure. Eso sí, destruido. Agobiado por los recuerdos y avergonzado por sus acciones. Oh, por tantas de ellas. Pensó en su primera víctima en nombre de Dragón Rojo. Un chico de apenas quince años, de su misma edad. ¿Qué culpa tenía? luego en la segunda, luego en la tercera. Crack. Quiebre. El sello se rompía, el Bautizo perdía el pulso.

Lágrimas. Lágrimas contenidas.

Arrepentimiento.

Miró a Yui, luego al cielo, con temor.

Resignación.

—Lo siento, Yui-sama, lo siento —dijo, con el sentir de su corazón. Vaya que lo sentía, sí, porque ya era muy tarde. Nada, ni ese inmenso muro que se alzó frente a ellos y que le ensombreció la mirada, iba a ser capaz de detener la tempestad que estaba a punto de ceñirse sobre todos y cada uno de ellos—. espero pueda perdonarme algún día.

Y entonces, sucedió...
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#56
Todo se estaba volviendo cada vez más caótico. El poder del Mangekyō de Akame había sido suficiente para destrozarle el brazo derecho a su antiguo Kage, dejándole postrado de dolor y con una horrible hemorragia que amenazaba con desangrarle por completo si no le ponía remedio; y pronto. En mitad de la refriega, un shinobi de Uzu que Akame reconoció como Sasaki Reiji bajó de las gradas para colocarse junto a su mandatario, probablemente dispuesto a morir por protegerle si era necesario. El Uchiha sonrió con cierta amargura: así eran los ninjas. Peones que no dudaban en sacrificarse para proteger al General Dorado. Una existencia que ahora se le antojaba fútil y desperdiciada. Mercenarios al servicio del dinero, al fin y al cabo.

Sus ojos se desviaron entonces hacia Kaido. Amekoro Yui se había abalanzado sobre él, previniendo un remate que había amenazado con dejar a Hanabi definitivamente fuera de combate; y tal vez, del mundo de los vivos. Akame miró al cielo un momento, y luego a Zaide. El retumbar de un trueno hendió el Estadio al tiempo que Kintsugi bajaba de su palco y se colocaba entre los Dragones y los shinobi, realizando una extraordinaria técnica de Doton que levantó un muro a priori impenetrable entre ambos bandos.

«Realmente no tienen ni idea de a qué hemos venido», pensó el exjōnin. Aquel movimiento era, de entre todos, una ventaja para ellos. Una que, probablemente, Zaide ya estaría aprovechando. Akame se alejó hasta poner unos buenos diez metros de distancia entre él y el muro, y luego volvió a mirar a su pariente Uchiha.

Es la hora...


  • PV:

    190/250


  • CK:

    272/350

    +20
    +10
    (1/5)
  • CC: 4


Fuerza 40
Resistencia 40
Aguante 60
Agilidad 80
Destreza 80
Poder 60
Inteligencia 100
Carisma 40
Voluntad 60
Percepción 80

  • Ninjatō [a la espalda]
  • Portaobjetos [en la cintura]
    • x0 píldora de soldado superior
  • Portaobjetos [en el muslo derecho]

Diálogo - «Pensamiento» - Narración

Mangekyō utilizado por última vez: Flama, Verano de 220

¿Eres nuevo en el rol? ¡Echa un vistazo a mi Compendio de Buenas Prácticas!
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#57



Muéstrate débil cuando seas fuerte, y muéstrate fuerte cuando seas débil. La sabiduría de Akame resonó en su cabeza como esa antigua canción de verano que tan buenos recuerdos trae. El menor de los Uchihas había aprendido varias cosas de él —incluyendo cierto pacto con las serpientes—, pero no se podía decir que el beneficio no había sido mutuo.

«Ahora o nunca», pensó, cuando Yui desapareció del rango de su visión. Por un momento, había creído que todo se iba a ir a la mierda. Que volvería a fracasar. Que se quedarían a medias con el plan. Pero por una vez el mundo le sonreía y le decía: ahí lo tienes, vía libre para cambiar la historia.

La única pega era que le habían disparado en el centro del pecho. Una putada, ¿huh? Para la mayoría eso significaba también el último de los problemas. Claro que él se llamaba como se llamaba. Zaide…





el que no se muere.

La triqueta negra giró sobre sí misma como un molino en un río de sangre, convirtiendo aquella herida mortal, la propia sangre que manchaba sus ropas y la parálisis en un sueño del pasado. ¿Izanagi? Oh, no, no. No se trataba de convertir la realidad en ilusión, se trataba de que él era la ilusión. La máxima expresión de lo que significaba ser un Uchiha. El poder de un ojo que el mismísimo Ryū había tratado de poseer.

Silbó al ver un gigantesco muro alzándose frente a Akame y él mismo. No fue un silbido de admiración o asombro, sino de llamada.

«Es la hora».

La hora de hacer historia. De cambiar su curso. La anterior llamada fue correspondida con un chillido. Viento Blanco jamás le había dejado tirado, y no iba a empezar a hacerlo aquel día. Los pies de Zaide desaparecieron del ring para saltar sobre el águila harpía, que batió las alas para elevarse más y más alto.

Dime que no has perdido a tu presa de vista, amigo.

¡No mientras tenga ojos!



¡¡¡BOOOOOOOOAAAAAAAMMMM!!!



Casi les pilla de improviso. Dos enormes explosiones al unísono. Una, tan destructiva que envolvió en llamas uno de los laterales del estadio, en su parte exterior, y que levantó una montaña de humo negro. La otra, en el lado opuesto, un gigantesco tornado que reventó techo, paredes y parte de la estructura del estadio. Un ataque que había ido de dentro hacia afuera, tan colosal que debía medir cuarenta metros de diámetro.

Y ahora su mano, envuelta en el rayo más poderoso que la humanidad había visto jamás, para dar el golpe final. Aquel Kirin iba dedicado a alguien muy concreto. A ese y a nadie más.

Uchiha Zaide se dejó caer al vacío, y apuntó con un dedo...




........¿A quién?
.....¿A quién?
......................................................................¿¡A quién!?
....................¿¡A QUIÉN!?
.............................................¿¡A QUIÉN!?
..........................................................................................................¿A HANABI?
.................................... ¿A KINTSUGI?

.....¿¡A YUI!?






A la mayor lacra que Ōnindo había tenido nunca. Al cáncer que había ido matando el continente, muy poquito a poco, sin que nadie se diese cuenta. Uno de esos tumores era Amekoro, pero no Yui. Tenía sangre de la Arashikage, mas sobre su cabeza había un sombrero distinto. Ese alguien era…




¡¡¡Zzzzzzssssssssssssssssssttttt!!!




… el Señor Feudal de la Tormenta.

Hacer historia...

... y derrocar el feudalismo.




- PV:

165/270


- CK:

93/440

-30
-120

*MS activado*
2 Acciones Ocultas Reveladas: Lanzar un rayo al cielo para atraer las nubes (Kirin). Uchiha Zaide no es más que una ilusión producto de su Mangekyō, el Dios de la Conquista.

Fuerza 60 · Resistencia 40 · Aguante 60 · Agilidad 60 · Destreza 100* Poder 100 · Inteligencia 70 · Carisma 100 · Voluntad 80 · Percepción 80*

Kawarimi:
2/8


—Técnicas: Kirin, Takamimusuhi-no-Kami
—Daños: 200 PV
—Explicaciones:


¤ Takamimusuhi-no-Kami
¤ Dios de la Conquista
- Tipo: Apoyo
- Rango: S
- Requisitos: Uchiha 80, Migi no Mangekyō
- Gastos: 80 CK + X CK (impide regen. de chakra); 11 CK (desmaterializarse); 30 CK (recuperar estado original)
- Daños: -
- Efectos adicionales:
  • Crea una copia de sí mismo con X CK
  • El efecto de desmaterializarse solo puede ser usado una vez cada 8 turnos
  • El efecto de recuperar el estado original solo puede ser usado una vez cada 5 turnos
- Sellos: Sello especial (mantenido)
- Velocidad: Lenta (creación), instantánea (desmaterializarse), rápida (recuperar estado original)
- Alcance y dimensiones: (ver descripción)
Para la ejecución de esta técnica, Zaide necesita verse reflejado a sí mismo (en un espejo o en la superficie de un lago, por ejemplo). Después, manteniendo un sello especial que le ayuda a concentrar el chakra, es capaz mediante su Mangekyō de convertir dicho reflejo en una realidad de carne y hueso, distorsionando la realidad.

Este reflejo es una copia perfecta de sí mismo, si bien no replica armas de ningún tipo (es posible pasarle armas). Zaide es capaz de ver a través de sus ojos, e incluso controlarle por completo. Para ello, eso sí, deberá permanecer inmóvil y concentrado, con el ojo izquierdo cerrado. La conexión que existe entre ellos es tan profunda que cualquier daño recibido por la copia se verá traducido en la resta de los consecuentes PV al real debido al daño psicosomático que padece (pudiendo incluso llegar a dejarle inconsciente o provocarle la muerte). Además, la copia puede sufrir de hemorragias, desmembramientos o incluso heridas mortales. Sin embargo, esto no implica la muerte del reflejo, pues Zaide es capaz de hacer que la copia vuelva a recuperar su estado original (esto en ningún caso conlleva recuperación de PV).

Esta copia solo podrá ejecutar técnicas con el CK pasado en el momento de su creación, sin posibilidad de regenerarlo, y no es capaz de ejecutar el Kage Bunshin ni derivados suyos.

Por unos segundos, Zaide es capaz de desactivar parcialmente la técnica para que la copia recupere su esencia de reflejo etéreo, siendo invulnerable a ataques físicos (y, por tanto, él tampoco podrá realizar ningún golpe físico).


  • Nage Ono x2 (sujeto por el cinturón, ambos laterales)
  • Portaobjetos básico (¿?/10) [costado izquierdo]
[Imagen: Uchiha-Zaide-eyes2.png]
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#58
Hay que ser valiente, siempre. Los de la Tormenta nos crecemos en la adversidad.

Eso le decía su hermana a Amekoro Jinzaemon siempre que éste dudaba de una decisión importante. En realidad, las decisiones importantes siempre las tomaban entre los dos, y quizás Yui siempre había tenido más peso. Pero sólo ella había tenido el valor de estar en primera línea. Siempre.

En realidad, Jinzaemon era un cobarde. De niños, ambos compartieron clase en el Torreón de la Academia. Ella, tan bruta como lo era ahora. Él, tan discreto y furtivo. Por eso había decidido aprender Genjutsu, y perfeccionarlo.

Pero el Genjutsu no le salvaría ahora. Su fiel bastón, capaz de crear auténticas Tormentas dentro de los oídos de sus oponentes, no le salvaría ahora. No cuando uno se enfrentaba a un rayo de verdad.

Ni siquiera lo vio venir. Sólo corría, desesperado, por la verde hierba del Valle de los Dojos, cuando cayó fulminado por el Kirin de Uchiha Zaide junto a sus dos guardaespaldas. Su cadáver calcinado por el trueno cayó de rodillas antes de desmoronarse.

Y entonces, empezó a llover. En un último estertor, Jinzaemon sonrió.

«Lluvia... al menos sentiré la lluvia antes de...»
[Imagen: MsR3sea.png]

Esta cuenta representa a la totalidad de los administradores de NinjaWorld.es

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#59
Daruu corría, y corría. Hasta que escuchó el primer trueno. Tropezó del susto y cayó sobre la hierba. Miró hacia atrás. Todavía quedaba un poco para llegar al linde del bosque del Lago Partido. Tragó saliva. Tenía que ser ahora. Tenía que ser ahora o una de las dos fuerzas que amenazaban a lo que más quería... iba a acabar con ella.

El Hyūga formuló los sellos. Se mordió el dedo. Pintó sobre la hierba.

¡Kuchiyose no Jutsu!

«¡Dame parte de tu chakra, por favor! Si no...»

El Hilo Rojo del Destino siempre les uniría. Siempre.

Si Ayame no aportaba su parte del chakra, sin embargo, Daruu moriría.


- PV:

83/250


- CK:

25/380

(+40/50) (-80, presupongo que Ayame me dará su chakra y no me dejará perecer xD)

Fuerza 40 · Resistencia 50 · Aguante 80 · Agilidad 60 · Destreza 110*
Poder 80 · Inteligencia 60 · Carisma 40 · Voluntad 60 · Percepción 110
(+30 a Percepción y +10 a Destreza *en tai y armas por Byakugan

- Técnica utilizada: Unmei no Akai Ito (evolutiva conjunta con Ayame).


- Placa de Amegakure en la parte frontal del cinturón

Portaobjetos básico en el muslo derecho: (9/10 objs)
- x20 metros hilo (2pqs. de 10 metros)
- x0 kemuridama (6 metros de humo gris)
- x1 antídoto
- x1 respirador
- x1 esposa supresora del chakra
- x0 píldora estimuladora de sangre superior
- x0 píldora de soldado superior

Portaobjetos avanzado en el cinturón, en la espalda: (4/10 obs)
- x1 Bakūmi Fuda

¤ Suiton: Amedama no Buki: (1/20 obs)
- x4 senbon (1 paquete) (4 PV/impacto, 8 PV con Byakugan activo)

Ocultas en ambos mitones, izquierdo y derecho:
- Futatsu Mukei (12 PV/golpe con mango o vaina, 18 PV/corte superficial, 22 PV/corte, 30 PV/penetración)

En el dobladillo de los calzoncillos:
- Juego de ganzúas

[Imagen: K02XwLh.png]

No hay marcas de sangre registradas.
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#60
Aquél día, Amekoro Yui lloró tres veces.

La primera, cuando sintió que su hijo todavía estaba allí, preso de aquella técnica, y creyó que podría traerlo de vuelta. La Arashikage se aferró a él, consciente de que si no lograba llegar hasta él, sería la última cosa que haría.

—Lo siento, Yui-sama, lo siento. Espero pueda perdonarme algún día.

La segunda, cuando lo consiguió. Cuando Kaido regresó. Se apoyó sobre la madera y lloró, de simple felicidad. Y negó con la cabeza. Sus ojos miraron a Kaido, a su Kaido.

Pase lo que pase, tú, Umikiba Kaido, no hiciste nada. Nada. Te obligaron a hacerlo. Te doblegaron. Que no vuelvan a hacerlo, Kaido.

»Ya tienes mi perdón. Ahora, Kaido. Vuelve a unir tus lazos con tus compañeros. Ellos te...


¡¡¡BOOOOOOOOAAAAAAAMMMM!!!


Las tremendas explosiones hicieron que se levantase inmediatamente.

¡Kaido, lucha a mi lado! ¡Cumple tu mi...!


¡¡¡Zzzzzzssssssssssssssssssttttt!!!


Otro estruendo. La Tormenta cayendo al otro lado del estadio. La sospecha. El terror.

Salió corriendo, ignorando a todos y a todo. Saltó sobre escombros, a través de llamas. Nada le importó. Salió fuera del estadio, nada de lo que encontrase en su camino le importaría más que...

¡¡HERMANOOOOOOOOOOOOO!! ¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!

La lluvia envolvía los desgarradores gritos de Amekoro Yui.

»¡¡¡JINZAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!

Yui tropezó y se arrastró sobre la hierba. Agarró la ropa medio calcinada de su hermano.

»¡¡HIJOS DE PUTAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!

«Que Amenokami os maldiga...»

Aquella fue la tercera y última vez que Amekoro Yui lloró aquel día.

«Que Amenokami os maldiga, para toda la eternidad...»

«Los Hijos de la Tormenta os lo harán pagar...»

«Os lo haré pagar...»

«Os lo juro...»

«Os lo juro.»

Acarició el cabello chamuscado de Amekoro Jinzaemon, y lo miró una última vez. Luego, se vio obligada a apartar la mirada.

«Que la lluvia de Amegakure te cobije, hermano.»
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