28/08/2018, 18:51
Parte del público de Amegakure… ¿riéndose de él?
Un hormigueo recorriéndole la piel. Un calor naciéndole del pecho y subiendo como la lava de un volcán hasta su garganta. Un orgullo herido. Un honor puesto en entredicho. Lo tenía, lo tenía. Lo sentía, lo sentía.
Ayame le sonrió. ¡Le sonrió! Mientras se inclinaba hacia él realizando una pequeña reverencia y echaba hacia atrás su mano derecha. El instinto del Uchiha le decía que algo no iba bien. Que, tras su pequeña bravata, no debía bajar más la guardia. Y, efectivamente, porque en un suspiro la amejin…
…desapareció.
La adrenalina inyectándose en sus venas. La sensación de peligro convirtiéndose en algo sofocante. En una milésima de segundo, su cuerpo lo comprendió. Necesitaba protegerse. Necesitaba protegerse y no sabía de qué. Ni de dónde. Pero era ahora o nunca. Lo tenía, lo tenía. Lo sentía, lo sentía.
Era una pequeña armadura.
Era una inapreciable coraza.
Era una ínfima invocación.
Era Susano’o.
Era el Dios de las Tormentas.
Ayame se estrelló contra ella. O pegó el sello explosivo en su carne de chakra. O se detuvo a tiempo. ¿Qué más daba? No importaba. Ya todo daba lo mismo, salvo machacarla. Machacarla como a un mosquito. El brazo de Susano’o descendió del cielo con esa intención: aplastarla con la base del puño.
—¡¿DECÍAS ALGO?! —rugió enervado. Había llegado la hora de ofrecer el verdadero espectáculo.
Un hormigueo recorriéndole la piel. Un calor naciéndole del pecho y subiendo como la lava de un volcán hasta su garganta. Un orgullo herido. Un honor puesto en entredicho. Lo tenía, lo tenía. Lo sentía, lo sentía.
Ayame le sonrió. ¡Le sonrió! Mientras se inclinaba hacia él realizando una pequeña reverencia y echaba hacia atrás su mano derecha. El instinto del Uchiha le decía que algo no iba bien. Que, tras su pequeña bravata, no debía bajar más la guardia. Y, efectivamente, porque en un suspiro la amejin…
…desapareció.
La adrenalina inyectándose en sus venas. La sensación de peligro convirtiéndose en algo sofocante. En una milésima de segundo, su cuerpo lo comprendió. Necesitaba protegerse. Necesitaba protegerse y no sabía de qué. Ni de dónde. Pero era ahora o nunca. Lo tenía, lo tenía. Lo sentía, lo sentía.
Era una pequeña armadura.
Era una inapreciable coraza.
Era una ínfima invocación.
Era Susano’o.
Era el Dios de las Tormentas.
Ayame se estrelló contra ella. O pegó el sello explosivo en su carne de chakra. O se detuvo a tiempo. ¿Qué más daba? No importaba. Ya todo daba lo mismo, salvo machacarla. Machacarla como a un mosquito. El brazo de Susano’o descendió del cielo con esa intención: aplastarla con la base del puño.
—¡¿DECÍAS ALGO?! —rugió enervado. Había llegado la hora de ofrecer el verdadero espectáculo.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado