2/09/2018, 20:01
La monstruosa ola acudió al encuentro del gigante, que la recibió con las manos alzadas, y ambos titanes se enzarzaron momentáneamente en un duelo de grandes dimensiones. El agua rugió mientras despedazaba al gigante entre sus fauces, rompiendo fragmentos de músculo y hueso que se disolvían en el aire hasta desaparecer por completo. Ayame sonrió triunfal, cuando el titán de agua cayó al suelo con todo su peso, levantando las losas a su paso y creando un pequeño lago para el recuerdo. Sin embargo, aquella satisfacción fue tan fugaz como la belleza de una flor y la sonrisa se transformó en un gesto de horror y desesperación cuando contempló con sus propios ojos cómo el gigante al que acababa de debilitar volvía a recomponerse lentamente: huesos, fibras de músculo y energía regresaron a su lugar, y ya no quedaron más que unos pocos rasguños.
—No puede ser... —balbuceó Ayame incapaz de apartar la mirada del coloso. Había utilizado su técnica más poderosa, y todo el agotamiento que eso le había ocasionado no había servido absolutamente de nada.
Y aquello no era lo peor.
En una clara intención de no quedarse sobre el agua, el Uchiha dio dos rápidos saltos hacia atrás hasta pisar suelo firme y la mole se movió con él. Entonces sacó un pergamino de su portaobjetos, y lo extendió frente a sus pies.
—¿¡Un lago!? ¡¿Aquí!? ¡¡Voy a enseñarte dónde estamos, Ayame!! —bramó—. ¡¡¡ESTO ES…!!! —sus manos se entrelazaron a toda velocidad en una serie de sellos—. ¡¡¡UZU!!!
Y, de repente, el agua brilló bajó los pies de Ayame y dejó de ser agua para transformarse en una masa enorme de chakra. La kunoichi se apartó alarmada, creyendo un ataque que nunca llegó a producirse. En su lugar, lo que antes había sido el pequeño lago producido por su técnica se alzó y comenzó a moverse hacia el coloso de Datsue. Y, ante los atónitos ojos de la muchacha, terminó por introducirse en el interior de aquel pergamino para después desaparecer. Sellado. Sin más.
—No puede ser... —repitió, cayendo al suelo de rodillas.
Fue entonces cuando recordó algo y, entre lágrimas, una risa histérica y desesperada sacudió su maltrecho cuerpo. Aunque por poco tiempo, y por mucho que se hubiera esforzado en ignorar aquel detalle, Uchiha Datsue había sido Jōnin. Ahora comenzaba a comprender el por qué, y comprendió con terror que había subestimado a alguien que se encontraba al mismo nivel de poder que su hermano o su padre. Era injusto. Era terriblemente injusto.
¿Qué podía hacer ella frente a un ninja de alto rango como él? ¿Qué podía hacer frente a un gigante siendo sólo una mosca?
Se llevó una mano al rostro, tapando su ojo izquierdo y su mejilla.
—No puede ser... —balbuceó Ayame incapaz de apartar la mirada del coloso. Había utilizado su técnica más poderosa, y todo el agotamiento que eso le había ocasionado no había servido absolutamente de nada.
Y aquello no era lo peor.
En una clara intención de no quedarse sobre el agua, el Uchiha dio dos rápidos saltos hacia atrás hasta pisar suelo firme y la mole se movió con él. Entonces sacó un pergamino de su portaobjetos, y lo extendió frente a sus pies.
—¿¡Un lago!? ¡¿Aquí!? ¡¡Voy a enseñarte dónde estamos, Ayame!! —bramó—. ¡¡¡ESTO ES…!!! —sus manos se entrelazaron a toda velocidad en una serie de sellos—. ¡¡¡UZU!!!
Y, de repente, el agua brilló bajó los pies de Ayame y dejó de ser agua para transformarse en una masa enorme de chakra. La kunoichi se apartó alarmada, creyendo un ataque que nunca llegó a producirse. En su lugar, lo que antes había sido el pequeño lago producido por su técnica se alzó y comenzó a moverse hacia el coloso de Datsue. Y, ante los atónitos ojos de la muchacha, terminó por introducirse en el interior de aquel pergamino para después desaparecer. Sellado. Sin más.
—No puede ser... —repitió, cayendo al suelo de rodillas.
Fue entonces cuando recordó algo y, entre lágrimas, una risa histérica y desesperada sacudió su maltrecho cuerpo. Aunque por poco tiempo, y por mucho que se hubiera esforzado en ignorar aquel detalle, Uchiha Datsue había sido Jōnin. Ahora comenzaba a comprender el por qué, y comprendió con terror que había subestimado a alguien que se encontraba al mismo nivel de poder que su hermano o su padre. Era injusto. Era terriblemente injusto.
¿Qué podía hacer ella frente a un ninja de alto rango como él? ¿Qué podía hacer frente a un gigante siendo sólo una mosca?
Se llevó una mano al rostro, tapando su ojo izquierdo y su mejilla.