3/09/2018, 19:50
(Última modificación: 3/09/2018, 20:36 por Uchiha Datsue. Editado 1 vez en total.)
En aquel combate, el Uchiha aprendió alguna que otra cosa. Una de ellas, que uno no podía pretender empuñar un arma por primera vez y manejarla como si llevase años practicando. Sí, la destreza adquirida con otros filos seguro ayudaba a manejar con soltura un Dai Tsuchi, pero, ¿maniobrar con ella con la soltura de un Dios? No, ni mucho menos. Y en aquel combate, Datsue había pretendido usar el poder de precisamente un Dios y hacer cabriolas y malabarismos con él mientras mantenía los ojos cerrados.
Una frivolidad. Fue por eso que, mientras su cerebro pensaba en sacar el kunai, liberar el sello, pegárselo al mango, y todo ello con los ojos cerrados, algo falló. Su concentración se vino abajo por un instante. Y, por eso...
El sello explosivo pegado en las costillas de su guardia personal estalló, mandándolo a volar por los aires y cayendo de culo. «¿Qué coño…?» Abrió los ojos justo a tiempo para ver como una saeta atravesaba el recién formado Susano’o directo a…
… su hombro izquierdo.
Una súbita descarga de dolor le arrancó un aullido, mientras el Susano’o, furioso por haber fallado a su hijo, descargaba sendos puñetazos contra el suelo. La mirada iracunda del Uchiha se desplazó hacia Ayame, que le hablaba. Osaba decir que solo se había reído de él. Sí, quizá había sido así, pero para ello había utilizado a Aiko. Usado sin más, sin la mínima consideración por lo que le había ocurrido. Eso no podía perdonárselo.
Y además…
—¿Osas acusarme en público de que te corté el hilo? ¡¿Con qué pruebas!? —exigió—. ¡¿Acaso me viste cortarlo?! —Imposible. A no ser que tuviese ojos en la espalda, había tenido mucho cuidado de hacerlo cuando la cabeza de ella apuntaba en picado hacia el suelo—. ¡¡¡Maldita mentirosa!!!
Apretó los dientes mientras se llevaba la diestra al astil de la flecha y la partía, dejando allí la punta. No quería arriesgarse a sacarla y que el hombro empezase a sangrarle a borbotones. Se llevó una mano al portaobjetos y tomó una píldora estimuladora de sangre. Luego trató de mover el hombro para tantearlo. Mala pinta. Muy mala pinta. Ya podía ir olvidándose de blandir un arma con aquel brazo. Iba a molestarle incluso para realizar sellos.
«Hija de puta… Pero la culpa es mía. No he hecho más que hablar y hablar…»
Era el momento de callarse y atacar. Apoyó el brazo bueno sobre una rodilla y se irguió. Su mente ya no pensaba en atacarla verbalmente, sino de forma física. Sacó el kunai ya preparado de su portaobjetos, y le pegó un sello explosivo en el mango, tras liberarlo de su palma izquierda, tal y como iba a hacer antes. De un fuerte latigazo con la diestra, lo lanzó directo hacia el pecho de la kunoichi, esta vez sin el fogonazo de luz como efecto sorpresa.
Una frivolidad. Fue por eso que, mientras su cerebro pensaba en sacar el kunai, liberar el sello, pegárselo al mango, y todo ello con los ojos cerrados, algo falló. Su concentración se vino abajo por un instante. Y, por eso...
¡¡¡BOOOOOOOOOOOOOMMM!!!
El sello explosivo pegado en las costillas de su guardia personal estalló, mandándolo a volar por los aires y cayendo de culo. «¿Qué coño…?» Abrió los ojos justo a tiempo para ver como una saeta atravesaba el recién formado Susano’o directo a…
… su hombro izquierdo.
Una súbita descarga de dolor le arrancó un aullido, mientras el Susano’o, furioso por haber fallado a su hijo, descargaba sendos puñetazos contra el suelo. La mirada iracunda del Uchiha se desplazó hacia Ayame, que le hablaba. Osaba decir que solo se había reído de él. Sí, quizá había sido así, pero para ello había utilizado a Aiko. Usado sin más, sin la mínima consideración por lo que le había ocurrido. Eso no podía perdonárselo.
Y además…
—¿Osas acusarme en público de que te corté el hilo? ¡¿Con qué pruebas!? —exigió—. ¡¿Acaso me viste cortarlo?! —Imposible. A no ser que tuviese ojos en la espalda, había tenido mucho cuidado de hacerlo cuando la cabeza de ella apuntaba en picado hacia el suelo—. ¡¡¡Maldita mentirosa!!!
Apretó los dientes mientras se llevaba la diestra al astil de la flecha y la partía, dejando allí la punta. No quería arriesgarse a sacarla y que el hombro empezase a sangrarle a borbotones. Se llevó una mano al portaobjetos y tomó una píldora estimuladora de sangre. Luego trató de mover el hombro para tantearlo. Mala pinta. Muy mala pinta. Ya podía ir olvidándose de blandir un arma con aquel brazo. Iba a molestarle incluso para realizar sellos.
«Hija de puta… Pero la culpa es mía. No he hecho más que hablar y hablar…»
Era el momento de callarse y atacar. Apoyó el brazo bueno sobre una rodilla y se irguió. Su mente ya no pensaba en atacarla verbalmente, sino de forma física. Sacó el kunai ya preparado de su portaobjetos, y le pegó un sello explosivo en el mango, tras liberarlo de su palma izquierda, tal y como iba a hacer antes. De un fuerte latigazo con la diestra, lo lanzó directo hacia el pecho de la kunoichi, esta vez sin el fogonazo de luz como efecto sorpresa.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado