4/09/2018, 03:18
¿Qué hacer? ¿Qué hacer? Daigo había venido completamente preparado para la ocasión con una libreta pequeña, un lápiz y un zumo de frutas. Esta era su ocasión de recabar información, pues en ninguna de las pruebas anteriores había nada que pudiera mirar, pero no era tan fácil.
Desde sus días en la academia el boxeador no había tocado lápiz y papel para hacer apuntes, simplemente no sabía por donde empezar y el espectáculo que se habían montado no lo ayudaba en lo absoluto. Por el momento solo había llegado a ver un discurso que consiguió inspirarlo e incomodarlo a partes iguales, un —quizá merecido— ataque a traición, un intercambio de burlas y...
«¿¡Un demonio!?»
Sí, aquello definitivamente tenía que ser un demonio, o lo que Daigo pensaba que sería lo más cercano a un demonio que vería jamás en su vida.
Dios, cuánto se equivocó.
Desde es preciso momento Daigo ya sentía que aquello no podía acabar bien, nada bien, era imposible que terminara bien.
El demonio que había invocado Datsue no dudó un solo instante en descargar toda su irá sobre Ayame. La insultó, la provocó y finalmente...
Finalmente despertó algo en Ayame, algo que el peliverde jamás había imaginado.
No le hizo falta ver más, no quiso ver nada más para saber que tenía que actuar, que aquello era peligroso, que si se tomaba un solo segundo más en observar llegaría un segundo demasiado tarde.
Así que actuó.
Mientras el potente haz de chakra que había disparado Ayame era detenido por Datsue, Daigo formó el sello de carnero y se movió a toda la velocidad que le permitió su cuerpo directo hacia Aotsuki Ayame.
No estaba acostumbrado a utilizar aquella técnica, de hecho no estaba acostumbrado a las grandes velocidades en general, por ese motivo en ningún momento pudo ver como otros genin también se acercaron a ella.
Pero eso no le importaba, no le importaba nada, sólo quería ganar tiempo, permitir que todo el mundo pudiera evacuar a salvo incluso si aquello significaba acercarse a la bestia que se había apoderado de Aotsuki Ayame.
La apresó con brazos para impedirle el movimiento mientras concentraba chakra verdoso en la planta de sus pies para manterse inmóvil ante cualquier forcejeo, incluso a pesar del dolor que le provocaba sólo tocar la capa de chakra que la rodeaba.
—¡No te mue...!
Pero lejos de ser la potencia descomunal de la bestia, fue el impacto del cuerpo de otro shinobi sobre Ayame lo que la liberó de su presa.
—¿vas?
Incluso a pesar de que hacía un segundo la estaba sosteniendo, Aotsuki Ayame desapareció por completo de la vista del peliverde junto al resto de genin que la rodeaban.
Daigo miró sus manos, incrédulo. No conseguía entender lo que acaba de suceder, no conseguía creer lo que acababa de suceder.
—P-ero... ¡¿qué cojones?! —escuchó. Él mismo no lo habría dicho mejor—, ¡Datsue! ¡¿a donde cojones se la ha llevado? ¡¿Adónde se ha llevado Akame a mi jodida Jinchuriki?!
¿Su Jinchuriki? ¿En verdad había acabado de presenciar una fracción del poder de una bestia con cola?
Datsue respondió, aparentando normalidad. Daigo por su parte canceló la técnica que lo mantenía fijo al suelo y se acercó a él.
—Vamos, seguro que sabes algo, hay mucho en juego.
Daigo le apresuró, desesperado. Tenían que encontrarlos, tenía que ayudarlos.
Desde sus días en la academia el boxeador no había tocado lápiz y papel para hacer apuntes, simplemente no sabía por donde empezar y el espectáculo que se habían montado no lo ayudaba en lo absoluto. Por el momento solo había llegado a ver un discurso que consiguió inspirarlo e incomodarlo a partes iguales, un —quizá merecido— ataque a traición, un intercambio de burlas y...
«¿¡Un demonio!?»
Sí, aquello definitivamente tenía que ser un demonio, o lo que Daigo pensaba que sería lo más cercano a un demonio que vería jamás en su vida.
Dios, cuánto se equivocó.
Desde es preciso momento Daigo ya sentía que aquello no podía acabar bien, nada bien, era imposible que terminara bien.
El demonio que había invocado Datsue no dudó un solo instante en descargar toda su irá sobre Ayame. La insultó, la provocó y finalmente...
Finalmente despertó algo en Ayame, algo que el peliverde jamás había imaginado.
No le hizo falta ver más, no quiso ver nada más para saber que tenía que actuar, que aquello era peligroso, que si se tomaba un solo segundo más en observar llegaría un segundo demasiado tarde.
Así que actuó.
Mientras el potente haz de chakra que había disparado Ayame era detenido por Datsue, Daigo formó el sello de carnero y se movió a toda la velocidad que le permitió su cuerpo directo hacia Aotsuki Ayame.
No estaba acostumbrado a utilizar aquella técnica, de hecho no estaba acostumbrado a las grandes velocidades en general, por ese motivo en ningún momento pudo ver como otros genin también se acercaron a ella.
Pero eso no le importaba, no le importaba nada, sólo quería ganar tiempo, permitir que todo el mundo pudiera evacuar a salvo incluso si aquello significaba acercarse a la bestia que se había apoderado de Aotsuki Ayame.
La apresó con brazos para impedirle el movimiento mientras concentraba chakra verdoso en la planta de sus pies para manterse inmóvil ante cualquier forcejeo, incluso a pesar del dolor que le provocaba sólo tocar la capa de chakra que la rodeaba.
—¡No te mue...!
Pero lejos de ser la potencia descomunal de la bestia, fue el impacto del cuerpo de otro shinobi sobre Ayame lo que la liberó de su presa.
—¿vas?
Incluso a pesar de que hacía un segundo la estaba sosteniendo, Aotsuki Ayame desapareció por completo de la vista del peliverde junto al resto de genin que la rodeaban.
Daigo miró sus manos, incrédulo. No conseguía entender lo que acaba de suceder, no conseguía creer lo que acababa de suceder.
—P-ero... ¡¿qué cojones?! —escuchó. Él mismo no lo habría dicho mejor—, ¡Datsue! ¡¿a donde cojones se la ha llevado? ¡¿Adónde se ha llevado Akame a mi jodida Jinchuriki?!
¿Su Jinchuriki? ¿En verdad había acabado de presenciar una fracción del poder de una bestia con cola?
Datsue respondió, aparentando normalidad. Daigo por su parte canceló la técnica que lo mantenía fijo al suelo y se acercó a él.
—Vamos, seguro que sabes algo, hay mucho en juego.
Daigo le apresuró, desesperado. Tenían que encontrarlos, tenía que ayudarlos.
![[Imagen: IMG-20210515-202948-586.png]](https://i.ibb.co/fqtcMG8/IMG-20210515-202948-586.png)
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.