4/09/2018, 02:57
Todo se precipitó. Tras detener una jodida Bijuudama, vio a Daruu correr hacia Ayame. A pecho descubierto. De hecho… «¿Qué coño? ¿Va a abalanzarse sobre ella?»
—¡Qué alguien detenga a ese puto suicida! —rugió Datsue, demasiado agotado para hacerlo él mismo. Entonces vio a Eri. Y al segundo, a su Hermano. Los cuatro desapareciendo en una vorágine giratoria que deformó la mismísima realidad—. ¡Mierda!
¡Tenía que haber ido con ellos! Aunque, por otro parte, ¿de qué utilidad iba a ser? Apenas tenía chakra, y estaba agotado. Sabía que Eri podía arreglárselas. Era una Uzumaki, después de todo. Y Akame sabría controlarla. Ya tenía experiencia en ello, por desgracia —o por suerte—. Y, por encima de todo, ellos nunca le habían fallado. «Confío en vosotros, chicos. El destino de Oonindo está en vuestras manos».
Aquel breve momento de paz se vio interrumpido por el Tiburón. Había bajado a la arena y le increpaba. Este pudo ver que los ojos del Uchiha habían recobrado su habitual color negro. Apoyó un brazo en la rodilla y se irguió, tratando de aparentar estar en buena forma. Tratando de disimular que no estaba echando el pulmón por la boca.
—A un lugar donde tu jodida jinchuriki —le imitó—, no arrase con la mitad de mi Villa y de paso con cientos de civiles e inocentes.
Pero la verdad es que no tenía ni idea. ¿El Valle del Fin? ¿Las Planicies del Silencio? Esos eran los mejores lugares para llevarla, sin duda. Aunque… Un pensamiento oscuro y vil cruzó su cabeza por un instante. ¿Y sí…?
«Akame es un profesional. Sumará dos y dos y entenderá que el tratado de Paz está, cuánto menos, roto. Pero de ahí a llevarlos a Kusagakure para quitarnos un problema de encima… No. No, coño, no. No sin el consentimiento de Hanabi, al menos. No sin su consentimiento».
—¡Qué alguien detenga a ese puto suicida! —rugió Datsue, demasiado agotado para hacerlo él mismo. Entonces vio a Eri. Y al segundo, a su Hermano. Los cuatro desapareciendo en una vorágine giratoria que deformó la mismísima realidad—. ¡Mierda!
¡Tenía que haber ido con ellos! Aunque, por otro parte, ¿de qué utilidad iba a ser? Apenas tenía chakra, y estaba agotado. Sabía que Eri podía arreglárselas. Era una Uzumaki, después de todo. Y Akame sabría controlarla. Ya tenía experiencia en ello, por desgracia —o por suerte—. Y, por encima de todo, ellos nunca le habían fallado. «Confío en vosotros, chicos. El destino de Oonindo está en vuestras manos».
Aquel breve momento de paz se vio interrumpido por el Tiburón. Había bajado a la arena y le increpaba. Este pudo ver que los ojos del Uchiha habían recobrado su habitual color negro. Apoyó un brazo en la rodilla y se irguió, tratando de aparentar estar en buena forma. Tratando de disimular que no estaba echando el pulmón por la boca.
—A un lugar donde tu jodida jinchuriki —le imitó—, no arrase con la mitad de mi Villa y de paso con cientos de civiles e inocentes.
Pero la verdad es que no tenía ni idea. ¿El Valle del Fin? ¿Las Planicies del Silencio? Esos eran los mejores lugares para llevarla, sin duda. Aunque… Un pensamiento oscuro y vil cruzó su cabeza por un instante. ¿Y sí…?
«Akame es un profesional. Sumará dos y dos y entenderá que el tratado de Paz está, cuánto menos, roto. Pero de ahí a llevarlos a Kusagakure para quitarnos un problema de encima… No. No, coño, no. No sin el consentimiento de Hanabi, al menos. No sin su consentimiento».
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado