4/09/2018, 04:38
La última prueba del examen daba inicio, el primer combate era indicado para abrir con broche de oro aquella tradición tan peculiar en dónde nos exigían entretuviésemos al público y a los altos mandos, en dónde hacer gala de nuestras habilidades y técnicas sería evaluado y recompensando con un chaleco y una insignia; sí... No eramos muy diferentes de animales de circo o cualquier otro tipo de show más.
Datsue contra Ayame, una batalla que se me antojaba interesante, como todas las demás, no obstante, quería ver cuánto había crecido la kunoichi, cuánto había mejorado Uchiha. El inicio fue digno de pelicula o telenovela de drama, el shinobi entró pintorreteado y dió un discurso, uno de esos que iban con la intención de tocarle la moral al rival, una combate psicológico, uno muy bien montado.
Ella terminó cayendo en su juego y los ataque físicos no tardaron en llegar, parecía una batalla normal, con un poco más de tensión entre los combatientes de lo común, pero nada extraordinario, o eso pensaba yo cuando vi alzarse aquel ser colosal, me levanté para verlo bien, para asegurarme de lo que veía, un ser totalmente digno y ajeno, algo nueva, nunca antes visto para mi. —¿Qué es eso?— Musité anonadado por las características de aquella técnica, por su fuerza y poder.
"Pobre Ayame" Pensé al ver a lo que se enfrentaba, sí yo hubiese estado en su lugar probablemente hubiera desistido ante aquel esqueleto gigantesto, aquella bestia de carne y músculo, que se regeneraba, que despedía un aura totalmente infernal, una que hacía erizar mi piel.
Todo parecía haber terminado para la pelinegra, noté como su derrota estaba a la vuelta de la esquina, como temblaba, como dudaba. "Es el fin... Nunca esperé ver algo así aquí" Y aquella aseveración quedó muy por debajo de lo que apareció a continuación...
Las altas temperaturas de Uzu se volvieron anormalmente más alta, podía ver las ondas de calor y energía surgir del cuerpo de la kunoichi, como un manto de energía engullía su cuerpo y la roeaba de un chakra puro, un chakra totalmente blanco, uno que se me antojaba muy, pero muy peligroso. "¿Ahora qué?" No podía despegar los ojos de la arena, del coloso de Datsue que se acercaba lentamente mientras seguía provocandole, mientras aquella masa amorfa de energía tomaba forma de cuernos y colas.
"Cuernos y colas... Ella es! Ella es la guardiana" Deduje bastante tarde en realidad.
La bestia en que ahora se había convertido Ayame estaba concentrando una gran cantidad de chakra en forma de pequeñas esferas en su hocico, fue en cuestión de segundos en que ella, o eso, o ambos, no sabía bien qué; disparó directo a Datsue, y más atrás de él a nosotros...
—CORRAN!!— Vociferé con la estúpida idea de que podríamos escapar de un ataque como ese, me veía muerto, muchos cadáveres, mucha sangre a mi alrededor...
No miré para atrás, no quería ver como mi vida se escapaba ante aquella onda de energía, por lo tanto no pude ver como aquel colosal ser le hacía frente a aquella bijudama, pero sí pude sentir las ondas secundarias a su explosión, los gritos de la gente, el fuerte, sonido, la desesperación de todo a mi alrededor.
El suelo tembló y removió el polvo de la estructura.
Miré a ver a todos los participantes, pero era tarde, solo estaba Juro, Karamaru y yo; los busqué con la mirada y busqué la posición adecuada para ver la arena. —¿Están bien? ¿Necesitan algún tipo de atención médica?— Me dirigí al par que se encontraba conmigo.
Mis ojos percibieron la presencia de Daruu muy cerca de la bestia que en su momento fue Ayame, a un costado de ellos se encontraba Daigo y al otro Eri, la pelirroja; otra figura hizo acto de presencia, Uchiha Akame apareció de la nada y todos se volvió confuso, el espacio y tiempo se retorció, un remolino abstracto se comió a aquellos cuatro...
Y entonces la imagen de un Kaido retardado apareció, encolerizado con Datsue.
Todo aquello me parecía totalmente irreal, un escalofrío recorrió mi cuerpo, la incertidumbre me inundó, nunca había estado en una situación similar.
Los gritos, la desesperación, el calor, mi corazón latiendo a mil por hora...
Volteé a ver lentamente a Karamaru y a Juro nuevamente, quería asegurarme de que estuvieran totalmente bien antes de ir a ayudar a alguien más. Fue entonces cuando me percaté de su presencia, Nabi estaba ahí también! Muy cerca de nosotros, con Stuffy a su lado. —Hey, Nabi! ¿Estás bien? ¿Hay muchos heridos?— Pregunté rápidamente mientras me acercaba a Inuzuka.
Datsue contra Ayame, una batalla que se me antojaba interesante, como todas las demás, no obstante, quería ver cuánto había crecido la kunoichi, cuánto había mejorado Uchiha. El inicio fue digno de pelicula o telenovela de drama, el shinobi entró pintorreteado y dió un discurso, uno de esos que iban con la intención de tocarle la moral al rival, una combate psicológico, uno muy bien montado.
Ella terminó cayendo en su juego y los ataque físicos no tardaron en llegar, parecía una batalla normal, con un poco más de tensión entre los combatientes de lo común, pero nada extraordinario, o eso pensaba yo cuando vi alzarse aquel ser colosal, me levanté para verlo bien, para asegurarme de lo que veía, un ser totalmente digno y ajeno, algo nueva, nunca antes visto para mi. —¿Qué es eso?— Musité anonadado por las características de aquella técnica, por su fuerza y poder.
"Pobre Ayame" Pensé al ver a lo que se enfrentaba, sí yo hubiese estado en su lugar probablemente hubiera desistido ante aquel esqueleto gigantesto, aquella bestia de carne y músculo, que se regeneraba, que despedía un aura totalmente infernal, una que hacía erizar mi piel.
Todo parecía haber terminado para la pelinegra, noté como su derrota estaba a la vuelta de la esquina, como temblaba, como dudaba. "Es el fin... Nunca esperé ver algo así aquí" Y aquella aseveración quedó muy por debajo de lo que apareció a continuación...
Las altas temperaturas de Uzu se volvieron anormalmente más alta, podía ver las ondas de calor y energía surgir del cuerpo de la kunoichi, como un manto de energía engullía su cuerpo y la roeaba de un chakra puro, un chakra totalmente blanco, uno que se me antojaba muy, pero muy peligroso. "¿Ahora qué?" No podía despegar los ojos de la arena, del coloso de Datsue que se acercaba lentamente mientras seguía provocandole, mientras aquella masa amorfa de energía tomaba forma de cuernos y colas.
"Cuernos y colas... Ella es! Ella es la guardiana" Deduje bastante tarde en realidad.
La bestia en que ahora se había convertido Ayame estaba concentrando una gran cantidad de chakra en forma de pequeñas esferas en su hocico, fue en cuestión de segundos en que ella, o eso, o ambos, no sabía bien qué; disparó directo a Datsue, y más atrás de él a nosotros...
—CORRAN!!— Vociferé con la estúpida idea de que podríamos escapar de un ataque como ese, me veía muerto, muchos cadáveres, mucha sangre a mi alrededor...
No miré para atrás, no quería ver como mi vida se escapaba ante aquella onda de energía, por lo tanto no pude ver como aquel colosal ser le hacía frente a aquella bijudama, pero sí pude sentir las ondas secundarias a su explosión, los gritos de la gente, el fuerte, sonido, la desesperación de todo a mi alrededor.
El suelo tembló y removió el polvo de la estructura.
Miré a ver a todos los participantes, pero era tarde, solo estaba Juro, Karamaru y yo; los busqué con la mirada y busqué la posición adecuada para ver la arena. —¿Están bien? ¿Necesitan algún tipo de atención médica?— Me dirigí al par que se encontraba conmigo.
Mis ojos percibieron la presencia de Daruu muy cerca de la bestia que en su momento fue Ayame, a un costado de ellos se encontraba Daigo y al otro Eri, la pelirroja; otra figura hizo acto de presencia, Uchiha Akame apareció de la nada y todos se volvió confuso, el espacio y tiempo se retorció, un remolino abstracto se comió a aquellos cuatro...
Y entonces la imagen de un Kaido retardado apareció, encolerizado con Datsue.
Todo aquello me parecía totalmente irreal, un escalofrío recorrió mi cuerpo, la incertidumbre me inundó, nunca había estado en una situación similar.
Los gritos, la desesperación, el calor, mi corazón latiendo a mil por hora...
Volteé a ver lentamente a Karamaru y a Juro nuevamente, quería asegurarme de que estuvieran totalmente bien antes de ir a ayudar a alguien más. Fue entonces cuando me percaté de su presencia, Nabi estaba ahí también! Muy cerca de nosotros, con Stuffy a su lado. —Hey, Nabi! ¿Estás bien? ¿Hay muchos heridos?— Pregunté rápidamente mientras me acercaba a Inuzuka.