4/09/2018, 12:27
Fue como si toda su cabeza diese tres vueltas en distintas direcciones, dejándola confusa y aturdida. Akame había agarrado su mano y, en una vorágine extraña, los tres —o mejor dicho, cuatro— habían desaparecido para volver a aparecer en lo que parecía la Planicie del Silencio, dejando atrás todo lo que ella buscaba proteger.
—Eri... Tienes que... Tienes que darle en el sello —masculló Akame, todavía dolorido por el esfuerzo—. Es la única manera. ¿Conoces... Conoces la técnica, verdad?
«Sí, sí la conozco...» Abrió los ojos y se incorporó rápidamente pero trastrabillando en el proceso, y miró a su alrededor, reaccionando a la voz que acababa de escuchar. La bestia estaba allí, junto con Uchiha Akame, Amedama Daruu, y... ella. Sin previo aviso, Ayame rugió con toda su alma haciendo que el cuerpo de Eri temblase en su totalidad, obligándola a sujetarse firmemente al suelo antes de que cayese de nuevo.
—¡Esperad, cuidado! —aulló Daruu, y Eri miró hacia desde donde venía una gran onda que probablemente la azotaría si no se hubiera decidido a abrazar el suelo como si él fuese a salvarla de aquella pelea. Sin embargo, cuando volvió a incorporarse, el bijuu comenzaba a escapar en dirección opuesta a la que ellos se encontraban, y ella comenzó a enloquecer, ¡si se escapaba, sería incapaz de frenar que el sello se descontrolase! Por ello comenzó a correr tras ella, a la mayor velocidad que nunca antes había logrado.
«No... ¡Ayame, por favor!»
Por suerte, Daruu actuó rápidamente, teletransportándose hasta el lado de Ayame para lanzarle lo que parecía una masa de agua viscosa, atrapándola en el proceso. Ella tampoco perdió el tiempo y preparó el sello del carnero, más, sin embargo; no activó la técnica de teletransporte pues Akame había ocupado el lugar contrario a Daruu, lanzando una bola en el proceso...
—¡Cerrad los ojos!
Obediente, ella cerró los ojos, aún sin dejar de correr. Aquella era su única oportunidad y tenía que tener las fuerzas por encima de sus capacidades normales si quería que aquello saliese bien, si de verdad quería salvar a Ayame.
Abrió los ojos cuando sintió que llegó a su destino, y, entonces...
«Oh, no... ¡No sé dónde está el sello!»
—¡DARUU-SAN! —chilló, hacia la posición donde había visto a Daruu la última vez—. ¡NO SÉ DÓNDE ESTÁ SU SELLO!
Necesitaba una respuesta rápida, pero no podía perder el tiempo esperando, así que comenzó a preparar aquella técnica que jamás había utilizado antes más allá de la práctica. Sujetó su muñeca derecha con la contraria y, de cada uno de sus dedos, una pequeña y luminosa llama morada emergió con un kanji diferente en cada una.
Ahora solo quedaba una respuesta, tan solo una respuesta... Y ella podría acabar con ello.
—Eri... Tienes que... Tienes que darle en el sello —masculló Akame, todavía dolorido por el esfuerzo—. Es la única manera. ¿Conoces... Conoces la técnica, verdad?
«Sí, sí la conozco...» Abrió los ojos y se incorporó rápidamente pero trastrabillando en el proceso, y miró a su alrededor, reaccionando a la voz que acababa de escuchar. La bestia estaba allí, junto con Uchiha Akame, Amedama Daruu, y... ella. Sin previo aviso, Ayame rugió con toda su alma haciendo que el cuerpo de Eri temblase en su totalidad, obligándola a sujetarse firmemente al suelo antes de que cayese de nuevo.
—¡Esperad, cuidado! —aulló Daruu, y Eri miró hacia desde donde venía una gran onda que probablemente la azotaría si no se hubiera decidido a abrazar el suelo como si él fuese a salvarla de aquella pelea. Sin embargo, cuando volvió a incorporarse, el bijuu comenzaba a escapar en dirección opuesta a la que ellos se encontraban, y ella comenzó a enloquecer, ¡si se escapaba, sería incapaz de frenar que el sello se descontrolase! Por ello comenzó a correr tras ella, a la mayor velocidad que nunca antes había logrado.
«No... ¡Ayame, por favor!»
Por suerte, Daruu actuó rápidamente, teletransportándose hasta el lado de Ayame para lanzarle lo que parecía una masa de agua viscosa, atrapándola en el proceso. Ella tampoco perdió el tiempo y preparó el sello del carnero, más, sin embargo; no activó la técnica de teletransporte pues Akame había ocupado el lugar contrario a Daruu, lanzando una bola en el proceso...
—¡Cerrad los ojos!
Obediente, ella cerró los ojos, aún sin dejar de correr. Aquella era su única oportunidad y tenía que tener las fuerzas por encima de sus capacidades normales si quería que aquello saliese bien, si de verdad quería salvar a Ayame.
Abrió los ojos cuando sintió que llegó a su destino, y, entonces...
«Oh, no... ¡No sé dónde está el sello!»
—¡DARUU-SAN! —chilló, hacia la posición donde había visto a Daruu la última vez—. ¡NO SÉ DÓNDE ESTÁ SU SELLO!
Necesitaba una respuesta rápida, pero no podía perder el tiempo esperando, así que comenzó a preparar aquella técnica que jamás había utilizado antes más allá de la práctica. Sujetó su muñeca derecha con la contraria y, de cada uno de sus dedos, una pequeña y luminosa llama morada emergió con un kanji diferente en cada una.
Ahora solo quedaba una respuesta, tan solo una respuesta... Y ella podría acabar con ello.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)