4/09/2018, 12:27
¿Mentira? ¡¿Mentira?! Datsue era un mentiroso de campeonato, sí, y normalmente no le molestaba que le acusasen de ello. Pero, ¡por una vez que decía la verdad! Oh, le sentó como una patada en los testículos. La mujer avanzó hacia él a velocidad alarmante y a Datsue no le daba tiempo a retroceder.
Le acusó de secuestrarla. Le acusó de provocarla a propósito para desestabilizarla. Tonterías. Tonterías con mucha lógica desde su punto de vista, si se paraba a pensarlo. «¿El ninja del perro? ¿Qué coño…?»
Y, por un momento, la tempestad que era aquella mujer decidió darle una tregua y centrar su foco en otro. «Por mis cojones, Keisuke. ¡No vengas!»
—Pero primero, me encargaré de ti, tú que te reíste de alguien como Amekoro Yui...
La tregua había pasado. Vio la hoja de la guillotina bajar sobre su cuello. Un destello carmesí brilló en sus ojos. El sonido característico del acero entrechocándose con el acero inundó sus oídos. Era Hanabi. Acababa de salvarle la vida.
De pronto, se sintió más tranquilo. No con esa calma extraña y hasta sobrenatural que le invadía cuando estaba junto a Shiona, pero sí más seguro. Como si el peligro mortal y asfixiante que le envolvía se hubiese convertido simplemente en un peligro del que había que tener cuidado, pero del que uno podía salir vivo si no metía la pata.
—¿Qué es esto, Shanise? ¿Liberáis un bijuu en medio de mi villa? Creía que Zoku había muerto hace mucho tiempo, pero parece que su espíritu y voluntad recorren el mundo e inundan los corazones. —Datsue sabía que aquello era injusto, tanto o más como las palabras que la propia Shanise le había propinado. Por tanto, no sería él quien se quejase ahora—. Corre, Datsue. Protege a los genin y a los civiles. Mantén un ojo avizor a los ninjas de otras aldeas. Házlo si quieres ganarte de nuevo la placa.
—Hanabi-sama —Datsue realizó un seco movimiento con la cabeza, asintiendo de forma rápida. No había tiempo para formalidades. Dedicó una última mirada a Shanise, se detuvo por un efímero instante en la figura de Kaido, y arrancó a correr hacia las gradas.
Creyó ver a Nabi entre la marabunta de gente, allí donde también le había parecido ver a Keisuke. ¿Qué le había dicho Hanabi? ¿Mantener un ojo avizor a los ninjas de otras aldeas? Pues iba a tener que cumplir las órdenes a rajatabla, y mantener ese ojo avizor en cierto amejin…
Haciendo uso del chakra, corrió en vertical por la pared y pegó un gran salto hacia las butacas.
—¡Nabi! ¡¿Todo bien por aquí?! —preguntó rápidamente cuando llegó junto a él—. ¡Avísame si hay algún altercado! Tengo que… ¡Eh, Keisuke! —¿Era él? Con tanta gente…—. ¡Keisuke, por mi estampa! ¡Escóndete antes de que sea demasiado tarde!
Le acusó de secuestrarla. Le acusó de provocarla a propósito para desestabilizarla. Tonterías. Tonterías con mucha lógica desde su punto de vista, si se paraba a pensarlo. «¿El ninja del perro? ¿Qué coño…?»
Y, por un momento, la tempestad que era aquella mujer decidió darle una tregua y centrar su foco en otro. «Por mis cojones, Keisuke. ¡No vengas!»
—Pero primero, me encargaré de ti, tú que te reíste de alguien como Amekoro Yui...
La tregua había pasado. Vio la hoja de la guillotina bajar sobre su cuello. Un destello carmesí brilló en sus ojos. El sonido característico del acero entrechocándose con el acero inundó sus oídos. Era Hanabi. Acababa de salvarle la vida.
De pronto, se sintió más tranquilo. No con esa calma extraña y hasta sobrenatural que le invadía cuando estaba junto a Shiona, pero sí más seguro. Como si el peligro mortal y asfixiante que le envolvía se hubiese convertido simplemente en un peligro del que había que tener cuidado, pero del que uno podía salir vivo si no metía la pata.
—¿Qué es esto, Shanise? ¿Liberáis un bijuu en medio de mi villa? Creía que Zoku había muerto hace mucho tiempo, pero parece que su espíritu y voluntad recorren el mundo e inundan los corazones. —Datsue sabía que aquello era injusto, tanto o más como las palabras que la propia Shanise le había propinado. Por tanto, no sería él quien se quejase ahora—. Corre, Datsue. Protege a los genin y a los civiles. Mantén un ojo avizor a los ninjas de otras aldeas. Házlo si quieres ganarte de nuevo la placa.
—Hanabi-sama —Datsue realizó un seco movimiento con la cabeza, asintiendo de forma rápida. No había tiempo para formalidades. Dedicó una última mirada a Shanise, se detuvo por un efímero instante en la figura de Kaido, y arrancó a correr hacia las gradas.
Creyó ver a Nabi entre la marabunta de gente, allí donde también le había parecido ver a Keisuke. ¿Qué le había dicho Hanabi? ¿Mantener un ojo avizor a los ninjas de otras aldeas? Pues iba a tener que cumplir las órdenes a rajatabla, y mantener ese ojo avizor en cierto amejin…
Haciendo uso del chakra, corrió en vertical por la pared y pegó un gran salto hacia las butacas.
—¡Nabi! ¡¿Todo bien por aquí?! —preguntó rápidamente cuando llegó junto a él—. ¡Avísame si hay algún altercado! Tengo que… ¡Eh, Keisuke! —¿Era él? Con tanta gente…—. ¡Keisuke, por mi estampa! ¡Escóndete antes de que sea demasiado tarde!
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado