5/09/2018, 01:54
(Última modificación: 5/09/2018, 02:06 por Sasagani Yota. Editado 1 vez en total.)
—¡¡ME CAGO EN TODOS VUESTROS MUERTOS!! ¿¡QUÉ COÑO HACÉIS!? ¡¡HACE YA CINCO MINUTOS QUE TENDRÍAMOS QUE ESTAR EN EL PUTO BARCO!! ¡¡MOVED EL CULO CO-JO-NES!! —Yubiwa daba esta última orden desde su elevada posición—. ¡SOIS MÁS LENTOS QUE EL CABALLO DE UN RIBEREÑO DEL SUR![b]
Tragué saliva como nunca antes lo había hecho.
Allí estaba el líder de la comitiva kusajin, hecho una jodida furia dando la orden definitiva y los uzujin, al otro lado, cada vez más cabreados. De hecho, cada vez eran más y esta vez no pude estar más de acuerdo con Juro y Daigo. uno debía saber cuando realizar la jodida retirada. La nueva nube de polvo era un sople de aire fresco y tan solo esperaba que aquel kusajin kamikaze encontrase una via de escape, porque nosotros ya no podíamos ayudarle. Volver a la boca del lobo no era una opción viable.
—¡Hanabi-sama!
Aquel gritó llamó nuestra atención. Alcé la vista y vi que era la pelirroja que hacía ya un rato había desaparecido con aquella extraña técnica de Uchiha Akame. Pero no había rastro del Uchiha, ni de los dos amejin que también se habían llevado: Amedama Daruu y Aotsuki Ayame, la junchuriki de Amegakure. Huelga decir que su entrada captó toda mi atención.
— Esto... Esa chica... ¿Es esa pelirroja, verdad? ¿Es esa, verdad muchachos?
Joder, se me aceleró el corazón como pocas veces lo había hecho. La respiración le siguió el ritmo a los altidos, os cuales parecían querer tomar el aire y salirse de mi pecho como una bomba a presión.
«Dime que Ayame y Daruu-kun...»
Pero no pudo escuchar lo que Eri y Hanabi hablaron con claridad. No sabría decir, pero Juro y Daigo salieron disparados en la dirección de Yubiwa y en cuanto recuperé la cordura haría lo propio, ya me había entretenido lo suficiente en aquel estadio endemoniado.
creo que... he escuchado que Aotsuki Ayame y... Amedama Daruu se encuentran ahora mismo en el hospital...
Por los dioses. si lo que decía Daigo era cierto me sentía en la obligación de apoyarle.
— Yubiwa-dono, no quiero meterme donde no me llaman y no quiero ser una carga, pero creo si Daigo-san tiene razón, deberíamos, como mínimo, informar a la Arashikage. Ya sé que el Pacto se va a ir a la puta mierda, pero si queremos que los amejin no nos vean como algo a lo que aniquilar, debríamos hacer algo al respecto
«Mierda, Daruu-kun, solo tenías que retener el bijuu y largarte. ¡Tsk!»
Tragué saliva como nunca antes lo había hecho.
Allí estaba el líder de la comitiva kusajin, hecho una jodida furia dando la orden definitiva y los uzujin, al otro lado, cada vez más cabreados. De hecho, cada vez eran más y esta vez no pude estar más de acuerdo con Juro y Daigo. uno debía saber cuando realizar la jodida retirada. La nueva nube de polvo era un sople de aire fresco y tan solo esperaba que aquel kusajin kamikaze encontrase una via de escape, porque nosotros ya no podíamos ayudarle. Volver a la boca del lobo no era una opción viable.
—¡Hanabi-sama!
Aquel gritó llamó nuestra atención. Alcé la vista y vi que era la pelirroja que hacía ya un rato había desaparecido con aquella extraña técnica de Uchiha Akame. Pero no había rastro del Uchiha, ni de los dos amejin que también se habían llevado: Amedama Daruu y Aotsuki Ayame, la junchuriki de Amegakure. Huelga decir que su entrada captó toda mi atención.
— Esto... Esa chica... ¿Es esa pelirroja, verdad? ¿Es esa, verdad muchachos?
Joder, se me aceleró el corazón como pocas veces lo había hecho. La respiración le siguió el ritmo a los altidos, os cuales parecían querer tomar el aire y salirse de mi pecho como una bomba a presión.
«Dime que Ayame y Daruu-kun...»
Pero no pudo escuchar lo que Eri y Hanabi hablaron con claridad. No sabría decir, pero Juro y Daigo salieron disparados en la dirección de Yubiwa y en cuanto recuperé la cordura haría lo propio, ya me había entretenido lo suficiente en aquel estadio endemoniado.
creo que... he escuchado que Aotsuki Ayame y... Amedama Daruu se encuentran ahora mismo en el hospital...
Por los dioses. si lo que decía Daigo era cierto me sentía en la obligación de apoyarle.
— Yubiwa-dono, no quiero meterme donde no me llaman y no quiero ser una carga, pero creo si Daigo-san tiene razón, deberíamos, como mínimo, informar a la Arashikage. Ya sé que el Pacto se va a ir a la puta mierda, pero si queremos que los amejin no nos vean como algo a lo que aniquilar, debríamos hacer algo al respecto
«Mierda, Daruu-kun, solo tenías que retener el bijuu y largarte. ¡Tsk!»
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