5/09/2018, 22:38
Reiji —casualmente ya había coincidido con otro Reiji en una ocasión— sopesó que lo mejor era quizá parar a descansar, pero ella lo tenía totalmente descartado, pues en una fracción de segundo se podría decidir cualquier baza y si terminaban por arreglar el embrollo y bien empeorarlo aún más.
—Hay en juego demasiadas vidas, Reiji. Hay en juego una puta guerra. No podemos… simplemente no podemos.
Ella no podía estar más de acuerdo con su compañero, que posteriormente intentó, de nuevo; comunicarse con Akame en lo que parecía un intento en vano.
—Lo que sí… Ninguno de vosotros sabría quitarme este trozo de flecha y vendarme el hombro, ¿verdad? —preguntó, ahora dirigiéndose a ellos de nuevo. Ella frenó y le echó una rápida ojeada al lugar que había señalado.
Quizá... Ella podría intentarlo, su hermana trató de enseñarle los conceptos básicos de la medicina.
—Espera... —murmuró, haciendo que se deteniesen—. ¡Quédate quieto! —exigió, acercándose a inspeccionar el trozo de flecha que había mencionado, luego, con las manos algo temblorosas, arrancó el trozo de flecha y lo lanzó lejos—. Vale... Bien... —se animó a sí misma, mientras el sudor caía por sus sienes—. Te voy a intentar vendar para intentar que esto no empeore, pero a la mínima que te sientas mal o algo, ve a algún ninja médico, te lo curará mejor que yo.
Tomó un trozo de su túnica y la rasgó por completo, rombiendo los bajos de la misma. Con la tira rojiza cubrió la zona con la tela y enlazó los dos extremos.
—Ten cuidado y no fuerces ese brazo a no ser que sea necesario, ¡vamos! —volvió a pedir, celerosa.
—Hay en juego demasiadas vidas, Reiji. Hay en juego una puta guerra. No podemos… simplemente no podemos.
Ella no podía estar más de acuerdo con su compañero, que posteriormente intentó, de nuevo; comunicarse con Akame en lo que parecía un intento en vano.
—Lo que sí… Ninguno de vosotros sabría quitarme este trozo de flecha y vendarme el hombro, ¿verdad? —preguntó, ahora dirigiéndose a ellos de nuevo. Ella frenó y le echó una rápida ojeada al lugar que había señalado.
Quizá... Ella podría intentarlo, su hermana trató de enseñarle los conceptos básicos de la medicina.
—Espera... —murmuró, haciendo que se deteniesen—. ¡Quédate quieto! —exigió, acercándose a inspeccionar el trozo de flecha que había mencionado, luego, con las manos algo temblorosas, arrancó el trozo de flecha y lo lanzó lejos—. Vale... Bien... —se animó a sí misma, mientras el sudor caía por sus sienes—. Te voy a intentar vendar para intentar que esto no empeore, pero a la mínima que te sientas mal o algo, ve a algún ninja médico, te lo curará mejor que yo.
Tomó un trozo de su túnica y la rasgó por completo, rombiendo los bajos de la misma. Con la tira rojiza cubrió la zona con la tela y enlazó los dos extremos.
—Ten cuidado y no fuerces ese brazo a no ser que sea necesario, ¡vamos! —volvió a pedir, celerosa.