6/09/2018, 00:26
Y por fin, los tres que faltaban se unieron a la fiesta, claro que un poco tarde y descordinados, pues Datsue se había decidido a adelantarles en el último momento —y eso que ella era más rápida—, el caso, que había llegado justo cuando le estaba preguntando a Nabi qué había pasado allí.
Había un hombre en la puerta del hospital que le recordó vagamente a alguien al cargo de Kusagakure, pero ahora no recaía en él, solo en todos los chicos de Kusagakure que se arremolinaban cercanos a él y en Nabi.
— ¡Datsue! ¡Que ya está aquí todo cristo! ¡Está el de las cejas mirando! ¡No podemos pegarnos con los de Kusagakure así de buenas!
Nabi tan expresivo como siempre...
No reparó mucho en los kusajines, quizá algo más en Juro o incluso el otro Inuzuka que estaba ahí delante, hasta que una araña, UNA ENORME ARAÑA, salió de la cabeza de otro chico —uno rubio— y se dirigió al hombre de Kusa de antes.
— ¡Eh, cejotas! No nos han presentado, soy Kumopansa, un placer.
«¡Qué puto asco...!» Pensó para sus adentros mientras se tensaba, justo detrás de Datsue. Podía con todo, de verdad, menos con eso, «por favor...», comenzó a rezarle a Shiona-sama, «Si nos apaleamos, que yo no me pegue con ese...» Pidió.
—Controla tus modales, burdo intento de Inuzuka —advirtió al chico.
Lo que faltaba, ahora Nabi metiéndose en peleas. ¿No era que ya estaba todo más o menos controlado? ¿No podían dejar de lanzarse mierda a cada momento que pasaba?
—Nabi, por favor, calla —pidió con la voz más suave posible.
Pero eso obviamente no se iba a cumplir.
— ¡Hostias! ¡Un Inuzuka! Pensaba que solo erais unos gemelos muy feos. ¡Encantado de conocerte, primo! ¡Yo soy Nabi! Inuzuka, claro. Pero eso es obvio así que llamame Nabi. Este es Stuffy. Venga, calmaos, chicos. No ireis a quedar mal delante del de las cejas de Kusagakure. Si tiene esas cejas es porque puede, seguro que es por lo menos, casi kage.
—Que. Te. Calles. —pidió de nuevo, esta vez más tensa que antes mientras seguía a la defensiva, porque si no comenzaban una batalla campal ahí mismo era porque tenían la paciencia de dioses con aquel muchacho.
Había un hombre en la puerta del hospital que le recordó vagamente a alguien al cargo de Kusagakure, pero ahora no recaía en él, solo en todos los chicos de Kusagakure que se arremolinaban cercanos a él y en Nabi.
— ¡Datsue! ¡Que ya está aquí todo cristo! ¡Está el de las cejas mirando! ¡No podemos pegarnos con los de Kusagakure así de buenas!
Nabi tan expresivo como siempre...
No reparó mucho en los kusajines, quizá algo más en Juro o incluso el otro Inuzuka que estaba ahí delante, hasta que una araña, UNA ENORME ARAÑA, salió de la cabeza de otro chico —uno rubio— y se dirigió al hombre de Kusa de antes.
— ¡Eh, cejotas! No nos han presentado, soy Kumopansa, un placer.
«¡Qué puto asco...!» Pensó para sus adentros mientras se tensaba, justo detrás de Datsue. Podía con todo, de verdad, menos con eso, «por favor...», comenzó a rezarle a Shiona-sama, «Si nos apaleamos, que yo no me pegue con ese...» Pidió.
—Controla tus modales, burdo intento de Inuzuka —advirtió al chico.
Lo que faltaba, ahora Nabi metiéndose en peleas. ¿No era que ya estaba todo más o menos controlado? ¿No podían dejar de lanzarse mierda a cada momento que pasaba?
—Nabi, por favor, calla —pidió con la voz más suave posible.
Pero eso obviamente no se iba a cumplir.
— ¡Hostias! ¡Un Inuzuka! Pensaba que solo erais unos gemelos muy feos. ¡Encantado de conocerte, primo! ¡Yo soy Nabi! Inuzuka, claro. Pero eso es obvio así que llamame Nabi. Este es Stuffy. Venga, calmaos, chicos. No ireis a quedar mal delante del de las cejas de Kusagakure. Si tiene esas cejas es porque puede, seguro que es por lo menos, casi kage.
—Que. Te. Calles. —pidió de nuevo, esta vez más tensa que antes mientras seguía a la defensiva, porque si no comenzaban una batalla campal ahí mismo era porque tenían la paciencia de dioses con aquel muchacho.