6/09/2018, 21:44
No. Yo no había hablado bajito para nada. Me estaban haciendo el vacío. Todos y cada uno de ellos. Había lanzado la pregunta al aire, con el que parecía el líder de Kusa incluso allí delante. Ni uno de ellos se giró para responderme, pero es que ni siquiera me dirigieron la mirad. Pero cuando ya pensaba que yo debía ser un fantasma o un espíritu y que nadie podía verme y oirme, una voz se alzo entre todos y explico, a su manera, la situación.
— Verás, señor compañero, Aotsuki Ayame, ahora conocida jinchuriki de Amegakure, perdió los papeles, lo cual se traduce en caos y destrucción. Datsue pudo detener la destrucción, pero no el caos. Todos se volvieron locos, algunos (los kuseños) más que otros. Uzumaki Eri, aquí presente, y otro shinobi de nuestro villa, se teletransportaron con la jinchuriki para salvarle el culo a todos, básicamente, pero a las otras villas no les sentó bien que les salvaramos el culo. Shanise se lanzó a por Datsue, Hanabi se lanzó a por Shanise y después, toda Kusagakure se lanzó a por Datsue. Obviamente, yo intervine para salvar a mi compañero. Y aquí estamos.
Aquello, dicho sin pelos en la lengua y con todos los de Kusagakure delante, explicaba gran parte del caos del estadio. Ayame, ese nombre me sonaba de algo, pero yo nunca destaqué por mi buena memoria.
—Es decir, que mientras los de Ame tenían una "excusa" para pensar que les habíamos robado a su jinchuriki, los de kusagakure nos atacaron por que si, por amor a la guerra. Por que ya me dirás tu que sentido tiene si no abalanzarse sobre el tío que pudo parar la destrucción. En fin...— Yo tampoco me corté un pelo la verdad, a ver si al menos al escucharme se avergonzaban de sus poco honorables actos. —Eso solo deja una incognita, cuando nos marchamos del estadio, había un tio azulado de amegakure intentando matar a otro chico de amegakure. ¿Tampoco se fían de ellos mismos y tienen que matarse entre ellos?
Al rato, mientras hablamos, salieron del hospital el uzukage y los dos hermanos del desierto. Ignorando a los de Kusa, pero sobretodo, ignorando a nosotros, que les habíamos acompañado hasta aquí. Vale que yo no había hecho nada de nada, literal, pero Nabi y Eri si. Al menos una orden en plan "Vigilad que los de Kusa se piran de la aldea" o "Bien hecho, podéis retiraros". Pero no, ni siquiera una maldita mirada. Y lo peor: SE ESTABA LLEVANDO MI KATANA.
— Van en dirección al edificio del Uzukage, voy a ir y esperar a que salga Datsue para preguntarle qué cojones ha pasado al final. ¿Venis u os vais?
—Te acompaño, tengo que pedirle a Datsue que me devuelva algo...
— Verás, señor compañero, Aotsuki Ayame, ahora conocida jinchuriki de Amegakure, perdió los papeles, lo cual se traduce en caos y destrucción. Datsue pudo detener la destrucción, pero no el caos. Todos se volvieron locos, algunos (los kuseños) más que otros. Uzumaki Eri, aquí presente, y otro shinobi de nuestro villa, se teletransportaron con la jinchuriki para salvarle el culo a todos, básicamente, pero a las otras villas no les sentó bien que les salvaramos el culo. Shanise se lanzó a por Datsue, Hanabi se lanzó a por Shanise y después, toda Kusagakure se lanzó a por Datsue. Obviamente, yo intervine para salvar a mi compañero. Y aquí estamos.
Aquello, dicho sin pelos en la lengua y con todos los de Kusagakure delante, explicaba gran parte del caos del estadio. Ayame, ese nombre me sonaba de algo, pero yo nunca destaqué por mi buena memoria.
—Es decir, que mientras los de Ame tenían una "excusa" para pensar que les habíamos robado a su jinchuriki, los de kusagakure nos atacaron por que si, por amor a la guerra. Por que ya me dirás tu que sentido tiene si no abalanzarse sobre el tío que pudo parar la destrucción. En fin...— Yo tampoco me corté un pelo la verdad, a ver si al menos al escucharme se avergonzaban de sus poco honorables actos. —Eso solo deja una incognita, cuando nos marchamos del estadio, había un tio azulado de amegakure intentando matar a otro chico de amegakure. ¿Tampoco se fían de ellos mismos y tienen que matarse entre ellos?
Al rato, mientras hablamos, salieron del hospital el uzukage y los dos hermanos del desierto. Ignorando a los de Kusa, pero sobretodo, ignorando a nosotros, que les habíamos acompañado hasta aquí. Vale que yo no había hecho nada de nada, literal, pero Nabi y Eri si. Al menos una orden en plan "Vigilad que los de Kusa se piran de la aldea" o "Bien hecho, podéis retiraros". Pero no, ni siquiera una maldita mirada. Y lo peor: SE ESTABA LLEVANDO MI KATANA.
— Van en dirección al edificio del Uzukage, voy a ir y esperar a que salga Datsue para preguntarle qué cojones ha pasado al final. ¿Venis u os vais?
—Te acompaño, tengo que pedirle a Datsue que me devuelva algo...