Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Los gritos de las gradas no eran de júbilo, ni eran de protesta. Las caras no anunciaban alegría, sino el comienzo de un acontecimiento funesto.
—Algo no va...
Un rayo cayó del cielo e impactó contra el ring, cegándoles momentáneamente. Daruu se tapó la cara con el antebrazo e instintivamente empujó a Datsue al suelo, interponiéndose entre lo que fuera aquello y el Uchiha. Estaba terriblemente herido.
«¿¡Kurama!?»
No, no era Kurama. Ese algo era...
...un inesperado pero conocido enemigo. O al menos, en parte. A los otros Daruu los conocería en ese preciso instante. Sekiryū. El Dragón Rojo, como se hacían llamar. Tanto Uchiha Akame como Umikiba Kaido, acompañados de otros tantos más, acababan de hacer acto de aparición en escena. La mirada de Daruu estaba fija, sin embargo, en quien antaño fue su compañero.
—Vosotros... ratas... ¿qué habéis venido a...?
El corazón le bombeaba a mil por hora. Pensó en su madre, en su recién adoptada hermana pequeña, en su maestro, incluso en Zetsuo. Pensó en Ayame, que debía estar en la enfermería, pensó en sus compañeros. Pensó en Yui. Pensó en sus compatriotas de Amegakure. Pensó en todos... menos en sí mismo.
Hacía mucho tiempo, justo después de otra pelea contra Datsue, se había encontrado a sí mismo como shinobi. Había comprendido que un sólo ninja podía cambiar el destino de Oonindo. Que un sólo ninja podía desviar el curso de la historia en el sentido correcto con un sólo y minúsculo movimiento.
Los ojos de Daruu lo veían casi todo, pero no lo veían todo. Era imposible predecir qué iba a pasar en el estadio. Era imposible predecir si saldrían bien parados, y había que tomar una decisión YA.
Pero si había algo con muchas probabilidades... algo que estaba en su mano evitar... algo...
Formuló el sello del Carnero sin mediar palabra y escupió una pequeña esfera al suelo, por sorpresa. Una densa niebla les envolvió, a él y a Datsue. Daruu saltó hacia atrás y se colocó al lado de su amigo. Formuló el sello de la técnica del clon de sombras, y su copia se abrazó al Uchiha con todas sus fuerzas.
—Sobrevive.
Clon y Datsue desaparecieron con un destello rojizo.
Daruu retrocedió, asustado, abrumado por el caos que se extendía a su alrededor. Se introdujo una píldora de soldado en la boca, y masticó.
«Cambiar la historia, salvar a un amigo. Incluso si tengo que morir.»
· · ·
Lejos, y a la vez cerca. El Kage Bunshin de Daruu y Uchiha Datsue cayeron sobre una refrescante superficie de agua. Los gritos y el jaleo se oían, si bien amortiguados por al distancia, cuando el clon llevó a Datsue a nado hasta la orilla del Lago Partido, al noreste. Lo depositó con cuidado y se arrodilló frente a él.
—Lo siento... lo siento, pero ibas a ser el próximo Uzukage. Uzushiogakure te necesita... vivo. Nosotros te necesitamos vivo. —balbuceó el Hyūga, con un ataque de ansiedad—. Lo siento...
»Sobrevive. —¡Puff! El Kage Bunshin desapareció, dejándolo a él tumbado sobre la arena.
- PV:
83/250
–
- CK:
45/380
– (-12 por Sokusekigiri) (-30 por Kage Bunshin) (-60 por Chishio) (+10/50) (regen. dividida)
Fuerza 40 · Resistencia 50 · Aguante 80 · Agilidad 60 · Destreza110* Poder 80 · Inteligencia 60 · Carisma 40 · Voluntad 60 · Percepción110 (+30 a Percepción y +10 a Destreza *en tai y armas por Byakugan
1 AO revelada: una de las agujas que tiene clavadas Datsue el erizo está marcada con mi sangre, pero eso ya no importa xD
Técnicas utilizadas: Sokusekigiri no Jutsu (sexta evolutiva), Kage Bunshin no Jutsu(link), ¤ Chishio Kuchiyose no Jutsu (quinta evolutiva)
- Placa de Amegakure en la parte frontal del cinturón
Portaobjetos básico en el muslo derecho:(9/10 objs)
- x20 metros hilo (2pqs. de 10 metros)
- x0 kemuridama (6 metros de humo gris)
- x1 antídoto
- x1 respirador
- x1 esposa supresora del chakra
- x0 píldora estimuladora de sangre superior
- x1 píldora de soldado superior
Portaobjetos avanzado en el cinturón, en la espalda:(4/10 obs)
- x1 Bakūmi Fuda
¤ Suiton: Amedama no Buki: (1/20 obs)
- x4 senbon (1 paquete) (4 PV/impacto, 8 PV con Byakugan activo)
Ocultas en ambos mitones, izquierdo y derecho:
- Futatsu Mukei (12 PV/golpe con mango o vaina, 18 PV/corte superficial, 22 PV/corte, 30 PV/penetración)
En el dobladillo de los calzoncillos:
- Juego de ganzúas
27/06/2020, 23:52 (Última modificación: 28/06/2020, 00:10 por Sasaki Reiji. Editado 1 vez en total.)
Al parecer, el final de mi combate había dado paso a las rondas de la división superior. La parte mala es que no podría verlos todos, pero si curaban los huesos de mi nariz y mandíbula rápido, llegaría a la final.
Y así fue, la ventaja de haberme convertido en ganador es que me habían dejado un sitio increíble en el palco para ver la final. Se veía todo, era espectacular. Yuuna y mi familia me habían visitado en el hospital, y en ese momento, se encontraban en el pueblo buscando un buen sitio para celebrar mi victoria. Y mi madre pensaba encontrar el mejor sitio para ello, por una vez, sin escatimar en los costes.
La final se había desarrollado de forma espectacular. Daruu y Datsue habían ido con todo, y ahora podía entenderá a los espectadores del combate de Eri y Ayame. La niebla era una jodienda que estropeaba el maravilloso intercambio de golpes.
Al final, ganó Daruu. Por una parte, era una verdadera lástima, podía haber sido glorioso para Uzu llevarse los dos primeros premios. Por otra parte, Daruu era un gran ninja, y la victoria había sido merecidísima. Lo que si era un alivio era una cosa: Había ganado la alianza. Ojala poder ver a kintsugi con una pataleta.
Pero había algo más. Había algo sospechoso. Justo cuándo el público se levantaba para aplaudir, algo cayó del cielo. Y no solo eso, un anbu al que no había visto llegar, se escaqueo de forma muy sospechosa cuando varias figuras aparecieron en el ring. Ninga conocida excepto una: Uchiha Akame. Ese traidor desgraciado.
Me preocupe por varias cosas, ya que Yuuna estaba a salvo con mis padres, y mis padres a salvo con Yuuna. Ella era mucho mas fuerte que yo, y diría que peleaba al nivel de Daruu y Datsue, pero se contenía cuando peleaba conmigo.
Así que lo que me preocupaban eran cuatro cosas. Datsue, Ayame, Hanabi y el anbu sospechoso. No eran gente de Kurama pero... ¿Y si venían a por los jinchuriki? Estaban hechos polvo por sus combates. O... ¿Y si venían a por los Kages?
Había una cosa clara: En mi estado, con la cara vendada como una momia por las patadas de Ranko, y malherido por mi combate, no estaba al nivel de pelear contra un Jounin que había sobrevivido a la muerte, y tampoco, de perseguir a un Anbu, que seguro estaba al cien por cien, y era capaz de acabar con mi vida.
Sin embargo, había algo que alguien como yo, en mi estado, si podía hacer: Informar de que, podria ser que lo del estadio, solo fuese una distracción, y lo gordo de verdad, iba a pasar en el interior de los Dojos.
Quizás, incluso, podía intentar poner a salvo a los señores feudales, pero eso, mas tarde. Primero informar.
Por eso, y ya que estaba bastante cerca, corrí a la posición de los Kages para informarlos. Una vez allí, y habíendo gastado todos mis esfuerzos en alcanzar el lugar lo mas rapido posible, les informaria.
—¡Hanabi-sama! —No había tiempo para muchas mas formalidades, y en realidad me dolía bastante la mandíbula todavía. Así que tendría que ser claro, conciso y rápido. —!He visto a alguien bastante sospecho adentrarse en los pasillos, utilizaba una mascara de anbu, quizás lo del estadio sea solo una distracción! —O quizás... era otra cosa peor—O puede que busquen a Ayame-san.
Había una cosa buena: El enemigo conocía a Datsue y Ayame, pero seguro que no esperaban un tercer bijuu, aunque solo fuese en parte. Este poder estaba para caso extremos, y éste, era uno de ellos.
- PV:
45/190
–
-0
–
- CK:
190/190
–
0
–
- CK(Gyūki):
206/250
–
0
–
- Posible Daño provocado:
- Acciones ocultas: -
- Aclaraciones:
- Bonus de Tsubame : +0 PV a daños por corte. (Se quedo a 0 en el combate contra Ranko)
- Bonus de Aichō: +10PV a daños por corte. (Esta a tope por que no la usé)
28/06/2020, 01:18 (Última modificación: 29/06/2020, 18:10 por Amedama Daruu. Editado 3 veces en total.)
Ah, sí, el caer de un rayo. El sonido de un cuerno de guerra. Una bravuconada. Todas son cosas que pertenecían a la Tormenta, y se las habían arrebatado de las manos. El rostro de Yui, rojo de ira, observaba desde la grada. Zaide vio la Tormenta en sus ojos azules, antes de prestar atención al resto de distracciones del estadio. Los ANBU que acompañaban a Yui trataron de susurrarle, medio segundo después, que era la hora de abandonar el estadio, quizás querían preguntar por algún tipo de orden, quizás... pero sólo se encontraron con su sombrero y con su haori.
Ah, sí, a bravuconadas no le ganaba nadie. A espectáculo. Tampoco a aceptar un desafío. Pero Yui no sólo era la Tormenta. Yui era una kunoichi curtida en mil batallas. Yui era lanzada, imprudente e impulsiva. Pero a veces uno debe subirse al impulso del rayo y viajar junto a él. Oh, pero no esperen que la Tormenta avise de su llegada. Oh, no. La Tormenta no avisa, sólo llega.
Muchos shinobi se obsesionan con hacer historia, pero no entienden que para hacer historia no sólo hay que hablar de hacer historia. Uno debe plantarse en el centro de todo y HACERLA.
Yui era tan sólo una mujer más en aquella marabunta de gritos de espanto. Se deslizó con habilidad entre la gente, como navegando entre un banco de peces mareados en medio de un oleaje intenso. Descendió. Amedama, allá abajo, gritó un improperio a los recién llegados. Entonces distinguió a Kaido. A su Kaido. Yui entrecerró los ojos.
Sekiryū le había robado demasiadas cosas.
Así que se acercó, sin pausa pero con sigilo, a espaldas de Zaide. A la distancia justa. Ignoró los gritos, los llantos. Ignoró y levantó el brazo, concentrada en su presa.
El rayo no avisa de que llega.
El rayo llega.
Una bala de agua buscó atravesar el puto cráneo de aquél hijo de puta, y acabar con sus aires de grandeza de una simple y brutal contusión.
Ah, sí, los aires de grandeza. Los líderes natos. Yui aprendió en su juventud que incluso los más grandes shinobi de la historia pueden palmarla de un día para otro.
«A tomar por culo, hijo de la grandísima puta.»
- PV:
500/500
–
- CK:
228/270
– (-42)
- Daños: 70 PV, daño letal en los sesos
- Técnicas: Mizudeppō no Jutsu(link)
28/06/2020, 02:04 (Última modificación: 28/06/2020, 17:11 por Aotsuki Ayame. Editado 3 veces en total.)
Dicen que un simple aleteo de una mariposa desencadena un huracán en el otro extremo de Ōnindo.
Pero, en aquella ocasión, aquel caótico huracán poco tenía que ver con sus preciadas mariposas.
Kintsugi observó con imperturbable calma la caída del trueno y la aparición de aquellos sujetos: Umikiba Kaido y Uchiha Akame, prófugos de Amegakure y Uzushiogaku, respectivamente; un hombre desaliñado y de aspecto bárbaro que hacía sonar un cuerno de guerra y una auténtica mole de piel y músculos que se dividió en dos para invadir el interior del estadio por las dos entradas de los participantes.
«¿Dragón Rojo? ¿Qué están haciendo aquí?» Se preguntó, frunciendo el ceño por debajo de su antifaz.
No se movió inmediatamente. En su lugar, inspeccionó la escena con la gélida calma que la caracterizaba. El pánico cundía en las gradas, pero nadie parecía conocer las intenciones de aquellos tipos. Unos tipos que, recordando las palabras de Hanabi y Yui, eran un verdadero escozor para sus dos aldeas. Pero no para Kusagakure. Ningún shinobi del Bosque estaba entre sus filas, y, ahora que no contaban con ningún bijū, no se le ocurría ninguna buena razón para que les atacaran.
«A no ser...»
Poco le interesaban los problemas enzarzados de la Tormenta y la Espiral con aquella organización criminal. Pero sí tenía claro que sí Dragón Rojo había penetrado todas sus defensas hasta colocarse en pleno epicentro de las tres aldeas, en mitad de un evento multitudinario y tan importante como era la final de un torneo entre shinobi, es que venían a demostrar algo frente al mundo. Algo grande. Y, seguramente, algo peligroso.
Y Aburame Kintsugi, desde que se había colocado el sombrero sobre la cabeza, había jurado proteger a su aldea. Con su sacrificio.
—Hana, despliega un destacamento de jōnin y evacuad al Señor Feudal. Akazukin, comanda al resto de shinobi y encargaos de sacar de aquí a los civiles. Los quiero a todos fuera de aquí en cuanto antes.
Sus dos manos asintieron una sola vez antes de desaparecer en apenas una voluta de humo. Kintsugi, por su parte, no se movió aún del sitio. Entrelazó las manos discretamente en un único sello y dos réplicas aparecieron junto a ella. Dos clones que partieron en direcciones opuestas.
Su misión: salvar a sus propios shinobi malheridos tras sus combates, mientras la original recapitulaba información sobre los recién llegados y sus intenciones.
- PV:
300/300
–
- CK:
138/158
–
- 60 CK
–
- CK Clon Este:
136/156
–
- CK Clon Oeste:
136/156
–
1 AO
–
- Daños: -
- Técnicas: Kage Bunshin no Jutsu(Ninjutsu) x2
Ataviada con poco más que una túnica de color verde oliva, una misteriosa mujer observaba la escena con aparente calma. Una calma alejada de la realidad. Una calma falsa.
Sin más, se levantó, empezó a registrar el estadio con suspicacia y se deslizó entre el gentío.
28/06/2020, 16:51 (Última modificación: 2/07/2020, 17:22 por Himura Hana. Editado 1 vez en total.
Razón: DARKORANGE
)
Como todas las buenas historias, era importante empezar por el principio. Hanabi estaba jodido, no un poco jodido, muy jodido. Uchiha Datsue acababa de perder contra Amedama Daruu. El Uzukage se retorció en su asiento como si le acabasen de meter un senbon por el culo.
Era imposible que viviese lo suficiente para dejar de oir a Yui jactandose de ello, imposible. Iba a tener aquel día hasta en el sake. Esa era su mayor preocupación mientras los dos shinobis participantes alzaban las manos en mitad de la arena. Una bonita e insignificante preocupación en comparación a lo que se le venía.
Y entonces todo se torció como se tuerce todo en este mundo. Empezando por el caos. Ruidos desde las gradas, murmullos, llantos agudos y desconcierto mientras una sombra se cernía sobre todo el estadio. Podría haber sido una lluvia torrencial, una granizada mal colocada o cualquier otra cosa, pero no.
En medio del ring empezó a aparecer gente como caida del cielo. Hanabi empezó a contarlos mientras se levantaba de su asiento, dispuesto a saltar de inmediato cuando su vista se paró en uno. El puto Uchiha Akame, más cerca de Datsue de lo que lo estaba Hanabi. Datsue tan hecho caldo que si podía contar hasta tres ya le parecía bastante.
Tenía que saltar ahí en medio ya pero primero...
— Hay que proteger al señor feudal, después a nuestros ninjas, id sacando de aquí a tanta gente como sea posible. Yo me ocupo de Dat... — hablaba para quien quisiera escuchar, ANBUs, Kuza, ni siquiera se había girado, con la mirada en su jinchuriki por si tenía que hacer alguna jugada desesperada para salvarle el culo.
Pero se le adelantaron. Amedama desapareció con él. No, Amedama seguía ahí. ¿Por qué coño seguía allí? Entonces se giró, a Yui, a su aliada y se encontró una mierda, bueno, ni eso había pero poco importaba si había una mierda o no, porque lo que era la Arashikage tampoco estaba. Ni se molestó en intentar hablar con Kintsugi, no le apetecía para nada, por lo que pudo ver de ella por el rabillo del ojo, había despachado a su gente y se había quedado tan ancha, mirando. Igual hasta se deleitaba viendo al pobre ninja de Amegakure solo ante esos putos locos.
Hizo un clon y bajó de inmediato, al parecer era el único de los kages que iba a plantarles cara a esos energumenos. Ambos Hanabis aterrizaron en las afueras del ring, cerca de Daruu, con mucho menos drama que las salamandras esas. El clon fue directo al ninja de Amegakure y el kage andó lentamente hacia el centro del ring paseando su mirada entre sus enemigos para detenerse a unos cinco metros. El clon seguiría acercandose hasta Daruu, esperando que este pillase la indirecta y se retirase, el clon le cubriría dicha retirada.
Por desgracia, Hanabi no era hombre de espectaculos, no le iban las tormentas, mucho ruido y pocas nueces es lo que eran las tormentas. Tanto trueno tanta fanfarronada.
Él era un puto tsunami de fuego.
Poder140
También, de forma activa, un personaje de (Poder 140) es capaz de proyectar la fuerza de su chakra hacia el exterior, haciendo que personajes con (Poder 40) o menos queden blancos como la leche y rígidos, paralizados en el sitio sin mover ni un dedo. Cuando hace esto, el suelo y las paredes a su alrededor se resquebrajan, se queman o surgen chorros de agua, dependiendo de la naturaleza afín de su chakra.
Oh, aterrizando habían destrozado la maderita que hacia el ring. Las paredes de piedra se resquebrajaron ante el poder de Hanabi. Oh, ellos hacían mucho ruidito. El suelo ardió en llamas ante el poder de Hanabi. Oh, pero ellos habían conseguido que todo el valle les oyese llegar. Todo ser consciente del lugar sabría que Hanabi estaba ahí en medio de un mar de cenizas y el propio aire se estremecería ante su presencia.
— Podéis venir los tres a por mi a la vez o podéis huir de uno en uno, no os preocupéis, espero a que os decidáis.
Solo esperaba que Yui tuviese un plan o algo, porque como le dejase solo iba a pasarlas canutas. De momento, lo mejor que podía hacer era entretenerles tanto como fuese posible, hasta que todo estuviese despejado. Entonces solo tendría que preocuparse de reducirlos a cenizas.
Muñeca derecha:
- Rasenhō (arma entregada por Reiji) (x10 discos)
12 PV/disco, v. Rápida, 10 metros (sin gasto)
24 PV/disco, v. Rápida, 15 metros (10 CK)
32 PV/disco, v. Muy rápida, 20 metros (20 CK)
Atados al cinturón (parte trasera):
- Chisana Makimono, con un Dai Shuriken sellado x3, a la derecha
- Chisana Makimono, con un Keiko Bō sellado x2, a la izquierda
Dolía a rabiar. Cada minúsculo gesto, cada movimiento, incluso el mero hecho de hinchar los pulmones para respirar. Tenía decenas de agujas clavadas por los hombros, los brazos, el pecho, y tanto carmesí derramado en la ropa que no sabía ni cómo se mantenía en pie. La píldora estimuladora de sangre estaba perdiendo el efecto, y estaba al borde del desmayo.
Aún así, cuando oyó el silencio previo a la tormenta, lo supo.
—Algo no va…
—… bien.
No, algo no iba bien. Ese algo tenía el rostro deformado, los ojos de un traidor y la lengua de una serpiente. Ese algo no tenía conciencia de sí misma. Porque ese algo ya estaba muerto, solo que él todavía no lo sabía. Ese algo era…
—Hola, Hermano…
—Tú…
No tuvo ojos para nadie más. No vio a nadie más. Estaba como en un sueño, donde el tiempo se había detenido. Alzó una mano. Le apunto con un dedo, directo al corazón. Su brazo, envuelto en la esencia de Raijin. Sus ojos, perlados por la sangre del Sharingan. Su alma, triste y oscura.
—Ad-di…
No pudo terminar la frase. No pudo enfocar con la mirada. Una niebla tintada de verde volvió a opacarle la visión. Escuchó una palabra.
En aquel momento no la entendió.
· · ·
Todo era un mal sueño. El mundo giraba a su alrededor en una vorágine sin sentido. Lo escupieron fuera. Alguien le arrastró. Escuchó unas palabras lejanas, una voz que sonaba desde el otro lado de un túnel.
Notó que las lágrimas acudían sin remedio a sus ojos.
—No te lo perdonaré jamás…
No supo si se lo decía a Daruu o a Akame.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Tal y como era de esperar, el caos se adueño del Estadio. Mientras en el graderío los civiles y demás espectadores poco doctos en las artes ninjas corrían atropelladamente por sus vidas, algunos de los nobles presentes eran evacuados por sus guardias personales. Akame le dedicó apenas una fugaz mirada a los palcos de Uzu y Kusa, que ya habían comenzado a desalojarse. Entornó la vista y luego la devolvió a lo que les ocupaba: el ring, y quienes estaban en él.
Antes de que pudiera hacer nada, Amedama Daruu reaccionó creando una especie de bruma pálida con uno de sus jutsus. Akame no lo pensó dos veces: sus manos formaron una corta secuencia de sellos y sopló con fuerza. Una ráfaga de aire salió expelida de sus labios, llevándose por delante aquella niebla y disipándola en cuestión de unos instantes. Sin embargo, el Uchiha no tardó en comprobar que ya era tarde: Datsue había desaparecido. Chasqueando la lengua, Akame le dirigió una mirada molesta a Daruu.
A su costado escuchó un aviso proveniente del bueno de Kaido; al parecer la Arashikage estaba tratando de cogerles por sorpresa... En mitad de una arena de treinta metros de diámetro, y sin ningún obstáculo visual. El Uchiha esbozó una sonrisilla traviesa, sin apartar su atención del joven Amedama y de la sombra anaranjada que se aproximaba hacia ellos, desde las gradas, a toda velocidad.
—Bueno, esto demuestra que se puede llegar a Arashikage aun habiendo hecho pellas en las clases de Sigilo e Infiltración.
Estando donde estaba la pulla podía salirle cara, pero ¿qué era de la vida sin un poco de riesgo?
Y entonces llegó hasta ellos. Akame supo lo que iba a ocurrir nada más ver a aquella antorcha de chakra descender de las gradas y acercarse al ring. Sarutobi Hanabi era como una maldita avalancha de chakra ígneo que amenazaba con devorarte como si las llamas que evocaba fuesen reales. Aquellos débiles de mente o pusilánimes de corazón podían verse fácilmente arrollados por la inconmesurable fuerza de su chakra, pero Akame supo aguantarle el tipo. En parte porque su propio chakra era suficientemente intenso como para resistir, y en parte porque... Bueno, en Uzushiogakure todos gustaban de considerar a Hanabi un monstruo, el Kage con el chakra de un bijū. El ninja con el Ninjutsu más poderoso de Ōnindo. Tiempo atrás Akame también lo había creído. Pero, ¿ahora? Ahora Akame sabía que si Hanabi era un volcán, Kurama era el mismísimo Sol.
—Uzukage-sama —saludó el exjōnin, no sin cierta sorna—. Se conserva usted bien. ¿Ya ha dejado las pastillas?
¤ Fūton: Soyokaze no Jutsu ¤ Elemento Viento: Técnica de la Brisa Ligera - Tipo: Apoyo - Rango: D - Requisitos:Fūton 20 - Gastos: 12 CK - Daños: - - Efectos adicionales: Desvía el rumbo en medio del aire - Sellos: Carnero (una mano) - Velocidad: Rápida - Alcance y dimensiones:
Desvía al usuario 3 metros de su rumbo en mitad de un salto o una caída, en línea recta.
(Fūton 80) El usuario puede desplazarse parabólicamente.
Escupiendo un fino pero concentrado chorro de aire desde su boca, el usuario es capaz de cambiar la dirección de caída o aterrizaje de un salto en medio del aire a alta velocidad durante distancias cortas. Esto le permite amortiguar caídas o incluso esquivar ataques en pleno vuelo. Esta técnica puede utilizarse sobre el suelo para disipar bombas de humo o nubes de polvo.
Si había una palabra para describir al Daruu de hoy, sería resolutivo. Ni el estrés post combate, ni la presencia de tantos criminales juntos fue suficiente para extinguir esa llama de supervivencia que le hizo actuar ipso facto. No hubo ni un destello de duda. Ni una pizca de temor: de inmediato se puso al resguardo de una pantalla de bruma oscura y compacta, muy similar al Kirigakure; pero que ocupaba un espacio considerablemente menor. Eso daba igual, no obstante, porque su objetivo no fue otro sino el de poner en resguardo a un amigo. Quizás, intuyendo que la vida de Datsue estaba en mayor peligro que la suya propia, en ese instante. Tal vez tenía razón, o tal vez no. Pero lo hecho hecho está, y gracias a la pronta respuesta de Akame, no había obstáculo que impidiera descubrir, finalmente, cuales habían sido las verdaderas intenciones de Amedama Daruu desde un principio.
Daba igual, Kaido no estuvo muy interesado en verlo más allá de su saludo inicial, pues tenía un papel que cumplir en el gran Esquema de los objetivos de Dragón Rojo.
Lo que sucedió luego, no obstante, resultó ser una consecución de eventos que pondrían en perspectiva lo bien preparados que estaban los Ryūtos para la ocasión. Después de todo, habiendo estudiado el Estadio con precisión y al haber elegido sus posiciones en el campo tras un análisis estratégico donde cuatro pares de ojos pudieran ser capaces de cubrir los flancos más susceptibles en la inmensidad de aquella arena, era prudente pensar que cualquier peligro exterior podía ser suprimido sin que conllevara a un sobre esfuerzo. Así sucedió con la primera gran pieza del tablero de los héroes: Amekoro Yui, que aparentemente en clandestinidad, trataba de escabullirse por la retaguardia de los Ryūto para, posiblemente, liarla sin que se dieran cuenta. Que Kaido fuera capaz de descubrirla en su lento acecho, fue gracias al chillido de un gran aliado, que navegaba los cielos, vigilante: Viento Blanco había dado el aviso que alertó a los Dragones y permitió, así, una respuesta inmediata antes de una tragedia.
—Zaide —y le indicó con la mirada que debía virar a su espalda.
¿Habíamos dicho que Amedama Daruu era un hombre resolutivo? pues digamos que, por razones muy diferentes, Umikiba Kaido también lo fue.
La posterior aparición de Hanabi —hombre al que no creía haber tenido el placer de conocer en persona, más allá de lo que le hubieran podido contar Akame durante la planificación de la invasión—. supuso ser la luz verde que permitiría al gyojin actuar en circunstancia según lo creyese conveniente. Y lo conveniente, en ese instante, era tocarles un poco los huevos. Y aunque Kaido podría admitir luego que tocar los huevos hubiese sido más sencillo si se tratara de otra persona —y no ese monstruo que explayaba su colosal reserva de chakra ante todos los presentes, con la clara intención de intimidarlos con la exaltación de su presencia—. lo cierto es que, esta vez, no iba a dejar amedrantarse por nadie. Ya Yui se había jactado de ello: no iba a permitir que otro cabrón con sombrero se la metiera dos veces.
— Podéis venir los tres a por mi a la vez o po...
¡Fiúsj, Fiúsj! dos balas de agua emergieron de los dedos índice de ambas manos del gyojin, que avanzarían mortíferas hacia los pechos de Daruu y Hanabi.
Umikiba Kaido, Ryūto de Dragón Rojo
· PV:
240/240
–
· CK:
246/330
–
-84
–
Mizudeppō no Jutsu x 2
¿?¿?¿?
¤ Mizudeppō no Jutsu ¤ Técnica de la Pistola de Agua - Tipo: Ofensivo (cortante) - Rango: S - Requisitos:
Hōzuki 70
Suika no Jutsu
- Gastos: 42 CK por disparo - Daños: 70 PV por disparo - Efectos adicionales: - - Carga: 2 - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: 10 metros
Imitando con su mano la forma de una pistola y utilizando el Suika no Jutsu, el usuario comprime el agua en la punta del dedo. El disparo se produce con una tremenda fuerza y velocidad que produce un sonoro estallido y es incluso capaz de perforar fácilmente un cuerpo humano.
El usuario puede aumentar la potencia de la técnica utilizando ambas manos para disparar de forma simultánea dos balas de agua, haciendo el ataque aún más letal.
1/07/2020, 23:41 (Última modificación: 2/07/2020, 00:32 por Uchiha Datsue. Editado 2 veces en total.)
«Akame, bastardo, me dijiste que Hanabi era un tío con chakra. ¡No que fuese el puto Ryū en persona!»
Lamentablemente, tuvo que apartar la vista de aquel espectáculo visual exclusivo para gente con dōjutsu. Primero por un familiar y agudo chillido proveniente del cielo. Miró a la izquierda, luego a la derecha, donde vio los ojos de Kaido apuntando a su punto ciego al mismo tiempo que sentía la urgencia en su voz y la preocupación en el tono. Manteniendo los pies quietos, torció el cuello y ladeó la cabeza hacia atrás y un lado, justo a tiempo para ver cómo una mujer de dientes de piraña le apuntaba con el dedo de una mano.
En el pasado, había visto al difunto de Shaneji con exacta postura corporal.
Hacía no tanto, el mismo Kaido le había apuntado de igual modo en la prisión del Yermo.
¡¡BOOMM!!
La bala mortal atravesó el acero de un ōkunai y lo envió volando muy lejos dando vueltas sobre sí misma. Zaide, ahora a siete metros de Yui, a un lateral suyo —el resto de enemigos se encontraba a su izquierda, más lejos—, la miró a los ojos. No, mirar no era la palabra adecuada. Más bien, clavó su ojo en el de ella como el de una daga afilada y oxidada.
Ah, sí, conocía aquellos ojos. Kaido le había hablado de ella. De lo imponente de su presencia. De su indoblegable alma. Había conocido a muchos como ella, que no temían a la muerte. Pero la gente siempre se equivoca con una cosa: todos, incluso los hijos de puta más locos, tienen miedo a algo.
Zaide creía saber a lo que temía una tormenta. No habló. No hizo gesto alguno. Dejó que su chakra y su facilidad para sugestionar la mente hablasen por él. Dejó que la electricidad recorriendo su brazo y el sonido de mil pájaros chirriando acompañasen a su mensaje.
¿Qué teme la tormenta?
Carisma 100 + 20 (Poder 100) = 120 vs Voluntad 80
Diferencia de 40 puntos. Se considera que una diferencia de 20 puntos ya otorga una pequeña ventaja, pero si el Carisma supera a la Voluntad en al menos 40 puntos, el efecto es abrumador.
«La tormenta se teme a sí misma», pensó Zaide. Teme el día en que arrase con lo que más quiere sin darse cuenta. Teme el día en que alguien querido salga herido por estar demasiado cerca de uno de sus rayos. Teme el día en que por culpa de uno de sus actos, alguien a quien ama muera.
Zaide le quiso decir con esa sola mirada que ese día había llegado.
Entonces sintió el poder de un bijū —casi se podía decir que no era una metáfora— no muy lejos y supo que la oportunidad que había tratado de crear ahora era más grande. A algunos cabrones como el propio Ryū les gustaba exhibir su chakra sin miramientos. Hanabi parecía igual de bruto e igual de necio, solo que incluso con más energía que derrochar, si cabe. ¡Incluso salían llamas del propio suelo, que ardía! El problema era que el poder bruto y descontrolado no distinguía a amigos de enemigos. A aliados de contrarios. Y, si no tenías lo suficiente como para contrarrestarlo…
Poder 140 de Hanabi vsPoder 40 de Yui
Un personaje de (Poder 140) es capaz de proyectar la fuerza de su chakra hacia el exterior, haciendo que personajes con (Poder 40) o menos queden blancos como la leche y rígidos, paralizados en el sitio sin mover ni un dedo.
… entonces te exponías a quedar paralizado en el sitio mientras un Uchiha cabrón recortaba la distancia a cuatro metros y te atravesaba el pecho con una lanza hecha de Raiton puro. Con Ryū había apuntado con la mano mala y le había atravesado el pulmón. Craso error. Por eso esta vez se aseguró de que fuese al maldito corazón, e hizo que acto seguido surgiesen múltiples cuchillas adicionales para rematar la faena.
Su ojo sano se desvió un breve instante hacia arriba. Viento Blanco le sobrevolaba a por lo menos unos veinte metros del suelo, en continuos círculos, vigilante, y los nubarrones negros ya habían cubierto todo el cielo azul.
—Técnicas: Kawarimi no Jutsu, Chidori Eiso
—Daños: 160 PV
—Explicaciones: Tengamos en cuenta que Yui, para ir en sigilo, según su Agilidad y Destreza, tiene que ir al 25% de su velocidad máxima. Es decir, a Agilidad 20, y recorrer unos 17 metros más o menos. El águila de Zaide debería tener tiempo suficiente a verla desde las alturas y avisar a su invocador. El Kawarimi por cierto fue usando un ōkunai que le cayó al suelo a Datsue.
Nage Onox2 (sujeto por el cinturón, ambos laterales)
Portaobjetos básico (¿?/10)[costado izquierdo]
Turnos restantes invocación Viento Blanco (águila nivel 20):
7/15
–
Nota: Si Daruu se fija en Zaide, puede ver, gracias al Byakugan, que hay una técnica activa afectándole todo el cuerpo. Dicha técnica parece surgir del propio Mangekyō, activado en todo momento.
Aquél bastardo se reemplazó por un arma. Yui detectó el cambio enseguida, y rápidamente se preparó para combatir a... a...
...a quien sería su peor enemigo en mucho tiempo.
Yui lo notó en su mirada, una mirada que evitó inmediatamente al detectar el destello carmesí, pero que ya había tenido su efecto. Porque no era sólo la mirada: era su manera de moverse, resuelta, sin miedo. Aquél ninja tenía todo lo que un buen amejin debía tener, según todos sus estándares. Valor. No, no valor. Resolución. Un shinobi que no intenta las cosas. Un shinobi que va y que las hace. La fachada de bravuconería inicial desveló un guerrero mucho más tenaz, más parecido al rayo de verdad. El rayo no avisa. El rayo llega.
Un terror primitivo invadió a Amekoro Yui, después de mucho tiempo. Lo supo. Lo supo. Aquél shinobi no era uno cualquiera. Aquél era uno de esos shinobis con los que hay que tener cuidado.
Yui tuvo miedo. Pero el miedo está para enfrentarlo.
Entonces sintió una sacudida terrible, que le cortó la respiración. «¡HANABI, HIJO DE LA GRAN PUTA CABRÓN, PAYASO, AHORA N...!»
Un filo azul eléctrico se movió hacia ella en su momento de mayor indefensión. El terror de cualquier Hōzuki. Su perdición.
Bueno, la perdición de los Hōzuki pusilánimes.
Yui SONRIÓ.
—¡VAMOOOOOOOOOS!
Sólo había dos opciones: o la lanza atravesaba su corazón o era canalizada a través de todo su cuerpo como una mortífera corriente eléctrica. Y si había que recibir un PUTO RAYO en la puta cara, si tenía que convertirse en un PUTO PARARRAYOS, ¡ella demostraría que su mayor debilidad podía ser la más peligrosa de sus fortalezas!
...y Yui, envuelta en una cegadora luz de dolor, apretando los dientes, apuntó con sus dedos de nuevo hacia Zaide.
Resistencia 100 Voluntad 80
¡¡BAAM!!
La bala, electrificada, se sintió atraída por el creador de la técnica que la nutría y la hacía más fuerte, buscando el centro de su pecho.
- PV:
260/500
– (-240)
- CK:
180/270
– (-42) (-6)
- Daños: 70 PV + no estoy seguro porque está tipificado para técnicas de agua que ganen, pero esto no está chocando, es agua del cuerpo de Yui que lanzo eletrificada. Si me baso en que "va en la misma dirección" se le sumarían 35 PV, si no, tómalo como mero efecto "cosmético-dolor" o interprétalo como master como quieras.
- Técnicas: Suika no Jutsu (sólo para licuarse y que no haya herida), Mizudeppō no Jutsu(link)
Si hubiese sido otro Amedama Daruu, probablemente se habría lanzado a atacar a Akame, o a tratar de atrapar a su antiguo amigo Kaido para devolverle a la aldea. Si hubiese sido otro Amedama Daruu, tal vez se habría sentido aterrorizado por todo lo que estaba pasando, incluso por el inesperado aliado que liberó todo su potencial, haciendo que el suelo se resquebrajara, se prendiese fuego. Si hubiese sido otro Amedama Daruu, tras ladear el cuerpo y esquivar por los pelos la bala de Umikiba Kaido, habría ayudado al Uzukage contra aquellos exiliados, a pesar de que era, definitivamente, una mala idea dado su estado maltrecho.
Pero no era ese Amedama Daruu, y él mismo se había adjudicado un papel en aquella refriega. Un papel importante, quizás un papel que no hiciera mucha diferencia en el gran esquema de las cosas. Pero se conformaba con hacer una pequeña diferencia. A veces las pequeñas diferencias podían cambiar el mundo.
Y aquella pequeña diferencia podía salvar su mundo.
—Hanabi, cúbrame. Tengo algo importante que hacer —Sentenció, tras esquivar el proyectil, y se dio la vuelta sin prestar atención a nada más. Sin prestar atención al peligro que corría su Arashikage, a la que creía capaz de enfrentarse a todo. Quizás eso fuese un error. Sin prestar atención al extraño chakra que recorría el cuerpo del aún más extraño Uchiha que acompañaba a Akame. Quizás eso también fuese un error.
Quizás el error más grande de todos fuese confiárselo todo a Hanabi, que con su chakra monstruosamente cegador parecía casi invencible. El error estaría, en ese caso, en el casi.
Pero a Amedama Daruu no le importaba, porque todavía tenía a alguien a quien salvar. Sus ojos se desviaron a una zona en concreto de la grada, en dirección a la enfermería...
...y su sangre quedó helada.
No obstante, volvió a la realidad y corrió. Corrió. ¿Qué otra cosa podía hacer? Corrió, y si podía, se mezclaría entre el público, que rápidamente era evacuado del estadio.
Correría. Subiría. Escalaría.
- PV:
83/250
–
- CK:
65/380
– (+10) (+20/50) (regen. dividida)
Fuerza 40 · Resistencia 50 · Aguante 80 · Agilidad 60 · Destreza110* Poder 80 · Inteligencia 60 · Carisma 40 · Voluntad 60 · Percepción110 (+30 a Percepción y +10 a Destreza *en tai y armas por Byakugan
- Placa de Amegakure en la parte frontal del cinturón
Portaobjetos básico en el muslo derecho:(9/10 objs)
- x20 metros hilo (2pqs. de 10 metros)
- x0 kemuridama (6 metros de humo gris)
- x1 antídoto
- x1 respirador
- x1 esposa supresora del chakra
- x0 píldora estimuladora de sangre superior
- x0 píldora de soldado superior
Portaobjetos avanzado en el cinturón, en la espalda:(4/10 obs)
- x1 Bakūmi Fuda
¤ Suiton: Amedama no Buki: (1/20 obs)
- x4 senbon (1 paquete) (4 PV/impacto, 8 PV con Byakugan activo)
Ocultas en ambos mitones, izquierdo y derecho:
- Futatsu Mukei (12 PV/golpe con mango o vaina, 18 PV/corte superficial, 22 PV/corte, 30 PV/penetración)
En el dobladillo de los calzoncillos:
- Juego de ganzúas
Para cuando alcancé el lugar donde estaban los Kages, Hanabi ya no estaba. Yui tampoco. Solo La Morikage. ¿Que hacer? Solo una cosa. Tragarme mi maldito orgullo y avisarle a ella, que solo parecía mirar, impasible, lo que sucedía.
—¡Morikage-sama! —Le grite desde donde solía estar Hanabi. —¡Están por dentro, lo del ring es una distracción!
Igual ni me escuchaba, pero justo cuando termino la frase... Un poder abrumador me dejó en silencio, sin poder continuar. Un poder ardiente, mas caluroso que las llamas de la forja. Y aunque parecía salir del Uzukage, no pude evitar ser paralizado por el miedo un instante.
¿Qué podía hacer yo? Bajar al ring era un suicidio, y probablemente molestaría mas que ayudaría a Hanabi. Pero si me marchaba, si lo dejaba allí y moría luchando contra el enemigo, entonces me arrepentiría toda mi vida. Entonces, ¿Que podía hacer yo? No podía estar observando sin hacer nada una segunda vez, como durante el fatídico día en el estadio de Uzu.
Entonces lo vi. Grande y claro en un cielo que empezaba a nublarse. Aquella águila de la que habían caído los enemigos. La misma que parecía avisarlos de todo lo que veían sus ojos. Y entonces lo supe. Ese era mi objetivo. Así seria como ayudaría a Hanabi, reduciendo la ventaja del enemigo.
¿El problema? La altura. La parte mas alta del estadio media unos quince metros de altura, y el águila volaba a unos veinte, ademas, esa parte del estadio estaba lejos del centro del ring, donde volaba el águila. Sólo había una forma de hacerlo.
Aunque estuviera allí la Morikage, que le dieran. No necesitaba du amistad, ni me importaba ser parte de lo que odiaba. Así que lo hice. Deje que el chakra de Gyūki recubriese mi cuerpo y me preparé para hacerlo.
〜Gyūki, si me escuchas, lo siento, pero necesito tu poder para ayudarlos. No soy lo bastante fuerte para hacerlo por mi mismo...〜
Dudaba mucho que, aún rodeado por su chakra, mis pensamientos le llegasen. Pero aún así, no pude evitar intentarlo.
Y entonces lo hice. Por instinto. Una esfera de puro chakra, pero bastante diferente al rasengan. Una esfera de chakra que viajaría hacia el pájaro, y que formaría una gran explosión que lo dejaría frito.
Aquello conseguiría dos cosas. Cuando el cielo pasara de nublado a oscuro, y luego, a fuego, seguramente distraeria al enemigo lo suficiente para darle al Uzukage una oportunidad. El sabia que yo podía hacer eso, y esperaba que lo aprovecharse. Lo segundo, el enemigo ya no tendría un pájaro que les avisaría de los imprevistos.
Aquello también tenía un inconveniente bastante grande: llamaría la atención. Aunque, por otro lado, quizás eso también era bueno. Un enemigo que daba la espalda a un Kage para centrarse en otra cosa, saldría mal parado.
- PV:
45/190
–
-0
–
- CK:
190/190
–
0
–
- CK(Gyūki):
148/250
–
-10
–(capa 2)
-48
–(Bijuudama)
- Posible Daño provocado: 80 PV
- Acciones ocultas: -
- Aclaraciones:
- Bonus de Tsubame : +0 PV a daños por corte. (Se quedo a 0 en el combate contra Ranko)
- Bonus de Aichō: +10PV a daños por corte. (Esta a tope por que no la usé)
2/07/2020, 14:18 (Última modificación: 2/07/2020, 16:39 por Aotsuki Ayame. Editado 1 vez en total.)
El caos se seguía desarrollando en el centro del campo de combate, y Kintsugi seguía observando cómo se desarrollaban los acontecimientos desde su particular posición.
Yui intentó un ataque furtivo contra uno de los Dragones, pero no tuvo buena suerte. Quedaba claro que los Dragones estaban muy bien coordinados entre sí. Desde luego, mucho mejor que los tres Kage de una Alianza ya rota. El Uchiha al que había sentenciado a muerte arrojó una lanza cargada de electricidad contra la Arashikage, que la recibió prácticamente con los brazos abiertos y una férrea voluntad inquebrantable. La mujer se iluminó con un bramido de guerra, y entonces vino el contraataque en forma de bala electrificada.
—¡Morikage-sama! —Alguien llamó su atención. Kintsugi bajó la mirada hacia el muchacho que se había atrevido a dirigirse a ella. Precisamente, un shinobi de Uzushiogakure. Pero no cualquier shinobi, precisamente el que había dejado en coma a uno de sus shinobi y había partido las bandanas de dos de ellos—. ¡Están por dentro, lo del ring es una distracción!
—Lo sé. Ya me estoy ocupando de ello —aquella fue toda su respuesta. No se le había escapado que el Dragón Gigante había entrado dentro del estadio y había cerrado las puertas, con todos los demás en su interior. Por eso había mandado a sus clones, y de momento parecía que no habían sufrido ningún percance.
Mientras tanto, Hanabi se había duplicado y había bajado a la arena. El clon se mantuvo cerca del shinobi de Amegakure, mientras que el original seguía su trayectoria hacia el centro del campo antes de detenerse a pocos metros de los recién llegados. Y entonces desató toda la furia del remolino que escondía en su interior.
«Allá va de nuevo, el "Jinchūriki del Remolino".» Pensó, no sin cierto desdén hacia aquel apelativo.
Kintsugi ya lo había visto más de una vez. El chakra de aquel hombre era poderoso. Muy poderoso. Capaz incluso de paralizar de terror a las mentes más débiles. Pero Kintsugi no era una de ellas. Era impresionante, sí, nunca dejaría de serlo. Pero no dejaba de ser poco más que fuegos artificiales muy brillantes y ruido. Mucho ruido. Ella prefería el sigilo, la discreción, el ataque desde las sombras.
—Podéis venir los tres a por mi a la vez o po... —Comenzó a decir Hanabi.
Pero de nada sirvió, fue bruscamente interrumpido por dos balas de agua del Dragón de escamas azules.
Aquel era el momento. Mientras todos estaban ocupados lanzándose puyas entre ellos, o luchando, o más pendientes del espectáculo que acababa de suceder contra el pájaro que sobrevolaba sus cabezas. Kintsugi dio una orden silenciosa, y el aleteo de la mariposa desató el huracán. A la altura de la nuca y desde las ropas de Zaide, Akame y Kaido, surgió súbitamente un polvo amarillento, un polvo que les dejaría paralizados al respirarlo. Un polvo de escamas proveniente de tres inofensivas mariposas que habían revoloteado hacia ellos aprovechando el caos del momento.
Y entonces sucedió algo inaudito. Algo resurgido de sus más temibles pesadillas. Reiji, frente a ella, se recubrió de una capa de color violáceo y lo último que querría volver a ver sucedió frente a sus ojos: Un láser de energía destructor que ascendió en el cielo, buscando al enorme águila que había traído hasta allí a sus enemigos.
—¡¿Qué significa esto?! ¡¿Otro jinchūriki en Uzushiogakure?! —Kintsugi, iracunda, volvió la mirada hacia Hanabi—. Tú y yo tenemos una conversación pendiente, Uzukage —siseó, peligrosa.
- PV:
300/300
–
- CK:
103/158
–
+108 CK
– (Regeneración dividida por dos) (chakra recalculado con respecto a los otros dos clones)
1 AO desvelada:
– Kintsugi había enviado tres mariposas paralizantes hacia los de Dragón Rojo. Al ser insectos comunes y corrientes, no están recubiertos de chakra.
2/07/2020, 17:12 (Última modificación: 5/07/2020, 00:33 por Himura Hana. Editado 4 veces en total.
Razón: Uzukage
)
Ni siquiera le habían dejado acabar y ya habían sacado sus mejores armas al escenario. Kaido apuntó y disparó, de la forma más maleducada posible. Primero a Hanabi, que todo lo que pudo hacer es moverse a un lado para intentar que no le atravesase el corazón, impactandole en todo el hombro. Después apuntó a Daruu, pero éste no pudo problema en esquivarlo y pirarse como si fuese lo más normal del mundo. Sin duda, parecía más que acostumbrado a que le disparasen agua, por lo menos más que Hanabi. Con una silenciosa nube de humo el clon del Uzukage se deshizo.
—Hanabi, cúbrame. Tengo algo importante que hacer
Desde luego, la juventud se coge las confianzas a la primera de cambio. Hanabi, así a palo seco. Ni Uzukage ni -sama. Toda respuesta que recibió Daruu fue un movimiento de cabeza del rubio que le indicaba que le había oído. Hizo de nuevo el sello de clonación para que apareciese otro clon para sustituir al desaparecido, después se llevó la mano a la herida.
— ¡Joder, hay que ser maleducado! ¿Quieres jugar a las pistolitas, amejin? ¡Juguemos!
Alzó el brazo derecho y apuntó de la misma forma que Kaido había hecho con él, le miró fijamente mientras levantaba la mano en señal de que disparaba. Pum, pum y pum. Lo hizo un total de tres veces y obviamente, no salió nada de sus manos.
Carisma 60 + 20 (Poder) de Hanabi vsVoluntad 60 de Kaido y Akame
Al ser una diferencia de 20 puntos, ambos centran su atención en Hanabi mientras habla, aunque sea momentáneamente.
Hanabi se percató que tras su segundo disparo ficticio, unos demonios alados habían soltado una especie de polen en la cara de Akame y Kaido, sin duda, obra de Kintsugi.
Mientras el original hablaba, el clon se había ido moviendo lentamente para alejarse más de Hanabi mientras hacía una rápida sucesión de sellos. Ahora, de su boca nacía un enorme dragon de fuego que iba directo a su azulado amigo. ¿Uno? No, eran dos. Pero cuando salió el segundo, otro nació tras él y otro tras éste.
Un total de cuatro dragones salieron de la boca del clon de Hanabi, tres de ellos describían una preciosa recta hacia Kaido, abriendo sus fauces con ganas de un buen plato de sushi, sin embargo, el cuarto no iba recto. ¿Se habría cansado y le habría salido mal el jutsu? No, el cuarto describió una hermosa parabola y se dirigió derecho a Akame.
Sin embargo, no iba a dejar al poderoso Akame solo con una lagartijilla de fuego. Tras su último gesto, el Hanabi original realizó su propia secuencia de sellos, si a dos sellos se le puede llamar secuencia. De su boca nació una bola de aire comprimido que impactaría sobre el dragon justo enfrente de Akame, sin duda, un golpe digno de matar a la mayoria de ninjas presentes. Pero Hanabi sabía que el ex-hermano del desierto era duro de matar como una puta adicción a los tranquilizantes, esperaba dejarlo inconsciente de inmediato, antes de que tuviese oportunidad de aportar demasiado a la pelea.
Katon 50 PV + Futon 130 PV + 50% del Futon (65 PV) + 20% por Poder 140 = 294 PV
Dos técnicas iguales o de funcionamiento similar aliadas pueden chocar entre sí y sumar sus daños como si se tratase de una única técnica. Además, una técnica de rayo puede chocar contra una aliada de agua que viaje en la misma dirección, y sumará un 50% de su daño base adicional. Sucede lo mismo con una técnica de viento chocando contra una aliada de fuego.
Más que cansado, Hanabi se sentía refrescado al usar tanto chakra. Como un boxeador que por fin puede dar lo mejor de sí en el ring, y eso que se había contenido para no pasarse con ellos. Casi se arrepentía de no haber lanzado algún tsunami de fuego. Dedicó un breve instante a comprobar la situación de los alrededores, no por voluntad propia, sino por el ya familiar silbido de una bijuudama reventando algo justo por encima de sus cabezas. ¿Ayame? ¿Datsue? Por dios que no sea Datsue. Por suerte, no, solo era Reiji. Perfecto, sencillamente, perfecto.
Iba a volver su mirada a lo que le ocupaba cuando...
—¡¿Qué significa esto?! ¡¿Otro jinchūriki en Uzushiogakure?! Tú y yo tenemos una conversación pendiente, Uzukage.
Volvió a presionarse la herida del hombro mientras le dedicaba una mirada de incredulidad a Kintsugi.
— ¿¡Me das un minuto!? ¡Estoy algo ocupado ahora mismo, Morikage-sama! — le contestó a grito pelado.
Dicho eso volvió a lo que le concernía ahora mismo, Kaido, Akame y Yui. Yui parecía estar... ¿bien? Era dificil interpretar una pelea de locos suicidas. En cualquier caso, mantendría las distancias de todo por el momento y si tenía que intervenir... mejor el clon. No estaba del todo seguro que la Arashikage fuese a tomarse a bien que la ayudasen en una pelea.
Sarutobi Hanabi, Rokudaime Uzukage
200/270
–
-70
–
127/250
–
-108
–
Clon
30/30
–
115/250
–
-120
–
Posibles daños infligidos: Kaido, 180 PV en quemaduras (x3 dragones), y Akame, 294 PV en quemaduras también.
Muñeca derecha:
- Rasenhō (arma entregada por Reiji) (x10 discos)
12 PV/disco, v. Rápida, 10 metros (sin gasto)
24 PV/disco, v. Rápida, 15 metros (10 CK)
32 PV/disco, v. Muy rápida, 20 metros (20 CK)
Atados al cinturón (parte trasera):
- Chisana Makimono, con un Dai Shuriken sellado x3, a la derecha
- Chisana Makimono, con un Keiko Bō sellado x2, a la izquierda
¤ Katon: Ryūen Hōka no Jutsu ¤ Elemento Fuego: Técnica de la Canción de Liberación de los Dragones de Llamas - Tipo: Ofensivo (fuego) - Rango: A - Requisitos:Katon 80 - Gastos: 30 CK por dragón - Daños: 50 PV por dragón - Efectos adicionales: - - Sellos: Rata → Buey → Tigre - Velocidad: Rápida - Alcance y dimensiones: Cada proyectil con cabeza de dragón mide 1 metro de ancho y de alto, 1'5 de largo, y avanza hasta chocar contra algo o hasta alcanzar los 20 metros
Variación de Gōryūka no Jutsu, donde el usuario divide el chakra empleado en partes iguales para lanzar varios proyectiles seguidos con la forma de cabezas de dragón. Aunque más pequeños y menos poderosos individualmente, se puede hacer un uso más versátil de la técnica, puesto que los dragones pueden ser lanzados en complicadas parábolas.
¤ Fūton: Shinkū Taigyoku ¤ Elemento Viento: Gran Esfera de Vacío - Tipo: Ofensivo (contundente) - Rango: A - Requisitos:Fūton 65 - Gastos: 78 CK - Daños: 130 PV - Efectos adicionales: - - Sellos: Tigre → Perro - Velocidad: Rápida - Alcance y dimensiones: La esfera abarca 1'5 metros de diámetro, y avanza 20 metros antes de estallar, la onda expansiva es de 4 metros y causa el daño completo
Una versión mucho más fuerte de Fūton: Shinkūgyoku, donde el usuario, en lugar de disparar pequeñas balas de viento, concentra todo su potencial en un único y enorme proyectil de aire concentrado y visible que lanza hacia su adversario con toda su potencia. Cuando impacta sobre él, libera una gran cantidad de aire comprimido de golpe, lo que afecta al área de sus alrededores.