19/06/2016, 23:55
—¿¡Es que no sabes quién soy!? —Exclamó una más que enfadada Noemi que había pasado buena parte de la gran final del torneo con el trasero aplastado en el frío y duro piso y en compañía de la loca que en la que se suponía que debía de confiar ciegamente.
No podía ser así, que la gran Sakamoto Noemi se viera obligada a tomar asiento en medio de las escaleras y para colmo tuviese que moverse constantemente cada vez que a alguien se le ocurría pasar y a final de todo, se cansó, se levantó y cargó contra el primer acomodador que se topó por el camino soltándole los mil y un motivos por los que debería de rogar por su perdón. Lo bueno es que por como lo había interceptado tenía una hermosa vista al lugar de los hechos, donde aquellas dos kunoichis peleaban.
++Venga Eri, puedes más que eso. ++Pensaba la rubia que permanecía de brazos cruzados y la cadera ligeramente inclinada a un lado mientras esperaba que el empleado diera alguna posible solución al descontento.
Incluso si le brindase alguna solución, los ojos de la fémina se abrieron de par en par viéndose incapaz de concebir lo que tenía delante. El propio Datsue, allí parado en el centro de todo regalándole una flor a otra chica de otra aldea ni más ni menos. —Hijo de puta… —Susurró para sí misma ignorando totalmente las acciones del desconocido.
Tenía las ideas bastante claras, cuando el Uchiha desapareciera de la escena ir a buscarle personalmente para darle la paliza de su vida por haberle prometido una cosa y luego irse a coquetear con otra, para colmo que le había perdonado la de la posada semanas atrás… Pero todas esas ideas de como torturarle se esfumaron de un instante a otro a causa de un estruendo ensordecedor y de lo que parecía ser un gruñido.
—¿Qué mierda…? —Fue lo único que llegó a pronunciar la de Taki en lo que retrocedía un par de pasos sin saber siquiera cómo reaccionar.
Estaba realmente horrorizada ante aquella monstruosa aparición, una bestia inmensa, intimidante, enfurecida probablemente allí, frente a sus verdosos ojos que solo dejaban en claro el pánico que sentía pero lejos de salir corriendo…
Allí se quedó. Por lo menos hasta que una mujer fácil de reconocer como la kage de Amegakure se hizo presente noqueando literalmente al empleado con el que había estado peleándose momentos atrás.
Así como Yui llegó les dejó una instrucción a la rubia y a la pelirroja y se desvaneció sin esperar respuesta alguna de parte de ellas, así sin más, seguramente ni se había molestado en comprobar que fueran realmente kunoichis y tal pero ya tenían trabajo que hacer y negarse no era una posibilidad. —¡Que os den! —Gritó la rubia en una rabieta aprovechando claro, que el ruido de los derrumbes y los gritos de la gente no permitirían que la escuchasen.
Lo único que le quedaba por hacer era justamente eso, empezando seguramente por ese hombre que fue noqueado frente a ella y claro, tenía que estar atenta a que nada le cayera y no le sorprendería para nada que el bichejo colosal que estaba destruyendo todo no les lanzara alguna cosa que pudiera matarles.
—Venga Ritsuko… Saquemos a este y borrémonos. —Soltó la Senju mientras levantaba al inconsciente empleado para llevárselo lo más lejos posible de la escena. No necesitaba ayuda, pero era una compañera de la aldea y no había llegado a reconocer a nadie más a excepción de Datsue pero ya él se las arreglará solo. ++Y si no que le den. ++Pensaba recuperando el coraje que había perdido por el terror.
No podía ser así, que la gran Sakamoto Noemi se viera obligada a tomar asiento en medio de las escaleras y para colmo tuviese que moverse constantemente cada vez que a alguien se le ocurría pasar y a final de todo, se cansó, se levantó y cargó contra el primer acomodador que se topó por el camino soltándole los mil y un motivos por los que debería de rogar por su perdón. Lo bueno es que por como lo había interceptado tenía una hermosa vista al lugar de los hechos, donde aquellas dos kunoichis peleaban.
++Venga Eri, puedes más que eso. ++Pensaba la rubia que permanecía de brazos cruzados y la cadera ligeramente inclinada a un lado mientras esperaba que el empleado diera alguna posible solución al descontento.
Incluso si le brindase alguna solución, los ojos de la fémina se abrieron de par en par viéndose incapaz de concebir lo que tenía delante. El propio Datsue, allí parado en el centro de todo regalándole una flor a otra chica de otra aldea ni más ni menos. —Hijo de puta… —Susurró para sí misma ignorando totalmente las acciones del desconocido.
Tenía las ideas bastante claras, cuando el Uchiha desapareciera de la escena ir a buscarle personalmente para darle la paliza de su vida por haberle prometido una cosa y luego irse a coquetear con otra, para colmo que le había perdonado la de la posada semanas atrás… Pero todas esas ideas de como torturarle se esfumaron de un instante a otro a causa de un estruendo ensordecedor y de lo que parecía ser un gruñido.
¡¡GRROOOOOOAAAAARR!!
—¿Qué mierda…? —Fue lo único que llegó a pronunciar la de Taki en lo que retrocedía un par de pasos sin saber siquiera cómo reaccionar.
Estaba realmente horrorizada ante aquella monstruosa aparición, una bestia inmensa, intimidante, enfurecida probablemente allí, frente a sus verdosos ojos que solo dejaban en claro el pánico que sentía pero lejos de salir corriendo…
Allí se quedó. Por lo menos hasta que una mujer fácil de reconocer como la kage de Amegakure se hizo presente noqueando literalmente al empleado con el que había estado peleándose momentos atrás.
Así como Yui llegó les dejó una instrucción a la rubia y a la pelirroja y se desvaneció sin esperar respuesta alguna de parte de ellas, así sin más, seguramente ni se había molestado en comprobar que fueran realmente kunoichis y tal pero ya tenían trabajo que hacer y negarse no era una posibilidad. —¡Que os den! —Gritó la rubia en una rabieta aprovechando claro, que el ruido de los derrumbes y los gritos de la gente no permitirían que la escuchasen.
Lo único que le quedaba por hacer era justamente eso, empezando seguramente por ese hombre que fue noqueado frente a ella y claro, tenía que estar atenta a que nada le cayera y no le sorprendería para nada que el bichejo colosal que estaba destruyendo todo no les lanzara alguna cosa que pudiera matarles.
—Venga Ritsuko… Saquemos a este y borrémonos. —Soltó la Senju mientras levantaba al inconsciente empleado para llevárselo lo más lejos posible de la escena. No necesitaba ayuda, pero era una compañera de la aldea y no había llegado a reconocer a nadie más a excepción de Datsue pero ya él se las arreglará solo. ++Y si no que le den. ++Pensaba recuperando el coraje que había perdido por el terror.