24/06/2016, 13:59
-¡Yotita!-
-¡Yota!-
Aquellas dos simples palabras fueron una sensación de alivio tremenda para el nivel de estrés que estaba soportando. Eran muy familiares. Demasiado como para que pudiera confundirlas, pese a la confusión que me había provocado aquel maldito caos. Me di la vuelta ipsofacto y ahí estaban ellas, magulladas y con algún que otro corte producto del golpe que les había producido el impacto del peñasco y el consecuente vuelo.
-¡Mamá! ¡Setsuna-sensei!-
Quise correr hacía ellas pero algo me lo impidió.
Fui golpeado, mi hombro fue rajado y noté un fuerte tirón en mi coleta. Para cuando quise girarme para ver qué pasaba ya estaba suspendido en el aire en dirección al centro de la arena.
-¡NOOOOOOOOOO!-
Fui lo único que llegué a percibir para darme cuenta de que estaba envuelto en una situación de extremo peligro. Trataba de revolverme, liberarme de las ataduras de aquella zarpa marron tan gruesa pero era en vano. Instantes después vi la muerte delante de mis narices, mirandola sin aparente miedo — aunque todo era pura fachada — y la desafiaba mirándole a los ojos.
-¡Que me sueltes maldito monstruo!-
Sí, me soltó. Pero no en el lugar donde una cabría esperar, o mejor dicho desear. Lo hizo en el interior de sus fauces. Me acababa de convertir en su puto tentempié.
En un acto reflejo saqué el kunai de mi portaobjetos y antes de descender pro su garganta trate de clavarlo donde pude con el claro objetivo de no viajar hasta una muerte segura.
*Lo logré*
Y lo había hecho en un primer momento pero el filo de aquel arma era demasiado pequeña como para que sirviese de buen anclaje y finalmente descendí irremediablemente. Cada vez era más oscuro y al final me llevé el inevitable golpe.
Alguna que otra vuelta de campana, hice un poco la croqueta y luego a la cabeza, golpeando previamente a la placa metálica de la bandana que tenía colocada en la frente.
En un primer instante estaba algo aturdido por el propio golpe. Además, trataba de asimilar lo que acababa de ocurrir, ¿De verdad iba a morir tan joven?
*Joder, joder, joder...*
Entre bufidos, saliendome el corazón por la boca y los pulmones prácticamente hiperventilando me incorporé. Algún que otro quejido se escapó también y para más inri no veía más allá de unos pocos metros, puede que incluso menos. Además esa sensación... ¿Qué diantres era aquello? ¿Estaba flotando?
Sabía que tratar de calmarme iba a ser prácticamente inútil y no podía quitarme de la cabeza aquella imagen, mirándole a los ojos a aquella bestia de los infiernos y después como me comió.
Debía estar muerto ya. Y lo peor de todo, había fracasado. Había decepcionado a la Kuromibojin. Así que aquello era justamente lo que me merecía.
-¡Yota!-
Aquellas dos simples palabras fueron una sensación de alivio tremenda para el nivel de estrés que estaba soportando. Eran muy familiares. Demasiado como para que pudiera confundirlas, pese a la confusión que me había provocado aquel maldito caos. Me di la vuelta ipsofacto y ahí estaban ellas, magulladas y con algún que otro corte producto del golpe que les había producido el impacto del peñasco y el consecuente vuelo.
-¡Mamá! ¡Setsuna-sensei!-
Quise correr hacía ellas pero algo me lo impidió.
Fui golpeado, mi hombro fue rajado y noté un fuerte tirón en mi coleta. Para cuando quise girarme para ver qué pasaba ya estaba suspendido en el aire en dirección al centro de la arena.
-¡NOOOOOOOOOO!-
Fui lo único que llegué a percibir para darme cuenta de que estaba envuelto en una situación de extremo peligro. Trataba de revolverme, liberarme de las ataduras de aquella zarpa marron tan gruesa pero era en vano. Instantes después vi la muerte delante de mis narices, mirandola sin aparente miedo — aunque todo era pura fachada — y la desafiaba mirándole a los ojos.
-¡Que me sueltes maldito monstruo!-
Sí, me soltó. Pero no en el lugar donde una cabría esperar, o mejor dicho desear. Lo hizo en el interior de sus fauces. Me acababa de convertir en su puto tentempié.
En un acto reflejo saqué el kunai de mi portaobjetos y antes de descender pro su garganta trate de clavarlo donde pude con el claro objetivo de no viajar hasta una muerte segura.
*Lo logré*
Y lo había hecho en un primer momento pero el filo de aquel arma era demasiado pequeña como para que sirviese de buen anclaje y finalmente descendí irremediablemente. Cada vez era más oscuro y al final me llevé el inevitable golpe.
Alguna que otra vuelta de campana, hice un poco la croqueta y luego a la cabeza, golpeando previamente a la placa metálica de la bandana que tenía colocada en la frente.
En un primer instante estaba algo aturdido por el propio golpe. Además, trataba de asimilar lo que acababa de ocurrir, ¿De verdad iba a morir tan joven?
*Joder, joder, joder...*
Entre bufidos, saliendome el corazón por la boca y los pulmones prácticamente hiperventilando me incorporé. Algún que otro quejido se escapó también y para más inri no veía más allá de unos pocos metros, puede que incluso menos. Además esa sensación... ¿Qué diantres era aquello? ¿Estaba flotando?
-ME CAGO EN MI PUTA VIDA-
Sabía que tratar de calmarme iba a ser prácticamente inútil y no podía quitarme de la cabeza aquella imagen, mirándole a los ojos a aquella bestia de los infiernos y después como me comió.
Debía estar muerto ya. Y lo peor de todo, había fracasado. Había decepcionado a la Kuromibojin. Así que aquello era justamente lo que me merecía.
![[Imagen: K1lxG4r.png]](https://i.imgur.com/K1lxG4r.png)
![[Imagen: dlinHLO.png]](https://i.imgur.com/dlinHLO.png)
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa