24/06/2016, 20:55
Mantener el equilibrio cada vez se le hacía más y más complicado. Pronto, la muchedumbre había comenzado a guiar sus pasos. Estaba siendo arrastrado hacia su izquierda, y ni si quiera recordaba haber dado un paso a favor de esa dirección.
Un fuerte golpe le mareó. Trató de aferrarse a la camiseta de alguien que tenía delante, un hombre alto de espalda ancha. Sin embargo, ni si quiera eso fue suficiente. Su mano cayó, llevándose con ella un trozo de la camiseta azulada de aquel hombre, y Juro cayó sin remedio.
"¡No!"
La cabeza le daba vueltas. Ni si quiera pudo darse cuenta de que el que se encontraba debajo suyo, era su propio compañero. Él tampoco pareció darse cuenta.
Pronto, sintió una fuerte opresión. Más personas cayeron encima. Estaba dentro de aquella avalancha de gente, y si seguía así, acabaría sepultado entre la multitud. Aplastado por los civiles a los que se supone que tenía que proteger. Era como mínimo, irónico.
"Tengo que salir de aquí. Tengo que salir de aquí"
Pataleó al igual que los que tenía encima, trató de empujarles con toda la fuerza que poseían sus endebles brazos. Entonces se llevó otro golpe, en el pecho, que le dejó sin respiración. Sintió una profunda rabia hacia si mismo. ¡Era un ninja! ¡No podía tener una muerte tan estúpida!
Luego, la rabia paso a volverse desesperación otra vez.
Ausentemente, pensó en que si podía mover las piernas, significaba que no estaban rotas aun. La gente aun no era un gran peso tan grande. Pero si lo suficiente para atraparle.
"Lo siento mucho señor, pero yo tengo que escapar. No voy a morir aquí... Mi hermana esta en alguna parte, esperándome..."
Con toda la rapidez que pudo, y quizá con las pocas fuerzas que tenía, realizó dos simples sellos. Si ellos querían huir y levantarse, Juro les pensaba ayudar.
Una corriente de viento surgiría de la propia mano de Juro, que se situaba sobre la carga que tenía encima. La corriente, por supuesto, no era dañina. Era la única técnica que podía utilizar sin dejarle un cargo de conciencia. Una simple corriente de viento, lo suficientemente fuerte como para apartar a los que tenía encima, y quizá empujar a la gente que se encontraba más cerca. Sin embargo, debido al rango y a la dirección - lo había hecho justamente para apartarles, no con otro objetivo - no esperó lograr mucho con la gente.
Pensó en imponer orden, como el ninja que era. Pero los recuerdos de los pisotones y los golpes afloraron en él. No, él no podía calmar una muchedumbre asustada. El miedo era la peor arma de todas.
Así que, sin poder vislumbrar nada más que así mismo y a la gente, escapó. El corazón le latía a toda velocidad, como un recordatorio de lo que podría haberle sucedido. No pudo localizar a Kazuma entre la multitud.
Aprovechando el momento en que estaba libre, no se lo pensó dos veces. Con el tiempo que había ganado, se apartó de la muchedumbre y saltó, buscando encontrar una zona segura donde poder caer, lejos del tumulto.
Un fuerte golpe le mareó. Trató de aferrarse a la camiseta de alguien que tenía delante, un hombre alto de espalda ancha. Sin embargo, ni si quiera eso fue suficiente. Su mano cayó, llevándose con ella un trozo de la camiseta azulada de aquel hombre, y Juro cayó sin remedio.
"¡No!"
La cabeza le daba vueltas. Ni si quiera pudo darse cuenta de que el que se encontraba debajo suyo, era su propio compañero. Él tampoco pareció darse cuenta.
Pronto, sintió una fuerte opresión. Más personas cayeron encima. Estaba dentro de aquella avalancha de gente, y si seguía así, acabaría sepultado entre la multitud. Aplastado por los civiles a los que se supone que tenía que proteger. Era como mínimo, irónico.
"Tengo que salir de aquí. Tengo que salir de aquí"
Pataleó al igual que los que tenía encima, trató de empujarles con toda la fuerza que poseían sus endebles brazos. Entonces se llevó otro golpe, en el pecho, que le dejó sin respiración. Sintió una profunda rabia hacia si mismo. ¡Era un ninja! ¡No podía tener una muerte tan estúpida!
Luego, la rabia paso a volverse desesperación otra vez.
Ausentemente, pensó en que si podía mover las piernas, significaba que no estaban rotas aun. La gente aun no era un gran peso tan grande. Pero si lo suficiente para atraparle.
"Lo siento mucho señor, pero yo tengo que escapar. No voy a morir aquí... Mi hermana esta en alguna parte, esperándome..."
Con toda la rapidez que pudo, y quizá con las pocas fuerzas que tenía, realizó dos simples sellos. Si ellos querían huir y levantarse, Juro les pensaba ayudar.
Una corriente de viento surgiría de la propia mano de Juro, que se situaba sobre la carga que tenía encima. La corriente, por supuesto, no era dañina. Era la única técnica que podía utilizar sin dejarle un cargo de conciencia. Una simple corriente de viento, lo suficientemente fuerte como para apartar a los que tenía encima, y quizá empujar a la gente que se encontraba más cerca. Sin embargo, debido al rango y a la dirección - lo había hecho justamente para apartarles, no con otro objetivo - no esperó lograr mucho con la gente.
Pensó en imponer orden, como el ninja que era. Pero los recuerdos de los pisotones y los golpes afloraron en él. No, él no podía calmar una muchedumbre asustada. El miedo era la peor arma de todas.
Así que, sin poder vislumbrar nada más que así mismo y a la gente, escapó. El corazón le latía a toda velocidad, como un recordatorio de lo que podría haberle sucedido. No pudo localizar a Kazuma entre la multitud.
Aprovechando el momento en que estaba libre, no se lo pensó dos veces. Con el tiempo que había ganado, se apartó de la muchedumbre y saltó, buscando encontrar una zona segura donde poder caer, lejos del tumulto.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60