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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#41
Le había golpeado con todas sus fuerzas. Unas fuerzas incluso revitalizadas con la borboteante energía que la llenaba. Pero aunque el impacto retumbó en cada fibra de su ser, el cuerpo del titánico monstruo apenas flaqueó un instante...

Y entonces una estridente carcajada, que parecía salida de sus más terroríficas pesadillas, resonó en sus oídos y le puso la carne de gallina.

«¡Oh, no!» No pudo hacer nada por evitar lo que ocurrió a continuación. La zarpa libre del tanuki se cerró en torno a su cuerpo y sus dedos comenzaron a constreñirla en un abrazo mortal.

Iba a asfixiarla, como ya lo intentaron hacer los matones de las apuestas.

—No... puedes... retener... al... ag...

Pero ni siquiera fue capaz de terminar la frase. Y cuando intentó utilizar su técnica estrella para transformar su cuerpo en agua y escurrirse de entre los dedos de la bestia, comprobó horrorizada que algo no marchaba bien. Algo extraño se colaba dentro de ella, la arañaba, se mezclaba con su agua y la hacía sentirse terriblemente pesada. Sólo al cabo de varios segundos, cuando miró a su alrededor, se dio cuenta de que la garra del monstruo que la apresaba parecía estar formada por... ¿arena?

—Ma... ¡Ah! —quiso maldecir, pero su maldición se convirtió en un gañido de dolor cuando la presión aumentó aún más. No tenía manera de escapar, el bijū seguía riéndose de aquella manera tan escalofriante, y cuando Ayame miró a su alrededor pudo comprobar que Eri se encontraba en una situación similar a la suya, atrapada entre brazos de arena que habían surgido de su mismo brazo.

Ya no sólo tenía a aquel chico de Uzushiogakure. Las tenía a ellas dos.

Todo parecía perdido para todos. Sólo era cuestión de tiempo que el bijū decidiera dar por terminado aquel juego y destruyera todo el estadio con su arrasador poder. Y en el momento en el que la abandonó toda esperanza, un destello carmesí la cegó momentáneamente.

—¡¡Fuujin: Bunkatsuken!!

Aquella voz precedió a un frenético revuelo. El tanuki aulló en un alarido de sufrimiento que por poco le rompió los tímpanos a Ayame. La presión en torno a su cuerpo desapareció de repente, y la gravedad tiró de ella para salvarla de su prisión hasta estamparla contra el suelo. Su cuerpo, licuado a medias y contaminado por aquella endemoniada arena, produjo una débil salpicadura en el momento del impacto. Con un gemido ahogado, Ayame recuperó su forma corpórea y entreabrió los ojos. A pocos metros de su posición, Eri, el chico rubio de Uzushiogakure y otro de cabellos rojos que no tardó en reconocer yacían de cualquier manera en el suelo como ella. La única que se encontraba de pie era una mujer de largos cabellos y uno de sus ojos ocultos tras una maraña de vendas que sostenía una espada que refulgía como una estrella roja.

¿Había sido ella su salvadora? Le sonaba haberla visto en alguna parte pero no lograba recordar dónde ni cuándo...

Frente a ellos, el bijū se revolvía descontrolado y malherido. De alguna manera, la mujer parecía haber sido capaz de seccionar su cuerpo en dos con aquella extraña espada, pero la arena luchaba por volverse a unir de nuevo en una.

—¡Ahora, ahora!

La Uzukage apareció repentinamente frente a ellos y, tras entrelazar las manos en una secuencia de sellos, de su misma espalda surgieron varias decenas de cadenas que se anclaron entre los restos del cuerpo del tanuki.

—No... por favor... —suplicó una debilitada Ayame, que había apoyado la mano sobre la arena y luchaba por ponerse de nuevo en pie.

Bajo los pies de la líder del Remolino había aparecido un círculo de luz surcado por caracteres que no supo descifrar, pero de él surgió una fina línea que se extendió hasta tocar los pies del bijū y un aura pálida envolvió a la bestia. Ayame jadeó, angustiada, con una angustiosa sensación de familiaridad recorriendo su cuerpo en forma de escalofrío.

—Yubiwa... Tu chico —ordenó, y el Kawakage se volvió hacia su subordinado.

—No lo hagáis...

—Por las buenas... ¿O por las malas?

El terror y la rabia la inundaron. Las lagrimas rodaban desesperadas por sus mejillas, pero no duraban más que unos pocos segundos antes de evaporarse y perderse. La capa de chakra borboteaba a su alrededor como una olla a presión a punto de estallar y su corazón latía alocado en sus sienes. Tenía que hacer algo. Tenía que impedir como fuera que convirtieran a Datsue en alguien como ella misma.

No podían existir más monstruos.

Y se olvidó de que era una simple hormiga al designio de otros señores mucho más poderosos que ella. Sentía ganas de defender, de proteger e iba a morderles por conseguirlo.

Clavó las manos sobre la tierra y chilló. Chilló con toda su desesperanza y su desesperación. Nunca había chillado de aquella manera, y su voz se amplificó y potenció con su propio chakra y la energía salvaje que la recorría...

¤ Koedō: Ningyo no Umeki
¤ Camino de la voz: Lamento de la Sirena
- Tipo: Apoyo
- Rango: D
- Requisitos: Ninjutsu 15
- Gastos: 15 CK
- Daños: -
- Efectos adicionales: Expulsa y aturde a un enemigo
- Sellos: Dragón
- Velocidad: Instantánea
- Alcance y dimensiones:
  • El efecto de la voz abarca un área de cuatro metros de longitud y tres de ancho en forma de cono desde la posición del usuario.
  • El afectado por la técnica podrá salir despedido hasta cinco metros en la dirección contraria.
La primera y más básica de las técnicas de voz desarrollada por Ayame.

Acumulando el chakra en sus cuerdas vocales, la kunoichi es capaz de pegar un chillido brutalmente potenciado con esta energía. La onda sonora se convierte en una onda de choque y al impactar contra un objetivo no sólo es capaz de repelerlo y expulsarlo hacia atrás; sino que además, la potencia del sonido afecta a la estructura de su oído interno, aturdiéndole y desorientándole durante unos instantes.

Esta técnica es un arma de doble filo, sin embargo. El alarido potenciado con chakra es tan fuerte que también afecta a las cuerdas vocales de Ayame, por lo que es incapaz de volver a usar esta técnica durante los próximos tres turnos. Del mismo modo, usos repetidos de esta harían que el enemigo se acostumbrara al sonido; y, aunque se verían repelidos de la misma manera, el aturdimiento cada vez sería menor.
[Imagen: kQqd7V9.png]
Sprite por Karvistico.


—Habitación de Ayame: Link

No respondo dudas por MP.
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Mensajes en este tema
RE: [Final de Saga] El ataque del Shukaku - por Yuki - 14/06/2016, 22:44
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RE: [Final de Saga] El ataque del Shukaku - por Ritsuko - 21/06/2016, 23:46
RE: [Final de Saga] El ataque del Shukaku - por Yuki - 22/06/2016, 22:55
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RE: [Final de Saga] El ataque del Shukaku - por Aotsuki Ayame - 28/06/2016, 15:17
RE: [Final de Saga] El ataque del Shukaku - por Koko - 28/06/2016, 20:37
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RE: [Final de Saga] El ataque del Shukaku - por Yuki - 28/06/2016, 23:32


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