28/06/2016, 21:09
Los ataques de Ritsuko habían hecho blanco pero no como se lo esperaba, uno de los brazos falló totalmente y pasó de largo hasta dejarle una herida superficial en el pecho al niño y en consecuencia este se desplomó lloriqueando, aunque para la distorsionada vista de la pelirroja este parecía inerte, como si estuviese muerto y…
—¡Te he dicho que no lo mates! ¡Soy tu madre! ¡Deberías hacerme caso! —Le gritó la mujer a la que tanto apreciaba.
Al instante en que esas palabras resonaron en la mente de la chica, esta se quedó de piedra, mirando al niño con manos temblorosas incapaz de entender lo que había sucedido.
—Pero… No quería… —Soltó nerviosa la chica con su mirada en manos, no había nada en ellas pero en una de las cuchillas pudo divisar algo de sangre del contrario.
—¡Eres una inconsciente, Ritsuko! ¡Has matado a un niño, miralo, miralo, está muerto!
—Lo quería llevar con Yubiwa… —Balbuceó ahora entre sollozos mientras lentamente desviaba la mirada al crío que seguía allí en el piso.
La kunoichi no podía evitarlo, las palabras de su madre tenían demasiado valor en su mente y para colmo con tantos nervios y miedo comenzaba a hacerle un eco ensordecedor en la cabeza que le terminaría por reventar la cabeza.
Fue así como la pelirroja se vio incapaz de reaccionar ante el chico que se había puesto en pie y habría gritado antes de clavarle el puñal en el vientre, sin nada que lo evitase de por medio y por ende comenzó a perder sangre a montones en el mismo instante en que ese filo le atravesó la carne.
~No lo maté… ~Pensó la chica ya que las palabras se negaron a salir de su boca y segundos después terminó por caer de rodillas presa del pánico y el dolor. ~No lo maté, mamá… ~Repitió en su cabeza mientras lágrimas caían por sus mejillas y poco después todo su cuerpo terminó en el suelo mientras abrazaba su propio vientre con ambas manos como si aquello fuese a ayudarle con la hemorragia.
~Está vivo… ~Decía en su cabeza como si realmente fuese un logro, por lo menos así su madre debería dejar de regañarla.
—¡Te he dicho que no lo mates! ¡Soy tu madre! ¡Deberías hacerme caso! —Le gritó la mujer a la que tanto apreciaba.
Al instante en que esas palabras resonaron en la mente de la chica, esta se quedó de piedra, mirando al niño con manos temblorosas incapaz de entender lo que había sucedido.
—Pero… No quería… —Soltó nerviosa la chica con su mirada en manos, no había nada en ellas pero en una de las cuchillas pudo divisar algo de sangre del contrario.
—¡Eres una inconsciente, Ritsuko! ¡Has matado a un niño, miralo, miralo, está muerto!
—Lo quería llevar con Yubiwa… —Balbuceó ahora entre sollozos mientras lentamente desviaba la mirada al crío que seguía allí en el piso.
La kunoichi no podía evitarlo, las palabras de su madre tenían demasiado valor en su mente y para colmo con tantos nervios y miedo comenzaba a hacerle un eco ensordecedor en la cabeza que le terminaría por reventar la cabeza.
Fue así como la pelirroja se vio incapaz de reaccionar ante el chico que se había puesto en pie y habría gritado antes de clavarle el puñal en el vientre, sin nada que lo evitase de por medio y por ende comenzó a perder sangre a montones en el mismo instante en que ese filo le atravesó la carne.
~No lo maté… ~Pensó la chica ya que las palabras se negaron a salir de su boca y segundos después terminó por caer de rodillas presa del pánico y el dolor. ~No lo maté, mamá… ~Repitió en su cabeza mientras lágrimas caían por sus mejillas y poco después todo su cuerpo terminó en el suelo mientras abrazaba su propio vientre con ambas manos como si aquello fuese a ayudarle con la hemorragia.
~Está vivo… ~Decía en su cabeza como si realmente fuese un logro, por lo menos así su madre debería dejar de regañarla.