28/06/2016, 23:27
Las personas por lo general nunca escuchan lo que Tatsuya dice, no les importa su opinión y Anzu no era la excepción a esa norma. La kunoichi rechazó el ofrecimiento de su compañero y decidió camuflarse con el ambiente utilizando un ninjutsu básico. La táctica de la morena era mucho mejor que la del espadachín por obvias razones, pero no porque a él no se le pudiese haber ocurrido tal cosa, sino porque carecía de la capacidad de usar el Henge no Jutsu.
Los encapuchados entraron a los sanitarios y empezaron a examinar la habitación. El de cabellos azabache contuvo la respiración, el más mínimo indicio de su presencia podría ser su fin.
Mientras permanecía oculto pudo escuchar la conversación que mantenían los misteriosos personajes, todo lo que dijeran podría ser información valiosa.
—¡Tío! ¡Que no va a haber nadie cagando con la que se ha liado, coño! ¡Siempre actúas como un paranoico!
—¡Actúo como tiene que actuar alguien con tanta responsabilidad a nuestras espaldas! Eres la vergüenza del cuerpo de inteligencia, Tamae.
No tardó en deducir que aquel par eran espías, pero, ¿por qué estaban en ese lugar al momento del ataque? ¿qué estaban buscando? ¿para quién trabajaban? No importaba cuantas preguntas se hiciera, no encontraría las respuestas, ya tendría tiempo después para dilucidar sobre al asunto. Lo siguiente que escuchó fue cómo se marchaban de la habitación, el resto de la conversación no fueron más que murmullos ininteligibles para sus oídos.
"Fuff, no me lo puedo creer"
Se habían salvado por el descuido de ese tal Tamae, aunque Tatsuya no estaba del todo tranquilo aún, no quiso salir de su escondite hasta asegurarse de que se habían alejado lo suficiente de su posición. Lentamente se asomó por detrás de la puerta mientras intentaba localizar a su compañera respiró hondo, tenían un problema menos, pero aún estaba el riesgo de que el Ichibi los aplastase.
—Anzu-chan— Hablaba quedo, no por precaución sino porque aún no se le pasaba el susto. —Tenemos que irnos, esto lo tiene que saber Kawakage-sama.— El no se daba cuenta, pero estaba sudando frío.
La estructura se les podía venir encima en cualquier momento, pero debían cuidar de no toparse con el par misterioso mientras trataban de buscar una salida. Ahora que caía en cuenta, se fijó que estaban en los sanitarios, y que además poco antes la había tomado por la fuerza. Víctima de un efecto retardado, se ruborizó y le pidió disculpas.
—¡Perdóname!— Reverenció de repente, con una inclinación mucho más pronunciada debido al nivel de la falta, entre tantas cosas ya no sabía ni lo que hacía.
Los encapuchados entraron a los sanitarios y empezaron a examinar la habitación. El de cabellos azabache contuvo la respiración, el más mínimo indicio de su presencia podría ser su fin.
Mientras permanecía oculto pudo escuchar la conversación que mantenían los misteriosos personajes, todo lo que dijeran podría ser información valiosa.
—¡Tío! ¡Que no va a haber nadie cagando con la que se ha liado, coño! ¡Siempre actúas como un paranoico!
—¡Actúo como tiene que actuar alguien con tanta responsabilidad a nuestras espaldas! Eres la vergüenza del cuerpo de inteligencia, Tamae.
No tardó en deducir que aquel par eran espías, pero, ¿por qué estaban en ese lugar al momento del ataque? ¿qué estaban buscando? ¿para quién trabajaban? No importaba cuantas preguntas se hiciera, no encontraría las respuestas, ya tendría tiempo después para dilucidar sobre al asunto. Lo siguiente que escuchó fue cómo se marchaban de la habitación, el resto de la conversación no fueron más que murmullos ininteligibles para sus oídos.
"Fuff, no me lo puedo creer"
Se habían salvado por el descuido de ese tal Tamae, aunque Tatsuya no estaba del todo tranquilo aún, no quiso salir de su escondite hasta asegurarse de que se habían alejado lo suficiente de su posición. Lentamente se asomó por detrás de la puerta mientras intentaba localizar a su compañera respiró hondo, tenían un problema menos, pero aún estaba el riesgo de que el Ichibi los aplastase.
—Anzu-chan— Hablaba quedo, no por precaución sino porque aún no se le pasaba el susto. —Tenemos que irnos, esto lo tiene que saber Kawakage-sama.— El no se daba cuenta, pero estaba sudando frío.
La estructura se les podía venir encima en cualquier momento, pero debían cuidar de no toparse con el par misterioso mientras trataban de buscar una salida. Ahora que caía en cuenta, se fijó que estaban en los sanitarios, y que además poco antes la había tomado por la fuerza. Víctima de un efecto retardado, se ruborizó y le pidió disculpas.
—¡Perdóname!— Reverenció de repente, con una inclinación mucho más pronunciada debido al nivel de la falta, entre tantas cosas ya no sabía ni lo que hacía.